CRÓnica de la muerte anunciada de una ganaderíA




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fecha de publicación18.01.2016
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CRÓNICA DE LA MUERTE ANUNCIADA DE UNA GANADERÍA
El protagonista de esta crónica, el Médico Veterinario MARINO VALDERRAMA RODAS, es miembro de la tercera generación de una familia, que conservo y selecciono el ganado criollo del valle geográfico del rio Cauca desde 1890. Ha dedicado más de 35 años a su estudio, defendiendo su importancia, potencialidad como recurso genético, resistente, fértil, adaptado, para su utilización en la seguridad sanitaria y alimentaria de Colombia.
Nació y se crio con seis hermanas y tres hermanos, en la Hacienda La Ondina, en Roldanillo, Valle, donde su padre ARTURO VALDERRAMA GARCÍA, heredo la ganadería criolla de ROBERTO VALDERRAMA, quien, no fue ajeno a tener la raza de moda, como le sucede a todo ganadero en este País. Primero con el Pardo Suizo europeo, en los años 50 promovido por la empresa CICOLAC y luego, con el Cebú comercial, pero al evaluar sus registros, desistió y fueron descartados, porque nunca estos intrusos, superaron los resultados del criollo puro en su capacidad de adaptación, reproducción y producción en un ambiente árido, de laderas erosionadas, de sequias prolongadas, fuertes vientos y alimentos forrajeros escasos, fibrosos, toscos y espinosos, que predominan en esta hacienda.
En 1969, cuando un profesor de la Universidad de Antioquia, donde realizo sus estudios de Medicina Veterinaria, sostenía en clase de Zootecnia, que el HARTÓN no existía, porque para él, solo existían las razas criollas protegidas por el ICA, motivaron a conocer con más interés el ganado de sus ancestros.
De este incidente, nace su inquietud de probar su existencia e importancia en su conservación y lo inicia con la descripción morfológica elaborando un patrón de raza, luego, evalúa los registros de su hacienda, apoya tesis de grado a estudiantes de varias universidades, investigaciones de docentes en el ganado de la familia y en otras ganaderías. Pretendía desvirtuar el romanticismo de solo conservarlo, a cambio de sustentar su rentabilidad ante una familia numerosa como la suya.
Convencido de su valor, por experiencia propia, promovió la creación de la asociación de criadores ASOHARTON en 1981, con el apoyo de JOSELITO GONZÁLEZ NARVÁEZ q,e,p,d, de la Junta de Ferias de Tulua; oficializo su nombre ante el Ministerio de Agricultura; dedico mucho de su tiempo acompañar a los criadores de la raza, para que le dieran su justo valor comercial como raza con meritos genéticos y así obtuvieran mayores satisfacciones económicas.

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Fue el primero en topizarlos, contrariando los criterios de algunos criadores, de que su nombre provenía de sus cuernos, los que en estado adulto los hace majestuosos, pero no manejables. Promovió los registros en las fincas, pero perdió en su intento, cuando la mayoría de los criadores tenían sus ganados, para no hacerles nada, porque eran criollos o porque sus explotaciones ganaderas pasaron a un segundo plano, al cambiar áreas de sus fincas a una agricultura intensiva.
Sostiene, que el HARTÓN DEL VALLE, fue la raza criolla más numerosa de los bovinos criollos en Colombia, porque estaba siendo conservada por familias tradicionales del Valle del Cauca, como herencias de una generación a otra. Hoy su población no sobrepasa los 3500 cabezas, cuando en el censo de población de 1986, se registraron 10.500 cabezas.
Esta conservación por tradición familiar, produjo una endogamia o consanguinidad en cada finca o en cada familia, lo que para fortuna de los genetistas, preserva la variabilidad genética entre fincas, según investigaciones recientes de su ADN, que pudiera servir para identificar y utilizar los mejores ejemplares de cada familia, en la formación de una raza de mayor producción con una amplia heterosis.
Con profundo y sentido lamento, denuncio, como una ganadería criolla la de mayor tradición y de mas antigüedad en el Valle del Cauca, la de su propia familia, habían determinado acabar con toda la ganadería, decisión tomada por terceros con otros intereses. Eran ganados nacidos en la finca por más de 30 generaciones, donde los genes exóticos o de la raza importada de moda que trataron de introducir, sucumbieron en los periodos secos o por los hemoparasitos, en su intento de absorber lo adaptado y fértil. Fue una muerte anunciada de una ganadería criolla, y se espera una frustración mayor cuando ahora intenten producir en esos terrenos con otra raza.
Manifiesta, que logro registrar una producción optima de leche en este ecosistema árido de 1500 a 2200 kilos en lactancia de 245 días, después del tercer parto, y un intervalo entre partos de 380 días, como mayor logro de su productividad mediante una selección basada en registros sistematizados y clasificación lineal, parámetros que nunca se lograrían con otras razas. Su propósito era promover la utilización de estos genes adaptados en cruzamiento con genes precoces y de alto potencial productivo en la formación de un trihibrido en un sistema doble propósito, en otras zonas ganaderas con suelos de menor costo, como la mejor fórmula para mejorar la competitividad en el mundo del TLC que se irá imponiendo en Colombia.
Esta hacienda de propiedad de una sociedad familiar, donde además de ser asistente técnico, es accionista, llego a ser finca de referencia para la región y de manera especial para ecosistemas cálidos secos, visitada por numerosos grupos de estudiantes de Universidades y de ganaderos de la región. Además de observar el manejo y alimentación del ganado criollo, se establecieron potreros en un sistema silvopastoril de Leucaena asociada con Braquiaria Mulato, ensilaje de cogollo de caña con pollinaza, para la suplementacion del ganado, con excelentes resultados.
Todas las satisfacciones logradas en la motivación a los criadores en la selección, clasificación y comercialización del HARTÓN DEL VALLE, paradójicamente se contradijeron y frustraron en su propia sociedad familiar, cuando entran nuevos administradores a terminar con todo lo establecido, posiblemente por odios y rencores, como puede suceder en cualquier sociedad familiar.
Este hecho particular ocurrido en la ganadería del primer promotor de la raza, revela, como decisiones de personas no concientizadas o con intereses diferentes, cambian el destino logrado de tantos años, lo que debe ser una alerta a todos los que trabajan con recursos genéticos de escasa población, al quedar en peligro de extinción la poca población de un recurso genético naturalizado, sino se fijan, políticas o estrategias para incentivar, utilizar y comercializar este recurso.
Manifiesta, que corresponde a una asociación de criadores, fuerte, solida, para que el destino de estos ejemplares pueda caer en manos de criadores, consientes en conservarlos, y multiplicarlos en bien de la ganadería sostenible, y no dejarlos que lleguen al sacrificio en el matadero local.
No admite, que existiendo una asociación de criadores, no tengan injerencia, no en la solución de conflictos familiares, sino en que estos vientres no pasen al matadero local, sin haber promovido la adquisición de estos vientres por parte de ganaderos asociados. Es la historia que se repite, cada vez que una ganadería es liquidada por conflictos familiares o para dar paso al cultivo de la caña.
Expresa, que La Hacienda LA ONDINA en Roldanillo, pasara a la historia como ganadería del pasado, así como lo fueron : El Tesoro en Roldanillo de la familia Rebolledo; El Establo en Zarzal de la familia Caicedo o Ingenio Riopaila, que llego a tener 25.000 cabezas, El Gran Capricho en Cali de la familia Peláez, que llego a ordeñar sin ternero 1500 vacas en dos ordeños diarios; Miravalle en Florida del Fondo Ganadero del Valle, con ejemplares de mayor alzada; Potrero Chico en Cartago de la familia Gómez, donde iniciaron como nodrizas de crías Pardo Suizo; Mata de Palo en Palmira de la familia Aparicio con ejemplares de mayor producción en ordeño con ternero. De alguna forma, todas estas ganaderías sirvieron de base en la formación y sostenibilidad de la ganadería vallecaucana desde los años 30 del siglo pasado, como de la formación de la raza Lucerna con asiento en Bugalagrande, Valle del Cauca.
Cree en los ganaderos jóvenes propietarios de ganaderías vigentes y una Institución de Educación Superior, como lo es la Universidad Nacional de Colombia sede Palmira, porque están convencidos de su importancia genética y económica, para utilizar el HARTÓN DEL VALLE como raza mejorante, pero hay que apoyarlos en una selección y acompañamiento técnico.
Las fincas San Rafael en Bugalagrande de Rafael Quintana Gonzales, Zanjón Hondo en Tulua de Germán Ortiz, Simba en Buga de Cesar Gutiérrez, El Paraíso en El Cerrito de la Universidad Nacional sede Palmira; El Tesoro en El Cerrito de Lilian Calero Yuont; Piedras Gordas en Roldanillo de Gustavo Ospina; El Porvenir en Chinu Córdoba de José Fernando Jaramillo, La Sonrisa en Tolú, Sucre de Germán Palomino, Maracaná en Magangue, Bolívar de Raúl Botero, La Palestina en Arjona, Bolívar de Efraín Yaber. Corocora en Pto. López, Meta de María Milena Ramírez, Santa Lucia en Pto. Lleras Meta de William Marín. Granjas de Motilonia en Codazzi, Cesar, La Libertad en Pto. López, Meta de CORPOICA, son las mas representativas criadoras del mas del 70% de la raza, que harán que se conserve este recurso genético por varios años más.
Su preocupación por su conservación, mejoramiento y utilización, es extensiva a las demás razas criollas y colombianas, porque así se extinguió el criollo Campusano de la Guajira, el Patiano del Cauca; se extingue el Chino Santandereano, al estar en posesión de sociedades o personas, sin visión empresarial a largo plazo o carentes de acompañamiento Institucional. Luego vendrán los venezolanos a llevarse el HARTÓN DEL VALLE, como lo hicieron con el Costeño con Cuernos y el Romosinuano, porque cuentan con el apoyo de su Estado socialista, en la búsqueda de sistemas productivos sostenibles para la seguridad alimenticia de su País.
Sostiene, que así como estas herencias de familia son cada vez más difíciles de sostener, debe ser, el Estado Colombiano a través de sus instituciones, quien le corresponde fijar las políticas agropecuarias para motivar su conservación, selección y utilización, y al Congreso de la República, el legislar su protección como recurso genético natural, como mandato Constitucional.
Está convencido de una realidad práctica, el HARTÓN DE EL VALLE es propio de sistemas sostenibles, de sistemas silvopastoriles donde mejor se comportan como puras o en mestizajes con el Cebú comercial o con otras razas, como lo ha observado en zonas de sabana en la Costa Caribe. Junto con el Cebú comercial, las razas criollas son las que mejor sobreviven en las zonas adversas del trópico cálido seco o húmedo y las que competirán por áreas ganaderas una vez sean desplazadas por los cultivos para plantas productoras de etanol o biodiesel.
Al preguntarle, porque, si el criollo es tan bueno se extingue, responde, que cuando se iniciaron en Colombia, las importaciones de razas exóticas en 1878, toda la ganadería era criolla desde su introducción en la época de la colonia, observándose resultados espectaculares en los media sangre o F1, pero los mejores atributos de sus crías, son dados a la raza introducida que supuestamente mejoraban a esas vacas pequeñas, poco productivas por su consanguinidad sin selección, pero fértiles, suscitándose una demanda de hembras o novillas criollas para cruzamientos, . razón de su reducción en su población, la que luego, no podrá atender una demanda, si se acaban los criaderos de puros.
Sostiene, que la historia se repite, cuando los cruzamientos llegan al tres cuarto de sangre importada de origen Europeo sobre la criolla, los efectos de los genes de adaptabilidad y fertilidad se reducen, por efecto del estrés calórico o las exigencias en su alimentación y manejo son mayores, , lo que luego influyo para que se importara una raza bovina tropical, de especie diferente como lo es el Cebú, logrando nuevamente mayor expresión del vigor hibrido, imponiéndose en el tiempo el criterio de que todo lo que tuviera orejas y giba tenia mayor valor comercial.
Finalmente hace un llamado de alerta por la preocupante reducción de la población del HARTÓN DEL VALLE, a los ganaderos vigentes, para que unan esfuerzos tecnológicos en su selección y utilización; a la asociación de criadores de razas criollas y Colombianas ASOCRIOLLO, para que promueva estímulos estatales y su preservación, como su comercialización; a la asociación de productores de ganados doble propósito ASODOBLE, para que promueva su conservación y utilización; a los centros de investigación de Universidades públicas y privadas para que cumplan la función de responsabilidad social, promoviendo su investigación genética y su importancia económica; a CORPOICA, para que sea incluida en sus proyectos de transferencia de tecnología, como la tercera raza en la formación de un trihibrido para la producción de leche de calidad y competitiva.
SE AUTORIZA LA PUBLICACIÓN PARCIAL O TOTAL O REENVÍO EN CORREOS ELECTRÓNICOS, DONDE SOLO EL AUTOR SE HACE RESPONSABLE DE SU CONTENIDO.
MARINO VALDERRAMA RODAS

Médico Veterinario. Abogado.

Experto en HARTÓN DEL VALLE.

Celular. 310-4035064

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