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EL ENFOQUE SOCIOCULTURAL EN EL ESTUDIO DEL DESARROLLO Y LA EDUCACIÓN VYGOSTKY Por Miguel Ángel Martínez Rodríguez Introducción El propósito de este trabajo es abordar los fundamentos teóricos y metodológicos de un enfoque que recientemente ha influido notablemente en la psicología y en el campo de la educación y que por su importancia no puede dejar de ser contemplado en los programas que pretenden formar psicólogos en el campo de la educación y del desarrollo psicológico. Me refiero al enfoque sociocultural o sociohistórico, como otros prefieren llamarlo (Huertas, Rosa y Montero, 1991). Este enfoque del desarrollo psicológico proviene de las investigaciones realizadas por Lev Vygotsky y sus colaboradores más cercanos (Luria y Leontiev), quienes basándose en las premisas fundamentales de la filosofía materialista dialéctica prevaleciente en la Unión Soviética de los años veinte, propusieron una nueva forma de concebir los procesos psicológicos postulándolos como el resultado de la interacción del individuo con su medio social y cultural en un momento histórico determinado. Nuestra práctica como psicólogos en el ámbito de la educación se sitúa clara y decididamente en una perspectiva sociocultural. Esta teoría se caracteriza básicamente por los siguientes supuestos: 1) el uso del análisis genético que implica ir a la génesis, al origen del fenómeno en cuestión y estudiarlo en su desarrollo y no solamente como un producto final; 2) su énfasis en el origen social de los fenómenos psicológicos; 3) la propuesta de que las funciones mentales superiores y la acción humana están mediadas por herramientas y por signos (Wertsch, 1991), entre las que destacan principalmente el lenguaje, y 4) un postulado de carácter metodológico que tiene que ver con la unidad de análisis de los fenómenos psicológicos: la acción mediada. Con este enfoque de los procesos psicológicos se busca explicar las complejas relaciones entre el aprendizaje y el desarrollo extendiendo la noción de mediación semiótica hacia una mayor comprensión del pensamiento y de su relación con el habla, así como de otros fenómenos implicados en la vida social del lenguaje tales como "voces", modos de discurso, lenguaje social y dialogicidad. En esta línea de reflexión teórica construimos nuestras nociones y desarrollamos las acciones que guían las aproximaciones empíricas que hacemos en el campo de la educación. El constructivismo, una línea de acción pedagógica reciente en educación, ha encontrado un fuerte respaldo en los fundamentos teóricos y metodológicos de este enfoque por su énfasis en la noción de apropiación y el carácter social, activo y comunicativo de los sujetos implicados en la construcción de conocimientos que ocurren al interior del salón de clases (Coll, 1990). Sobre la base de estos supuestos fundamentales del enfoque en una siguiente parte de este trabajo destacaré los aspectos que han constituido parte de sus aplicaciones al campo de la educación, uno de los escenarios más importantes en los que se puede estudiar el desarrollo de los seres humanos. Para nuestros propósitos, y dentro de esta línea de argumentación, es conveniente señalar que si bien el desarrollo psicológico había sido concebido tradicionalmente como un proceso individual que ocurría al interior del sujeto con una casi total independencia de la influencia de factores externos, esta noción ha sido desechada casi en su totalidad, por fortuna, y en la actualidad es difícil que aún haya escuelas de psicología que nieguen la poderosa influencia que ejerce el ambiente social y cultural en la formación de los procesos psicológicos. En este sentido, la educación como una poderosa influencia social no puede ser descartada del análisis de influencias externas que deben ser contempladas cuando se aproxima uno al estudio del desarrollo psicológico. Desde el punto de vista del enfoque sociocultural los procesos psicológicos son concebidos como el resultado de la interacción mutua entre el individuo y la cultura. En este proceso de desarrollo la clave del funcionamiento psicológico está en la construcción de significados, concretamente, en los significados que le atribuimos a los objetos, a las palabras y a las acciones de los demás. También se considera que la elaboración individual de los significados es parte de una construcción activa y social del conocimiento que compartimos con los demás miembros de nuestro contexto social y cultural en el que nos desenvolvemos. Este proceso de llegar a conocer el significado de las cosas se genera en las relaciones que establecemos con otros agentes sociales, como en la intervención deliberada de los adultos en el aprendizaje de los niños, y ocurre a través de una mediación que es eminentemente semiótica. En otras palabras, es en los procesos de instrucción donde se ponen en juego interacciones –principalmente lingüísticas- entre adultos, niños y sus compañeros, y se generan funciones psicológicas de orden superior; de ahí su carácter social e interactivo. Después de esta breve presentación, abordaré los siguientes puntos con la intención de desarrollarlos con mayor profundidad: a) Los dominios genéticos del funcionamiento psicológico. b) Los orígenes sociales de los procesos psicológicos. c) La mediación semiótica de los procesos. d) La acción como principio y como objeto de estudio. DOMINIOS GENÉTICOS DEL FUNCIONAMIENTO PSICOLÓGICO Vygotsky afirmaba que el estudio genético de los fenómenos psicológicos implica concebirlos desde su origen y analizarlos a través de las fases o etapas de su desarrollo y evolución, y no observar solamente las fases finales o productos del desarrollo. Vigotsky estaba convencido de que los procesos psicológicos del ser humano pueden ser comprendidos si y sólo si consideramos la forma y el momento de su intervención en el curso del desarrollo. Para este autor el desarrollo es el resultado de dos líneas o fuerzas y sus correspondientes conjuntos de principios explicativos. Concebía el desarrollo en términos de "saltos revolucionarios" fundamentales, más que sobre la base de "incrementos cuantitativos constantes" (Wertsch, 1985, pág. 37). Así mismo, sostenía que las teorías que se apoyan en un solo conjunto de factores explicativos no pueden proporcionar una adecuada interpretación de los cambios observados durante el desarrollo. Tal es el caso, por ejemplo, de los enfoques que tratan de explicar los cambios en el desarrollo infantil con fundamento en "principios fisiológicos" o el de otros que, apoyándose en el concepto de etapas de la maduración sexual, basan en esto su explicación del desarrollo de la personalidad. Sus críticas se dirigieron principalmente hacia el reduccionismo biológico y el conductismo metodológico (teorías del desarrollo de un solo factor). El problema, según Vygotsky, era que: "Estos esquemas no tienen en cuenta la reorganización del proceso mismo de desarrollo, en virtud del cual la importancia y el significado de cada una de sus características se halla en continuo camino en la transición de un estadio a otro". Además, debemos considerar que "el desarrollo infantil es un proceso altamente complejo que no puede ser definido en ninguno de sus estadios sobre la base de una sola de sus características" (Vygotsky, 1972, citado en Wertsch, 1985). Su estrategia consistió en examinar cómo funciones psicológicas superiores, tales como la atención, la memoria, el pensamiento, etc., aparecen primero en su forma elemental y luego cambian hacia formas superiores, responsabilizando de ello a las líneas de desarrollo natural y cultural, y argumentando que es precisamente el desarrollo cultural el que transforma los procesos elementales en procesos superiores. Esta forma de aproximarse al estudio del desarrollo de los procesos psicológicos es lo que ha dado pie al planteamiento de los dominios o dimensiones genéticos del funcionamiento psicológico y lo que le sirve a Vygotski para hacer la distinción entre funciones elementales y superiores, así como seguir su evolución desde la filogénesis, pasando por las primeras manifestaciones de conducta inteligente en los seres humanos, por la vía del método histórico-cultural, hasta llegar a su estudio en la ontogénesis, dominio integrador de los diferentes ámbitos genéticos. En el estudio genético de los procesos psicológicos Vygotsky distinguió cuatro dominios: a) Filogenético, b) Histórico cultural, c) Ontogenético, y d) Microgenético. El dominio filogenético se centra en el estudio de la forma en que surge una determinada función psicológica en la especie humana. Por ejemplo, los trabajos con monos y chimpancés en donde se busca encontrar una continuidad filogenética entre las transformaciones biológicas y la aparición de habilidades como la solución de problemas o funciones humanas como el habla. En la filogenia la fuerza principal que interviene es el principio darwiniano de la selección natural, pero una vez hecha su aparición el homo sapiens, así como la organización social que lo caracteriza, cambia el enfoque explicativo del desarrollo. Lo que dio origen a la transformación del simio en hombre fueron las nuevas formas de adaptación a su ambiente natural y fue en virtud del trabajo y del consecuente uso de herramientas con las que mediatizaron su acción sobre la naturaleza lo que propició el surgimiento de funciones psicológicas superiores. Siguiendo a Engels podríamos afirmar que el trabajo creó a los seres humanos. El dominio histórico cultural se refiere al estudio del hombre a partir del uso de signos que han sido desarrollados históricamente y que se emplean en contextos culturales. Justamente es el origen de la orientación que estamos examinado aquí. Mientras que en la filogenia, el papel principal en la explicación lo juegan las fuerzas biológicas, en el dominio histórico cultural lo juegan la aparición de las herramientas psicológicas: los signos. En la filogenia, la fuerza que interviene es el principio de selección natural, en la dimensión cultural la fuerza explicativa recae en la aparición de los instrumentos de mediación. Cuando el hombre comienza a usar los signos como medios de comunicación, como medio para establecer vínculos entre los aspectos materiales y los símbolos que emplea para señalarlos o crearlos por medios lingüísticos, cambia toda su estructura psicológica. El hecho de establecer vínculos entre los símbolos de origen material y el pensamiento, marcó un paso decisivo en la evolución del homo sapiens. La posibilidad de crear contextos inter e intra lingüísticos lo llevó a otros niveles de desarrollo de las funciones psicológicas. Esto es a lo que Wertsch se refiere con la aparición de otro principio que él denomina la aparición del "principio de contextualización y descontextualización". Partiendo del hecho de que las diferencias encontradas en el tránsito de estos nuevos hombres provenientes de una sociedad primitiva, a una sociedad que deja rastros de su actividad cultural, de su civilización, es decir, que han pasado de una etapa de desarrollo social a otra, demuestra que han podido generar procesos que les han permitido el empleo de instrumentos de descontextualización, como sería el caso de la apropiación de la lectura y de la escritura o de los procesos de escolarización que eventualmente le siguieron, lo que implica que en estos hombres aparecen ya procesos psicológicos de orden superior. Hacia esa demostración se dirigieron los esfuerzos de Vygotsky y Luria en las investigaciones por ellos dirigidas entre los campesinos del Uzbekistán en los años treinta. No obstante, tal como señala Wertsch (1985), lo anterior no ha quedado claramente evidenciado. En concreto, los estudios que llevaron a cabo se centraban en el análisis de la descontextualización de los instrumentos mediacionales y el tipo de operaciones cognoscitivas que empleaban los campesinos de esa época y de esa región para resolver problemas, silogismos y otras cuestiones relacionadas con la atención, la memoria y el pensamiento lógico. Sus hallazgos no fueron confirmados por nuevas investigaciones realizadas en el marco de la psicología transcultural (p.e. los trabajos realizados por Scribner y Cole, 1981). Según Wertsch, los resultados de estos últimos indican que "no es posible establecer una única dicotomía entre sujetos alfabetizados, escolarizados, capaces de utilizar instrumentos de mediación descontextualizados y formas avanzadas de funcionamiento psicológico superior por un lado y sujetos sin ninguna de estas características por el otro. Estas relaciones son más complejas" (Wertsch, 1985, p. 56). El plano de la ontogénesis se relaciona con los estudios que tratan sobre la evolución de los procesos de un individuo en particular y las fuerzas del desarrollo que lo afectan. Es decir, las líneas natural y cultural. La dimensión ontogenética se caracteriza por el concurso y la operación de más de una fuerza del desarrollo, es decir, se orienta entre las líneas natural y cultural. Mientras que en el dominio anterior el curso del desarrollo de los proceso psicológicos se halla estrechamente vinculado al desarrollo histórico de la misma sociedad, en el plano ontogenético, la explicación se orienta hacia el entrecruzamiento de las líneas natural y cultural, así como a la distinción de las funciones psicológicas superiores y elementales. Vygotsky, sorteando las explicaciones reduccionistas biológica y cultural, argumentaba que estas fuerzas se articulaban en un proceso de "interaccionismo emergente" entre lo natural y lo social. De hecho, no prestó demasiada atención al curso del desarrollo natural, tan sólo lo suficiente como para introducir el debate sobre los factores socioculturales, según apunta Wertsch (1985). La mayor parte de las investigaciones que han dado origen a un cuerpo amplio y sistematizado de conocimientos sobre la psicología infantil se ubican en la dimensión de la ontogénesis y las explicaciones que ofrecen oscilan entre las orientaciones de tipo biologicista y las de tipo socializante. Vygotsky y sus colaboradores se enfocaron especialmente al estudio de los fenómenos psicológicos desde el dominio ontogenético. Como ya se ha señalado (Cubero y Santamaría, 1992), los estudios de este tipo analizan la génesis y la transformación de un proceso en un individuo concreto. El último de estos dominios es el microgenético, que aunque sólo fue esbozado por Vygotsky ha sido desarrollado con posterioridad por sus seguidores (Wertsch, 1985) para completar la visión de estos dominios, y se refiere al estudio de la formación de los procesos psicológicos en los ambientes característicos de los procedimientos experimentales en psicología. El análisis microgenético se centra en el estudio minucioso de los procesos de aprendizaje y desarrollo en períodos muy cortos de tiempo y constituyen una fuente de datos muy importante para la comprensión de dichos procesos. Así mismo, el dominio microgenético se refiere al proceso de formación de una función psicológica en un contexto espacio temporal concreto y limitado. En estos dos últimos planos se sitúan la mayoría de los trabajos realizados en el ámbito de la educación y hablaré de ello en la última parte de este texto. Por último, conviene recordar que los planteamientos que hemos venido abordando constituyen la base teórica de los estudios realizados y que son los que los orientan y los justifican, a saber: la naturaleza social de los procesos cognitivos, su carácter semióticamente mediado y su énfasis en el análisis genético. Ahora pasaré a revisar brevemente los otros supuestos antes señalados. LOS ORÍGENES SOCIALES DE LOS PROCESOS PSICOLÓGICOS Acerca de los orígenes sociales de los procesos psicológicos Vygotsky señalaba que la conciencia social es primigenia en el tiempo mientras que la conciencia individual es secundaria y derivada de la anterior. La clave de esta tesis estriba en la "historicidad de la naturaleza del psiquismo humano", lo que lleva cuestionarnos cómo se adquiere esta historia social, es decir, esos productos del desarrollo de las generaciones anteriores. Los seres humanos, más que adaptarse a los fenómenos se apropian de ellos o los hacen suyos. Esta distinción es importante y conviene analizar la diferencia entre la adaptación y la apropiación. Mientras que la adaptación se refiere a una aceptación pasiva de las condiciones ambientales que afectan al organismo, la apropiación implica una operación distinta: es un proceso activo, social y comunicativo. De esta forma, la apropiación es el medio y el proceso principal mediante el cual se desarrolla el psiquismo. Hablar de un origen social de los procesos psicológicos implica que todos esos procesos psicológicos se forman en y atraviesan por una fase social que proviene de la actividad que establece el sujeto con los objetos y en contacto con otros individuos. Esto es lo que llevó a Vygotsky a plantear su "ley genética del desarrollo cultural", la cual señala que: En el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: primero, en el ámbito social, y más tarde, en el ámbito individual; primero entre personas (interpsicológica) y después en el interior del propio niño (intrapsicológica). Esto puede aplicarse igualmente a la atención voluntaria, a la memoria lógica y a la formación de conceptos. Todas las funciones superiores se originan como relaciones entre seres humanos (Vygotsky, 1979, p. 94). Lo anterior sugiere que los procesos psicológicos se pueden atribuir tanto a grupos como a individuos y que hay un vínculo inseparable entre los planos de funcionamiento interpsicológico e intrapsicológico. Dichos procesos primero se observan en el plano social y existen como tales (la memoria colectiva, la atención conjunta, la opinión pública, etc.) y posteriormente son aprendidos, es decir, interiorizados por el sujeto. Este proceso denominado internalización o interiorización se concibe como la "reconstrucción" de una operación interpsicológica en una operación intrapsicológica; sin embargo, estas operaciones no deben entenderse como una simple copia de los procesos sociales que se establecen. La misma internalización implica transformaciones y cambios en las estructuras y en las funciones que se internalizan. Dicho proceso no es automático, implica una serie de transformaciones graduales a lo largo del tiempo. En su distinción de la relación entre lo psíquico y lo social Vygotsky separa la división corriente entre lo interno y lo externo y lo aborda en su interrelación dialéctica. Los procesos que dan origen a las funciones psicológicas se explican en términos de una transición del funcionamiento interpsicológico a un funcionamiento intrapsicológico, y se plantea como mecanismo fundamental la mediación semiótica, es decir, la interiorización de signos e instrumentos que han sido definidos culturalmente, entre los que el lenguaje juega el papel principal. Este origen social lo encontramos en dos planos o niveles: a un nivel micro y a un nivel macro. Para ilustrar lo anterior podríamos decir que en el primer plano encontraríamos las interacciones cara a cara que se suscitan en las interacciones familiares y pedagógicas como en una especie de microcosmo, y en un segundo nivel, las influencias de instituciones sociales como la educación, en particular nos referimos a la educación formal escolarizada. Estos dos contextos ejemplifican muy bien los dos niveles en donde ubicamos la mayor parte de nuestro discurso y argumentación. Las funciones mentales superiores están, por definición, culturalmente mediadas. Los artefactos que componen la herencia cultural material con la que nos ponemos en contacto desde que nacemos no sólo sirven para facilitar los procesos mentales, sino que los moldean y los transforman. Las funciones psicológicas comienzan y permanecen cultural, histórica e institucionalmente situadas y son específicas del contexto. En este sentido, no hay forma de no estar culturalmente situados cuando llevamos a cabo una acción (Cole y Wertsch, 1996). Estos autores afirman que las funciones mentales superiores son transacciones que incluyen al individuo biológico, los artefactos culturales mediacionales, y el ambiente natural y social estructurado culturalmente, del cual todos los individuos formamos parte. Esto significa que los procesos sociales dan lugar a los procesos individuales y que ambos son mediados por estos artefactos. En los apartados siguientes seguiremos hablando del origen social de estos procesos psicológicos, en especial en los contextos familiar y educacional. Sólo conviene recordar que el énfasis está puesto en la mediación cultural, en la mediación de la acción humana por artefactos culturales, como el lenguaje, que juegan un papel central en la explicación del desarrollo humano desde este enfoque (Cole y Wertsch, 1996). |