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na voluntad vía paz,habían fomentado la agresividad competitiva y el orgullo nacionalista.12 Algunas otras de las declaraciones de Lorenz sobre la guerra y la paz valen la cita por ser buenos ejemplos de su ambigüedad en este campo: Supongamos que un hombre, sean cualesquiera sus obligaciones o compromisos nacionales o políticos, se identifique además con otros ideales que no sean nacionales ni políticos. Aunque patriota (como lo soy), y aun sintiendo una rotunda hostilidad contra otro país (que no es mi caso), de todos modos no podría desear de todo coraón la destrucci ón de tal país si comprendiera que vivían en él personas que como yo laboraban con entusiasmo en el campo de las ciencias inductivas, veneradores de Charles Darwin y celosos propagandistas de la verdad de sus descubrimientos; y que también había allí gente que compartía mi admiración por Miguel Ángel, por el Fausto de Goethe o por la bel leza de los bancos de coral o por la protección de los animales silvestres, y así sucesivamente, por toda una serie de entusiasmos secundarios. Me resultaría imposible odiar sin reservas a un enemigo que compartiera siquiera una de mis identificaciones con valores culturales y éticos. (K. Lorenz, 1966. Subrayados míos.) Lorenz hace ciertas salvedades a la negativa del deseo de destruir a todo un país cuando dice "de todo corazón" y "sin reservas". Pero ¿qué significa no desear "de todo corazón" la destrucción, o qué es un odio con reservas"? Más importante es su condición para no desear la destruccin de otro país si hay allí gente que comparte sus propios gustos y entusiasmos particulares (los que reverencian a Darwin sólo parecen tene derecho si además son celosos propagandistas de sus descubrimientos): no le basta que sean seres humanos,, Es decir: sólo es inde seable el aniquilamiento total de un enemigo si éste tiene una cultura semeiante a la de Lorenz, y precisamente por eso, y aún más concretamente, si tiene sus propios intereses y valores. No cambia el carácter de estas declaraciones el que Lorenz pida una educación humanista", o sea una que ofrezca un óptimo de ideales comunes con que un individuo se pueda identificar. Tal era el tipo de educación sólito en las universidades alemanas antes de la primera contienda mundial, . u La pobreza de lo qe dice l.orenz acerca de la canaizacin del enusiasmo itant resuta particulai mente ._v¡de;T i unu lee el clásico articulo d William lames, The moral equivants of war (1911). 46 INSTINTIVISMO, CONDUCTISMO Y PSICOANÁLSIS pero la mayora de os que enseñaban ese humanismo eran probablemente de mentalidad más belicosa que el alemán común y corriente. Solamente un humanismo muy diferente y radical, en que la identificación primordial sea con la vida y con el género humano, puede tener influencia contra la guerra. La idolatría de la evolución. La posición de Lorenz no puede entenderse a cabalidad si uno no conoce su actitud casi religiosa respecto del darwinismo. No es rara esta actitud, y merece un estudio más detallado por ser un fenómeno sociopsicológico de la cultura contemporánea. La honda necesidad que el hombre tiene de no sentirse perdido y s olo en si mundo se satisfacía, claro está, anteriormente, con el concepto de un Dios que había creado este mundo y se preocupaba por todas y cada una de sus creaturas. Cuando la teoría de la evolución acabó con la idea del Dios creador supremo, la confianza en Dios como padre todopoderoso del hombre cayó también, aunque muchos lograron com binar la creencia en Dios con la aceptación de la teoría darwiniana. Pero para muchos de aquellos cuyo Dios había sido destronado, la necesidad de una figura divina no desapareció. Algunos proclamaron un nuevo dios, la Evolución, y adoraron a Darwin como su profeta. Para Lorenz y otros muchos, la idea de evolución fue el núcleo de todo un s istema de orientación y devoción. Darwin ha revelado la verdad última en relación con el origen del hombre; todos los fenómenos humanos que podrían estudiarse y explicarse mediante consideraciones de orden económico, religioso, ético o político habían de entenderse desde el punto de vista de la evolución. Esta actitud casi religiosa res pecto del darwinismo se manifiesta en el uso que hace Lorenz de la denominación "los grandes constructores" o "los grandes artífices" refiriéndose a la selección y la mutación. Habla de los métodos y objetivos de los "grandes constructores", en forma muy parecida a la que emplearía un cristiano para hablar de los actos de Dios. Emplea inclu so el singular, el "gran constructor", acercándose más así a la analogía con Dios. Tal vez nada exprese el tono idólatra del pensamiento lorenziano más claramente que los párrafos finales de Sobre la agresión: Yo no creo que los grandes artífices de la evolución vayan a resolver este problema de la humanidad acabando "del todo" con la agresión intraespecífica. Esto no correspondería a los métodos que tienen ya probados. Cuando una pulsión comienza a hacerse peligrosa en una situación biológica nueva y a causar daños, no por ello es eliminada t otalmente, porque eso significaría renunciar a sus indispensables funciones. Lo que suele suceder es que se crea un mecanismo inhibidor especial acomodado a la nueva situación para impedir los efectos nocivos de la pulsión. En la filogénesis de muchos seres, la agresión fue inhibida para hacer posible la cooperación pacifica de dos o más in dividuos, y así surgió el víncuo del amor y la amistad personales, sobre el cual está edificada también nuestra organización social. La OS INSTINTIVISTAS 47 ueva situación biológica de la humanidad hace indiscutiblemente necesatl. rnecanismo inhibitorio que impida la agresión efectiva no sólo connuestros migos personales sino también conra todos los humanos, de todos los países e ideologías. De ahí se deduce la obligación incontrovertible, que es un secreto descubierto observando a la naturaleza, de amar a todos nuestros hermanos humanos, sin distinción de persona. Este mandamiento no es nuevo, nuestra razón comprende bien cuan necesario es y nuestra sensibilidad nos hace apreciar debidamente su hermosura. Pero tal y como estamos hechos, no podemos obedecerlo. Sólo podemos sentir la plena y cálida emoción del amor y la amistad por algunos individuos, y con la mejor voluntad del mundo, y la más fuerte, nos es imposible hacer otra cosa. Pero los grandes artfices sí pueden. Y yo creo que lo harán, como creo en el poder de la razón humana, y en el de la selección. Y cr e o q u e l a r a z ó n e m p u j a r á a l a s e l e c c i ó n p o r u n c a m i n o r a z o n a b l e . C r e o a s i m i s m o q u e d a r á a n u e s t r o s d e s c e n d i e n t e s e n u n f u t u r o n o d e m a s i a d o l e j a n o l a f a c u l t a d d e o b e d e c e r a l m á s g r a n d e y b e l l o d e t o d o s l o s m a n d a m i e n t o s v e r d a d e r a m e n t e h u m a n o s . ( K . L o r e n z , 1 9 6 6 . S u b r a y a d o s m í o s . ) L o s g r a n d e s a r t í f i c e s t r i u n f a r á n d o n d e D i o s y e l h o m b r e h a n f r a c a s a d o . E l m a n d a m i e n t o d e l a m o r f r a t e r n o n o p u e d e s e r e f e c t i v o , p e r o l o s g r a n d e s a r t í f i c e s l o a n i m a r á n . E s t a ú l t i m a p a r t e d e s u d e c l a r a c i ó n e s u n a v e r d a d e r a c o n f e s i ó n d e f e : c r e o , c r e o , c r e o . . . El darwinismo social y moral predicado por Lorenz es un paganismo romántico, nacionalista, que tiende a oscurecer el verdadero entendimiento de los factores biológicos, psicológicos y sociales responsables de la agresión humana. Ahí está la diferencia fundamental de Lorenz con Freud, a pesar de sus semejanzas en las opiniones sobre la agresi ón. Freud fue uno de los últimos representantes de la filosofía de la Ilustración. Creía genuinamente en que la razón era la única fuerza que tiene el hombre y la única que puede salvarle de la confusión y la decadencia. Postulaba firmemente convencido la necesidad de que el hombre se conociera a sí mismo descubriendo sus apetencias inco nscientes. Superó la pérdida de Dios dirigiéndose a la razón ... y se sintió dolorosamente débil. Pero no buscó nuevos ídolos. 2 AMBIENTALISTAS Y CONDUCTISTAS AMBIENTAL1SMO ILSTRADO La posición diametralmente opuesia a la de los instintivistas sería la que defienden los ambientalistas. Según su pensamiento, el comportamiento del ombre e stanwdebd_eljsiy amenté por la influencia del medio ambiente, o sea por los no los "innatos". Esto es párticularmente"cierto en lo tocante a la agresión, uno de los principales obstácu los a progreso humano. Rn su forma más radical, este modo de ver fue presentado ya por los filósofos de iaillustración. Se suponía que el hombre había nacido "bueno" y racional y que debido a las íalas instituciones, la mala educación y el mal ejemplo se habían formado en él tendencias malas. Algunos negaban que hubiera diferencias físicas entre los sexos (1'à men'a pas de sexe, el alma no tiene sexo) y proponían que cualesquiera que fueran las diferencias existentes, aparte de las anatómicas, se debí a la educación y a los sisemas soiales. Pero en contraste con el condc ismo, estos filósofos no se interesaban en los métodos del arte de manear o dirigir ai hombre sino en e cambio social y políti co. Creían que la "buena sociedad" crearía al hombre bueno o mejor dicho, permitirían que se manifestase la bondad natural riei hombre. CONDUCTSMO Rl conductismo o fundó J. R. Watson 0914); se basaba en a premia de que "Ja materia de la psicología humana es el comprtamito concíicta] o las actividdes del ser humano. Como el positivismo iógico. excua todos los conceptos "subjetivos" que no pudieran obsevarse dtrectare como la "sensación, percepción, imagen, deseo y aun el pensamiento y l a emoción que se definen subjeivamente". (J. B. Watson, i 958.) El conductismo tuvo un notable desarrollo entre las formul.icione menos complicadas de Waison y el brillante neoconductismo de Skinner Pero éste representa ante todo un perfeccionamiento de la tesis original. no una originalidad ni profundidad muy grandes. [48] AMBIENTALISTAS Y CONDUCTISTAS 49 EOCONDUCTISMO DE B, 1-. SKINNR Fl neoconductismo de Skinner" se basa en el mismo principio que los conceptos de Watson: la ciencia de la psicología no necesiaba, ni tenía por iié ocuparse en los sentimientos o impulsos ni otros sucesos subjetivos;2 desdea todo intento de hablar de una "naturaleza" del hombre o construir un modelo del hombre, ni analizar diversas pasiones hum anas que motivan el comportamiento humano. C nsiderar el comportamiento hurnano impelido por intenciones, fines, objetivos o metas sería un modo precientifico e inútil de estudiarlo. La psicología tiene que estudiar qué { refuerzos tienden a configurar el comportamiento humano y cómo aplicar i esos refuerzos más efectivamente. La "psicologí a" de Skinner es la ciencia 1 de la técnica o la ingeniería del comportamiento, y su objetivo es hallar los refuerzos adecuados para producir el comportamiento deseado. En lugar del condicionamiento simple de acuerdo con el modelo pavloviano Skinner habla de condicionamiento "operante". En resumen, esto significa que el comportamiento no condicionado con tal que sea deseable desde el punto de vista del experimentador, tiene una recompensa, es decir, le sigue placer. (Skinner cree que el refuerzo recompensatorio e s mucho más eficaz que el punitivo.) En consecuencia, el sujeto acabará por seguirse comportando del modo deseado. Por ejemplo, a Juanito no le gustan mucho las espinacas; se las come, la madre lo recompensa con una observación halagadora, una mirada afectuosa o un trozo más de pastel, lo que sea más reforzador para Juanito, medido por lo que mejores resultados dé ... es decir, la madre administra '"refuerzos positivos". Al final, a Juanito le gustarán las espinacas, sobre todo si los refuerzos se administran 1. Como una amplia consideración de los merecimientos de la teoría skinneriana nos apartaría mucho de nuestro principal problema, me limitaré a la presentación "e los principios generales del neoconductismo y a la discusión más detallada de algunos puntos que parecn de sazón. Para el estudio del sistema de Skinner habría que leer B. F, Sk inner (1953). Paa una vesión breve véase B. . Skinner (1963). En u ultimo hbro (1971) examina los principios generales d su sistema y en especial su ación con la cultura. Véase también la breve discusión entre Cari R. Rogers y B. F. uiner(1956) y B. F. Skinner (196 1). Para una crítica de la posición skmneriana, d, (197m omsky (1959) Véase también el contraagumento de K. MacCorquodale alan y y (1971). Las revisiones de Chomsky son completas y de mucho obstan y} estan ex Presadas con ta perfección que es innecesario repetirlas. No otras Piciones psicológicas de Chomsky y las mías están tan alejadas unas de que ine veo obligado a presentar algunas críticas en este capítulo. "suces .cotraric e muchos conductistas, Skinner concede incluso que los ent't-ic pvados" no enen por qué ser excluidos totalmente de las consideraciones lundo y anadt que "a n'a conductista del conocimiento indica que el bien" si no "te incognoscible, por lo menos no es fácil de conocer lasque ' nner, 1963.) Esta rectificación hace la concesión de Skinner poco Psicolona ateta irlclinación de cabeza a la psiquealma la materia que estudia la 50 INSTINTIViSMO, CONDUCTISMO Y PSICOANÁLsis efectivamente en función de su selección. En centenares de experimntos Skinner y otros han creado las técnicas para este condicionrmptQ operante. Skinner ha demostrado que con el debido empleo del refuerzo positivo, puede modificarse |
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![]() | «descubrieron» los teósofos. Por entonces había declarado que «la Verdad no puede ser organizada», renunciando a las propiedades... | ![]() | |
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