Factores abióticos y factores limitantes de los ecosistemas.
La extensión de las praderas en estas cuencas señala la importancia de manejarlas de forma tal que retengan todas sus funciones. Se cree que los incendios naturales —típicamente causados por relámpagos— se presentan en las áreas húmedas entre una vez al año y cada tres años, mientras que en las áreas secas se presentan entre cada año y cada 20 años.
En este caso, el agua de lluvia, la humedad del suelo y los incendios naturales serían los factores abióticos.
Estos factores son también limitantes, ya que estas absorben el agua de lluvia para recargar los acuíferos, estabilizar los suelos y moderar la escorrentía, además, los incendios naturales regulan la densidad arbórea, impidiendo que las praderas se conviertan en bosques.
En los ecosistemas costeros, el cambio de clima puede complicar las presiones a las que se enfrentan debido a sus efectos adicionales como son las temperaturas más cálidas de las aguas oceánicas, la alteración de sus patrones de circulación, el cambio en la frecuencia de las tormentas y el aumento en el nivel del mar. El cambio de las concentraciones de CO2 en las aguas del océano también puede afectar la productividad marina e incluso modificar la tasa de calcificación de los corales. Aquí el clima y el CO2 actúan como factores limitantes.
La decoloración generalizada de corales observada durante “El Niño” de 1997-1998 es un ejemplo dramático del efecto que tiene el aumento de la temperatura en la superficie marina. De la misma manera, los cambios en las corrientes del océano y los patrones de circulación podrían alterar radicalmente la composición biológica de los ecosistemas costeros, modificando tanto las características biológicas del hábitat —salinidad y temperatura del agua— como los patrones de migración de larvas y adultos de diferentes especies.
Se ve también que la elevación del nivel del mar, asociada al cambio climático, puede afectar virtualmente a todas las costas del mundo. Durante el siglo XX, el nivel del mar ha ascendido a una tasa de 1,0-2,5 mm por año. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático ha previsto que el nivel del mar ascenderá entre 15 y 95 cm para el año 2100, debido principalmente a la expansión térmica del océano y al derretimiento de pequeños glaciares de. Acá se ve claramente que la temperatura es un factor limitante en los ecosistemas costeros.
Los factores limitantes son los factores que limitan el crecimiento de una población de una determinada especie en un ecosistema.
Interacción entre especies y respuesta de la población o del ecosistema frente a un cambio. La gruesa alfombra natural de plantas y animales que habitan en el fondo del mar es importante para la supervivencia de los pececillos de aquellas especies que, como el bacalao, habitan a esas profundidades, pues allí encuentran protección. Es así como la destrucción de los hábitats del suelo marino es uno de los principales factores en la disminución de existencias de peces en las áreas donde la pesca de arrastre es excesiva.
Las existencias mundiales de peces y mariscos marinos todavía producen un suministro suficiente, al tiempo que la acuicultura está creciendo aceleradamente en este sector. Sin embargo, las prácticas pesqueras actuales muestran un patrón mundial de agotamiento de poblaciones y técnicas de pesca destructivas que pueden ocasionar daño a los ecosistemas costeros. En la actualidad, en cerca del 75% de las poblaciones de peces evaluadas hay sobrepesca o pesca hasta el límite biológico o existe el peligro de que se produzca ese fenómeno. Otros factores como la contaminación del agua y la pérdida de hábitat de desove agravan el daño. En consecuencia, la capacidad de los ecosistemas costeros y marinos para producir pescado destinado al aprovechamiento humano se halla muy degradada y continúa en declive. Esto podría tener un impacto significativo en la nutrición y en las economías locales y nacionales de muchos países.
La introducción de la medusa o agua mala «peineta de Leidy» del Atlántico occidental en las aguas del mar Negro en 1982 constituye uno de los ejemplos más dramáticos de cómo una especie no nativa puede afectar adversamente los ecosistemas marinos. Como carecía de predadores naturales en el mar Negro, esta especie proliferó hasta alcanzar su tope de 990 a 1.000 millones de toneladas de peso húmedo (cerca del 95% de todo el peso de la biomasa húmeda en el mar Negro) en 1988. Estos animales devastaron las existencias de zooplancton natural, lo cual dio lugar a una gran cantidad de proliferaciones masivas de algas. Las cadenas tróficas naturales fueron interrumpidas, lo que en última instancia contribuyó al hundimiento de la pesca de captura del mar Negro.
La fragmentación de las praderas puede poner en peligro tanto su capacidad de producir bienes y servicios como su biodiversidad. La agricultura, la urbanización y la construcción de vías son las principales causas humanas de fragmentación de las praderas, aunque los cercados y la invasión de vegetación leñosa también pueden tener efectos adversos significativos.
Los grandes herbívoros migradores como el bisonte americano, el ñu y la cebra africanos y el antílope tibetano de Asia son partes integrales del funcionamiento de las praderas. A través del pastoreo, estos animales estimulan el rebrote de los pastos y eliminan el tejido más viejo y menos productivo.
 
Blas Pascal |Federico Gonzalez /Ecología
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