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PERFIL PROFESIONAL DEL MÉDICO VETERINARIO ZOOTECNISTA EN COLOMBIA Definición del perfil profesional de la siguiente manera:
Tabla 2. Instituciones de Educación Superior que ofrecen el programa de Medicina Veterinaria y Zootecnia (activo) a nivel nacional (2004) ![]() Profesionales Médicos Veterinarios Zootecnistas, con claras y definidas competencias que les permitan un ejercicio ético, idóneo e integral en las áreas de salud y producción animal, con énfasis en la prevención de la enfermedad a nivel poblacional, y en la interacción de los sistemas de producción pecuaria con las dimensiones ambiental, socioeconómica, de seguridad alimentaria y desarrollo agroindustrial, propendiendo en todo caso por el bienestar humano como objetivo último del ejercicio profesional. El Medico Veterinario Zootecnista está en la capacidad de:
El perfil egresado de la facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia: posee los conocimientos y habilidades médicas y zootécnicas para velar por la salud animal, para planificar y ejecutar programas de producción pecuaria, mediante la utilización de tecnologías propias y recursos disponibles, prevenir y erradicar las enfermedades transmisibles a los humanos. Su formación integral con fundamentos éticos y humanísticos y conocimientos acordes a los avances científicos le permiten accionar con mentalidad empresarial, capacidad de gestión y liderazgo, solucionando los problemas del entorno y proyectando la imagen de la institución a nivel regional y nacional. El profesional de Medicina Veterinaria zootecnia se puede desempeñar en los siguientes campos:
Los campos de acción responden a los objetivos del programa. Son los conocimientos y habilidades que el profesional en formación asimilará de los contenidos en: Economía y administración pecuaria, Salud y producción animal. El egresado procederá en el campo de las Ciencias Económicas, planificando, organizando, ejecutando y controlando los procesos productivos mediante sistemas domésticos, diagnosticando las enfermedades de los animales y evitando la transmisibilidad de las enfermedades al hombre. El Médico Veterinario y Zootecnista podrá desempeñar sus funciones y campo de acción en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades identificadas en el país con énfasis en bovinos, porcinos, aves, equinos, caninos, felinos y peces, en la administración e investigación de los sistemas de producción animal y, a través de la extensión, ser agente de cambio en la búsqueda del bienestar de la comunidad donde ejerza. El profesional en M.V.Z tendrá una visión clara y precisa de las potencialidades y limitaciones propias del medio colombiano, con bases científicas, tecnológicas e investigativas relacionadas con la salud, la producción, y la productividad animal, que logre del desarrollo pecuario y socioeconómico que el país requiere y sirva como agente de cambio, con la formación ética y humanística que todo profesional debe poseer para el cabal cumplimiento de sus obligaciones con la comunidad a la cual sirve10. EXPECTATIVAS Y REALIDADES DEL MEDICO VETERINARIO Y ZOOTECNISTA EN LA SOCIEDAD El presente trabajo ha sido concebido como una reflexión sistemática sobre la profesión veterinaria y no como un análisis exhaustivo de su papel histórico-social. Aun a riesgo de cometer algunas omisiones o errores de interpretación, se propone, a continuación, una evaluación de las principales áreas de acción del veterinario en función de su expectativa de realización y de la expectativa que la sociedad tiene sobre esa misma actividad. Generalmente se postulan tres líneas principales de acción del veterinario: la clínica, el sanitarismo y la producción animal.
Esta área de actuación ocupa, con escasas excepciones, la mayor carga curricular de las escuelas de veterinaria, tanto por la orientación de las disciplinas básicas como por el peso relativo de las prácticas especializadas. En un inicio, la práctica veterinaria mundial objetivaba la protección individual de la salud de animales productivos y de trabajo. La clientela principal del veterinario era constituida por las fuerzas armadas, las empresas de transporte y algunos criadores de ganado, generalmente familias rurales poseedoras de un pequeño número de vacas lecheras o bueyes de tracción, para quienes este potencial productivo y de trabajo era su principal medio de sustento. La clínica de animales pequeños se reducía a escasas familias de las oligarquías urbanas. De esta forma, hasta comienzos del presente siglo, la atención clínica de la especie equina ocupaba la mayor proporción de la práctica profesional veterinaria. Esto justifica la prioridad otorgada a esta especie en las escuelas de veterinaria de América Latina hasta la década del sesenta. A medida que la caballería militar y comercial fue siendo reemplazada por medios mecánicos y el poder adquisitivo de los tenedores de pequeños animales de estimación se ampliaba, la enseñanza veterinaria cambió la especie principal de estudio, pero no sus principios conceptuales y metodológicos La clínica de animales productivos fue reduciéndose aún más en la medida en que los pequeños campesinos, para quienes la salud individual de sus animales constituye un elemento básico de reproducción familiar, difícilmente puedan retribuir el costo de la atención veterinaria. Por otro lado, en la producción empresarial cada día priva más el concepto de rentabilidad, donde, excepción hecha de ejemplares de capacidad genética sobresaliente, suele ser favorable sustituir un animal enfermo en lugar de invertir en su recuperación. Puesto que no se plantea la salud pública veterinaria como atención gratuita de los animales (al estilo del "welfare state", de la medicina socializada, de la atención primaria de salud), la clínica veterinaria debe disputar su actividad de acuerdo con las leyes de mercado, donde la rentabilidad relativa o la disponibilidad de excedente para el gasto superfluo determinarán el empleo del trabajo veterinario. En este sentido, la práctica clínica veterinaria es concebida prioritariamente en un mercado de clases medias a altas. En esos sectores sociales, particularmente en América Latina el exceso de oferta profesional ante una demanda por lo general superflua, provoca una competitividad exagerada. El veterinario que solamente cuenta con la clínica como conocimiento instrumental-teórico, se enfrenta, hoy en día, ante dificultades de sobrevivencia extremas. Esto exige una dedicación frecuente a actividades comerciales de farmacia, droguería y cosmética veterinaria, salvo en los países industrializados o en la atención de usuarios de sólido poder adquisitivo en los países en desarrollo11.
Las actividades profesionales veterinarias vinculadas al sanitarismo animal son variadas e intensas. Sin embargo, en la formación académica suelen ocupar un lugar de poco destaque como cuestión doctrinaria, poseen una limitada carga de dedicación práctica y la capacitación instrumental está generalmente desvinculada entre sí y con el resto de la carrera. La práctica sanitarista está relacionada con la actividad oficial de los programas de sanidad animal y salud pública veterinaria, los que recibieron un gran impulso en América Latina durante las últimas dos décadas. En ella se incluyen responsabilidades de planificación y administración de proyectos y servicios, atención de campo de enfermedades transmisibles, control higiénico de alimentos y actividades laboratoriales de producción y control de insumos farmacéuticos y biológicos, diagnóstico e investigación. En todas estas áreas el veterinario desarrolla mayormente actividades prácticas de rutina. Siente dificultades en asumir posiciones directivas en niveles de mando superiores a su actividad específica y suele frustrarse por la frecuente ocupación de cargos de responsabilidad por profesionales de otras disciplinas (ingenieros agrónomos, administradores, economistas, biólogos, bioquímicos, médicos). La inexistencia de una carrera funcional en la mayoría de los servicios públicos de los países que incentive la capacitación de posgrado, es agravada por la relativa carencia de formación académica en disciplinas generalistas vinculadas al sanitarismo: economía, planificación, programación y administración de proyectos, análisis de sistemas, etc. Otras disciplinas más específicas, corno la epidemiología, la estadística, el control de alimentos, la práctica microbiológica y bioquímica laboratorial, la legislación sanitaria, son impartidas, casi siempre, en forma superficial y aisladas de la doctrina sanitarista global. Estos hechos hacen que la especialización en actividades vinculadas al sanitarismo sea ofrecida casi siempre con posterioridad a la graduación, normalmente restringida a funcionarios de los servicios oficiales y a asuntos esenciales y específicos de su desempeño en la función asignada. De esta forma, la práctica veterinaria sanitarista está sujeta a la oferta de vacantes y condiciones de trabajo de los organismos públicos. La actual política de reducción del gasto público, predominante en la mayoría de los países de América Latina, incide particularmente sobre una masa laboral cuya preparación para asumir compromisos profesionales en el sector privado está, de esta forma, limitada12.
La participación del veterinario en la producción animal ha sido afectada particularmente por el paradigma médico. Generalmente su participación en esta área se reduce a apenas uno de los cuatro pilares fundamentales del complejo productivo: la sanidad. La genética, el manejo y la nutrición cuentan, relativamente y en ese orden, con una oferta escasa de excelencia técnica por parte del veterinario. Es por esta razón que su mercado de trabajo en la actividad empresarial productiva se ve extraordinariamente reducido. Los cuatro componentes de la producción animal están interligados a través de interacciones mutuas, además de constituir un todo económico donde, no solo la acción sobre uno de ellos influye en los otros tres, sino que la decisión de actuar sobre uno u otro puede definir la viabilidad de una inversión productiva. Es por esta razón que existe una preferencia del mercado de empresarios ganaderos por contratar a ingenieros agrónomos, ingenieros pecuarios o zootecnistas para planificar y asesorar un proceso productivo. En última instancia, el veterinario es consultado para tareas muy específicas y parciales dentro de ese contexto. Es creciente el número de veterinarios que ocupa un papel preponderante en la organización y gerencia de las industrias avícola y porcina. También es importante su actividad en las cuestiones de reproducción animal y en la industria de producción láctea. Debido a la carencia de otros profesionales en la ascendente industria de producción pesquera, el veterinario ha debido asumir, también aquí, un importante papel de asesoría técnica, aunque ya empieza a ser reemplazado por los biólogos marinos. Todos estos casos, sin embargo, representan excepciones, producto de esfuerzos y motivaciones personales posacadémicas. A estos últimos profesionales, como a aquellos que reciben formación y grado de veterinarios-zootecnistas, también se aplican las carencias doctrinarias e instrumentales que afectan fuertemente la inserción del profesional en una escala alta del proceso empresarial productivo animal o en los niveles de decisión de las políticas ganaderas. Esta carencia doctrinaria está vinculada a la inserción de la veterinaria como una carrera universitaria biológica, con eventuales cursos de microeconomía y administración de empresas pecuarias, y no como una cuestión eminentemente económica y social con componentes biológicos. De esta manera, el veterinario tiene una doble restricción en la actividad productiva: en la selección de alternativas de viabilidad técnica y en el dimensionamiento de alternativas de rentabilidad diferencial.13 HACIA UN PARADIGMA VETERINARIO Un documento de circulación restringida de una de las más importantes agencias nacionales de cooperación bilateral, describe, con fecha de diciembre de 1989, una lista de 207 vacantes de expertos internacionales para proyectos de desarrollo en países de América, África y Asia. En dicha lista se incluyen 22 profesiones universitarias (sin contar especialidades como ser ingeniero civil, hidráulico, electromecánico, etc.), más numerosos técnicos medios y profesores de nivel medio, profesionalizante y universitario. A pesar de que entre un 15 y un 20 % de los cargos está directamente vinculado a proyectos agropecuarios, en dicha lista no consta ni una sola vacante para médicos veterinarios. Existe una creciente conciencia de que el ejercicio veterinario sufrió un profundo desfase histórico en relación con la revisión teórica y práctica ("aggiornamento") de otras profesiones; los adelantos de la tecnología; los desarrollos epistemológicos; las cambiantes necesidades de la sociedad. La necesidad mudar el perfil de la profesión es motivo de preocupación en el mundo, tal como queda reflejado en reuniones llevadas a cabo con ese propósito específico durante los últimos años en Europa, Estados Unidos de Norteamérica, Australia y América Latina. (OMS, 1983; Melby, E.C., 1985; Univ. of Melbourne, 1985; The Cornell Veterinarian, de1985; ACOVEZ, 19816; Duke University, 1989; UAM, México, 1989). En todas esas reuniones, sin embargo, el apego al paradigma médico parece establecer límites que impiden ofrecer el desafío de un salto de calidad ante el tenor de "descaracterizar" la profesión veterinaria. Existen ciertos hechos que, tarde o temprano, deberán ser encarados por la comunidad veterinaria. Propuestas ambiguas o remiendos teóricos o tecnológicos en un marco profesional equivocado no podrán resolver la necesidad de desarrollar un paradigma propio, un paradigma veterinario, aunque este signifique romper con la tradición profesional. Es posible que estas notas, intencionalmente provocadoras, sean rechazadas por una importante proporción de profesionales. Su objetivo, sin embargo, estará totalmente cumplido si, al menos, logra motivar una reflexión sin compromisos con el pasado. Pasado profesional cuyos aportes científicos y sociales fueron, en su época, relevantes e insustituibles, pero que están cada día más amenazados de quedar en la galería de los recuerdos ante la falta de respuesta profesional a las demandas actuales de la sociedad. La cuestión fundamental reside en la identificación, por parte de la sociedad, del papel ejemplar (paradigmático) del veterinario y no en los contenidos curriculares (le la formación académica. La importancia de lo económico, en las decisiones referidas a la producción animal, no es discutible. La intervención de lo social en tanto y en cuanto los propietarios y usuarios de los animales son los mediadores de la atención veterinaria, también es plenamente aceptada. El papel de la explotación ganadera en la preservación ecológica, es otro hecho reconocido por quienes debaten la profesión veterinaria. El uso de la informática como instrumento para el análisis de sistemas complejos ya es incorporado en varias Escuelas de Veterinaria, principalmente en los países de mayor desarrollo industrial. El paradigma veterinario, sin embargo, no se resuelve incorporando disciplinas de economía, sociología, ecología y teoría de sistemas, a la formación académica del profesional14. La búsqueda de un paradigma veterinario debe comenzar por resolver su objeto formal abstracto. Este es, y siempre fue, a nuestro juicio las poblaciones humanas y no las animales. El objeto social del veterinario debe quedar claramente establecido: el veterinario debe asumir como compromiso y responsabilidad la organización científica y tecnológica de la explotación de los animales para beneficio del hombre. A las ciencias veterinarias les preocupa la salud y reproducción de las especies animales con un propósito social explícito e inmediato. Por consiguiente, la sociedad debe identificar al profesional veterinario como a un economista de la explotación de especies animales y no como a un médico de animales. La biología y la medicina serían, en este contexto, instrumentos de desarrollo profesional. El sentido que se otorga a la "economía de la explotación de las especies animales" como eje paradigmático de la profesión veterinaria no implica transformar al médico veterinario en un economista. Además de las relaciones de producción e intercambio entre la sociedad, las poblaciones animales y los dueños de los mismos, abarca la racionalidad de las transformaciones de determinados tipos de nutrientes en otros productos de consumo de mayor valor económico y social. El papel de la ganadería en el desarrollo económico y social sería, de ésta manera, el eje central e introductorio de la profesión (en lugar, por ejemplo, de la anatomía). La ecología no compone, en este orden de pensamiento, una disciplina de conocimiento "general". Por el contrario, conocer profundamente la estructura ecológica en su complejidad, constituye el eje científico en base al cual el veterinario podrá extraer eficientemente biomasa para consumo directo de la sociedad, sin alterar la preservación ambiental. Es este un desafío que, en relación con la fauna, ninguna profesión atiende. La zootecnia (producción animal) objetiva la optimización de la extracción de productividad de especies de interés económico, independientemente de su interrelación con otras especies no vinculadas directamente a ellas. La ecología protege la generación de biomasa, sin tomar en cuenta su utilidad social o económica inmediata. El veterinario debería saber orientar la producción de biomasa hacia especies económica y socialmente rentables sin alterar, en lo substantivo, la preservación de las cadenas tróficas (el así llamado equilibrio ecológico)15. La producción animal, por su parte, debe conseguir diferenciar lo substancial -el objeto-- de lo instrumental para alcanzar dicho objeto. Lo substancial de la producción animal es la nutrición. Es la conversión de elementos poco aprovechables por el hombre en alimentos y otros bienes de consumo humano. La sanidad, la reproducción, el manejo y la genética son desarrollados como instrumentos que optimicen esa conversión alimentaria. En este sentido, el veterinario debe ser un verdadero "nutricionista" animal. Las cuestiones biológicas desde la síntesis polipeptídica hasta la medicina de poblaciones) y administrativas (desde la econometría hasta la planificación estratégica) serían, en este contexto, los ejes del conocimiento instrumental de la profesión. Estos instrumentos estarían doctrinariamente enmarcados en el aprovechamiento de los nutrientes "naturales" para la producción ecológicamente dirigida de especies animales seleccionadas como factor del desarrollo económico y social. La especialización y el perfeccionamiento en la clínica y cirugía de especies de compañía, deportivas o de interés productivo; en la producción según especie y producto (bovinos, ovinos, porcinos, aves, pilíferos, ranas, abejas, carne, leche, pelo, lana, pieles, miel, etc.); en la higiene y protección ambiental (control de alimentos, control de contaminantes ambientales, preservación de la fauna); en la medicina veterinaria preventiva(diagnóstico y control de enfermedades de interés económico, control de zoonosis, control de vectores, producción y control de fármacos y biológicos) serían los instrumentos de inserción del veterinario en su medio social concreto. Como tales, su capacitación estaría diseñada bajo la forma de residencias, trabajos doctorales o cualquier otro mecanismo de especialización tan frecuente en otras disciplinas universitarias16. |