Programa I jornadas de sexología de castilla y leóN




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EDUCACIÓN SEXUAL Y AFECTIVA SEXUALIDAD EN PERSONAS CON MINUSVALÍA PSÍQUICA


García, José Luis

Quisiera comenzar planteando con claridad una de las ideas centrales de nuestra exposición en estas Jornadas: la sexualidad y la afectividad de las personas con minusvalía psíquica son aspectos de su vida muy importantes a los que, hasta ahora y desde nuestra perspectiva, no se les ha prestado la suficiente atención. Somos conscientes de que afirmar tal cosa sigue provocando cierto nerviosismo en algunos sectores, cierto malestar y, a menudo, se tiende a esconder. Esta ocultación se ha venido haciendo desde hace mucho tiempo y sería bueno reflexionar sobre el porqué de este silencio.

En los últimos años, sin embargo, algo está cambiando y ello debe alegrarnos. Observamos un mayor interés por estos temas si bien desde una vertiente más preventiva: hay padres y madres preocupados por el Sida, por el abuso sexual o el embarazo no deseado de sus hijos e hijas que consideran más vulnerables. Unos hijos e hijas a quienes se quiere muchísimo: A veces tanto que puede que se “pasen” un poquito, tendiendo a sobreprotegerles en exceso.

Seguramente es en el área de la sexualidad y la afectividad en donde aparecen más miedos y temores. Cuando trabajamos con familias, solemos decirles a las madres y padres que aún comprendiendo esos temores, no estaría de más que trataran de relajar esa tensión y pensar en estos chicos y chicas, en estas personas, considerando igualmente otra perspectiva: también sufren cuando se les condena a la soledad por temor a que les pueda pasar algo sexual. Es la otra cara de la moneda.

Es evidente que la educación se­xual y afectiva de estas personas está en una situación mucho más precaria que la de aquellas que no tienen minusvalía psíquica –sin que por esto entendamos que en estas últimas haya alcanzado unos niveles satisfactorios–. ¿Por qué decimos esto? Bueno, es obvio que tienen muchas menos probabilidades de tener relaciones afectivas y muchísimas menos oportunidades de establecer relaciones de intimidad, incluso de tener espacios de intimidad. Como han señalado diferentes informes, en una buena parte de los casos, carecen de las habilidades sociosexuales precisas para desarrollar relaciones interpersonales y afectivas adecuadas.

El control y la vigilancia excesiva a la que muy a menudo son sometidas estas personas, consecuencia directa de una sobreprotección, fundamentada en buena parte en la idea errónea de su falta de autocontrol, les lleva a una pérdida de la intimidad, esencial para la sexualidad, llevándoles a la soledad afectivo-sexual en ese ámbito de su vida.

Con todo, si hablar de educación sexual todavía sigue generando algún tipo de con­troversia, cuando ésta se refiere a las personas con minusvalías psíquicas, la polémica y las actitudes de rechazo se complican considerablemente, en virtud de que, en nuestra sociedad, ambos aspectos han estado durante largo tiempo caracterizados por la marginación y el oscurantismo.

Pero es preciso advertir que la trascendencia que comporta la sexualidad en nuestra sociedad actual, tanto en el ámbito personal y familiar, obliga a estas personas a adoptar decisiones en estos aspectos de sus vidas. Y para facilitar este proceso decisorio, además de la correspondiente formación e información, se requiere un apoyo claro e inequívoco tanto de la familia como del entorno.

Vivimos en un momento histórico en donde están comenzando a verse algunos logros de los programas de integración. También los errores cometidos, luces y sombras como en cualquier proceso de innovación. Pero, con todo, parece indiscutible que lo que en realidad pretendemos con estos programas, es que estos chicos y chicas, estos hombres y mujeres distintos, se integren socialmente, normalicen su vida cotidiana y, con esta finalidad, no dudamos ni ponemos reparos en enseñarles y capacitarles en muchos aspectos de la vida.

Hemos dicho sí a la integración en temas laborales, sociales o de atención y asistencia en salud, pero cuando abordamos la cuestión afectivo-sexual, ahí sí que nos paramos. Desde aquí lanzamos una invitación a que, sin prisas, se vayan incorporando estas cuestiones a la educación de estos chicos y chicas, hombres y mujeres distintos.

Históricamente se ha tendido a negar sus necesidades afectivo-sexuales por temor a que les pase algo y tal vez haya sido un error. El temor a que les pueda pasar algo sexualmente ha llevado a muchos padres a controlarlos en exceso, a arrinconarlos un poco, en definitiva a dejarlos en la soledad. Este es un precio alto, un costo muy elevado que tienen que pagar.

Estos chicos y chicas tienen grandes capacidades, a veces mayores de las que pensamos, pero tenemos que confiar en ellos. Si nosotros anticipamos que no pueden, no van a poder. Por tanto, sería deseable potenciar, sin complejos, que sean más autónomos e independientes. Llegará un día en que en esta ciudad por ejemplo, si es que eso no está ya ocurriendo en algún caso, haya apartamentos en los que vivan un chico y una chica con minusvalía psíquica, y vivan en pareja, como ocurre en algunos países. O tal vez viviremos en un edificio en uno de cuyos pisos vivan dos parejas de personas con minusvalías psíquicas o un grupo de chicos y chicas con minusvalía psíquica con una persona que les tutela. Esto va a ocurrir antes o después. Y es bueno que ocurra. Que sean autónomos, autosuficientes, siempre hablando en términos generales, porque aunque no todos pueden tener los mismos logros en su autonomía, sí que muchos pueden conseguir logros valiosos.

Estas personas, estos chicos y chicas, tienen unas necesidades parecidas a las nuestras y tienen derecho como nosotros a beneficiarse de ello, contribuyendo a que puedan sentirse mejor consigo mismas/os y con los demás. Cuando las familias y los profesionales, adoptan unas actitudes más constructivas, reconocen esto, su conducta comienza a mejorar, la gente está más tranquila. Hay mejoras cuando se da una actitud más abierta, más tolerante en este campo.

En nuestra exposición trataremos de hacer un diagnóstico de la situación actual, sobre la base de nuestra experiencia de formación con muy diferentes asociaciones y colectivos de minusvalía psíquica de toda España, presentando una propuesta de trabajo experimentada que tiene como eje central el consenso entre los profesionales y entre estos y los padres-madres. Es indiscutible la pertinencia de la formación en este área para ambas agencias educativas, ya que esta formación facilitará con mayor probabilidad ese consenso. No ha de soslayarse el hecho de que, tal vez, sea ésta una de las mayores dificultades del momento presente. Este consenso debe incluir una evaluación de las condiciones reales del Centro (recursos educativos, consenso, coordinación profesionales, características de los grupos... etc.), el establecimiento de unas prioridades y el compromiso de poner en marcha iniciativas específicas.

Es indiscutible la necesidad de la formación y reciclaje de los/as profesionales que trabajan con personas. La formación del profesorado debe centrarse entre otros extremos, no tanto en las características de la persona con minusvalías, sino en aquellos factores que faciliten la comprensión de los procesos de enseñanza y aprendizaje, en función de las necesidades especiales de los/as alumnos/as que las presentan.

Tenemos que reconocer que nuestros conocimientos sobre la sexualidad y la afectividad de estas personas son todavía insuficientes, si bien es preciso también valorar que las actitudes sociales ante estos aspectos de sus vidas, están experimentando, aunque muy lentamente, cambios.

Con todo es preciso adoptar nuevas actitudes, más humanas, positivas y comprensivas respecto de la sexualidad de las personas con minusvalía psíquica. Padres, madres y profesionales debieran reconocer sus necesidades afectivo-sexuales y tener actitudes positivas abiertas y benevolentes hacia la expresión adecuada de las mismas. Las institucio­nes educativas debieran adoptar medidas eficaces al objeto de que estas personas puedan desarrollar esta dimensión de su vida, con la dignidad, y con la gratificación que, como ser humano, le corresponde por derecho.

BIBLIOGRAFÍA DEL AUTOR SOBRE EL TEMA:

García, J.L. (1984) La educación sexual en grupos de disminuidos. Irún: Edutest.

(1989) La sexualidad de los marginados. Medusa: Pamplona.

(1990) Sexualidad y deficiencia. Minusval, 69, Septiembre 1990.

(1991) La educación sexual de las personas de­ficientes mentales, en GARCÍAJ.L. Guía práctica de información sexual para el educador. Medusa: Pamplona, ( 2º Edición).

(1993) Materiales didácticos de apoyo para la educación sexual de las personas con minusvalías psíquicas. Siglo Cero 145: 51-54.

(1992) Sexualidad, afectividad y deficiencia Mental: una aproximación integradora. Actas Iª Conferencia Nacional de la Sexualidad en personas con M.P. Albacete.

(1993) La educación sexual en personas con minusvalías psíquicas. Actas IV Jornadas de integración. Universidad de Badajoz: Badajoz.

(1993) Educación sexual y deficiencia psíquica. Actas encuentro Sexualidad del deficiente psíquico. Asociación de Planificación Familiar de Madrid: Madrid.

(1993) Relaciones afectivas y sexualidad en las personas con minusvalías. Actas Jornadas sobre minusvalías e integración. CEP de La Laguna: La Laguna.

(1994) Sexualidad y afectividad en las personas con discapacidad psíquica. Actas Jornadas sobre la persona con discapacidad psíquica. Murcia: FADEM.

García, J.L. y col. (1995) Sexualidad y contracepción en jóvenes con minusvalías psíquicas: un estudio con padres y profesorado en Navarra. Fertilidad Vol. XII 3, Mayo-Junio: 47-58.

(1995) Opiniones y actitudes ante la sexualidad y el Sida de los padres y profesorado de jóvenes con minusvalías psíquicas. ETS, 9, nº 3: 161-167.

García, J.L. (1995) Sexualidad y minusvalías psíquicas: la necesidad de saber. La Cristalera, 5: 44-48.

(1996) Educacion sexual e afectiva para profesionais que traballan con persoas con minusvalias psiquicas. Jornadas de Verano. Vigo: FADEP.

(1997) Anticoncepción quirúrgica en personas con minusvalías psíquicas: la polémica de nunca acabar. Boletín ANFAS, Diciembre: 16-17.

(1998) Mujer con minusvalías psíquicas y sexualidad. Minusval 114: 28-32.

(1999) La sexualidad: una preocupación, pocas respuestas. Down 11: 14-16.

(1999) Un modelo de trabajo en educación sexual en personas con minusvalía psíquica. 2ª Conferencia Nacional de sexualidad y discapacidad psíquica. Cádiz.

(2000) Educación sexual y afectiva en personas con minusvalía psíquica. Cádiz: Asociación S. Down.
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