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Bases Pedagógicas de la Educación Especial. DISLEXIA. ![]() ![]() Lavandeira Murillo, Lara Guzmán Bernardo, María Luisa Morcillo Sánchez, Manuel Sánchez González, Leonor Gómez Rodríguez, María Isabel INDICE:
El por qué de la elección de este tema, es principalmente por los problemas que hoy en día se acontecen en la actualidad. En nuestra modesta aportación, el objetivo, es intentar encontrar una respuesta científica, válida y operacional a la siguiente cuestión: ¿existe realmente un síndrome suficientemente diferenciado de dificultades en el aprendizaje del lenguaje escrito, como para considerarlo distinto de otras dificultades del aprendizaje, y que podamos denominarlo dislexia? Evidentemente, la respuesta a este interrogante únicamente la podremos obtener como resultado de las ideas que serán expuestas a lo largo del trabajo. El término dislexia ha salido con éxito del ámbito escolar para integrarse en el lenguaje de maestros y padres de familia ante el escaso rendimiento de los niños en el colegio. La dislexia ha sido y aún es, el consuelo personal-familiar ante muchas clases de fracasos escolares. Al afirmar que el niño es disléxico, se quita de encima el tremendo peso del retraso mental, y los padres lo aceptan como un mal menor. Todo profesional de la enseñanza ante los bajos rendimientos de sus alumnos en lectoescritura usa la palabra dislexia, sin darse cuenta del posible diagnóstico erróneo. Únicamente serán considerados niños disléxicos aquellos que demuestran una dificultad para la realización del aprendizaje de la lectoescritura sin padecer una lesión cerebral. A través de maestros y padres la única intención es ayudar a subsanar o prevenir las futuras anomalías que puedan surgir en el aprendizaje, y desde la escuela se elaboran ejercicios para intentar evitar el fenómeno de la dislexia.
Etimológicamente la palabra dislexia quiere decir aproximadamente dificultades de lenguaje. Se llama dislexia a la dificultad de algunas personas para leer y escribir correctamente, sin tener por otro lado, una deficiencia intelectual, motriz, visual o en cualquier otro ámbito que explique mejor dicho trastorno. La característica fundamental es una dificultad para la adquisición y uso de la lectura y la escritura. La dislexia puede superarse cuando está correctamente diagnosticada y se la trata con paciencia y fuerza de voluntad. Las dificultades en la educación suelen ser el resultado de un diagnóstico equivocado y la consiguiente frustración del niño al sentirse incapaz. Busque las áreas en las que el niño se destaca y ponga el énfasis en ellas. Un niño puede tener problemas para leer, pero ser un genio en matemáticas, música, u otros campos.
Además, para un niño con dislexia no es fácil alcanzar el nivel de educación correspondiente a su edad. La dislexia como cualquier otra alteración, sólo puede corregirse si con posterioridad al diagnóstico se aplica la terapia oportuna. Afecta en igual medida a niños y niñas, sin embargo en estudios se ha demostrado que afecta más a niños que a niñas y algunas estadísticas hablan de una relación de 8 a 1 entre el número de niños y el de niñas afectados. Esto quizá tenga que ver con el hecho de que se considera que las mujeres en general tienen un mayor desarrollo en el área del lenguaje que los hombres. Hay consenso en que entre un 4 y un 5% de los niños presentan problemas graves de aprendizaje de la lectura, con la consecuente dificultad escritora.
Podemos hacer la siguiente clasificación:
Esto podría explicar la existencia de estudios que relacionan una prevalencia de la dislexia con la no transparencia de una lengua: la ortografía de una lengua no haría que existiesen más o menos disléxicos (lo que iría contra la hipótesis genética del trastorno) sino que facilitaría que se diagnosticasen aquellos casos de dislexia predominantemente superficial; lo que no ocurriría en poblaciones de lenguas transparentes.
Existen factores hereditarios que predisponen a padecerla. Sin embargo, aún no están claros otros factores que pueden estar implicados en el curso del trastorno tales como causas genéticas, dificultades en el embarazo o en el parto, lesiones cerebrales, problemas emocionales, déficits espaciotemporales o dificultades adaptativas en la escuela. La dislexia se refiere, como hemos dicho anteriormente, a un trastorno en el aprendizaje de la lectura, cuyo origen se debe a una disfunción en alguna parte o partes del cerebro, excluyendo otros problemas más globales como retraso mental o razones pedagógicas o ambientales. Las posibles causas de la dislexia son:
Las causas de la dislexia infantil siguen sin estar claras. Así el motivo por el que los niños presentaban confusiones lectoras entre b-p, p-q, d-p, u-n, los-sol, etc., sería por dificultades en la percepción visual, debido a incapacidad para organizar espacialmente de forma adecuada el material a leer, sobre todo en sus aspectos de orientación derecha-izquierda, unido casi siempre a un conocimiento inadecuado del esquema corporal. ![]() La dislexia también se ha achacado, entre otros factores, a un inadecuado movimiento ocular, a un menor rendimiento en la memoria, a un insuficiente desarrollo cerebral para integrar los estímulos auditivos y visuales, a problemas afectivos, a problemas pedagógicos o a deficiencias en el desarrollo del lenguaje. Actualmente uno de los modelos más aceptados es el del modelo de lectura de doble ruta, según el cual, el lector utiliza dos vías para llegar al significado de las palabras que ve escritas: - Ruta visual: consiste en comparar la forma ortográfica de la palabra escrita (secuencia de letras) con las representaciones de palabras de que disponemos en el léxico visual (a modo de “diccionario visual”). - Ruta fonológica: mediante el mecanismo de conversión de grafemas (letras) a fonemas (sonidos), se obtiene la pronunciación de la palabra, siendo así ésta identificada. El que un niño no aprenda a leer en la Etapa de Infantil no tiene por qué indicar una futura dificultad grave, pues cada uno tiene su ritmo, y aunque los niños pueden escribir y leer desde el inicio de la escolaridad y no se debe frenar ni retrasar su aprendizaje, tampoco se puede forzar el aprendizaje precoz, ni clasificarlos ni exigirles a todos unos conocimientos iguales. Además, no hay que olvidar que cuando un niño está aprendiendo la lectoescritura puede cometer muchos errores, por ejemplo, inversiones de letras al leer o escribir (SE por ES, SOL por LOS, etc.), pero esos fallos son normales y no deben alarmarnos. En la Etapa de Primaria es cuando puede establecerse con firmeza el diagnóstico de dislexia. Los síntomas más habituales son:
De todos modos, a lo largo de la escolaridad se suele presentar la siguiente evolución:
Por otro lado, la dislexia puede ir unida a otros problemas de aprendizaje escolar, tales como:
Como consecuencia de ello, podemos encontrar algunos desajustes a nivel comportamental y emocional:
5.- EVOLUCIÓN DE LA DISLEXIA SEGÚN LA EDAD. El curso evolutivo de la dislexia presenta signos (algunos de ellos, no necesariamente todos) en los niños según la edad serían los siguientes: Niños de Preescolar (Educación Infantil):
Niños hasta 9 años:
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Niños entre 9 y 12 años:
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Niños de 12 años en adelante:
Posteriormente y hasta la edad adulta las dificultades más importantes aparecen en la comprensión de textos y son mayores cuanto más complejo es el texto a leer. 6.- DIAGNÓSTICO. El aspecto diferencial de la dislexia es la dificultad para aprender a leer y escribir correctamente en ausencia de problemas intelectuales o de otro tipo que den una explicación alternativa al problema presentado. Así, hay que excluir: - Defectos de visión. - Defectos de la audición. - Un C.I. por debajo de lo normal. - La existencia de una perturbación emocional primaria. - Que el problema sea debido a mera falta de instrucción. - Que haya problemas de salud graves que mediaticen el aprendizaje. - Que no se den lesiones cerebrales diagnosticables y que puedan afectar al área del lenguaje. - Que pueda darse el diagnóstico de algún retraso grave de desarrollo. Algo que puede guiar en el diagnóstico, además de las dificultades de lecto-escritura, es la existencia de dificultades similares en la familia. Las dificultades fonológicas ( de correcta repetición de determinadas palabras ) y las dificultades de pronunciación, si no hay una dislalia clara, pueden orientar hacia la dislexia. La lateralidad cruzada o no definida, suele ir ligada a la dislexia. Además se recogerán el historial personal, médico y pedagógico del alumno, su C.I. y las características de su perfil. El WISC (Escala de inteligencia de Wechsler para niños) es el test de inteligencia más utilizado, por la amplia información que proporcionan sus subtests y la posibilidad de establecer un perfil, que si bien se discute su utilidad, al menos permite conocer detalles del funcionamiento y las posibles lagunas de dicho funcionamiento cognitivo.. A continuación se presenta un modelo de test de la escala de inteligencia de Wechsler para niños: ![]() En el WISC los niños disléxicos puntúan más alto en la escala manipulativa que en la verbal Las pruebas de Dígitos, Información, Aritmética y la de Claves están asociadas a los problemas de dislexia, los niños con este problema puntúan bajo en ellas por cuanto las habilidades que se exigen en ellas tienen que ver con la memoria a corto plazo. Junto con una prueba de lecto-escritura, que puede ser el castellano el T.A.L.E., (Test de Análisis de Lectura y Escritura), que permite una análisis detallado por niveles de edad y escolarización de los problemas que aparecen en todas las áreas y modos de la lecto-escritura: letras, sílabas, lecturas, comprensión lectora, dictado, copiado... S ![]() El aspecto psicomotriz se puede ver mediante las pruebas de Mira-Stambak y el área de integración mediante el test Gestáltico-Visomotor de Lauretta Bender. Un buen indicador inicial y que se puede inicialmente en el aula, proporcionando información al evaluador posterior, es el test de la figura humana de Goodenough. Una alternativa para medir la inteligencia con escaso componente verbal, son la matrices progresivas de Raven. La percepción visual en niños pequeños se puede evaluar con el test de Frostig, que tiene un programa para recuperar las deficiencias encontradas. La lateralidad se puede evaluar con diversas pruebas, como la LATERALIDAD Usual de Marguerite Auzias Hay que tener particular cuidado con los resultados de los tests que requieran leer las preguntas, porque en ellos los disléxicos pueden aparecer como deficientes. En un aula se puede detectar una posible dislexia haciendo leer a un niño en voz alta y pidiéndole que nos cuente algún acontecimiento previamente narrado por él o lo que ha leído, cuando se ha comprobado o que lo ha comprendido y lo ha expresado correctamente a nivel oral. En la lectura se pueden encontrar errores desde el desconocimiento de más o menos letras, hasta las adiciones, omisiones, repeticiones, inversiones, cambios de línea, lectura con falta de ritmo, ausencia de puntuación, acentuación y entonación, dificultades en sílabas compuestas, inversas, palabras largas o nuevas, o con acumulación de dificultades de pronunciación, dificultades con la g y la j, con la c y la z, confusiones en letras simétricas :d/b, p/q, d/p, letras de pronunciación similar : m/n, m/p, b/p, b/m... Cuando son mayores, típicamente inician la lectura de una palabra larga y acaban con otra que aparentemente se inventan. Una forma de corregir las confusiones que puedan tener nuestros alumnos con letras simétricas, es utilizando fichas de recuperación como las que se presentan a continuación: ![]() ![]() ![]() Después de que los alumnos se den cuenta de las diferencias de ambas letras se les presentarán otro tipo de fichas para comprobar lo que han aprendido, para ello se utilizan fichas como: ![]() ![]() También hay otro tipo de fichas para trabajar la dislexia como es esta secuencia temporal con el objetivo de que ordenen las viñetas: ![]() ![]() En la escritura, cuando se le pide que escriba de una manera espontánea, generalmente se producen estos fenómenos:
Cuando detectamos estos errores en un alumno, o algunos de ellos, debemos sospechar una dislexia y derivar el niño para un diagnóstico en profundidad. 7.- TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN. Cuando se habla del tratamiento de la dislexia generalmente se piensa en fichas de lateralidad, orientación espacial, grafomotricidad, orientación temporal, seriaciones, etc.... Las colecciones de fichas nos parecen útiles como trabajo de apoyo y complementación de la tarea principal, para variar las tareas y que no sean demasiado idénticas a las del aula, así como para trabajar determinados aspectos en los que algún niño debe incidir especialmente. En la situación del aula se pueden dar las siguientes sugerencias específicas: 1. Haga saber al niño que se interesa por él y que desea ayudarle. Él se siente inseguro y preocupado por las reacciones del profesor. 2. Establezca criterios para su trabajo en términos concretos que él pueda entender, sabiendo que realizar un trabajo sin errores puede quedar fuera de sus posibilidades. Evalúe sus progresos en comparación con él mismo, con su nivel inicial, no con el nivel de los demás en sus áreas deficitarias. Ayúdele en los trabajos en las áreas que necesita mejorar. 3. Dele atención individualizada siempre que sea posible. Hágale saber que puede preguntar sobre lo que no comprenda. 4. Asegúrese de que entiende las tareas, pues a menudo no las comprenderá. Divide las lecciones en partes y comprueba, paso a paso, que las comprende ¡Un disléxico no es tonto! Puede comprender muy bien las instrucciones verbales. 5. La información nueva, debe repetírsela más de una vez, debido a su problema de distracción, memoria a corto plazo y a veces escasa capacidad de atención. 6. Puede requerir más práctica que un estudiante normal para dominar una nueva técnica. 7. Necesitará ayuda para relacionar los conceptos nuevos con la experiencia previa. 8. Dele tiempo: para organizar sus pensamientos, para terminar su trabajo. Si no hay apremios de tiempo estará menos nervioso y en mejores condiciones para mostrarle sus conocimientos. En especial para copiar de la pizarra y tomar apuntes. 9. Alguien puede ayudarle leyéndole el material de estudio y en especial los exámenes. Muchos disléxicos compensan los primeros años por el esfuerzo de unos padres pacientes y comprensivos en leerles y repasarles las lecciones oralmente. Si lee para obtener información o para practicar, tiene que hacerlo en libros que estén al nivel de su aptitud lectora en cada momento. Tiene una dificultad tan real como un niño ciego, del que no se espera que obtenga información de un texto escrito normal. Algunos niños pueden leer un pasaje correctamente en voz alta, y aún así no comprender el significado del texto. 10. Evitar la corrección sistemática de todos los errores en su escritura. Hacerle notar aquellos sobre los que se está trabajando en cada momento. 11. Si es posible hacerle exámenes orales, evitando las dificultades que le suponen su mala lectura, escritura y capacidad organizativa. 12. Tener en cuenta que le llevará más tiempo hacer las tareas para casa que a los demás alumnos de la clase. Se cansa más que los demás. Procurarle un trabajo más ligero y más breve. No aumentar su frustración y rechazo. 13. Es fundamental hacer observaciones positivas sobre su trabajo, sin dejar de señale aquello en lo que necesita mejorar y está más a su alcance. Hay que elogiarlos y alentarlos siempre que sea posible. 14. Es fundamental ser consciente de la necesidad que tiene de que se desarrolle su autoestima. Hay que darles oportunidades de que hagan aportaciones a la clase. Evite compararle con otros alumnos en términos negativos (así es como a veces se consigue que se conviertan en caracteriales). No hacer jamás chistes sobre sus dificultades. No hacerle leer en voz alta en público contra su voluntad. Es una buena medida el encontrar algo en que el niño sea especialmente bueno y desarrollar su autoestima mediante el estímulo y el éxito. 15. Hay que considerar la posibilidad, como se ha dicho antes, de evaluarle con respecto a sus propios esfuerzos y logros, en vez de avaluarle respecto de los otros alumnos de la clase. (Es la misma filosofía de las adaptaciones curriculares). El sentimiento de obtener éxito lleva al éxito. El fracaso conduce al fracaso (profecía que se auto-cumple). 16. Permitirle aprender de la manera que le sea posible, con los instrumentos alternativos a la lectura y escritura que estén a nuestro alcance: calculadoras, magnetófonos, tablas de datos... Considero que todo profesional de la enseñanza debería saber algo sobre dislexia y tener en cuenta estas oraciones en la medida de lo posible. Se evitarían muchos problemas en las aulas. |