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![]() Al pasar a los aspectos funcionales en la ontogénesis lingüística, un primer grupo de factores lo constituyen los estudios que relacionan el funcionamiento cognitivo con la adquisición del lenguaje. Es relevante en este sentido el enfoque de la Psicolingüística genética, piagetiana o ginebrina en la que destaca, además del propio Piaget, la labor de Herminia Sinclair de Zwartz. La posición piagetiana tradicional defiende la primacía de los logros cognitivos y conceptuales frente al lenguaje, resultando aquellos fundamentales para el desarrollo del lenguaje. Piaget sostiene, como ya ha sido apuntado, que el nacimiento del lenguaje es un logro más ligado a la génesis de la función simbólica en el niño, en plano de igualdad con otras actividades como las imágenes mentales, la imitación diferida o el juego simbólico. Piaget considera que su hipótesis sobre la primacía del pensamiento sobre el lenguaje puede ponerse a prueba investigando el desarrollo operatorio de niños sordos y ciegos, así como relacionando los logros cognitivos de los niños normales con su desarrollo verbal. En el primer ámbito (estudios con sordos) diversos investigadores como Oleron o Furth encuentran básicamente la misma secuencia de estadios en el desarrollo operatorio (con tan solo un leve retraso), hecho que apoya la hipótesis piagetiana. No obstante, otros autores han destacado que los sordos desarrollan espontáneamente un sistema de comunicación por medio de signos, circunstancia que hace algo problemática la interpretación de los hallazgos de estudios como los de Furth (que concluyen que es posible el desarrollo del pensamiento en ausencia del lenguaje). En lo referente a las investigaciones sobre el desarrollo cognitivo en ciegos, se han constatado retrasos importantes (cerca de 4 años) en la constitución de los esquemas sensoriomotrices, haciendo problemática la interpretación de la relación pensamiento- lenguaje en este colectivo. Otro aspecto estudiado por Herminia Sinclair es la relación entre el desarrollo operatorio y las adquisiciones lingüísticas, encontrando diferencias de lenguaje entre los niños preoperacionales y operacionales concretos (en tareas de conservación). También estudió el efecto del entrenamiento lingüístico en los no operacionales, hallando que dicho entrenamiento lingüístico no favorece el paso a otro nivel operatorio más avanzado. No obstante, existen resultados experimentales, como los de Beilin que matizan esta postura de la Escuela de Ginebra. Desarrollo social y desarrollo del lenguaje: Existen muchos estudios actuales que relacionan la adquisición y desarrollo del lenguaje con los logros alcanzados por el niño en sus relaciones sociales. En este sentido, la posición vigotskiana tradicional (con su énfasis en la dimensión social en la transmisión de las normas y valores culturales de una comunidad) encuentra su continuidad en autores actuales como Bruner o Halliday, los cuales recalcan la importancia del papel de los adultos en el acceso a la cultura por parte de los niños. Las principales etapas de desarrollo socio- comunicativo según Schaffer (1984) serían las siguientes:
Este proceso, como ya ha sido apuntado, está garantizado en el comienzo por sesgos atencionales y perceptivos innatos en el bebé, que implican la atención selectiva y la preferencia perceptiva por estímulos tales como los rostros o las voces humanas. Además, el neonato está equipado con la potencialidad para establecer vinculaciones afectivas con los cuidadores y dispone de pautas de acción que, como la sonrisa social o las capacidades de imitación favorecen los aprendizajes de carácter social (trabajos de Bowlby y Meltzoff). Respecto a la regulación del flujo de comunicación, Grice estableció los siguientes postulados conversacionales con vistas a garantizar el éxito de la interacción; se trata de las siguientes reglas:
Estos principios tienen carácter normativo, de manera que los participantes en una interacción deben respetarlos si desean que la conversación llegue a buen término. Se puede considerar que ciertas alteraciones de la conducta comunicativa son consecuencia de la vulneración de alguno de estos principios. DESARROLLO COMUNICATIVO PATOLÓGICO En este apartado ofreceremos una panorámica de los principales cuadros sindrómicos infantiles en los que se producen deficiencias en los procesos comunicativos. Debe hacerse la distinción, en primer lugar entre lenguaje retrasado, en el que la adquisición comunicativa avanza más lentamente y lenguaje desviado o alterado, en el que se produce una auténtica desviación en el proceso comunicacional (que sería más propia del autismo y de las psicosis infantiles). Trastornos de la articulación: Se caracterizan por deformaciones selectivas de determinados fonemas, generalmente consonantes, que acostumbran a ser las mismas en cada niño. Antes de los 5 años no se considera patológico, apareciendo, en ocasiones en contextos de oposición o de regresión (nacimientos de hermanos), en los que el niño puede adoptar una actitud más infantil. Se distinguen, dependiendo del grupo consonántico afectado, el sigmatismo (s) el rotacismo (r), etc. El nivel intelectual y psicomotriz en estos niños acostumbra a ser normal. Retraso del habla ( o de la palabra): Implica una deficiente integración de los diversos fonemas que componen la palabra. Contrariamente a los trastornos articulatorios, los errores fonémicos no son constantes, siendo posible la producción correcta de los fonemas aislados. Hasta los 5 años no se considera patológico, y generalmente no se asocia a alteraciones de tipo sintáctico. Entre los errores más comunes en estos niños destacan la omisión de los fonemas finales, la simplificación de fonemas complejos, así como la confusión de grupos fonemáticos (f s, zj). Retraso simple del lenguaje: Se caracteriza por la existencia de perturbaciones del mismo en un niño sin retraso intelectual, ni sordera grave, ni organización psicótica. Incluye, entre otros rasgos, la perturbación de la construcción de las oraciones, así como la producción de una estructura sintáctica incorrecta. Suele observarse un retraso en la aparición de la primera frase (después de los tres años), así como dificultades agramáticas, empleo del verbo en infinitivo, así como problemas en la utilización de los pronombre personales. Estos signos suelen coexistir con un nivel bueno de comprensión aunque, cuando existen problemas de índole receptiva, el pronóstico es peor. En cuanto al nivel intelectual, suele ser casi normal cuando es evaluado por medio de pruebas manipulativas. No obstante, pueden darse dificultades en la adquisición de conceptos como espacio y tiempo, así como alteraciones del esquema corporal, entre otras. En esta patología resulta crítico el período comprendido entre 3 y 5 años, siendo necesaria una atención especializada en los casos que lleguen a esa edad sin mejorar. Disfasias de desarrollo: El término “disfasias” hace referencia a un conjunto de dificultades que van desde los retrasos del lenguaje a las alteraciones graves con ausencia absoluta de lenguaje, caracterizadas por dificultades graves en producción y variables en comprensión ( a diferencia del retraso del lenguaje, en que la comprensión suele ser buena). Este trastorno afecta en una proporción doble a los varones respecto de las mujeres, en concreto a un 1-2% de niños con edad superior a los seis años. Las características del lenguaje en la disfasia son:
Respecto al nivel intelectual, suele encontrarse un rendimiento normal en las pruebas manipulativas, aunque con diferencias importantes (en torno a 20 puntos de CI) entre pruebas verbales y no verbales en el WISC. El aspecto psicomotriz se caracteriza por la presencia de signos de dispraxia bucolinguofacial y problemas en la reproducción de estructuras rítmicas. Autismo y psicosis infantiles: Suelen distinguirse, en las alteraciones del comportamiento de tipo psicótico, dos entidades fundamentales, el autismo infantil precoz de Kanner y las psicosis de la segunda infancia, apareciendo el primero a partir de 2º o 3º semestre de vida y haciéndose patente durante el 2º año. Las psicosis de la segunda infancia hacen su aparición en un período posterior, usualmente entre los 5-6 y los 12-13 años. En ambos cuadros predominan las alteraciones comunicativas y los problemas de socialización, encontrándose retraimiento y falta de interés por las situaciones sociales, añadiéndose problemas de adquisición del lenguaje en el autismo precoz e ideas delirantes, alucinaciones y rasgos hipocondríacos en las psicosis de la segunda infancia. Rasgos lingüísticos en el autismo precoz:
En el autismo precoz de Kanner es común la presencia de retraso mental de grado variable, con la preservación de algunas capacidades puntuales brillantes, por ejemplo, una excelente memoria o aptitudes artísticas (musicales o plásticas) excepcionales. Las características más sobresalientes del lenguaje en las psicosis infantiles (de la segunda infancia) son:
TÉCNICAS DIDÁCTICAS ESPECÍFICAS PARA EL DESARROLLO DEL LENGUAJE. La conversación. L ![]() El objetivo de las sesiones conversacionales es acostumbrar a los niños a expresarse en grupo. De ahí que el educador deba limitarse a hacer preguntas abiertas para estimular la conversación y contener la tendencia frecuente a ser demasiado directivo, ordenado y dirigiendo las intervenciones de cada uno. Los niños son los que han de llevar la dirección del tema. Aquí el papel del profesor es fundamentalmente de animador. Cuando el maestro interviene es para ayudar a los niños a que se expresen, de ahí que las preguntas han de ser abiertas y han de ir dirigidas a hacer que el niño vaya precisando lo que quiere decir. Hay que partir de que estamos trabajando el lenguaje espontáneo del niño y él puede responder a nuestra invitación produciendo un número ilimitado de enunciados, cualquiera puede ser correcto. Siguiendo el principio de adaptación a la edad del niño, con los más pequeños se plantearán las sesiones siempre con algo que puedan observar y, mejor aún, manipular, para poco a poco ir pasando a la conversación sin sujeto de observación que supone mayor grado de abstracción, y de atención. Es importante que todos los niños participen. Para esto conviene que estén más cerca del educador los niños más inhibidos, que son los que más lo necesitan. Se realizarán grupos de conversación pequeños en los que el nivel de lenguaje sea homogéneo y se diversificarán los temas de conversación. El conocimiento de las circunstancias particulares de cada alumno hará que el maestro pueda orientar la sesión hacia temas para los que cada niño tenga una experiencia más rica o reciente. Uno de los objetivos de estas sesiones es que los niños aprendan a hablar en grupo, respetando los turnos de palabra. Aquí es importante el papel del maestro, intentando que participen los menos locuaces, valorando sus respuestas y convirtiéndolas en punto de partida de las siguientes intervenciones. El educador ha de tener también sentido de ruptura. Cuando la atención se va dispersando o el tema se agota, aportar un nuevo objeto para observar o introducir una anécdota. Y cuando no se mantiene la dinámica pasar a otra actividad. Ejercicios para trabajar el nivel fonético y fonológico. C ![]() Para adquirir el sistema fonológico del idioma el niño necesita:
Por tanto, se estimularán todos los factores que están asociados a la práctica articulatoria, a través de:
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