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ELIAS ALVAREZ BUENO. “LA RELACION DE AYUDA EN EL MEDIO LABORAL” Guías para facilitar procesos de crecimiento y autogobierno. Elías vive en la ciudad de Medellín , departamento de Antioquia, Colombia. Tel. 57-4-2668326. E-mail: alvarezbueno@epm.net.co; tiene página web con la siguiente dirección http://eliasalvarez.tripod.com/ Reservados todos los derechos. Se puede reproducir total o parcialmente este libro con fines pedagógicos,citando a su autor; no se debe reproducir este escrito para comercializarlo. DEDICATORIA. Le dedico este libro a mi padre, que me ayudó con su ejemplo de vitalidad y autodeterminación, hasta sus 102 años cuando Dios decidió pasarlo a ala eternidad, el 7 de octubre; a mi querida esposa María Victoria, que me ayuda con su laboriosidad, paciencia y ternura; a mi hija Juliana, que me ayuda con su descontento constructivo; a mi hijo Daniel, que me ayuda con su alta inteligencia emocional; a mi hijo Juan , que me ayuda con su serenidad y precisión conceptual. CONTENIDO. INTRODUCCION
INTRODUCCIÓN ¿QUE ES LA RELACIÓN DE AYUDA?. La relación de ayuda es un proceso de aprendizaje interpersonal entre alguien “más conocedor” y alguien “menos conocedor” ( “La relación de ayuda en Robert Karkhuf”, página 26, por Manuel Marroquín Pérez, Editorial Mensajero, 2ª edición, Bilbao España, 1991) Si la relación de ayuda es un proceso de “aprendizaje”, entonces es un proceso de observación, atención, análisis, ensayo y puesta en práctica; la puesta en práctica lleva a la persona a modificaciones y crecimientos. Si la relación de ayuda es “interpersonal”, entonces es un proceso de interdependencia e influencia mutua; esta interdependencia puede terminar en empatía, aceptación mutua, autenticidad o puede terminar en confrontación y separación; si la relación de ayuda entra en situaciones de confrontación creciente y se prevé que no es posible construir sinergia y empatía, entonces es mejor decidir la separación para evitar impactos deteriorantes. A ese alguien “más conocedor” se le llama asesor, consultor o facilitador; en este libro preferimos utilizar la palabra facilitador . A ese alguien “menos conocedor” se le llama cliente. ¿PARA QUÉ ES LA RELACIÓN DE AYUDA? La relación de ayuda es para que el “cliente” conozca y desarrolle sus “poderes” actitudinales y conduc-tuales, desde sus dimensiones intelectual, física, corporal y espiritual y los aplique a una situación determinada. En este libro nos vamos a referir preferencialmente a la situación de trabajo, pero vale la pena señalar que las propuestas de crecimiento personal y autogestión que se van a exponer son aplicables a otras situaciones de vida. Las actividades de aprendizaje interpersonal que se van a describir están enfocadas a ayudarle al cliente a saber ser el gerente de sí mismo primero y, después, ser el gerente de su puesto de trabajo. ¿LA RELACIÓN DE AYUDA SUPLANTA LA AUTODETERMINACIÓN DEL OTRO?. La actitud que se propone en este libro para el que “conoce menos” (cliente) es la actitud yoísta, que consiste observar, atender, analizar, ensayar y poner en práctica “por sí mismo”, con la ayuda, asesoría u orientación de quien “conoce más” (facilitador). Muchas veces se discute si la relación de ayuda suplanta la autodeterminación del cliente. Nosotros opinamos que no. !No!, el otro es quien decide, pero yo se lo hago fácil; cuando estoy en mis entrevistas con colaboradores, proveedores o clientes me he dado cuenta que el otro es quien decide hablar, pero si yo le demuestro que le estoy escuchando, lo más probable es que él siga expresándose con creciente fluidez y profundidad. !No!, el otro es quien decide enternecerse, pero eso a él le queda más fácil si, frente a él o para él, desde mis ojos, mis poros y mis movimientos fluye espontánea mi ternura. !No!, el otro es quien decide responder, pero eso a él le queda mas fácil si yo penetro su interior con sabias preguntas. !No!, el otro es quien decide estar en su aquí y ahora, pero eso le queda más fácil si él, frente a mí, percibe que yo me estoy dando “cuenta cabal” de lo que en este momento estoy sintiendo, diciendo y haciendo. !No!, el otro es quien decide RENDIR en su labor, AMAR al prójimo, TRANSFORMAR la adversidad en triunfo, ENCONTRAR sus verdaderas opciones y DECIDIR bien entre ellas, pero eso le queda más fácil cuando yo le atravieso la pregunta ¿vives para hacer qué?. !No!, el otro es quien decide estar feliz, pero eso a él le queda más fácil si yo le atravieso el escrito de uno de esos médicos que demuestra que la felicidad cura el cuerpo y trae paz al alma. Como una de las funciones del facilitador o asesor es ayudarle a las personas a pasar de la teoría a la práctica, entonces tengamos en cuenta las siguientes sugerencias para poner en práctica las propuestas de este libro. ¿CÓMO PONER EN PRÁCTICA LAS ENSEÑAN-ZAS CONTENIDAS EN ESTE LIBRO? 1.Lea el listado de contenidos que hay al principio del libro; escoja el título que más le llama la atención y lea lo pertinente a ese título; o abra el libro en cualquier parte y lea lo que le aparece allí, porque eso le puede interesar mucho. 2.Busque, hasta descubrirlas, las ideas esenciales de cada lectura. 3.Busque, hasta lograrlo, establecer algún noviazgo o entrelazamiento entre las ideas esenciales de cada lectura y lo que más le interesa a usted en la vida. 4. Adopte las siguientes decisiones frente a esas ideas esenciales: - sueñe alrededor de esas ideas, - desarrolle emociones al rededor de esas ideas, - ponga en práctica esos sueños con emoción, - vuelva hábitos esas prácticas que le resulten exitosas. Nexo. Para pasar de las ideas a la práctica se requiere alto grado de autodeterminación; pasemos, pues, a reflexionar sobre el poder de la autodeterminación. 1. EL PODER DE LA AUTODETERMINACION. Un facilitador fue invitado a dirigir un taller sobre el tema de la autodeterminación; inició su labor hacien-do las siguientes exhortaciones: Atrévete a amarte a ti mismo, aunque el mundo que te rodee te de “malos tratos”. En cuanto puedas “vive por ti mismo”, en vez de vivir “unido al cordón umbilical”. Elige, en cuanto puedas, autoabastecerte, en vez de tener una “vida de arrimado o recostado a los demás”. Decídete a “hacer las maletas”, en vez de permanecer resentido donde no te quieren o donde no estás a gusto. Cumple con tu cuota de cooperación, de convi-vencialidad, de iniciativa y de innovación. Paga tu impuesto como retribución por el don de estar acom-pañado. Disponte, siempre que sea necesario, a arañar la tierra con la misma cuchara con que te tomas la sopa, para sembrar y cosechar con ella tu felicidad. Cuando tengas fracasos entiende que la caída de las hojas es el primer paso de la floración. Recuerda lo que dijo un maestro: “no se puede llegar al alba sino por el sendero de la noche”. Recuerda siempre: “la individuación es un negocio riesgoso y muchas veces doloroso, pero es el mejor de todos” *(ver al final de este capítulo la definición del término individuación). Después de las anteriores exhortaciones pasó a decir que la persona da testimonio de su individuación con expresiones como las siguientes: “Yo pido cuando me falta, pregunto cuando no se, estoy despojado de la pretensión de ser el más listo, el más rápido; estoy despojado de la pretensión de ser perfecto y encontrar perfectos a los demás”. ”Yo bendigo la oscuridad del futuro porque es muy probable que si viera desde hoy todos las adversidades que me pueden llegar a suceder me quedaría paralizado. Yo sé que cuando llegue a cada río, si me lo propongo, encontraré cómo cruzarlo”. “Yo acepto que cambiar de parecer, de opinión o de criterio es necesario para mantenerme en contacto con la realidad cambiante y es algo saludable y normal”. “Cuando yo me siento fracasado, me pregono a mí mismo: “el mundo no se ha acabado, no hay mal que dure cien años y sigo para adelante”. “Yo asumí la responsabilidad de mi propia existencia y evito culpar a los demás de los fracasos que me suceden”. ”Yo elegí o construí unos criterios con los cuales yo mismo puedo decidir si mis actos son acertados o erróneos, correctos o incorrectos”. “Yo trato de entender que sentirme realizado es algo solamente mío y que no está en manos de otros crear este sentimiento en mí. Yo me doy cuenta que muchos son felices aun estando encarcelados y muchos son infelices residiendo en un palacio real”. ”Yo utilizo la posibilidad de ensayar cosas nuevas; con el ensayo siempre salgo ganando porque o encuentro lo que busco o aprendo de mis errores”. ”Yo logro fácilmente sumergirme en la corriente de mis deseos, emociones e intuiciones; yo me dejo ir”. Cuando hubo terminado de exponer las anteriores afirmaciones, le pidió a sus clientes que se reunieran en subgrupos y manifestaran qué tan fácil o difícil les quedaba llevar a la práctica esas afirmaciones y cómo hacen para superar esas dificultades. El facilitador pasó a dirigir un evento orientado a ayudarle a sus clientes a profundizar en la actitud de la autodeterminación. Lean cuidadosamente las siguientes preguntas, les dijo; después de leer cada pregunta quédense un momento en silencio; empiecen a responder aquella pregunta que más les llame la atención y prosigan de la misma manera con el resto de preguntas; pónganse en contacto con su yo interior y denle la oportunidad de que sea él quien ordene a su mano qué escribir. Recuerden que cuando uno escribe intensifica la pre-cisión y la concentración. Tomen su “libreta para el autoaprendizaje” y escriban las respuestas en el sitio asignado a este ejercicio. Experimenten el maravilloso placer de verse por dentro. ¿Qué es lo que a mí me atrae con tanto poder, como si fuera un imán?, ¿qué es lo que a mí me encanta hacer, lo que me embelesa? ¿qué es lo que yo me he dado cuenta que aprendo con rapidez y emoción? ¿cuándo he alcanzado un desempeño óptimo pudien-do decirme a mí mismo que “batí la marca”?. (Cooper, Robert K. “La Inteligencia Emocional Aplicado al Liderazgo y a las Organizaciones”. Editorial Norma. Santafé de Bogotá, 1998. Páginas 147 - 175). Y cuando hayan terminado ese placentero viaje por los senderos de su interioridad, búsquenle el valor agregado ayudándose con la siguiente pregunta desencadenante: ¿por qué o cómo es que un viaje in-trospectivo ayuda a incrementar el compromiso?. Recuerden que en su libreta para el autoaprendizaje también hay espacios destinados para consignar el valor agregado y las definiciones autoconstruídas. Su reciente viaje introspectivo les ha dado abundantes insumos para redactar su propia definición de autodeterminación. ¡Háganlo!, antes de avanzar más. El anterior viaje introspectivo no puede ser un simple ejercicio de aprendizaje, debe convertirse en un hábito de ustedes. Por lo tanto, es recomendable que, en adelante, separen en la agenda de sus actividades una hora específica para el aislamiento silencioso de modo que ustedes puedan acumular muchas más respuestas a esas preguntas exploradoras. Antes de concluir esta reunión, comparto con ustedes la siguiente parábola del escritor Robert Conklin: “Avanzando por entre una densa niebla, un automo-vilista estuvo casi una hora guiándose por las luces traseras del vehículo de adelante, dejando que el conductor del mismo fuera quien forzara la vista, se preocupara y buscara. De repente, aquel par de luces rojas se detuvo y ambos vehículos chocaron. ¡Oiga!, ¿por qué no ha hecho una señal al detenerse?, le gritó el hombre de atrás. ¿Y por qué hubiera tenido que hacerla?, si yo he llegado a mi propio garaje, re-plicó el conductor de adelante”. Las vidas de muchas personas son así; avanzan a través de la niebla, siguiendo ciegamente a alguien que les precede sin saber dónde van a terminar. Da que pensar, ¿no es cierto?. ( Robert Conklin: “ cómo hacer que la gente haga cosas”, Ed. Grijalbo, 1987, página 152). El individuo al cual se describe como “pegado a las luces traseras del otro” es el que tiende a depender de los demás para tener éxito y a responsabilizarlos de sus propios fracasos. Esta clase de personas hace con frecuencia afirmaciones como las siguientes: “me ofendió”, “no fue culpa mía”, “tengo mala suerte”, “no puedo evitarlo”. Estas personas son deterministas y fatalistas y, aunque no lo acepten, ellas mismas son las verdaderas responsables de su propio infortunio. Por supuesto que se debe reconocer el poder que tienen muchos sistemas de convivencia que refuerzan esta clase de dependencia, empezando por el mismo hogar, continuando en los centros de enseñanza, exten-diéndose hasta las empresas, los grupos religiosos y los sistemas de gobierno. Ténganlo presente ustedes y recuérdenle a toda persona que puedan lo siguiente: “nadie está libre de condicionamientos, pero todos somos libres para reaccionar frente a los condicio-namientos”. El individuo al cual se describe “forzando la vista y descubriendo por su propia cuenta el camino”, repre-senta el modelo de la madurez, de la autodetermi-nación, del compromiso, de la responsabilidad, del esperancismo. Esta clase de persona asume la respon-sabilidad de lo que es, siente, hace y elige; él valora a los demás y su entorno, tiene conciencia de su pasado; él construye, ensaya, se arriesga y avanza sin esperar a que los acontecimientos sean más favorables; si él avanza, se detiene o hace virajes, ya sea en lo intelectual, emocional o espiritual, será por su propia voluntad; él cree también que sus estados emotivos negativos son consecuencia de su propio pensamiento y su propia conducta. Él tiene conciencia de su propia imperfección, pero no se amilana por eso; al contrario, él trabaja para conseguir que la situación cambie y toma la tarea de este cambio como suya y no de los demás. Claro que el anterior “perfil de madurez de la personalidad” no surge de modo natural; la madurez se aprende y se forma con el tiempo, en todos los casos y después de una lucha ardua e indefinida. Si repasamos la biografía de las personas que han tenido éxito, sean vendedores, gerentes, caudillos, maestros, explora-dores, escritores, etc. se descubre fácilmente que todos son dueños de sus pensamientos, sentimientos y conductas. Ellos, por reflexión o por intuición, han identificado sus mayores aptitudes y talentos y, a partir de los mismos, han descubierto su razón de vivir; claro que las personas exitosas tienen lados flacos y son conscientes de dichas debilidades pero, al mismo tiempo, desarrollan la habilidad para manejarlos. *El doctor Gustavo Adolfo Jung define la individua-ción como un proceso por el cual el hombre vive su innata naturaleza humana y por el cual conoce y desarrolla las cualidades y atributos desconocidos; es el proceso de particularización de la esencia indi-vidual. La primera etapa de este proceso es la de per-cibir que existe la sombra (atributos de uno desco-nocidos por uno mismo) y que puede extraer fuerza de ella; la segunda etapa es la de encontrarse con la propia parte sicológica contrasexual, el ánima en el hombre y el ánimus en la mujer. La persona tiene que llegar a un acuerdo con sus fuerzas destructivas si quiere triunfar, tiene que liberarse del arrebato a experimentar atributos divinos (orgullo, megalomanía), tiene que esforzarse en alcanzar metas más elevadas que las que se consiguen sin riesgo. (Jung, Carl G. “El Hombre y sus Símbolos”. Ediciones Aguilar. Madrid, 1979. Páginas 158 - 195.). Nexo. La palabra es un recurso poderoso para ayudarle a otro a lograr alto grado de autodeterminación; entonces pasemos a reflexionar sobre el poder de la palabra. Agradecimiento a mi padre, que el 7 de octubre, después de vivir 102 años, murió dejando en mi corazón el ejemplo de la autodeterminación. |