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o también porque el artificial escenario tiende a deformar toda la uaclon

expe rimen tal en comparaci

ón con una de la "vida real".

Oué significa aquí eso de la "vida real'".'

con za

as explicar la paabra con unos cuantos ejemplos

que lóei a Iuclon formal que suscitaría cuestiones filosóficas y

epistemonl is cuya discusió" nos llevara muy lejos

de la línea principal

de ""estro pensamien to.

Idad ras militares se declara "muerto" cierto número de las d l ruido" cierto número de cañones y otras armas. Según las sas i ° son' Pero eso no afecta en realidad a las personas ni las soldado "muerto" saorea su breve descanso y el cañón

ara ua scripcion mucho ma complea veae H. Brand ( 1970).

;,!78 INSTINTI VISMO, CONDUC TISMO Y PSICOAN

Al

'"destruid o"

seguirá sirviendo. Lo peor que

podría pasarle al h Iperdedor sería que su

general

en jefe tuviera dificultad es para ascende

c0 decir:

lo que sucede en las maniobra

s no afecta en realidad a la mayorí s los que en ellas interviene n. e

Los

juegos

por

dinero

son otro caso indicado. La

mayoría

de los ::'apuesta n a las cartas, la ruleta o las carreras de caballos tienen perfee ;concienc ia de la línea que separa el "juego"

de la "realidad ", y 'ueean ' \cantidad es cuya pérdida

no pueda afectar seriament e a su situaciñ económic a, o sea que no tenga consecue ncias graves. | Una minoría, los "jugadore s" de verdad, arriesgará n cantidade
s cuva |pérdida afectaría ciertamen te a su situación económic

a hasta la ruina.

Pero ¡1

|el "jugador" no está "jugando

", sino viviendo

de una manera

muy realista j:ya

menudo dramática

. El

mismo concepto

de "realidad

y juego" puede i Iaplicarse a un deporte como la esgrima, donde ninguno

de los dos ¡i'|partici pantes se juega la vida. Y si la situación se

dispone

de modo

que I !pueda perderla, decimos

que es un duelo, no un deporte.1

6 i-:! iSi en los experime ntos psicológi cos los "sujetos" supieran perfecta 1111

jmente

que toda

la situación era nada más un juego,

todo sería sencillo. ; iPero en muchos experime ntos,

como en

el de Milgram,

se les informa

mal [ 'y

se les miente;

en cuanto al

experime nto de la prisión, estuvo organizad

o i1 Ide tal modo que la concienci

a de que todo era sólo un experime nto se i; ¡reducía

al

mínimo o

se perdía. El hecho mismo de que

muchos

de esos '! ;experime ntos, para poderse emprende

r, tengan que recurrir al engaño

pone

,de manifiest

o su peculiar falta de realidad; el sentido de la realidad

de los
|participa ntes se trastorna y su capacidad de juicio crítico se reduce

(

''mucho.

7

En la "vida real", las personas saben que su comporta miento tendrá I consecue ncias.

Una persona puede tener la fantasía de matar

a alguien, pero raramente pasa de la fantasía al hecho. Muchos manifiest an ess ¡ .fantasías en sueños porque en el estado de sueno las fantasías no tienen |consecue ncias.

Los experime ntos en que los sujetos

no tienen el cabal |sentido de la realidad pueden ocasionar reaccione s que represent en :tendenci
as inconscie ntes pero no

muestren cómo obraría el sujeto en

"

16. M. Maccoby

ha corroborad o mi conciencia de la dinámica

de la acn "juego"

con sus estudios sobre la importanci a de esa actitud en el arácter social los norteameri canos. (M. Maccoby, próxima publicació n. Cf. también

M. Maceo

y'

1972.)

17. Esto nos recuerda

un rasgo esencial de los anuncios

de TV, en que se c una atmósfera que hace borrosa la diferencia entre fantasía y realidad y que se p a la influencia sugestiva del "mensaje". El televidente "sabe" que el empleo
de c jabón no

producirá

un cambio milagroso

en su vida, pero al mismo tiempo, 1

de él, lo cree. En lugar de decidir qué es lo real y qué la ficción, sigue pensando media luz

de la no diferenciac ión entre ilusión y realidad.
(ENTALIS

TAS Y

CONDUC

TSTAS

79

,18 FS de importan

cia

decisiva también

por otra razón el

que un le

ea

realidad o juego. Es bien

sabido

que un peligro

real

tiende a evento "energía

de

emergenc

ia" para hacerle frente, a menudo

en

10 t 1 aue Ía~misma persona

no

hubiera creído

tener la
fuerza física, la ra o la resistenci a

necesaria s. Pero esta energía

de

emergenc

ia se r sólo

cuando el organism

o entero

se encuentra frente a

un

peligro rno1 ñor razones neurofisi ológicas potísimas

; los peligros con que

se a desierto

no

stimulan

el

organism

o de ese modo y

ólo producen sue r v preocupa ción. El mismo principio es cierto no sólo para las

riones de emergenc

ia frente al peligro sino para la diferencia entre re
" y realidad

en

muchos otros respectos, como por ejemplo

la nvilizació
n de inhibicio

nes morales y reaccione s de concienci a que no se resentan cuando se siente

que la situación no es real.

Además, debe tomarse

en cuenta en los experime ntos de laboratori o de ese ipo, el papel del experime

ntador, que preside una realidad ficticia creada y regida

por él. En cierto modo es

él quien represent a la realidad para el sujeto y por esa razón su influencia es hipnoide, afín a la del hipnotiza dor respecto de su sujeto. El experime ntador exonera

al sujeto hasta cierto

punto de su responsab ilidad y de su propia voluntad

y de ahí que lo tenga mucho

más dispuesto a

obedecer

a las reglas

que en

una situación no hipnoide.

Finalmen te, la diferencia entre los prisioner os simulado

s y los reales es tan

grande

que resulta virtualme nte imposible trazar analogías válidas

de la observaci ón de los primeros. Para un preso que ha sido enviado a la cárcel por cierta acción, la situación es muy real: conoce

las razones (el que el castigo sea o no justo es otro asunto); sabe que

no puede hacer

gran cosa y que tiene pocos derechos, así como las probabili dades que pueda tener de que lo sueten pronto. El que un hombre sepa que deberá estar en una

prisón (aun en las peores condicion es) dos semanas, dos

meses o dos años es evidente mente un factor decisivo, que influye

en su actitud. Este factor

0 es crítico para su desespera nza, su desmorali zación y

a veces (pero cepcional mente) para la movilizac ión de nuevas energías. . . con fines mgnos o malignos. Además,

un prisioner
o no es

"un prisioner o". Los a neros son individuo

s y reacciona

n

individua lmente según las diferen-

- . sus pectivas estructura s de carácter. Pero esto

no

entraña

que su sencinon sea solament

e una función

de su carácter y no del medio. Es apg ente genuo suponer

que debe

de ser así o asá. El complejo

y cu , Problema

de cada individuo (y cada grupo)

está en averiguar interacció n específica entre una estructura de

carácter dada y

litativa esta razon' un suño asesino ocasional sólo permite la afirmación nsij se tienen esos

impulsos, pero nada cuantitativ o acerca de su ivo. ' ° su frecuente recurrencia permitiría también un análisis cuanti-

"*sB
80

1NSTINTI VSMO, CONDUC TISMO Y PSICONÁ

t

una estructura social dada. Es

en este punto

donde empiea \ verd investigaci ón y sólo la acabaría el suponer que la situacin es

el e factor que

explica el comporta miento humano.

lco'

LA

TFORIA

DF

ARESIÓN

Y

FRI'STR ACIÓN

Hay otros muchos estudios

de la agresión orientado

s de

modo conduct' ta,1 pero ninguno
presenta una teoría general

de los orígenes del' agresión

y la violencia, a

excepció

n de la teoría de frustració n v agresión expuesta por J.. Dollard

ct al. {1939). que pretenden haber halado la causa de toda agresión, y más concreta mente,

que "la presencia de comporta

-

-te

miento agresivo siempre presupon

e la existencia de frustració n y a la inversa; la existencia de frustració n siempre conduce

a alguna forma de agresión" . (J. Dollai ct al., 1939.)

Dos años después uno de

los autor N. F.

Miller, aandonó

la

segunda parte de a hipótesis y

concedió que la

,frstración podía provocar cierto número

de reaccione s de diferentes tipos, de los cuales sólo uno era agresión. (N. . Miller, 1941.)

Según Buss, esta teoría la aceptaron prácticam ente

todos los psicólo gos, con unas
pocas excepcio nes. ;'Buss mismo llega a la conclusió n crítica de que

"el énfasis en la frustració n ha

hecho desdichad amente desatende r la otra gran

clase de anteceden tes (estímulo s nocivos), así como

la agresión en tanto que respuesta instrumen tal. Ia frusració n es sólo un anteceden te de la agresión, y no el más poderoso ". (A. H. Buss, 961.)

Nos es imposible examinar

a fondo la teoría de agresión

y frustració n dentro del marco de este libro, dbido a la extensión de la literatura que sería necesario tratar.20 En lo que sigue me limitaré a unos cuantos puntos fundamen tales.

Afea grandeme nte la simplicid ad de la formulaci ón original de esta teoría la ambigüed ad de lo que se entiende por frustració n. Básicame
nte, b palabra

se puede entender con dos significad os:' a] la interrupci ón deiSa actividad que

avanza y

se dirige hacia un obetivo. (Por ejemplo

un nlo

con la

mano

metida en e! tarro

de las galletas cuando entra la madre y hace detenerse

, o una persona sexualme

nte excitada interrump ida en

acto del coito.) h] Frustraci ón en

forma de negación

de un ü

-

"privació n" según Buss.

(Por ejemplo,

el niño pide a la madre

, (.

19. Cl. una xclente rvisión de los estudios

psicolóaic os sobre la violn
I.Megarsie e, 1969).

'

20. ntre los estudios ás importante sore ki

eora de rustraión y a- j¡ ;i menionar, aparte de

la obrad A. H. Buss. está l'nisration -ari'ssio '!''/" i rrri:¡trij (1969). de L.

Berkowit. Aunqu

rítia la obra de Berkoit c!'.r.!i]lo osili'.!. y cia irto númro de

los expcrimer. los ms recientes.

i

ALSTAS

Y

CONDUC TISTAS

81

ella se la niega, o

un

hombre

hace proposici ones a

una

mujer y

es leta y

"caza , js razones

de que la palabra "frustraci ón"

resulte ambigua

es ard V

sus colaborad
ores no se expresaro n con la debida claridad. ue n es probable mente

que la palabra frustració n" suele emplears

e tta eundo sentido, y que el pensamie nto psicoanal ítico también

ha

en iuido

a ese empleo. (Por ejemplo, la madre "frustra" el deseo de co , ,. \

mor de

un hijo.)

Seeún el significad o de la frustració n, nos hallamos ante dos teorías , ente diferentes . La frustració n en el primer sentido sería relativant e rara porque requiere que la actividad decidida haya empezad

o ya. No sería suficiente
mente frecuente para explicar toda o

una parte considera ble de la agresión. Al mismo tiempo, la explicaci ón de la agresión omo resultado de interrump ir una actividad tal vez fuera la única

parte

sana de la teoría. Para demostrar lo o refutarlo serían de valor decisivo nuevos datos neurofisi ológicos.

Por otra parte, la teoría que se basa

en el segundo significad o de la frustració n no

parece resistir al peso de

las

pruebas empíricas

. Ante todo, podríamo

s

considera

r un

hecho fundamen tal de la vida: que nada impor-.-
tanteselo gra_siriac ep.tar la frustració n. La idea de que se puede aprender sin esfuerzo, o sea sin frustració n, será buena

para anunciar algo, pero ciertamen te no es verdad cuando se trata de adquirir conocimi entos important es. Sin la capacidad de

aceptar la frustració n, el hombre apenas hubiera podido progresar . Y ¿no vemos todos los días

gente que padece frustracio nes sin reacción agresiva? Lo que puede producir, y con '-, Jrccuenci ia Pduce, la agresión es lo que la frustració n significa para la ,

JSiOLyel significad o psicológi

co de la frustració n difiere según la ;:

constelaci n total en que la frustració n ocurre. Si por ejemplo

se le prohibe a un niño que coma dulces, esta rostracion , con tal que la actitud parental sea genuinam ente amorosa

y ta del placer de mandar,

no movilizar á agresión; pero si esa prohibion es solo una de muchas manifesta ciones

del deseo parental de

mandar, que por P10 se le permite que los coma a algún hermano, es probable fni< Pduzca bastante enojo. Lo que produce

la agresión no es ia
- -"ircir r

' i

--(... -'-

...-., .-...,o,,,..,, - ..""."" ,,___.". '

~ el

rechazo

que_entra

ne_la

situación.

.. " e la fn

actor mas

lm

Portante

Pa

determina

ría

ocurrenci

a e

intensida

d TODio

s es

elKaracte

r de la
persona; Una persona muy

voraz,

por quisiera' reacclona rá n cólera "si no

obtiene todo el alimento que

80 baraty persona acana lo hará si se frustra su deseo de comprar las laban0' ersona narcisista se siente frustrada cuando

no le tributan

nina2 y el.recono cimientcl que esperaba. El carácter de la
persna

i-.jmer lugar lo que la frustrará

y en segundo lugar la .

TOiqu su reacción a la frustración .

e son valiosos muchos

de los estudios psicológi cos de orienta-

82

INSTINTI VISMO, CONDUC TISMO Y PSICAM

j

ción conductis ta en función

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