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INFERENCIAS DISCURSIVAS Y TEXTUALESEl texto o discurso se puede concebir como un compromiso entre un conjunto de información codificable y otro conjunto de información inferible. Las investigaciones se han articulado en torno a varias opciones:
Respecto a la primera hay que distinguir entre:
Haviland y Clark consideran a las inferencias necesarias inferencias puente, que en lógica y lingüística se llaman implicaturas. Estos autores han demostrado que las oraciones de prueba que exigen inferencias puente o implicaturas tardan más tiempo en comprenderse que aquellas que no las requieren. Las inferencias puente también han recibido el nombre de inferencias retrospectivas, dado que implican la relación entre una unidad lingüística y otra anterior a la que ésta debe ser ligada. También existen otras inferencias de carácter prospectivo que se denominan optativas o elaborativas, cuya función está más ligada a rellenar lagunas. La diferencia procesual clara entre inferencia puente y elaborativas es que la primeras se realizan en actividades de comprensión e implican la evaluación de conocimientos generales o entinemas. La dificultad de comprensión de los inputs que implican inferencias puente depende de la dificultad de acceso a los entinemas que corresponden con éstas y de la dificultad para evaluarlos. Principio importante: las funciones de comprensión son capaces de hacer variar el nivel de profundidad de las representaciones que son producto de ellas. Las inferencias elaborativas forman parte de componentes más interactivos y sensibles a los procesos del pensamiento en función de un conjunto variado de factores. Las inferencias puente por su parte, definen la coherencia del texto e intervienen en procesos de comprensión más automatizados. EL CONTRATO DADO-NUEVO Y LA COMPRENSIÓN DEL DISCURSOLa comprensión del discurso implica procesos de acceso a la memoria y recuperación de información previa ya almacenada, asimilación de ideas nuevas a las dadas, definición de puntos de anclaje, etc. Las inferencias puente son un ejemplo de procedimiento que asegura ese principio. La estrategia del discurso mínimo o tendencia a dar sólo la información relevante, se puede entender como concreciones de la estrategia de lo dado y lo nuevo. Clark y Haviland: los receptores esperan que los productores del discurso empleen información marcada como dada para referirse a la que ya poseen de antemano y marcada como nueva a la información que no conocen. De lo anterior se derivan muchos procesos que se dan en la compresión:
O sea, que los procesos de comprensión se entienden como actividades cooperativas dentro de los sistemas cognitivos que elaboran nuevos conjuntos de información a partir de la que está previamente compartida, llegando por tanto a la conclusión de que los componentes receptivos y productivos del lenguaje son enormemente dependientes. TEMA 8 LA PRODUCCIÓN DEL LENGUAJE La producción del lenguaje ha sido hasta hace poco un proceso poco conocido, debido a las dificultades de tipo metodológico para poder estudiarlo a través de métodos experimentales, por lo que ha sido abordado con escepticismo por los psicólogos científicos y relegado a un 2º plano, dando prioridad a la comprensión del lenguaje que es más abordable experimentalmente. El investigador al responder a la pregunta ¿qué hacen las personas para decir aquello que han pensado decir? ¿de donde vienen las oraciones? tiene que explicar como experiencias internas, (algo privado y no observable) se transforma en algo que puede ser percibido, analizado e interpretado por otras personas, es decir en algo observable. El investigador debe abordar un proceso que sólo es observable en su última fase. A diferencia de lo que ocurre con la compresión, el investigador ahora no manipula o controla las variables que influyen en el imput (ideas, creencias o motivaciones del hablante), ni tampoco puede restringir los tipos de respuestas que el sujeto debe dar, sino que dispone de un output (cadena de sonidos que constituyen el habla, o los signos que constituyen la escritura) que sí es directamente observable y a la vez, medible. Pese a las limitaciones metodológicas, en los últimos años los investigadores han conseguido desvelar, muchos de los secretos de este proceso. LA ACTIVIDAD DE PRODUCCIÓN DEL LENGUAJE COMO OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN PSICOLINGÜISTICA: UNA CARACTERIZACIÓN GENERAL ¿Cómo hablamos? ¿Qué ocurre desde que pensamos decir algo hasta que articulamos los sonidos concretos que expresan y permiten a otros percibir nuestro mensaje?. Aparentemente las personas cuando utilizan una lengua que dominan parece que realizan poco esfuerzo y que lo hacen con gran rapidez. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué basta con lo que se quiera decir para que las ideas se conviertan en palabras de forma automática? ¿El habla es un proceso directivo?. Para hacer una 1ª reflexión sobre estas preguntas, imaginemos p.ej: como hablarían dos amigos que discuten, un profesor explicando una lección, un turista con escaso conocimiento del idioma preguntando algo, o un niño caprichoso pidiendo una golosina. Pese a las grandes diferencias en su forma de hablar, todos realizan una misma forma de actividad, la cual se puede caracterizar de diferentes modos. Todos expresan con mayor o menor fluidez, algo que previamente parecen conocer (contenido conceptual de los mensajes). Por lo tanto podemos decir que durante la actividad del habla, los sujetos deben seleccionar el contenido de sus mensajes a partir de representaciones previamente activadas o disponibles en su memoria de trabajo; en definitiva deben realizar procesos atencionales, motivacionales y mnésicos. También se podría decir que la selección de una cierta representación como contenido potencial de un mensaje lingüístico implica realizar ciertas operaciones mentales: su elección frente a otra alternativa, o la trasformación de contenidos de conocimiento vagos o inconcretos. Procesos de producción del lenguaje La actividad del habla se asienta en 3 tipos de procesos:
Los procesos anteriores (cognitivos y gramaticales) pueden ser necesarios, pero no suficientes para caracterizar la producción verbal. El sujeto habla para algo: informar, preguntar, pedir, contactar, lo que daría paso al siguiente proceso:
La producción del lenguaje puede ser identificada como la actividad mediante la cual los sujetos pueden expresar intenciones comunicativas mediante la construcción de combinaciones regladas de signos lingüísticos. Hay unas preguntas: ¿Cómo explica este proceso la Psicología científica? ¿Qué relación guarda la intención inicial de comunicar algo con las palabras y sonidos que finalmente son articulados y expresan algo? ¿Qué procesos intervienen y permiten dar forma lingüística a nuestras ideas?. A lo largo de la historia se han respondido a estas preguntas de formas muy diversas:
Las explicaciones psicológicas de la producción del lenguaje han diferenciado distintos componentes funcionales o fases: James y Wundt: pueden definirse a partir de analizar la participación de la conciencia en ellas o componentes funcionales. “¿No se ha preguntado nuca el lector?-preguntaba James en sus Principles of Psychology (1890)- qué clase de hecho mental es la intención de decir una cosa antes de decirla. Se trata de una intención completamente definida, distinta de todas las otras intenciones y, por tanto, de un estado de conciencia absolutamente distinto... Esta intención, una vez definida, se demora y las palabras y las cosas vienen a la mente (...) En cuanto llegan las palabras que lo reemplazan, les va dando la bienvenida, aceptándolas si concuerdan con él, rechazándolas y tildándolas de erróneas si no lo hacen” James interpreta la producción verbal como que la intención comunicativa (la identificaba con un cierto estado de conciencia) determina la estructura de las locuciones hasta en sus detalles léxicos más concretos. Pero, desde una perspectiva cognitiva moderna, esta caracterización resulta demasiado general e imprecisa, además existen razones sobradas para suponer que en la ejecución de los procesos que intervienen, la conciencia no ejerce un papel necesario ni funcionalmente importante. Los psicolingüistas de inspiración cognitiva tienden a distinguir en el proceso de la producción del lenguaje 3 fases o componentes de procesamiento distintos. Modelo de Levelt
Cuando analizamos conjuntamente estas 3 fases, resulta obvio que la producción del lenguaje es una actividad que exige la participación de componentes de información y de procesamiento muy distintos entre sí (comunicativos, conceptuales, gramaticales, motores). Ahora preguntamos: ¿cuáles de estos componentes integramos en una teoría psicolingüistica de la producción verbal? ¿debe esta teoría dar cuenta de todos los factores y procesos lingüísticos y no lingüísticos que intervienen o que pueden influir en las distintas fases del habla, o solamente aquellos que implican la utilización de información propiamente lingüística?. Estas preguntas provocan una controversia permite diferenciar entre varias alternativas teóricas. Se pueden destacar entre las más importantes: funcionalistas versus formalistas, o otras veces denominado también tradición psicológica versus tradición lingüística (pg. 247).
Un criterio distinto de la anterior controversia, aunque no del todo independiente de él, es el que obliga a diferenciar entre otros 2 grandes tipos o categorías de modelos: modelos de producción de oraciones o enunciados individuales y los modelos de producción de discursos complejos. El estudio empírico de la producción verbal se ha centrado principalmente en la producción de oraciones individuales, debido, en parte, a la influencia que Chomsky ejerció sobre los primeros psicolingüistas. Esto permitió a los investigadores centrar su atención en el análisis de respuestas relativamente independientes del contexto, que a la vez, parecían las más adecuadas de cara a la elaboración de modelos de la arquitectura funcional del sistema de procesamiento del lenguaje. Desde los años 70, como consecuencia del desarrollo de la “lingüística textual” (pg. 275), del progresivo interés de los psicólogos cognitivos por unidades más molares de representación y del desarrollo de técnicas cada vez más sofisticadas en la simulación del lenguaje con ordenadores, se produjo un giro importante en dirección a la elaboración de modelos de producción de secuencias multioracionales o discursos. Desde un punto de vista cuantitativo, en las últimas décadas, los estudios psicolingüísticos se han inclinado a favor de los modelos de producción de oraciones. Las discrepancias entre los 2 modelos radican en:
PROCESOS INICIALES DE LA PRODUCCIÓN DE ORACIONES: LA PLANIFICACIÓN CONCEPTUAL DE LOS MENSAJES Hemos visto que la producción del lenguaje es una actividad en cuya ejecución intervienen 3 fases de procesamiento: planificación conceptual (inicial), codificación lingüística (intermedio) y procesos periféricos o de articulación. Desde una perspectiva cognitiva, el inicio de la actividad de producción del lenguaje está ligado a una serie de operaciones no específicamente lingüísticas (operaciones conceptuales), ya que no implican el uso del conocimiento gramatical. Éstas implican la concepción, por parte del sujeto, de cierto significado y de cierta intención comunicativa, que deben ser codificadas, en un momento posterior, en un mensaje lingüístico. Para que la comunicación sea eficaz, este significado y esta intención deben poder ser identificados y reconocidos por el interlocutor u oyente a partir del análisis de la cadena hablada o escrita producida por el hablante. Desde este punto de vista las cuestiones a resolver desde el marco cognitivo de la producción del lenguaje serían:
El interés psicolingüístico por analizar los procesos de planificación conceptual de los mensajes, debe ser delimitado. El psicolingüista debe explicar cómo, una vez definida una intención o contenido comunicativo, el sistema cognitivo es capaz de realizar las operaciones que hacen efectiva su realización lingüística; lo que en ningún caso es competencia suya (tema 2), es la explicación de las motivaciones generales por las que el hablante, en un momento dado decide o prefiere comunicar a su interlocutor un significado o una intención y no otro u otra distinta. El alcance exacto de las nociones “planificación conceptual” o “definición de la intención comunicativa inicial” durante la producción del lenguaje todavía no es muy nítido. Por definición todo enunciado expresa o realiza un significado o intención comunicativa, pero no es verdad que cada significado o intención comunicativa se realice mediante un único enunciado lingüístico. Por ejemplo, un profesor que comenta sus vacaciones con sus compañeros, tiene intenciones comunicativas relativamente bien definidas, va a informar sobre algo que ha hecho. Sin embargo, estas intenciones no pueden realizarse lingüísticamente si no es a través de una serie de enunciados, cada uno de los cuales expresa significados o proposiciones parciales que pueden quedar individualizados mediante un análisis lingüístico. Por el contrario, la persona que responde “No, gracias” al ofrecimiento de un cigarrillo, realiza su intención comunicativa a través de un único enunciado gramatical. El paso de una representación conceptual del mensaje a la formulación de los enunciados lingüísticos no siempre es un paso directo. Por regla general, las representaciones del significado global de los mensajes no son sino representaciones de un texto-base en torno al que se va a estructurar el discurso y, por ello, deben ser transformadas en representaciones más y más específicas. Sólo cuando tales representaciones son tan concretas que permiten predicar algo acerca de algo, se puede decir que están en condiciones de servir como entrada a los procesos de codificación lingüística propiamente dicha. La codificación lingüística de los mensajes requiere la elaboración de representaciones individuales de significado intencional cuya estructura formal debe poder asimilarse, a grandes rasgos, a la que se define a través del concepto de proposición. ¿Cómo se elaboran estas representaciones iniciales durante la producción verbal? ¿Qué tipo de información contienen?:
Según Levelt, al analizar los procesos de conceptualización, cabría hablar de procesos de macroplanificación de los mensajes y de procesos de microplanificación de los mensajes.
Miguel se ha casado con Elena Elena se ha casado con Miguel
Pepe se irá de vacaciones estos días Creo que Pepe quería irse de vacaciones estos días.
El resultado final de la ejecución coordinada de los procesos de macro y microplanificación es, en la terminología de Levelt la representación denominada “mensaje preverbal” de la oración.
Según este autor, los marcadores de entrada deben ser entendidos como representaciones compuestas por unidades protoverbales, relativas a elementos y a relaciones entre elementos, que contienen información conceptual pero que no son en sí mismas palabras. P. ej: a) María tenía un corderito b) POSEEDOR-POSESIÓN María, ATRIBUTO cordero, pequeño. En opinión de este autor el ejemplo “b” sería un I-marker apropiado para la oración “a”. Schlesinger opina en la línea de Levelt, que estas representaciones contienen ya información específica acerca de cómo deben construirse los enunciados lingüísticos, por eso deben diferenciarse de nociones pre-teóricas más generales y abstractas como las que habitualmente se identifican en términos como los de “significado” o “intención” del mensaje. En la teoría de Schlesinger, estos marcadores de entrada se conciben como representaciones semánticas que se derivan de estructuras o representaciones cognitivas más generales, y guardan una estrechísima semejanza con la noción de proposición. Además estas representaciones se transformarían en oraciones mediante la simple aplicación, por el hablante de las reglas de realización. El modelo completo propuesto por Schlesinger incluye:
Estas reglas de realización, aunque similares a las reglas transformacionales propuestas en las gramáticas generativas, se diferencian de ellas en que las reglas de realización se han de aplicar a elementos individuales del mensaje, lo que implica que la codificación lingüística de las oraciones se interpreta como un proceso serial que exige la transformación de uno en uno de los componentes del I-marker en componentes o constituyentes lingüísticos. Los marcadores de entrada (I-markers) de Schlensinger, al igual que los mensajes preverbales de Levelt, constituyen representaciones funcionalmente intermedias entre los contenidos o intenciones seleccionados en la fase de conceptualización y las representaciones sobre las que operan los procesos de codificación o formulación lingüística. Estas representaciones intermedias contienen hipotéticamente información tanto sobre el significado del mensaje como sobre las condiciones estructurales mínimas que debe cumplir el mensaje. Por esta razón, y porque, por definición, todo mensaje lingüístico debe finalmente ser expresado en una lengua concreta, podría sostenerse la hipótesis de que para una misma intención comunicativa, hablantes de distintas lenguas elaboran mensajes preverbales distintos, toda vez que las alternativas y restricciones estructurales impuestas por sus respectivas gramáticas son asimismo distintas. |