Oración al padre para antes de




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 CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ


Oh Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para pediros vuestra protección.

Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros, asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte. Amén.

ORACIÓN A SAN JOSÉ PEDIR LA PUREZA


San José, casto esposo de la Virgen María intercede para obtenerme el don de la pureza.

Tú que, a pesar de tus inseguridades personales supiste aceptar dócilmente el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que el Señor me pida.

Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas, sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado, obtenme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en prudente desasimiento de las seguridades terrenales.

SÚPLICA A SAN JOSÉ


José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.

Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud, obtenme esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así asemejarme día a día al modelo de la plena humanidad: EL SEÑOR JESÚS.

ORACIÓN POR DIVERSAS NECESIDADES


Santo Patriarca, dignísimo esposo de la Virgen María y Padre adoptivo de Nuestro Redentor Jesús, que por vuestras heroicas virtudes, dolores y gozos merecisteis tan singulares títulos; y por ellos, espacialísimos privilegios para interceder por vuestros devotos; os suplico, Santo mío, alcancéis la fragante pureza a los jóvenes y doncellas, castidad a los casados, continencia a los viudos, santidad y celo a los sacerdotes, paciencia a los confesores, obediencia a los religiosos, fortaleza a los perseguidos, discreción y consejo a los superiores, auxilios poderosos a los pecadores e infieles para que se conviertan, perseverancia a los penitentes, y que todos logremos ser devotos de vuestra amada Esposa, Maria Santísima, para que por su intercesión y la vuestra podamos vencer a nuestros enemigos, por los méritos de Jesús, y conseguir las gracias y favores que os hemos pedido para santificar nuestras almas hasta conseguir dichosa muerte, y gozar de Dios eternamente en el Cielo. Amén

SALUTACIÓN

¡Dios te salve, oh José, esposo de María, lleno de gracia! Jesús y su Madre están contigo: bendito tú eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, el Hijo de María. San José, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

ORACIÓN A SAN

JOSÉ PATRONO DE

ORACION DE LA

IGLESIA

UNIVERSAL

 Castísimo José, esposo de María,: me gozo de veros elevado a tan sublime dignidad, y adornado de tan heroicas virtudes. Por los dulcísimos besos, y estrechísimos abrazos que disteis al divino Jesús, os suplico me admitáis en el número de vuestros siervos. Proteged a los inocentes, especialmente a los niños y alcanzadnos a todos la gracia de conservar la pureza de cuerpo y alma. Amparad a los pobres y a los afligidos, por la pobreza y amargas angustias que padecisteis en compañía de Jesús y de María, en Belén, Egipto y Nazaret y haced que, sufriendo con paciencia nuestros trabajos, merezcamos el eterno descanso. Sed protector de los padres y esposos, para que vivan en paz, y eduquen en el temor de Dios a sus hijos. Dad a los sacerdotes las virtudes que corresponden a su estado, para tratar dignamente el cuerpo de Jesús Sacramentado. A los que viven en comunidad inspiradles amor a la observancia religiosa. A los moribundos asistidlos en aquel trance supremo, pues tuvisteis la dicha de morir en los brazos de Jesús y de María. Tended vuestra mano protectora a toda la Iglesia, pues habéis sido declarado por el Vicario de Cristo Patrono de la Iglesia Universal. Y pues librasteis al Hijo de Dios del furor de Herodes, librad a la Iglesia, Esposa suya, del furor de los impíos, y alcanzad que se abrevien los días malos, y venga la serenidad y la paz. Así sea.

(Aquí se pide las gracias que se desean).

SÚPLICAS PARA LOS AGONIZANTES

PARA TODOS LOS DÍAS DEL MES

Eterno Padre, por el amor que profesáis a San José, elegido por Vos entre todos para representaros en la tierra.

 Se contesta: Tened piedad de nosotros y de los pobres agonizantes.

 Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 Eterno divino Hijo, por el amor que profesáis a San José, vuestro fiel custodio en la tierra,

 Se contesta: Tened piedad de nosotros y de los pobres agonizantes.

 Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 Eterno divino Espíritu, por el amor que profesáis a San José, el cual con tanta solicitud guardó a María Santísima, vuestra predilecta Esposa.  

Se contesta: Tened piedad de nosotros y de los pobres agonizantes.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Indulgencia 300 días.

Aquí con toda confianza pidamos al Santo lo que deseemos alcanzar.

ORACIÓN A SAN JOSÉ

 Patriarca José; abogado fiel de los mortales; José santo; José justo; José inocente, José venturoso: ¡quién pudiera tener siempre en la boca tu nombre, y no despedir un solo aliento, una respiración, sino acompañada de tu nombre santísimo! ¡Quién pudiera nombrar siempre a José con aquel respeto, con aquel puro amor, y con aquella gracia con que lo pronunciaba María santísima su Esposa! Acuérdate, José mío, de aquella prontitud con que acudías a ver a tu Esposa cuando te llamaba, y date prisa a acudir a mi mayor necesidad en la hora de la muerte; para que ahuyentando al demonio, despida yo el último aliento envuelto en tu nombre y en el nombre de Jesús y de María. Amén.

José glorioso, en tÍ sea bendito, alabado, ensalzado y glorificado el Santísimo Sacramento del Altar, porque cargaste en tus brazos y alimentaste con el sudor de tu rostro aquel Cuerpo y aquella Sangre que nos sustenta y fortalece. Amén.

CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ

 Por amor de Dios Padre, Tú, San José, has sido llamado padre de Jesús y, unido a la maternidad espiritual de María, ahora también padre nuestro. A ti consagramos nuestra vida y la misión que Dios nos ha encomendado. Te pedimos que intercedas por nosotros ante el Señor, que intercedas por la Santa Iglesia para su salvación, que intercedas en nuestra oración y la lleves a Dios.

 Tú, esposo de María, casto, justo, prudente y humilde, haz que estas virtudes, en ti gloriosas, afloren en nuestro espíritu y, para gloria de Dios, en el mundo.

 Haznos dulces y dóciles, tiernos y mansos con nuestro prójimo, especialmente con nuestros padres, hijos, familia y hermanos, no desde nuestra pequeñez sino desde Dios, dejando que Él sea en nosotros y nosotros en Él, que todopoderoso es. Amado San José enséñanos a desaparecer, como Tú que estás presente pero en Ti es sólo el Espíritu Divino el que permanece y Tú desapareces en el silencio del amor.

 Ruega para que en la presencia del Espíritu Santo, reconozcamos que sin Dios nada somos y nada podemos; ruega para que Dios obre en nuestro corazón como en el tuyo; ruega para que desaparezca nuestra pequeñez y aparezca tu grandeza, al reconocer nuestra debilidad en presencia de Su Amor. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén.

 Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos Amén

DEVOCIÓN EN HONOR DE LOS DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ
Introducción:

Toda la vida de S. José fue un acto continuo de fe y obediencia en las circunstancias más difíciles y oscuras en que le puso Dios. Él es al pie de la letra "el administrador fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia" (Lc 12, 42). Desde tiempo inmemorial, la Iglesia lo ha venido venerando e invocando como continuador en ella de la misión que un día tuviera para con su Fundador y Madre. En los momentos de noche oscura, el ejemplo de José es un estímulo inquebrantable para la aceptación sin reservas de la voluntad de Dios. Para propiciar ese veneración e imitación y para solicitar su ayuda, ponemos a continuación el siempre actual Ejercicio de los siete Dolores y Gozos.

 Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. - Acto de contrición.
Ofrecimiento

Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros siete dolores y gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y su madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo. Amén.

Primer dolor y gozo

Esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de vuestro corazón en la perplejidad en que estabais sin saber si debíais abandonar o no a vuestra esposa! ¡Pero cuál no fue también vuestra alegría cuando el ángel os reveló el gran misterio de la Encarnación!

Por este dolor y este gozo os pedimos consoléis nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte, semejante a la vuestra asistidos de Jesús y de María.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Segundo dolor y gozo

Bienaventurado patriarca glorioso S. José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre, el dolor que sentisteis viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza, se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.

Por este dolor y gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de la gloria celestial.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Tercer dolor y gozo

Ejecutor obediente de las leyes divinas, glorioso San José, la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón, pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó llenándoos de alegría.

Por este dolor y por este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos con el nombre de Jesús en el corazón y en los labios.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Cuarto dolor y gozo

Santo fiel, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José, aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María, os causó dolor, sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas.

Por este dolor y por este gozo, conseguidnos ser del número de los que por los méritos de Jesús y por la intercesión de la Virgen María han de resucitar gloriosamente.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,
Quinto dolor y gozo

Custodio vigilante del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo de Dios, particularmente a vuestra huida a Egipto!, ¡pero cuán grande fue vuestra alegría teniendo siempre con vos al mismo Dos y viendo derribados los ídolos de Egipto.

Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al demonio, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Sexto dolor y gozo

Ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos, aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Herodes, sin embargo, tranquilizado luego por el Ángel vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.

Por este dolor y gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, de poseer la paz de la conciencia, de vivir seguros con Jesús y María y de morir también asistidos de ellos.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Séptimo dolor y gozo

Modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que lleno de gozo, le encontrasteis en el templo, en medio de los doctores.

Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que no nos suceda jamás perder a Jesús por algún pecado grave. Mas si por desgracia le perdemos, haced que le busquemos con tal dolor que no nos deje reposar hasta encontrarle favorable, sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y a cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Antífona

Jesús mismo era tenido por hijo de José, cuando empezaba a tener como unos treinta años. Rogad por nosotros, San José, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración Final

Oh Dios, que con inefable providencia, os

NOVENAS
NOVENA DE LA CONFIANZA
Madre amable de mi vida
Auxilio de los Cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en Tus benditas manos.

Dios te salve María……….
Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío.

Dios te salve María………

Y aunque Tu amor no merezco
No recurriré a Tì en vano
Pues eres Madre de Dios
Y auxilio de los Cristianos.

Dios te salve María………
Acuérdate, ¡Oh Madre Santa!
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tu auxilio recibir.
Por eso con fe y confianza
Lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:


Pedir la gracia que se desea y decir 7 veces:
“Santa María Milagrosa, ruega al Señor Jesús por nosotros, y por el mundo entero”.
NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Esquema a seguir:

1° Nos ponemos en presencia del Señor haciéndonos la "Señal de la Cruz".
2° Reconocemos nuestros pecados rezando el "Señor mío Jesucristo".
3° Oración Inicial.
4° Oración del día.
5° Oración Final.

Oración Inicial para todos los días:
Rendido a Tus pies, oh Jesús mío, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseñas de continuo Tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que, generoso, concedes a los que en verdad te conocen, aman y sirven. Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar. Mira que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de Tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia. Mira que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los frágiles, y caigo a cada paso y necesito apoyarme en Ti, para no desfallecer. Se Tú todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio de toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste, y convidaste, cuando con tan tiernos acentos dijiste repetidas veces en Tu Evangelio: "Vengan a Mí, ... Aprendan de Mí, ... Pidan, Llamen ...". A las puertas de Tu Corazón vengo, pues, hoy; y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, Oh Señor, firme, formal y decididamente entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Novena de Confianza al Sagrado Corazón de Jesús
(para todos los días)

Oh Señor Jesucristo, yo confío esta intención a tu Sacratísimo Corazón:
(Indicar la petición)
Mírame solamente Jesús, y luego haz que Tu Sacratísimo Corazón te inspire. Que Tu Sagrado Corazón decida. ¡Yo cuento con Él ! ¡Yo confío en Él ! ¡Yo me entrego a su Misericordia!. Señor Jesús, Tú no me defraudarás.
Sagrado Corazón de Jesús, yo confío en Ti. Sagrado Corazón de Jesús, yo creo en Tu Amor por mí. Sagrado Corazón de Jesús, que venga Tu Reino.
¡Oh! Sagrado Corazón de Jesús, yo te he pedido muchas gracias, pero imploro ardientemente esta. Tómala, ponla en Tu Sagrado Corazón.
Cuando el Padre Eterno la vea, cubierta con Tu Preciosa Sangre, no la rechazará. Ya no será mi plegaria, sino la Tuya, oh Jesús.
Oh Sagrado Corazón de Jesús, yo pongo mi confianza en Ti. Que jamás sea confundido. Amen.

 Oración Final para todos los días:
Oh Jesús, yo te consagro mi corazón, colócalo en el tuyo, pues sólo en Él quiero vivir y sólo a Él quiero amar; en Tu Corazón quiero vivir desconocido del mundo y conocido sólo por Ti; en este Corazón beberé los ardores del amor que consumirán el mío; en Él encontraré la fuerza, la luz, el calor y el verdadero consuelo. Cuando el mío esté desfallecido, Él me reanimará; cuando inquieto y turbado, Él me tranquilizará.
Oh Corazón de Jesús, haz que mi corazón sea el altar de Tu amor; que mi lengua publique Tu bondad, que mis ojos estén siempre clavados en Tu llaga; que mi espíritu medite Tus adorables perfecciones; que mi memoria conserve siempre el precioso recuerdo de Tus misericordias; que todo en mí exprese mi amor a Tu Corazón, Oh Jesús y que mi corazón esté siempre pronto a sacrificarlo todo por Ti.
Oh Corazón de María, el más amable después del de Jesús, el más compasivo, el más misericordioso de todos los corazones, presenta a Tu Hijo nuestra consagración, nuestro amor, nuestras resoluciones. Él se enternecerá a la vista de tantas miserias y nos librará de ellas; y después de haber sido Tu nuestro refugio y nuestra protectora sobre la tierra, oh Madre de Jesús, serás nuestra Reina en el cielo. Amen.

Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca San José, ruega por nosotros.

Oración para el día Primero
Oh Jesús, que para significarnos el amor con que te hiciste hombre, naciste pobre y moriste crucificado por nosotros, muestras el Corazón envuelto en llamas: te pedimos sentir la intensidad de ese amor que nos tienes, para que nuestro amor propio no nos haga olvidar el tuyo. Amen.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Todos: Y hallaréis paz para vuestras almas.

Oración para el día Segundo
Oh Señor, que nos enseñaste con la Cruz sobrepuesta a tu Divino Corazón que el espíritu de sacrificio es esencial al cristiano: concédeme amarte, no sólo de palabra, sino con obras de abnegación, renunciando a los entretenimientos y diversiones peligrosas, que fueron causa de tu muerte.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Todos: Y hallaréis paz para vuestras almas.

Oración para el día Tercero
Señor mío Jesucristo, Rey Eterno y Universal de cielos y tierra: reconociendo el derecho que tienes a reinar en mí y en todo el mundo, te ruego me concedas trabajar con todas mis fuerzas para que reines sobre todos los que aún no te conocen.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Todos: Y hallaréis paz para vuestras almas.

Oración para el día Cuarto
Salvador Nuestro, que, mostrándome la abertura de tu Corazón, me enseñaste un refugio seguro en las tentaciones: cuando mi voluntad esté vacilante entre el bien y el mal, haz que el recuerdo de tu Pasión y de tu muerte me ayude para no pecar.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Todos: Y hallaréis paz para vuestras almas.

Oración para el día Quinto
Oh Jesús, que, al mostrarme tu Corazón herido por la lanza, me diste a conocer la longitud, la anchura y la profundidad de tu amor: enséñame a buscar en ese mismo Corazón consuelo y paz en las aflicciones y tristezas de esta vida.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Todos: Y hallaréis paz para vuestras almas.

Oración para el día Sexto
Oh Misericordioso Salvador de mi alma: te ruego que jamás permitas te ofenda con culpa grave; pero si cayere por mi fragilidad, haz que vuelva en seguida a tu Corazón amoroso a pedirte perdón.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Todos: Y hallaréis paz para vuestras almas.

Oración para el día Séptimo
Oh Jesús, que nos mandaste aprender de Ti la mansedumbre y la humildad de corazón: concédeme ejercitar esas difíciles virtudes para que así pueda amar a Dios y a mi prójimo con caridad perfecta.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Todos: Y hallaréis paz para vuestras almas.

Oración para el día Octavo
Oh Jesús, que diste la vida por mí; en la hora de mi muerte ven a consolarme y fortalecerme para que expire en tu Santa Paz y Amistad.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Todos: Y hallaréis paz para vuestras almas.

Oración para el día Noveno
Oh Jesús, modelo de santidad, a cuya imitación ejercitaron los santos todas las virtudes: haz que te conozca cada día mejor por la lectura y consideración de los Evangelios para que, conformando mi vida con tu vida, llegue a gozar del premio de los bienaventurados.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Guía: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Todos: Y hallaréis paz para vuestras almas.

NOVENA DE SAN JOSE

Por la señal, etc.
Señor mío Jesucristo, etc.


Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros que pertenecemos, como fieles católicos, a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

 Pídase con fervor y confianza
la gracia que se desea obtener.
A continuación rezar la oración del día que corresponda:
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