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CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA
Dr. Antonio Paolasso

Médico



I - Contaminación ambiental
Entenderemos por contaminación ambiental a la polución de la atmósfera y del aire, del espacio físico denominado medio ambiente y que comprende suelo, agua y espacio libre que nos rodea en forma inmediata, y que constituye el biotopo o ambiente bioecológico circundante, y que consiste en la presencia de algo extraño a la constitución normal del medio natural o a la variación importante de alguno de sus constituyentes, de forma tal que esa polución sea susceptible de crear molestias o enfermedades, alterando la calidad de vida y el desenvolvimiento de las tareas habituales. El criterio de polución será expresado, teniendo en cuenta el estado de los conocimientos científicos del momento.1 Agente contaminante es el elemento (sustancia extraña o variación importante) que provoca la contaminación ambiental (radiación, gases, suspensión de partículas sólidas, etc.) que se concentran en la atmósfera, aire o biotopo, con diversas fuentes de origen (reales o potenciales).2 Al referirnos a ambiente bioecológico natural, aplicamos este término a los espacios ocupados por alguna comunidad humana y descartamos los “medios naturales” no habitados y que tienen elementos tóxicos por sí (aguas contaminadas, gas metano de pantanos, etc.).
De la gama posible de agentes contaminantes, interesa a este trabajo, especialmente, lo referido a la llamada contaminación electromagnética o de campos magnéticos, tanto naturales como artificiales. A pesar de que algunos autores le llaman smog eléctrico y la generalidad contaminación electromagnética, en realidad es contaminación por campo magnético propiamente dicho. Smog eléctrico sólo es aplicable a las condiciones meteoropáticas (son las condiciones meteorológicas patológicas) de condensación ambiental de vapor o gases ionizados positivamente, que realmente hay un humo eléctrico (smog es un término inglés formado por la contracción de las palabras smoke = humo y fog = niebla y significa humo nebuloso). Este fenómeno de smog eléctrico es propio de las zonas circundantes a los postes, torres y tendido de cables de alta tensión que llevan más de 100.000 voltios y este smog se extiende hasta un radio de 300 metros alrededor de la fuente contaminante. Varía con las condiciones de humedad y de polvo ambiental.
Hasta 1950, la Física Biológica (ciencia que estudia los efectos de los fenómenos físicos en los seres vivos), distinguía dos tipos de radiaciones:


  1. radiación ondulatoria electromagnética referida principalmente a los campos magnéticos generados por emisoras de corrientes alternas y ondas radiofónicas (cortas, medianas y largas), a las que se agregaba el espectro de la luz solar (rayos infrarrojos, de luz visible y ultravioletas) (rayos visibles e invisibles).

  2. radiación corpuscular: originada en fuentes de emisión de corpúsculos libres o partículas materiales en movimiento: rayos alfa, beta y gamma; radiación Roentgeniana (Rayos X) y cuerpos radiactivos (uranio, radioisótopos, bomba atómica y similares), 3 radiación cósmica (tormentas solares)


Pero a partir de esa década, los conocimientos físicos aplicados hasta entonces en el área militar, como era el radar (microondas), son llevados a las áreas industriales y juntamente con la aplicación de tubos de rayos catódicos y otros avances tecnológicos, a manera de “boom”, aparecen la televisión, los hornos microondas, la luz fluorescente y otras aplicaciones de tecnología avanzada, como la comunicación satelital. A partir de la década del 70 el mercado se inunda con televisores y asoman las computadoras. Con el origen de las computadoras, se inicia la llama “era de las pantallas”. Paralelamente se propaga la comunicación satelital y empiezan a sumarse a las antenas de televisión y radio, las antenas satelitales. Finalmente aparecen los artefactos inalámbricos y se popularizan los micrófonos, teléfonos, etc. hasta que en la década del 90 surge el teléfono celular.
La industria de electrodomésticos inunda las áreas residenciales, industriales, comerciales y administrativas y el área urbana ocupa más del 95% de su superficie con miles de millones de artefactos eléctricos que trabajan con la radiación electromagnética. En la década actual (1998) a menos de tres años del siglo XXI, contamos con edificios totalmente computarizados, y esta computarización abarca el área residencial, comercial, industrial, militar, gubernamental, es decir, prácticamente todo lo que el hombre actual maneja.
La demanda de energía eléctrica creció en forma geométrica y esto obliga al tendido de líneas de alta tensión interconectadas que pasan por áreas rurales y urbanas, en apretadas redes. Junto al crecimiento del uso de artefactos que generaban radiación electromagnética (EM), comienzan a conocerse comunicaciones aisladas o denuncias personales, de alteraciones sufridas por el cuerpo humano, en personas que estaban trabajando muchas horas con estos aparatos generadores de radiación EM, o, especialmente, en los moradores que residían bajo o hasta un radio menor de 150 metros de torres y redes o tendidos de líneas de alta tensión que llevan o superan los 100.000 voltios o 700.000 vatios.
Estas observaciones y fenómenos se presentaban en forma errática como efectos estocásticos (debidos al azar) y muchos de ellos ofertaron hallazgos que por su naturaleza debían considerarse como serendepidad (del inglés serendepity = “suerte para hallar cosas valiosas por accidente o azar”).
De todos modos, despiertan el interés en muchos países para ser estudiados y así diferentes grupos de investigadores comienzan a realizar estudios en diferentes sectores (trabajadores que manipulan electricidad y artefactos que generan campos electromagnéticos, sectores que residen en la vecindad de las líneas de alta tensión, usos de electrodomésticos, etc.). Se perfeccionan nuevos “detectores de radiación” en diferentes rangos y grados de sensibilidad, para medir con precisión la contaminación electromagnética. Hasta 1950 se conocían bastante bien los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes, especialmente las sufridas por los manipuladores de Rayos X y las originadas en las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaky. Estos conocimientos fueron reforzados posteriormente con manipuladores de uranio, radioisótopos y, particularmente, con los accidentados por los escapes de usinas atómicas como Chernobyl y similares. Pero, salvo los efectos de la luz visible por sus rayos infrarrojos y ultravioletas, no se profundizaron los conocimientos de los efectos de las radiaciones electromagnéticas no ionizantes (no ionizantes en el mismo sentido que las llamadas ionizantes), sobre todo, las de origen artificial. Estas radiaciones, motivo de este estudio, aparecerán con la proliferación desmedida del uso eléctrico y de artefactos eléctricos que generan campos electromagnéticos no ionizantes. Los primeros estudios fueron en la década del 60 en la Unión Soviética y en las décadas del 70 al 80 en Estados Unidos conformaron otras investigaciones.
En lo que va de la década del 80 al 90 del siglo XX, desde países escandinavos y europeos, se efectúan estudios más normatizados sobre los efectos nocivos de la radiación electromagnética artificial. No obstante, estudios y resultados siguen siendo erráticos, lo que plantea dudas sobre los efectos definitivos de esas radiaciones. Probablemente existen variables en cada investigación que llevan a conclusiones aparentemente contradictorias. Esas variables pueden ser: tamaño y tipo de población estudiada; diferencias en los campos electromagnéticos, particularmente de los estudios a “cielo abierto”, ya que en ellos intervienen las variables meteoropáticas. Finalmente deben considerarse factores personales como la sensibilidad a la electricidad, que luego estudiaremos.
La ciencia ha logrado establecer que la calidad del ambiente interior de la oficina (ambiente que comprende el tipo de construcción, de muebles, de alfombrados, iluminación, aireación, humedad, temperatura) varía increíblemente cuando se adicionan elementos electromagnéticos como luz artificial “fría” de tubos fluorescentes, lámparas dicroicas, etc., tres o más computadores, una impresora láser, una fotocopiadora y una TV o terminal de pantallas, teléfonos celulares o terminal telefónica, aire acondicionado (algunas oficinas tienen electrodomésticos como cafeteras eléctricas, horno microondas). Hay un estudio que determinó que tres computadoras, una impresora láser y una fotocopiadora elevan la contaminación electromagnética de una oficina ventilada. Imaginemos el agregado de otros aparatos electromagnéticos o una falla de ventilación.
¿Cómo actúan los electromagnéticos en un ambiente relativamente reducido? Por la acumulación de:


  1. calor

  2. ozono

  3. componentes orgánicos volátiles (COV) irritantes


El calor es uno de los principales elementos contaminantes en ambientes pequeños porque permite la ionización positiva del aire, que luego explicaremos, formando iones activos que producen en el cerebro el “efecto estrés”. El ozono es un gas reactivo que altera la calidad del aire ambiental “cerrado” y activa los COV insaturados para formar aldehídos, ácidos orgánicos y radicales libres. Se ha comprobado que el ratio4 de ozono, tanto en el ambiente interior como en el exterior, varía intensamente al interactuar con el ratio de ventilación y la humedad relativa. A estos dos elementos se suman los materiales usados en la construcción de un edificio, el mobiliario y el tipo de revestimiento (paneles, cortinas, aislantes térmicos)5 El ratio de ozono se ha estudiado mediante el espectro de COV individuales, cuando hay parámetros de ventilación y humedad constantes. En locales con ventilación mecánica, la concentración de ozono es inferior a la ambiental sin control de ventilación. Esto cambia cuando se introducen fuentes adicionales de ozono PC, impresoras láser y fotocopiadoras, las cuales, a pesar del control de ventilación, aumentan la concentración de ozono por encima de la ambiental normal.
¿Cuál es la concentración media aceptable de ozono ambiental en una hora? Esto varía de acuerdo a las investigaciones de los organismos que se dedican a realizar mediciones. Por ejemplo, para la OMS lo aceptable es una concentración media de ozono en una hora que no exceda de 150 a 200 g/m3 para ocho horas (horario laboral máximo fijado como ideal para no afectar la salud). Pero la Unión Europea, más cauta, fija como recomendable 110 g/cm3 para ocho horas de exposición. Como idea mínima de cómo influyen los elementos tecnológicos electromagnéticos, hay que tener en cuenta que pequeñas impresoras láser, en ambientes de trabajo reducidos y con ventilación normal aumenta la concentración ambiental de ozono por debajo de 100 g/m3, mientras que las fotocopiadoras imprimen una concentración mayor que la impresora. Se ha investigado y comprobado fehacientemente, como antes señalamos, la conjunción de más de una computadora, una impresora láser y una fotocopiadora, al elevar la ratio de ozono, también elevan las concentraciones ambientales de aldehídos en una sala ventilada mecánicamente. Sin embargo, no se han establecidos estándares de concentración media aceptable para aldehídos aromáticos y alifáticos que genera el uso de impresoras láser. Otro concepto importante a tener en cuenta y que ha surgido de los estudios mencionados es que las concentraciones de COV por m3 del ambiente de oficina, no muestran el grado de exposición real a que está sometido el trabajador que durante ocho horas está constantemente trabajando en estrecha vecindad con los aparatos tecnológicos contaminante. Se cree que el riesgo de la exposición es mayor que la ratio de los contaminantes, lo que no hace confiable creer que determinada ratio de contaminación tendrá un efecto directamente proporcional al tiempo de exposición. Este hallazgo lleva a determinar que es necesario tomar medidas de “aislamiento” de la exposición y distancia con un elemento tecnológico electromagnético contaminante, siendo la “distancia de seguridad” en relación a la dimensión del local y el mantenimiento de un ratio de ventilación del rango de 60 m3/h. Esta “distancia de seguridad” protectora se determinaría midiendo la concentración de ozono en el “área respiratoria” en el lapso de la exposición máxima de una hora. Diferentes determinaciones a diferentes distancias, lograrán determinar la distancia correcta del trabajador y de la fuente contaminante.6
De todos modos no hay dudas sobre los puntos siguientes:


    • La contaminación electromagnética artificial existe y va en aumento

    • Afecta a los ambientes laborales y hogareños (edificios computarizados, uso de electrónicos, telefonía celular, etc.

    • Es nociva para la salud de humanos y animales

    • se superpone y potencia a otras contaminaciones.



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