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C ![]() Los Nuevos Paradigmas de la Administración *En principio, antes de introducirnos de lleno en los nuevos paradigmas que presenta la administración en el Siglo XXI, cabría aclarar qué es considerado un paradigma y cuando entendemos que se produce un cambio de paradigma. En cuanto a qué es un paradigma, podemos definir a los paradigmas como: un conjunto de reglas y disposiciones que:
Y un cambio de paradigma se da simplemente cuando existe un nuevo conjunto de reglas. Realizada la aclaración, nos imbuimos de lleno en los nuevos paradigmas de la Administración para el Siglo XXI. Según Peter Drucker, los nuevos paradigmas son:
Es de considerar que existen diferencias en la administración de diferentes organizaciones: después de todo, la misión define la estrategia y la estrategia define la estructura. Pero las mayores diferencias se dan en los términos que usan individualmente las organizaciones. Además, las diferencias aparecen en la aplicación, principalmente, y no en los principios. Finalmente, se debe dejar en claro que la administración es el órgano específico y distintivo de todas y cada una de las organizaciones.
La creencia que debe haber una única organización adecuada está estrechamente vinculada con la falacia de que la “administración” es “administración de empresas”. Cabe destacar, que hay vastas diferencias en las estructuras organizativas de acuerdo con la naturaleza de la tarea. Además, existen algunos principios organizativos:
Pero estos principios no nos dicen qué hacer. Sólo nos indican qué no hacer. No nos dicen qué es lo que funcionará, sino lo que probablemente no funcione. Una implicancia: los individuos tendrán que ser capaces de trabajar al mismo tiempo en diferentes estructuras organizativas. Para realizar una tarea trabajarán en equipo, para otras tendrán que actuar en una estructura de mando y en otra en una de control. En vez de buscar una única organización apropiada, es necesario que la administración aprenda a buscar, desarrollar y someter a prueba la organización que se ajuste a la tarea.
Agréguese a todo esto que los superiores de hoy en día por lo común no tuvieron los mismos puestos que los subordinados, como sí sucedía hace algunas décadas atrás. Como el director de orquesta, el superior en una organización que emplea a trabajadores del conocimiento no puede, por regla general, hacer el trabajo del presunto subordinado. A su vez, el trabajador del conocimiento depende de las instrucciones de la organización, es decir, cuáles son las pautas y los valores, el desempeño y los resultados. Cabe resaltar, que una organización del conocimiento puede sabotear fácilmente al superior más capaz. Otra de las características de los trabajadores del conocimiento es que tienen mayor movilidad, mayor libertad. Son dueños de su medio de producción, que es su conocimiento. Un elemento implícito en todo esto es que hay que tratar de manera diferente a los diferentes grupos de la población laboral, y a un mismo grupo en diferentes momentos. Cada vez es más necesario tratar a los empleados como socios. A estos empleados, no se les puede impartir órdenes. Es preciso convencerlos. Por lo tanto, la administración de personas es cada vez más una “tarea de marketing”. Y en el marketing uno no empieza con la pregunta “¿Qué queremos?”, sino “¿Qué quiere la otra parte? ¿Cuáles son sus valores? ¿Cuáles son sus metas? ¿Qué considera un buen resultado?” Y esto no es ni la Teoría X ni la teoría Y de Mc Gregor, ni ninguna otra teoría específica sobre la administración de personas. Uno no “administra” a la gente. La tarea es conducirla, y la meta es hacer productivos los puntos fuertes y el conocimiento específico de cada individuo.
Los usos finales ya no están exclusivamente atados a cierto producto o servicio. Cada vez más, medios muy diferentes satisfacen la misma necesidad. Lo único es la necesidad y no los medios de satisfacerla. Además, existe un nuevo recurso básico: la información. Ésta difiere radicalmente de todas las otras mercancías en el hecho de que no se incluye en el teorema de la escasez. Al contrario, forma parte del teorema de la abundancia. Si vendo una cosa, un libro, por ejemplo, ya no lo tengo. Si transmito información, sigo conservándola. Además, la información se vuelve más valiosa cuanta más gente la posee. La información no pertenece a ninguna industria ni a ninguna empresa. Tampoco tiene un uso final único, y ningún uso final exige un tipo particular de información ni depende de él. En consecuencia, la administración tiene que partir ahora del supuesto de que no hay ninguna tecnología que pertenezca en exclusividad a una industria y considerar, al contrario, que todos pueden tener una importancia fundamental e influencia en cualquiera de ellas. De manera similar, debe tomar como punto de partida el supuesto de que no hay un único uso final dado para ningún producto / servicio y, a la inversa, ningún uso final quedará atado a ningún producto / servicio único. Entre las implicaciones de este hecho se cuenta la de que cada vez más, los no clientes de una entidad son tan importantes como los clientes, si no más. Otra implicancia crítica es que el punto de partida para la administración ya no puede ser su propio producto / servicio, y ni siquiera el mercado y los usos finales conocidos para sus productos y servicios. El punto de partida debe ser lo que los clientes consideran de valor (el cliente nunca compra lo que el proveedor vende). La administración se basará cada vez más en el supuesto de que ni la tecnología ni el uso final son fundamentos para la política administrativa. Son limitaciones. Los fundamentos deben ser los valores del cliente y sus decisiones sobre la distribución de su ingreso de bolsillo. La política y la estrategia de la administración tendrán que partir cada vez más de ellos.
El alcance de la administración no es legal. Tiene que ser operativo. Tiene que abarcar todo el proceso. Tiene que concentrarse en los resultados y el desempeño a lo largo de toda la cadena económica.
La administración y las fronteras nacionales ya no son congruentes. El alcance de aquélla ya no puede definirse políticamente. Las fronteras nacionales son importantes primordialmente como restricciones. La práctica de la administración deberá definirse cada vez más operativa y no políticamente.
Las actividades empresariales innovadoras empiezan con el exterior y se concentran en él. El supuesto tradicional de que el interior de la organización es el dominio de la administración significa creer que ésta se dedica a los esfuerzos, si no exclusivamente a los costos. Puesto que el esfuerzo es lo único que existe en una organización, y de manera similar, todo lo que está dentro de ella es un núcleo generador de costos. Pero los resultados de cualquier institución sólo existen en el exterior. Es comprensible que la administración se iniciara como una preocupación por el interior de la organización. Cuando surgieron las primeras organizaciones, la administración interna fue el nuevo desafío. Pero si bien el supuesto de que el dominio de la administración es el interior de la organización tuvo sentido originalmente, su persistencia ya no la tiene en absoluto. La administración debe concentrarse en los resultados y el desempeño de la organización. En efecto, la primera de sus tareas es definir qué son los resultados y el desempeño en una organización determinada. En consecuencia, la función específica de la administración es orientar los recursos de la organización hacia sus resultados externos. La administración existe para favorecer los resultados de la institución. Debe partir de los resultados previstos y organizar los recursos de ésta a fin de alcanzarlos. Es el órgano que hace que la institución sea capaz de producir resultados externos. CONCLUSIÓNEl centro de una sociedad es la institución administrada como órgano de la sociedad para producir resultados. Y la administración es la herramienta específica, la función específica, el instrumento específico para hacer que las instituciones sean capaces de producir resultados. Esto exige un nuevo paradigma final de la administración: “La preocupación y la responsabilidad de la administración son todas las cosas que afectan el desempeño de la institución y sus resultados, ya sea interna o externamente, bajo el control de la institución o totalmente al margen de él”. Página de *Resumen Cap. I del Libro “Los Desafíos de la administración en el Siglo XXI”, Peter Drucker, Ed. Sudamericana (1999) |
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