Desarrollo Humano y Enfoque de Género14
De las numerosas desigualdades en desarrollo humano, la más clara es la que existe entre hombres y mujeres. Las mujeres suelen vivir más que los hombres (cuando se supera la edad en que el tratamiento diferencial entre niños y niñas acorta la vida de estas últimas). Las mujeres trabajan de modo más duro y por más tiempo que los hombres, aunque la mayor parte del tiempo realizan labores no remuneradas o con muy baja remuneración. Las mujeres cocinan, cuidan de los niños, de los enfermos, de los ancianos, atienden la casa además de trabajar en la tienda. Sólo un pequeño grupo de mujeres recibe remuneración por su trabajo y registra su trabajo como participación de la fuerza laboral. La participación de la mujer como fuerza laboral, tanto como concepto como en su medición, subestima enormemente el trabajo femenino.
Por ello cualquier intento de medir las desigualdades de género contendrá sub-estimaciones. Así, por ejemplo, cuando se intenta calcular la razón del ingreso femenino y el ingreso masculino, se pone de manifiesto que no existen datos suficientes sobre ingresos y que los pocos datos con los que se cuenta, revelan un extraordinario patrón de discriminación. La razón de salarios mujer-hombre (en los países industrializados) fluctúa entre un mínimo de 50% (Japón) y un máximo de 89% (Suecia). En lo que respecta a la participación en la fuerza laboral, la razón mujer-hombre más baja es 40% (Costa Rica) y la más alta es 92% (Suecia). La multiplicación de estas dos razones da como resultado la razón de ingresos salariales mujer-hombre.
Esta razón de ingresos salariales combina dos factores correlacionados identificables de discriminación por sexos. El salario masculino es mayor que el salario femenino, mientras que las brechas en las tasas de participación en la fuerza laboral es, incluso más amplia. Cuando ello se traduce en niveles absolutos de ingresos, se observan consecuencias profundas. Para hacer esto es preciso partir de una presunción marcadamente sesgada sobre los dos sexos: que la razón entre ingresos no salariales e ingresos salariales es igual para hombres y mujeres. Por lo tanto, esta razón subestima la desigualdad.
A nivel del PBI per cápita real ajustado, los ingresos femeninos como porcentaje de los ingresos masculinos fluctúan entre un mínimo de 26% (Costa Rica) y un máximo de 82% (Suecia). En los países más pobres las diferencias son sustanciales. El IDH femenino como porcentaje del IDH masculino alcanza niveles tan bajos como 59% en Kenia, 66% en la República de Corea y 69% en Swazilandia. De los países industrializados, sólo cinco países -Suecia, Finlandia, Noruega, Francia y Dinamarca- tienen razones superiores al 90%. Ningún país alcanza la igualdad total entre sexos, incluso con esta medición sesgada, aunque Suecia, con una razón del 96%, es el que más se aproxima.
¿Cómo debe reflejarse esta desigualdad en el IDH global para un país? Un método simple consiste en multiplicar el IDH global de cualquier país por la razón del IDH mujer-hombre. Si un país registra una igualdad total, su IDH no se altera. Por ejemplo, Japón tiene el segundo IDH global más alto (0.981), pero su baja razón mujer-hombre lo coloca en el décimo octavo lugar (0.761) de los países industrializados con un IDH ajustado de acuerdo con las disparidades entre sexos. Suecia, en cambio, tiene una razón mujer-hombre muy alta, y asciende del quinto al primer lugar con un IDH de 0.938 ajustado según las diferencias entre sexos. Así, mientras Japón tiene un IDH global alto con un alto grado de desigualdad entre sexos, Suecia tiene un IDH global alto con un bajo grado de desigualdad entre sexos. En los países en desarrollo, por lo general se observa un IDH bajo y alto grado de desigualdad entre sexos.
Estos indicadores están demostrando que en los países industrializados, las disparidades entre los sexos están siendo reducidas (fundamentalmente a nivel de salud y educación), sin embargo, en lo concerniente a niveles de empleo y salario, las mujeres siguen ganando una parte relativamente reducida del ingreso nacional.
Hasta el momento no ha sido posible producir un IDH sensible a las diferencias entre los sexos para todos los países, porque no existe la información disponible. El IDH sensible al género, introducido en el Informe de 1991, está siendo actualizado. Los nuevos temas tratados en los Informes sobre Desarrollo Humano en 1996 han sido: 1) concepto y medición del desarrollo humano, 2) financiamiento del desarrollo humano, 3) dimensiones globales del desarrollo humano, 4) participación popular, 5) nuevas dimensiones de seguridad humana, 6) la condición de los sexos y el desarrollo humano y 7) crecimiento económico y desarrollo humano.
Conclusión: ¿Por qué estos enfoques de desarrollo son "Aliados al Género"?
El enfoque de desarrollo a escala humana de Manfred MaxNeef (1986), presenta criterios axiológicos (relacionados con la constitución del ser), que vincula elementos como la protección, el afecto, la creación, la libertad (características tradicionalmente ligadas a lo femenino), con objetivos esenciales del desarrollo como: potenciar las necesidades humanas fundamentales, generar niveles crecientes de auto-dependencia, generar articulaciones orgánicas, potenciar actores sociales, profundizar en la democracia.
El enfoque de expansión de capacidades de Amartya Sen (1983), considera esencial para la expansión de las capacidades de las personas, no sólo la posibilidad de producir bienes y servicios, sino también el poder emanciparse de la obligada necesidad de "vivir menos o ser menos". La creación de capacidades está relacionada con la ampliación de derechos de las personas (tanto de los hombres como de las mujeres), para acceder a los bienes y servicios que requieren para satisfacer sus necesidades, mejorar sus niveles de bienestar y su calidad de vida. Este enfoque de las capacidades pone énfasis en el derecho a la libertad de las personas para hacer algo (¿Qué puede hacer una persona activamente por sí misma?), y no tanto en la sola satisfacción de sus necesidades (¿Qué se puede hacer por una persona?).
El enfoque de desarrollo humano bajo la perspectiva del PNUD (1990), integra ambos enfoques de desarrollo, adaptándolos al nuevo contexto global de esta época. Para ello ha incorporado a sus estudios el IDH, con el cual intenta medir la calidad de vida de las personas y, a su vez, mostrar que desarrollo no es exclusivamente crecimiento económico. En los recientes Informes, uno de los temas analizados ha sido 'la condición de los sexos y el desarrollo humano'. El IDH que presenta el PNUD es sensible al género, a la disparidad presente entre sexos. i Lima, Perú (rosa@escuela.org.pe). Problemáticas abordadas: Género, aprendizaje, desarrollo local, proyectos de desarrollo. En Convenios con: School for International Training (EEUU), University of Bath (Reino Unido).
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