Traducción de Armando Clavier




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ahora. Esto se aplica a la vida, no es una mera teoría. Uno era cierta cosa ayer; hoy tiene lugar un incidente que cambia, modifica, altera ligeramente el pasado, y el futuro es, modificado, lo que uno es ahora. O sea, que el pasado, el presente y el futuro son ahora; el mañana es hoy. Si no hay una mutación ahora, uno será exactamente lo mismo que ha sido antes. Si pienso que soy un hindú, con todo el circo y el alboroto que hay detrás de ello, seré un hindú mañana. Eso es lógico. Por lo tanto, lo que uno hace hoy importa mucho más que lo que uno hará mañana. ¿Qué es, entonces, lo que van a hacer si mañana es hoy? Ése es un hecho, no es mi teoría o la teoría de ustedes, es un hecho. Soy codicioso hoy, y si hoy no hago nada al respecto, seré codicioso mañana. ¿Pueden ustedes dejar de ser codiciosos hoy? ¿Lo harán? No, por supuesto que no. Por consiguiente, serán lo que han sido. Éste ha sido el patrón de la humanidad por millones de años.

A ustedes no les importa matar. Sean honestos. No les importa matar, están de acuerdo con eso, quieren que el país de ustedes sea fuerte. ¿Correcto? No se avergüencen de ello, éste es un hecho. Y, en consecuencia, acumulan armamentos. Si uno no deja de ser un indio hoy, será un indio mañana. Así que pregunto: ¿Qué harán ustedes hoy? Dejen de ser «indios», ¿lo harán? ¿Saben cuáles son las implicaciones?, no con respecto al pasaporte, al papel, sino las implicaciones de no estar asociados a ninguna religión, a ningún grupo  de cualquier modo, todo eso es falso-. ¿Es ello posible, lo harán? ¿Ven que si no hay mutación ahora, hoy, serán exactamente lo mismo mañana? Esto no es ser optimista ni pesimista, es un hecho. ¿Comprenden la seriedad de ello? Si no hay una mutación radical hoy, seré lo mismo mañana.

Así que el tiempo es un factor en el miedo. Y el miedo es un factor común a toda la humanidad. ¿Puede ese miedo, no una rama de él sino la raíz del miedo, ser totalmente destruida? O sea, ¿es posible no tener miedo de ninguna clase? Quien les habla dice que ello es eminentemente posible, que puede hacerse de una manera radical, que uno puede terminar totalmente con el miedo. No digan que eso es para el hombre iluminado y toda esa insensatez. Ustedes pueden terminar con el miedo si entregan a ello el cerebro, el corazón  completamente, no parcialmente-. Y entonces verán por sí mismos qué inmensa belleza hay en ello, un sentido de libertad total, no la libertad de un país o de algún gobierno, sino un sentido de la inmensidad y grandeza de la libertad.

¿Lo harán ustedes, hoy, ahora? Desde hoy, ver la causa del miedo y terminar con él. Mientras el miedo está ahí  biológicamente, físicamente, psicológicamente-, el miedo nos destruye. Por lo tanto, si uno puede preguntarlo: después de escuchar esto, que es un hecho, no una teoría, ¿qué van a hacer? El tiempo es el factor del miedo y del pensamiento; así que si no cambian ahora, jamás cambiarán. Habrá una constante postergación.

VARANASI
PLÁTICA

22 de noviembre de 1985
Esta mañana, vamos a conversar juntos acerca de muchas cosas y, como decíamos, no es sólo uno el que habla; ustedes y él comparten todos los temas que vamos a discutir. Estamos participando en ellos, no sólo escuchando casualmente. En las dos últimas pláticas hemos tratado sobre muchas cosas: el temor y todo el tormento del hombre, los problemas que tenemos y que, al parecer, jamás hemos resuelto. Investigamos cuidadosamente. Los problemas existen porque nuestras mentes están llenas de problemas; por lo tanto, no hay libertad para considerar ningún problema. También hemos examinado la cuestión del pensamiento, por qué el pensamiento ha hecho tan completamente imposible esta vida. El pensamiento ha originado una gran cantidad de conflictos, guerras por dos millones y medio de años, lo cual significa que prácticamente todos los años nos matamos unos a otros, en el nombre de dios, en el nombre del patriotismo, mi país contra su país, nuestra religión contra la religión de ustedes, etc. Y también hemos hablado sobre la naturaleza del pensamiento, por qué el pensamiento divide a los hombres o los une para realizar un determinado proyecto, como el ir a la luna. Para construir ese cohete espacial se necesitaron probablemente más de 300.000 personas, todas ellas haciendo a la perfección su pequeña tarea. O bien nos unimos en una crisis como la guerra, que nace del odio, o nos unimos en un asunto nacional, o cuando hay una gran calamidad, como un terremoto o una erupción volcánica. Aparte de eso, jamás nos unimos.

Esta mañana, si puedo sugerirlo muy respetuosamente, todos debemos unirnos  tal como estamos sentados juntos- y reunir energía a fin de considerar muy claramente las diversas cuestiones que juntos vamos a proponer. Eso implica activar nuestros cerebros que son más bien perezosos, lentos, monótonos y reiterativos. Así que, juntos, vamos a mantener alerta nuestros cerebros. No sólo tenemos que conservar activo nuestro organismo físico porque eso nos da energía, sino que también hemos de tener un cerebro muy claro y activo. No un cerebro especializado como filósofo, científico, físico, etc. Esos cerebros especializados se vuelven muy estrechos. Filosofía, conforme al diccionario, significa amor a la verdad, amor a la vida, amor a la sabiduría, no sumar meramente más y más teorías o citar a alguien y explicar lo que hemos citado.

No se si alguna vez han investigado la cuestión de aprender, qué es aprender. Ahora vamos a descubrir juntos lo que significa. Generalmente entendemos que el aprender implica memorizar. Tanto en la escuela como a través de todo el colegio y la universidad, ustedes memorizan. Y esa memoria puede ser usada para ganarse la subsistencia, para adquirir poder, posesiones, prestigio, influencia política, etc. ¿Hay otra clase de aprender? Conocemos la forma corriente de aprender: en la escuela, el colegio, la universidad, o el aprender una destreza para llegar a ser un excelente carpintero o plomero o cocinero. ¿Qué es el aprender, entonces? ¿Alguna vez han pensado en eso? Cuando memorizan, el cerebro de ustedes está lleno de recuerdos. Eso es sencillo. La memoria multiplica, los mantiene en cierto modo alertas, aprenden más y más y más. Por lo tanto, el que habla les está preguntando: ¿hay una clase por completo diferente de aprender, que no sea un mero memorizar?

Ésta es una pregunta muy importante, porque el cerebro registra cada incidente, todo tipo de recuerdos. Cuando nos ofenden, eso se registra, pero nunca nos preguntamos quién es el ofendido (ya llegaremos a eso). Por consiguiente, el cerebro está registrando todo el tiempo; vean la importancia de eso. Tiene que registrar, de lo contrario ustedes y yo no estaríamos aquí. Así que el cerebro está constantemente registrando, descartando. Ahora bien, ¿es necesario registrar? Uno tiene un percance con su automóvil, un accidente; eso se registra al instante, porque uno está herido o el automóvil se ha estropeado. El cerebro posee la capacidad, la energía, no sólo para registrar sino también para protegerse a sí mismo. Y nosotros nos estamos preguntando ahora: ¿Es necesario registrarlo todo? ¿O podemos registrar solamente lo que es indispensable y nada más? ¿Se han planteado esta pregunta? El cerebro registra para su propia seguridad, de otro modo ninguno de nosotros se encontraría sentado aquí. Ustedes han registrado cuánto tiempo les toma llegar aquí, etc. Preguntamos: ¿Es necesario registrar ciertas cosas y totalmente innecesario hacerlo donde está involucrada la psique? ¿Comprende mi pregunta, señor? Cuando a usted lo alaban o lo insultan, ¿es necesario que registre eso? ¿Es necesario registrar estas cosas?

Los registros forman la psique. Éste es un problema muy serio. La psique, que está compuesta de diversos elementos y características distintivas, se halla contenida en el cerebro y la llamamos conciencia. Esa conciencia contiene recuerdos, temores, etc. Preguntamos, pues, nuevamente: ¿Es necesario formar la psique? La psique significa el yo, siendo el yo todos los recuerdos, las actividades del pensamiento, la imaginación, la fascinación, el miedo, el placer, el dolor, la aflicción. Son los registros los que componen toda la psique, el «yo», la persona.

Preguntamos, pues: ¿Es necesario registrar como para que se forme el yo? ¿Han pensado alguna vez en esto, lo han mirado o investigado, han examinado esta cuestión del registrar, tal como lo harían con distintos temas filosóficos o religiosos? Puede ser necesario registrar ciertas cosas y totalmente innecesario registrar otras  vean la belleza de ello-, de modo que el cerebro no esté siempre condicionado por la memoria y se vuelva extraordinariamente libre pero activo. Ésa es la primera cuestión.

Por lo tanto, aprender es no registrar. Hemos discutido este asunto con psiquiatras en Nueva York. Estuvieron fascinados por la idea del no registrar, de modo que las células cerebrales mismas muten. Nuestros cerebros están constituidos por células, etc.  no soy un profesional-, y en las células del cerebro están los recuerdos. Y nosotros vivimos a base de esos recuerdos  el pasado y todas las reminiscencias que uno tiene-. Y cuanto más envejece uno más retrocede, más y más hacia el pasado, hasta que muere. Y es importante aprender a descubrir si el cerebro necesita registrarlo todo. No registrar es una cosa por completo diferente del olvidar. Cuando a uno lo lastiman, no físicamente sino psicológicamente, internamente, uno dice: «Me siento lastimado». Todos ustedes se sienten lastimados, ¿no es así? Desde la infancia hasta que envejecen y mueren, los lastiman todo el tiempo. Y ustedes dicen: «No puedo soportar que me lastimen más, ¡me han lastimado tanto! Tengo miedo». Y levantan un muro alrededor de ustedes, se aíslan a sí mismos. Todas estas son las consecuencias de sentirse lastimados.

Ahora bien, ¿quién se siente lastimado? Ustedes dicen: «Yo». Entonces, ¿qué es ese «yo»? Dicen meramente «yo», el ego (cualquier palabra que acude), pero no investigan quién es el «yo», quién es la persona. ¿Quién es «uno»? ¿Un hombre, un título si son bastante afortunados (o desafortunados), una casa o un piso, un empleo, y unas letras después de un nombre? Son las imágenes que uno ha construido acerca de sí mismo, de modo que cuando uno dice que se siente lastimado, son esas imágenes las que se sienten lastimadas. Pero todas esas imágenes son ustedes  usted es un físico, un médico, un filósofo, un miembro del Parlamento o un ingeniero...-. ¿Alguna vez se han dado cuenta cómo siempre que presentan a alguien, lo hacen por su profesión? Así que el yo, la psique, la persona, es la imagen que uno se ha formado de sí mismo.

Usted se ha formado una imagen de su esposa y ella se ha formado una imagen de usted, y la relación es entre esas imágenes. Vean lo que sucede. Las imágenes están relacionadas  no las personas sino las imágenes- y ustedes viven a base de eso. Así nunca conocen a la esposa, al marido, al amigo. O no les importa conocerlos, pero tienen la imagen. Por lo tanto, la pregunta es: ¿Pueden vivir sin una sola imagen? Vean las implicaciones de ello, la belleza de ello, la libertad que implica.

Debemos considerar juntos por qué hacemos todo este esfuerzo en la vida. ¿Por qué hacemos un esfuerzo inmenso para realizar cualquier cosa? Nos esforzamos tremendamente para meditar, para vivir, para disputar, para pelear unos con otros  opinión contra opinión, juicio contra juicio, yo estoy de acuerdo con usted, yo disiento con él-. ¿Por qué todo este esfuerzo? ¿Para qué? ¿Por dinero, por la familia de uno, por afecto, por sentir que uno tiene que ser amado por alguien?

Cuando se formulan esa pregunta, entonces tienen que preguntarse: ¿Qué es el amor? ¿Es un esfuerzo?  tengo que amarle, por lo tanto voy a esforzarme en ello-. ¿Puede haber amor cuando hay ambición? Señor, por favor, esto es serio; no es para alguien a quien no le importa, para alguien que sólo quiere seguir por las suyas. ¿Es ambición el amor, es codicia, es egocentrismo? El amor, ¿es lo opuesto del odio?

Ustedes saben, siempre hemos estado combatiendo  el bien combatiendo al mal a lo largo de toda la vida-. Uno lo ve en las pinturas que simbolizan el bien y simbolizan el mal. En la mitología griega y en otras mitologías, es el toro blanco contra el toro negro, o el bien luchando contra el mal en diferentes formas, símbolos, etc. Seguimos haciendo eso: el bien luchando contra el mal. ¿Está el bien separado del mal? El bien, ¿ha nacido del mal? Si el bien está relacionado con el mal, entonces no es el bien. Si el bien nace, si proviene del mal, entonces no es el bien. Eso es sencillo, ¿verdad? Pero si el mal está totalmente divorciado del bien, si no hay relación alguna entre el bien y el mal, entonces sólo existen el mal y el bien totalmente separados el uno del otro. Por lo tanto, no pueden pelear entre sí.

Así que tenemos que investigar qué es el bien. Y ustedes tienen que preguntarse: ¿Puede el amor contener el odio? ¿O el odio nada tiene que ver con el amor y, por lo tanto, no existe relación alguna entre ambos, de manera que no pueden pelear el uno contra el otro? Es importante que comprendan esta pregunta, que la investiguen. Ustedes siempre dicen: «No he sido bueno hoy, pero seré bueno mañana», u «hoy me he enojado, pero mañana no me enojaré». Ésta es la relación relativa que hay entre el bien y el mal. El amor no tiene nada que ver con los celos; el amor no tiene nada que ver con el odio. Donde hay odio, ansiedad, placer, etcétera, el amor no puede existir. Quien les habla duda de que ustedes amen en absoluto a alguien.

¿Qué es el amor? ¿Cómo surge? ¿Se formulan realmente esa pregunta o yo la estoy formulando por ustedes? ¿Puede el amor existir donde hay pesar? Casi todos nosotros experimentamos pesar de una u otra clase: al fallar en un examen, al fracasar y no lograr éxito en los negocios o en la política o en la relación con nuestra esposa o con alguien que ocupa una posición elevada  quien puede ser nuestro gurú o alguna otra figura imaginaria-. Por eso, cuando no pueden conseguir su propósito se deprimen, están apesadumbrados. O están apesadumbrados porque viven en una pequeña e insignificante aldea y no saben leer ni escribir, no saben manejar un automóvil, carecen de un baño caliente o llevan puesta una tela sucia. El hombre que ocupa una elevada posición en la escala social, también sufre.

Así que todos en esta tierra, todos, desde el más rico al más pobre, desde el más poderoso al menos poderoso, sufren. El sufrimiento no es de uno, porque todos sufren. No es mi sufrimiento. No se si comprenden esto. Mi hijo muere y yo quedo terriblemente trastornado. Lloro y digo: «Dios mío, he perdido a mi hijo», y eso se convierte en un problema perpetuo. Lloro cada vez que veo a un niño o a una niña. Y experimento el dolor, la pena de la soledad.

Si hay dolor, no hay amor. Por favor, comprendan esto. Si yo sufro, sufro y sufro, eso es parte de la autocompasión, del mórbido interés por mí mismo; es pensar que «mi dolor es diferente de su dolor», igual que «mi gurú es más poderoso que su gurú» o «mi dios es diferente de su dios». ¿Hay, pues, una terminación para el dolor? ¿O la humanidad tiene que experimentar este dolor toda su vida? Quien les habla dice que el dolor puede terminar. De lo contrario, no hay amor. Estoy derramando lágrimas todo el tiempo. Sufro, y viene usted y me dice: «Todos los seres humanos en la tierra sufren; no es su sufrimiento, todos lo compartimos». Yo me niego a aceptar tal declaración porque amo mi dolor, soy feliz en mi dolor y deseo separarme en mi dolor.

Para alcanzar una percepción de esto, se requiere muchísima investigación, persuasión, discusión, decir: «No es completamente mi dolor. Tengo un poquito de él, pero no es enteramente mío». Eso significa ausencia de autocompasión, y significa que uno está compartiendo realmente la carga del dolor con todo el resto de la humanidad. Prosiga usted, señor, piense en ello, mírelo; usted forma parte de la humanidad, no está separado de ella. Puede tener una posición mejor, mejores títulos, más dinero, pero forma parte de la humanidad, su conciencia es parte de la humanidad. Su conciencia contiene todas las cosas sobre las que usted ha pensado, las que ha imaginado, temido, etc. Su conciencia es eso, y eso es también la conciencia de la humanidad. La humanidad derrama lágrimas, siente miedo, dolor, aflicción, ansiedad, incertidumbre, confusión. Todos los seres humanos en la tierra experimentan esto, y usted es como los demás. Así que no son ustedes individuos. Yo se que mi cuerpo es diferente de su cuerpo  usted es una mujer, yo soy un hombre-, pero estamos en el mundo como una unidad. Cuando usted siente esa relación, usted es el resto de la humanidad. Entonces ocurre algo por completo diferente, no sólo palabras, imaginaciones, sino la percepción de ello, la inmensidad de ello.

Tenemos que hablar acerca de la muerte. Lo siento, en una mañana hermosa, sentados tranquilamente bajo los árboles, sin ningún tren que cruce el puente, hablar sobre la muerte puede parecer mórbido, puede parecer feo. Juntos, vamos ahora a examinar esto, a compartirlo; no yo hablando y ustedes meramente escuchando. ¿Qué es la muerte, entonces? ¿Por qué nos atemoriza tanto? ¿Por qué reservamos la muerte para diez, veinte o cien años más tarde? Entonces, no sólo tiene ustedes que preguntarse qué es la muerte, qué es morir, sino también qué es vivir. ¿Qué es la vida de ustedes? La oficina de nueve a cinco, como escribiente, gobernador, obrero de fábrica o lo que fuere, por el resto de sus vidas, excepto cuando se retiran como viejos que ya están gagá. Y esa vida es engendrar hijos, es sexo, placer, pena, dolor, ansiedad, problema tras problema, enfermedad, médicos, operaciones cesáreas, dolor al dar a luz... Esta es la vida de ustedes. ¿Niegan eso? Y a esto lo llaman vivir. Toleran esto, lo disfrutan, quieren más y más de ello, ¿no es así? Y ponen a la muerte lejos, distante tantos años como sea posible. Y en esa distancia de tiempo, construyen el mismo patrón una y otra vez y otra vez. Sus hijos, sus nietos, todos viven dentro del mismo patrón que ustedes llaman vivir.

Así que me digo a mí mismo: «¿Por qué no introducir eso que uno llama muerte, dentro del vivir? No puedes llevarte nada contigo, ni siquiera todo lo que el gurú ha dicho y todo lo que has tratado de vivir hasta aquí, ni tus muebles, ni a tu esposa ni a tus hijos, ni todos los objetos de plata que has coleccionado, ni el dinero en el Banco. Por lo tanto, si no puedes llevarte nada contigo, ¿por qué no dejar que la vida y la muerte se encuentren?» ¿Comprenden lo que estoy diciendo? ¿Por qué no dejar que la muerte llegue hoy? No el suicidio, no hablo de eso. ¿Por qué no estar totalmente libre del apego hoy  lo cual es muerte-? Estar totalmente desapegado hoy, no mañana. Mañana estaré muerto. Entonces, ¿por qué no puedo estar libre de mis apegos ahora, de modo que el vivir y el morir estén juntos todo el tiempo? No se si advierten ustedes la belleza de ello, el sentido inmenso de libertad que eso les da. Así, el vivir y el morir están juntos siempre. No es algo que deba amedrentarnos. Si el cerebro puede hacerlo, entonces existe para el cerebro una cualidad por completo diferente. No tiene garfios, no tiene un sentido del pasado, del futuro, del presente. O sea, que cada día es un día nuevo. No entiendan mal lo que estoy diciendo: el futuro es ahora.

No hay un «naceré nuevamente en la próxima vida». Ésa es una idea a la que están apegados. Les da un gran consuelo, pero si creen ustedes en la reencarnación, entonces tienen que actuar rectamente ahora, porque en la próxima vida van a pagar o a ser recompensados por ello. Es una idea muy consoladora, pero no tiene sentido. Porque, si actúan rectamente ahora, la rectitud no tiene recompensa. La rectitud es rectitud, no lo que ustedes van a obtener de ella. La otra es una actitud mercantilista, una actitud mecánica.

Debemos hablar de la religión. ¿Qué es la religión? Señores, ésta es una de las preguntas importantes en la vida. Hay templos por toda la India, mezquitas por todo el mundo y también iglesias por todo el mundo con sus sacerdotes bellamente ataviados, bellamente adornados con todos sus medallones, etcétera. Éste ha sido uno de los problemas desde los tiempos más antiguos: el sacerdote y el rey; el sacerdote anhelaba el poder, el rey también anhelaba el poder. Pero el sacerdote era más poderoso, porque era el que escribía y leía, y el rey tenía que obedecerle porque se suponía que el sacerdote era el más sabio de los hombres. Y, con el paso del tiempo, el rey dijo: «Esto no está bien», y así hubo guerra entre el sacerdote y el rey. Esto es histórico, lo encontrarán en distintos libros.

En un tiempo, la palabra religión tenía un significado muy complejo, pero ahora se ha vuelto un símbolo, un ritual, una superstición. ¿Es esto la religión o es algo por completo diferente, algo que no tiene nada que ver con rituales ni símbolos, porque todas esas cosas han sido inventadas por el hombre? Debido a que los sacerdotes anhelaban el poder, la posición, se ponían nuevos capelos, nuevos ropajes, se dejaban crecer las barbas o se afeitaban las cabezas; y todo esto es llamado religión. Para un hombre común, reflexivo, bastante inteligente, esas son necedades, completas e inservibles necedades. Si él descarta todo eso, si lo descarta realmente en su totalidad, no es más un hindú con todas sus supersticiones, sus símbolos, su adoración, sus plegarias, y entonces es un hombre serio, no un palabrero.

Señores, quien les habla no está dictando la ley. Conversemos sobre ello, investiguémoslo, examinémoslo juntos. Nuestros cerebros parlotean todo el tiempo. ¿No lo han notado? Parlotean, parlotean, parlotean o imaginan, perpetuamente activos. Jamás hay un momento de silencio. Y el silencio del cerebro es también repetición  «Ram, Ram» o lo que sea que puedan repetir-. Cuando repiten algo mecánicamente, como repiten la palabra, el cerebro, gradualmente, a través de la repetición se embota y se aquieta; y esa quietud es para ustedes algo maravilloso. Piensan que han logrado alguna cosa inmensa, y andan por ahí repitiendo esto a otros, y la pobre gente crédula dice: «sí, sí». La meditación de ustedes es una serie de logros personales. ¿Pueden descartar toda es insensatez? Para quien les habla es una completa tontería, es como ir al circo.

Tenemos que investigar qué es la meditación y qué es el silencio. El silencio permite que haya espacio. Uno no puede estar silencioso en el tiempo. Tenemos que examinar esta cuestión de la meditación, del espacio y el tiempo, y si hay un final para el tiempo. No les estamos diciendo cómo meditar. No pregunten
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