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![]() Los Patitos Feos La Resiliencia: Una infancia infeliz no determina la vida. Título del original en francés: Les vilains petits canards © 2001 Éditions Odile Jacob, París Traducción: Tomás Fernández Aúz y Beatriz Egibar Diseño de cubierta: Alma Larroca Primera edición: enero del 2002, Barcelona Primera reimpresión: febrero del 2002, Barcelona Segunda reimpresión: marzo del 2002, Barcelona Tercera reimpresión: mayo del 2002, Barcelona Cuarta reimpresión: febrero del 2003, Barcelona Quinta reimpresión: julio del 2003, Barcelona Sexta reimpresión: febrero del 2005, Barcelona Derechos reservados para todas las ediciones en castellano © Editorial Gedisa, S. A. Paseo Bonanova, 9 Io-Ia 08022 Barcelona (España) Tel. 93 253 09 04 Fax 93 253 09 05 Correo electrónico: gedisa@gedisa. com http: //www. gedisa. com Índice AGRADECIMIENTOS 15 INTRODUCCIÓN 19 Cuando uno está muerto y surge el oculto tiempo de los recuerdos 21 El fin del maltrato no es el retorno a la vida, es un paso que nos apremia para iniciar una lenta metamorfosis. La mórbida amabilidad del pequeño pelirrojo 24 La adaptación no es lo mismo que la resiliencia. Es demasiado costosa, pero permite salvar unos cuantos islotes de lánguida felicidad. La creatividad de los descarriados 27 La adquisición del proceso de resiliencia se analiza aquí desde tres puntos de vista: la huella que dejan los recursos internos en el temperamento, la estructura de la agresión y la disposición de los recursos externos en torno del herido. Los lisiados por el pasado pueden darnos lecciones 30 Es necesario disponer de proyectos que permitan alejar el pasado y modificar la emoción asociada con los recuerdos. Hay que aprender a observar para evitar la venenosa belleza de las metáforas 34 No confundir el atestado, que es una construcción social, con la observación, que es un método para crear. CAPÍTULO 1: LA ORUGA ………………… 39 El temperamento o la rebeldía de los ángeles ……………… 41 De la sustancia que nos somete a Satán, al afecto de vitalidad que nos encanta o nos pone furiosos. La triste historia del espermatozoide de Layo y el óvulo de Yocasta ………………… 44 Los determinantes genéticos existen, lo que no quiere decir que el hombre esté genéticamente determinado Gracias a nuestros progresos, hemos evolucionado, pasando de la cultura de la culpa a la cultura del prejuicio 46 Sentirse culpable en la edad de las pestes no es lo mismo que sufrir en la época del embellecimiento de las técnicas. De cómo aprenden a bailar los fetos ………………… 49 El primer capítulo de nuestra biografía comienza durante nuestra vida intrauterina, cuando nos dejábamos arrastrar y dábamos cierto tipo de brincos. En donde se aprecia que la boca del feto revela la angustia de la madre …………………52 La transmisión del pensamiento se realiza en un plano material y configura el temperamento del bebé antes de su nacimiento. Hacer que nazca un niño no basta, también hay que traerlo al mundo …………………55 El sexo del niño es un potente vehículo de representación y cualquier indicio morfológico evoca un trasfondo genealógico. Los recién nacidos no pueden ir a parar a ningún otro sitio que no sea la historia de sus padres …………………57 Ya sea gruñón o sonriente, incluso el más mínimo de los actos del bebé habita los sueños y las pesadillas de los que le rodean. Cuando el marco en el que se desenvuelve el recién nacido es en realidad un triángulo compuesto por sus padres y por él mismo……… 61 Cada familia se caracteriza por un tipo de alianza que elabora un envoltorio sensorial en torno del bebé. El papá payaso y el bebé cómico 64 Cada vez que se encuentran, inventan un escenario al que incitan a subir a todos los miembros de la familia. Quiéreme para que tenga el coraje de abandonarte 67 Cuando un bebé tranquilo se convierte en un explorador, es porque su entorno le sirve como campo base. El andamiaje del modo de amar 69 Esa base de seguridad enseña algunos estilos afectivos. Los orígenes míticos de nuestros modos de amar 71 Todo discurso individual o cultural construye el envoltorio sensorial que enseña al niño su estilo afectivo. Cuando el estilo afectivo del niño depende del relato íntimo de la madre 75 El discurso de predicción de la madre organiza los comportamientos que moldean el temperamento del niño. Una madre que recibe apoyo afectivo y tiene sostén social puede ofrecer mejores brazos 78 La simple presencia del padre modifica el psiquismo de la madre que alberga al niño. Cuando los gemelos no tienen la misma madre 81 Todo tiene un significado en esa burbuja afectiva en la que cada cual va diferenciándose. En el que se consigue observar cómo se transmite el pensamiento mediante los gestos y los objetos 85 Las proezas intelectuales se vuelven posibles cuando los padres, sin advertirlo, hacen hablar a los objetos. El congénere desconocido: el descubrimiento del mundo del otro 90 La perplejidad, la mirada, el dedo índice y la representación teatral preparan a los bebés para sus primeras palabras. Cuando las historias sin palabras permiten compartir los mundos interiores 93 El pequeño comediante modifica el mundo mental de quienes le quieren y el niño intruso se hace aceptar mediante ofrendas alimenticias. De cómo los estereotipos sociales privilegian determinados comportamientos del bebé 95 El sudamericano baila antes y el bebé alemán hojea los libros. El humor no es cosa de risa 97 Es cosa destinada a transformar la angustia enfiesta emocional. Los fundamentos del andamiaje de la resiliencia 101 En toda etapa -biológica, afectiva o social- es posible hallar una defensa. Cuando la relación conjunta echa por tierra el andamiaje 104 El sufrimiento de la madre impide que el niño adquiera las conductas de seducción. Se conoce la causa, se conoce el remedio y, sin embargo, todo se agrava 107 Hay otras causas que intervienen, pues los determinismos humanos son de corta duración. Virginidad y capitalismo 111 El himen era una rúbrica de la paternidad, hoy el ADN denuncia al padre. El padre precoz es una rampa de lanzamiento 114 Un macho puede ser sustituido por una jeringuilla de fecundación, pero un padre ha de ser de carne y hueso para promover la confianza. Cuando el Estado diluye al padre 116 ¿Es concebible una sociedad sin padres? Duelos ruidosos, duelos silenciosos 119 Al silencio de la desaparición se añade el ruido de la representación. Resiliencia y conductas de seducción 122 La búsqueda afectiva depende de la generosidad de los adultos que brindan cuidados. CAPÍTULO 2: LA MARIPOSA 127 A los monstruos no les gusta el teatro 129 No habría cinismo peor que el de decir las cosas como son. Afortunadamente, decir es ya una forma de interpretación. ¿Es posible pensar en la carambola psíquica? 133 Toda conmoción provoca una desorganización que las culturas han encontrado muy difícil pensar. La emoción traumática es una conmoción orgánica provocada por la idea que se tiene del agresor 136 Perdonamos a una catástrofe natural, pero revivimos incesantemente la agresión de un grupo humano. Lo que otorga al golpe su poder para provocar traumas es el estilo de desarrollo de la persona herida 138 No podemos encontrar sino aquellos objetos a los que nos hemos vuelto sensibles por la acción de nuestro entorno. La adaptación que protege no siempre constituye un factor de resiliencia 141 La sumisión, la desconfianza, la glaciación son defensas adaptadas, pero la resiliencia exige la creación de un nuevo mundo. Cuando un combate heroico se convierte en un mito fundador. 144 Con el trabajo de la memoria, un trauma se transforma en epopeya gracias a una victoria verbal. Sin culpabilidad no hay moralidad 146 Los tormentos que torturan hacen que el herido sea sujeto y actor de su propia curación. Robar o dar para sentirse fuerte 148 La delincuencia, un valor adaptativo en las sociedades enloquecidas, se une con la donación, que repara la propia estima. Las quimeras del pasado son ciertas, al modo en que son ciertas las quimeras 152 Todo relato está construido con elementos verdaderos y sobre él arrojan luz nuestras relaciones. Cuando un recuerdo concreto se ve rodeado por la bruma, hace que el pasado sea soportable y hermoso 155 El efecto de halo de la memoria traumática permite convencerse de que la felicidad sigue siendo posible. Las ordalías secretas y la reinserción social 159 Cuando los niños se ponen a prueba para probarse a sí mismos que han sido perdonados. Una declaración de guerra contra los niños 161 La violencia de Estado se extiende sobre el planeta, pero los niños sólo se derrumban cuando se derrumba su entorno. Actuar y comprender para no sufrir 164 Comprender sin actuar nos hace vulnerables, pero actuar sin comprender nos convierte en delincuentes. Cuando la guerra hace que prendan algunas llamitas de resiliencia 169 La madurez precoz, las fantasías de omnipotencia y ciertos sueños de afecto prenden algunas llamitas que el medio puede apagar o avivar. El devastador efecto de una agresión sexual depende mucho de la distancia afectiva 174 Verse agredido por un desconocido es menos perturbador que la agresión de una persona próxima que a menudo disfruta de la protección de la sociedad. La posibilidad de resiliencia tras una agresión sexual depende mucho de las reacciones emocionales del entorno 177 Cuando la familia se hunde, la víctima no consigue superar el trauma. Lo que ayuda a los miembros de la familia no es la compasión sino su revalorización mutua. Cuando el trabajo del sueño dormido se incorpora a nuestra memoria y nos gobierna, el trabajo del sueño despierto nos permite recuperar el control 182 El sueño biológico transforma las preocupaciones que invaden nuestras ensoñaciones diurnas en residuos cerebrales. Cuando la negación consciente protege al sueño y cuando la impresión traumática conlleva una reminiscencia onírica 187 La reparación de la representación de la herida mediante todas las modalidades de expresión permite prescindir más tarde de la negación que, como la escayola sobre una fractura, protege mientras altera. La civilización del fantasma lleva aparejada una creatividad que repara 191 Un niño atropellado queda en manos de la creatividad que la familia y la cultura estimulen o dificulten. Las culturas normativas erradican la imaginación 196 La creatividad no es una actividad de ocio; es un lazo social, no un rápido consumo. El talento consiste en exponer la propia prueba mediante una grata intriga 199 Es un desafío que se opone a una realidad excesivamente dolorosa. Aprender sin darse cuenta . 202 El sentimiento de lo evidente es una conciencia parcial que no impide la verificación de una serie de aprendizajes inconscientes contrarios a esa evidencia. La falsificación creadora transforma la magulladura en organizador del Yo 204 Un recuerdo autobiográfico excesivamente luminoso, como un lucero del alba, orienta nuestras decisiones y nuestra filosofía de vida. CONCLUSIÓN 209 La resiliencia no es un catálogo de las cualidades que pueda poseer un individuo. Es un proceso que, desde el nacimiento hasta la muerte, nos teje sin cesar, uniéndonos a nuestro entorno. BIBLIOGRAFÍA 217 NOTAS 223 Agradecimientos Este libro no ha caído del cielo, ha sido escrito por varios centenares de autores. He tratado de citarles en la bibliografía, al hilo de las notas, así como en la recapitulación bibliográfica que cierra la obra. Quiero sacar a la luz a otros coautores discretos que han permanecido en la sombra y que, no obstante, han dado origen a varios apartados de este libro. La Liga francesa en favor de la salud mental, con la participación de Claude Leroy y Roland Coutanceau, ha permitido la realización de un gran número de trabajos, así como de varios viajes a los escenarios del estropicio y numerosos encuentros entre investigadores y facultativos internacionales. La Fundación para la infancia, gracias a la benévola atención de su presidenta, la señora Anne-Aymone Giscard d'Estaing, secundada al comienzo de la aventura por Marie-Paule Poilpot, ha permitido el intercambio de experiencias entre universitarios, médicos, sociólogos, psicólogos, educadores y responsables de la Ayuda social a la infancia en Europa. La señora Claire Brisset, defensora de los niños, tuvo a bien invitarme a participar en su equipo, dándome ocasión de experimentar el concepto de resiliencia. El profesor Michel Manciaux, tras haber descubierto con el profesor Michel Strauss el increíble fenómeno de la infancia maltratada, trabaja hoy en la búsqueda de soluciones capaces de prevenir esa catástrofe y ayudar a que los pequeños heridos puedan reanudar su desarrollo. Stephen Vanistendael, que tan bien se ocupa del BICE (Oficina internacional católica de la infancia) en Ginebra, ha sido uno de los pri meros que han trabajado en Europa sobre la idea de resiliencia, uno de los primeros en adquirir compromisos en favor de los niños heridos. Jacques Lecomte me ha concedido con frecuencia la palabra antes de ponerse a escribir a su vez para afirmar que, a pesar de todo, la felicidad es algo posible. La CCE (Comisión central de la infancia) no sabe hasta qué punto sus niños, hoy ya convertidos en adultos, han participado en la resiliencia. Los fundadores del grupo de etología humana, Albert Démaret, autor del primer libro de etología clínica escrito en lengua francesa, los profesores Jacques de Lannoy, Jacques Cosnier, Hubert Montagner, Jean Lecamus, Claude Bensch y Pierre Garrigues han sabido poner a punto unos métodos de observación etológica tan largos de realizar y tan fáciles de contar. Doy las gracias a los estudiantes del diploma interuniversitario de etología de la universidad de Toulon-Var y a los doctorandos que tanto han trabajado y que me han pedido que les juzgue. He apreciado tanto su cooperación, que un gran número de ellos se verán citados en el texto, cosa que es muy normal. Doy las gracias al profesor Bernard Golse que, al tomar entre sus manos la llama de la WAIMH (Asociación Mundial para la Salud Mental Infantil), en compañía del profesor Michel Soulé, continuará el trabajo del profesor Serge Lebovici, que ha promovido los intercambios entre el psicoanálisis y la etología. Doy las gracias al profesor Michel Lemay (Montreal, Quebec), que descubrió las pistas de la resiliencia hace más de 20 años, al profesor Michel Tousignant (Montreal, Quebec), que ha subrayado la importancia de las presiones sociales, a los profesores Charles Baddoura (Beirut, Líbano), Violetta Stan (Timisoara, Rumania), María Eugenia Villalobos, María Eugenia Colmenares, Lorenzo Balegno (Cali, Colombia), Badra Mimouni (Orán, Argelia) y Jean-Pierre Pourtois (Mons, Hainaut, Bélgica) que han sabido propiciar tantos reencuentros hermosos y han tenido el valor de ir a ayudar sobre el terreno a los niños heridos en el alma. Y gracias a todos aquellos que, al trabajar en la idea de resiliencia con la Asociación francesa de investigación en etología clínica y antropológica, constituyen un medio de intercambio intelectual y amistoso muy enriquecedor: Jacques Colin, Roselyne Chastain, Sylvaine Van nier, Michel Delage, Claude Beata, Stanislas Tomkiewicz, Philippe Brenot, Isabelle Guai'tella, Antoine Lejeune, Dominique Godard, Angelo Gianfrancesco, Norbert Sillamy y muchos otros en los que pienso sin nombrarlos. Gracias a todos los que han creado este libro: a Florence, mi mujer, que ha participado intensamente en mi propia resiliencia, y a Gérard Jorland que, al acompañar cada palabra del manuscrito, ha reducido el número de incorrecciones. Y gracias a Odile Jacob, que ha supervisado la concepción de esta obra y se sentirá inquieta por su porvenir. Introducción «Se dirigió entonces hacia ellos, con la cabeza baja, para hacerles ver que estaba dispuesto a morir. Y entonces vio su reflejo en el agua: el patito feo se había transformado en un soberbio cisne blanco... » Hans Christian Andersen (1805-1875) El patito feo «Nací a la edad de 25 años, con mi primera canción.
Il nefaut jamáis revenir Au temps caché des souvenirs... Ceux de l'enfance vous déchirent. 1 (Jamás hay que regresar Al oculto tiempo del recordar... La memoria de la infancia te ha de desgarrar. ) El instante fatal en el que todo cambia corta nuestra historia en dos pedazos.
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