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El papel de las emocionesLa palabra emoción proviene del latín emovere que significa agitar. Las emociones son respuestas de agitación, que implican una conmoción física. Nos mueven a hacer cosas y sin ellas, aunque supiéramos lo que tenemos que hacer no lo haríamos. Si bien las emociones "positivas" son dos (alegría y amor) y nos proporcionas vivencias de bienestar, también las "negativas" (miedo, tristeza y rabia) son buenas, ya que nos movilizan para alejarnos o intentar cambiar las situaciones que nos pueden perjudicar. Las emociones tienen una "utilidad ancestral de adaptación", es decir, favorecen la autodefensa y la supervivencia. Las emociones negativas son útiles ante el peligro porque nos empujan a actuar (atacando, huyendo, buscando una solución). Aunque sean desagradables, son necesarias. Paradójicamente nos enseñan y aprendernos a desoír las emociones y nos inculcan la idea de que son inferiores al pensamiento racional, propias de alguien poco evolucionado. ¡Qué error!, las emociones que tenernos son la fuente más valiosa de información que poseemos. Las emociones son reacciones físicas momentáneas. Los sentimientos engloban emociones añadiéndoles duración. ¿Cómo? Asociándolas a un pensamiento, imponiéndoles un “significado psicológico”. La fórmula que configura el sentimiento es la siguiente: EMOCION + PENSAMIENTO = SENTIMIENTO EMOCIONAL (activación física) + (etiqueta cognitiva) = (sentimiento) Por ejemplo, si al iniciar un acercamiento sexual la otra persona se ríe, tenemos una respuesta física emocional (activación) y podemos pensar cosas muy diversas: "Estoy haciendo el ridículo" = miedo "Se están divirtiendo, lo pasaré bien" = alegría "Se está riendo de mí" = enojo En gran medida nuestros sentimientos están condicionados a lo que "decidimos" pensar. En consecuencia, en cierta medida podemos controlar como sentirnos a través del pensamiento. Esta "cierta medida" se ve limitada por el hecho de que podemos tener ideas preconcebidas de los objetos y de la gente y cambiar el pensamiento implica cambiar ciertas actitudes. El cambio de actitudes, pensar de otra manera, es una tarea compleja y requiere un aprendizaje.
El motivo que dificulta cambiar nuestras actitudes hacia alguien en concreto se basan en la percepción que tenemos del comportamiento de la otra persona. No podemos cambiar a los demás. Para poder entender a los demás tenemos que empezar por entendernos a nosotros mismos. Todas las personas nacemos con las emociones básicas incorporadas y son las actitudes de nuestros padres las que encaminarán su manifestación. El recién nacido siente amor por sus padres, muestra alegría riendo ante las cosas que tienen colores o se mueven, puede sentir miedo al encontrarse solo, rabia cuando se le quita el biberón o tristeza cuando tarda en estar con sus padres. Las personas necesitamos compartir la alegría y la reciprocidad del amor. Cuando una persona tiene miedo necesita protección. La conducta apropiada ante una persona triste es la comprensión. Cuando una persona siente rabia lo que precisa es que su entorno se la permita expresar y que la comprendan. Es muy probable que los niños cuando notan que la expresión de sus sentimientos naturales no es comprendida, decidan sustituirlos por otros que sus padres aprueben aprendiendo así conductas poco sanas e inapropiadas. Cuando un sentimiento está prohibido se sustituye por otro permitido. Los sentimientos también se pueden transmitir cuando el adulto una y otra vez los repite delante del niño. Los falsos sentimientos también pueden ser utilizados para manipular a los demás, el victimismo, la lástima, la pena. Mediante los mensajes que dan los padres y con la información que deducen los hijos, estos deciden maneras de sentir y comportarse. La decisión infantil acompaña la vida del adulto salvo si éste se da cuenta y decide otra cosa. Todas las personas pueden cambiar sus sentimientos y las conductas que las hacen sentir mal y que perjudican sus relaciones con los otros. Todos tenemos derecho a estar sanos, felices y sentirnos bien, podemos conseguirlo cambiando las decisiones de nuestra infancia, No se trata de cambiar toda la personalidad, solamente hacer pequeños ajustes. Identificando y dándonos cuenta de nuestros sentimientos y conductas podemos completar nuestro crecimiento personal. |