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LA DISLEXIA Sara Ucero Serrano Máster en Logopedia Clínica y Escolar Año 2011 ÍNDICE
La preocupación por los problemas de aprendizaje no ha existido siempre, aparece, sobre todo, ligada a la extensión de la escolaridad obligatoria y a la observación de que algunos niños se retrasaban en los aprendizajes básicos. Ello desembocó en lo hoy denominado Educación Especial, cuyo objetivo es aprender las múltiples diferencias individuales que existen en el Sistema Educativo. Los trastornos de aprendizaje pueden abordarse desde diversas perspectivas, como son la médica, la educativa, la psicológica, la administrativa o la socioeconómica, que tienen intereses y necesidades muy diferentes. El DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) contempla en los trastornos de aprendizaje una serie de dificultades en el desarrollo de las habilidades académicas, particularmente lectura, cálculo y expresión escrita. Un trastorno de aprendizaje es un desorden de los procesos psicológicos básicos que interfiere en la comprensión o uso del lenguaje, hablado o escrito, que puede manifestarse en una habilidad imperfecta para escuchar, pensar, hablar, leer, escribir, deletrear o hacer cálculos matemáticos. Puede deberse a factores contextuales como la situación familiar, el ámbito escolar, afectivo y social, así como alteraciones del desarrollo neurológico. “Un trastorno del aprendizaje es un retraso, desorden o un desarrollo retrasado en uno o más de los procesos de habla, lenguaje, lectura, escritura, aritmética u otras materias escolares como resultado de un hándicap psicológico causado por una posible disfunción cerebral y/o trastornos emocionales o de conducta. No es el resultado de retraso mental, de deprivación sensorial o de factores culturales o instruccionales.” (DEFIOR CITOLER, S.; 1996 p.22) Estos trastornos engloban al 10-15% de la población en edad escolar. Con frecuencia, no se detectan porque no son apreciables a simple vista; además, resulta difícil reconocerlos porque su gravedad y características varían en cada caso. Están definidos de manera que quedan excluidos aquellos individuos cuya lentitud en el aprendizaje quede explicada por falta de oportunidades educativas, escasa inteligencia, deficiencias motoras o sensoriales (visuales o auditivas) o problemas neurológicos. Los trastornos de aprendizaje duran toda la vida, pero si se les proporciona la ayuda adecuada, los niños pueden tener éxito en la escuela y triunfar en la vida. Los padres pueden ayudarles estimulando sus puntos fuertes y conociendo los débiles, colaborando con quienes proporcionan ayuda profesional, entendiendo el Sistema Educativo y aprendiendo estrategias para afrontar problemas específicos. Con frecuencia el diagnóstico se realiza durante el período escolar. Durante los primeros años escolares, las habilidades básicas, atención y motivación construyen pilares para los posteriores aprendizajes. La Etiología de los trastornos de aprendizaje, aunque desconocida, está relacionada con la maduración lenta, la disfunción o lesión cortical, o de otras áreas corticales. Existen unas reglas generales comunes a todos los trastornos:
La dislexia es considerada como perteneciente a los trastornos de aprendizaje, de base lectoescritora. Existe un trastorno de lectura cuando un niño lee por debajo del nivel esperado dada su edad, grado escolar e inteligencia. Los niños que tienen un trastorno de lectura leen despacio y tienen dificultades para de comprensión lectora. Pueden tener dificultades para reconocer las palabras y confunden términos que parecen similares. Pueden tener problemas relacionados con la lectura en voz alta de palabras, leyendo con el orden incorrecto de letras. Por ejemplo: “turneo en vez de trueno”. También pueden salpicar su lectura con constantes titubeos, rectificaciones o silabeos. Además se encuentran problemas para recordar, resumir u operar con lo leído, incluso cuando la lectura ha sido correcta. Estos errores son relativamente comunes en todos los alumnos cuando empiezan el aprendizaje de la lectura, de ahí que sólo sean importantes si tienen una duración prolongada en el tiempo. El significado de la palabra se ha ampliado hasta englobar a niños con problemas de escritura y ortografía. Por tanto, a todos los niños que fracasan en la adquisición de las técnicas básicas de alfabetización que los adultos esperan de ellos, o que no consiguen aprender a la velocidad que se supone, debieran hacerlo, se les cataloga como “disléxicos”. La dislexia es una dificultad para distinguir y memorizar las letras o grupos de letras, el orden y ritmo de la colocación de éstas para formar las palabras y una mala estructuración de las frases, lo que afecta tanto a la lectura como a la escritura. Se considera un trastorno que se manifiesta como una dificultad para aprender a leer a través de métodos convencionales de instrucción, a pesar de que existe un nivel normal de inteligencia y adecuadas oportunidades socioculturales (Thomson, 1992, p, 23). La dislexia es un trastorno del desarrollo del lenguaje cuya característica definitoria es una dificultad en el procesamiento fonológico de la información durante toda la vida. Esta dificultad implica la codificación, recuperación y uso de códigos fonológicos en la memoria y también déficits en la conciencia fonológica y en la producción del habla. Este trastorno que es transmitido a menudo genéticamente, está generalmente presente en el nacimiento y persiste durante toda la vida. Una característica importante de este trastorno son las deficiencias en el lenguaje oral y escrito (Khami, 1992. p50).
Según los criterios de la Asociación Británica de la dislexia, las características que presentan los individuos con dislexia en función de la edad serían las siguientes: 1.3.1 Educación infantil
1.3.2 Niños hasta 9 años
1.3.3 Niños entre 9 y 12 años
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