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8.4 Práctica ProfesionalSe ha argumentado en repetidas ocasiones sobre la necesidad que las instituciones educativas de nivel superior abran sus puertas a la comunidad. Según esta postura, se trata de darle una dimensión social a la formación de profesionales universitarios, mediante una combinación de la calidad académica con la equidad social. Y ha sido demostrado por los y las especialistas que los cambios en la sociedad producen efectos en la educación y viceversa, por lo que debe existir una relación armónica y reciproca de relación entre ambas, a fin de poder superar los principales problemas sociales en nuestro país, y sobreponerse a los problemas de la educación. Si consideramos que las instituciones educativas tienen lugar en un contexto social determinado, el cual condiciona la vida de las mismas; la universidad como parte de este contexto social mayor, recibe una influencia directa de su entorno, más inmediato. Y ante esta situación, se debe replantear el rol y la función formadora de las universidades; recuperando su función en la dimensión social, con base en las competencias pedagógicas. Haciendo un balance retrospectivo en el tiempo, podemos decir que la otrora Escuela Superior del Profesorado “Francisco Morazán” (ESPFM), desarrolló diferentes acciones en el marco de su responsabilidad social, tanto en el ámbito educativo como humanitario. Es así como el compromiso social de los egresados y egresadas siempre estuvo presente producto del proceso educativo desarrollado en ese momento. En la actualidad, se pretende que la UPNFM recupere esa dimensión social de sus egresados y egresadas, con una formación que establezca un fuerte vínculo entre la institución y la comunidad. Propuesta de Nuevo Enfoque de la Práctica Profesional en la UPNFM La Práctica Profesional que se propone en la presente reforma curricular, comprende la Práctica Docente y el TESU actual de una manera integrada, de tal manera que el y la futura docente internalice su función educativa propiamente, no desligada de su función social, dado que no se concibe una educación sin la integración de lo social, ni una proyección social que no involucre lo educativo. Contrariamente a la Práctica Docente y el TESU vigentes en los actuales planes de estudio, los cuales son terminales, la Práctica Profesional que ahora se plantea es de carácter procesal, es decir que la y el educando es integrado a este proceso de práctica desde el tercer año, culminándolo en el último año de su formación educativa. Dado lo anterior la y el educando poco a poco se introduce en su quehacer profesional, permitiendo la retroalimentación permanente. De esta manera, la práctica profesional constituye una de las áreas curriculares en cada uno de los planes de estudio de las carreras y tiene asignada una carga académica de doce unidades valorativas. Distribuidos en tres espacios pedagógicos que introducen gradualmente al quehacer docente con una conciencia social altamente desarrollada, los cuales son: Práctica Profesional I Práctica Profesional II, Seminario de Desarrollo Profesional. La duración de estos espacios pedagógicos será en total de cuatro períodos académicos, distribuidos de la siguiente manera: un período académico para la Práctica Profesional I, dos períodos académicos continuos para la Práctica Profesional II, culminando con un período académico para el seminario de Desarrollo Profesional, simultáneo a la ultima etapa de la práctica profesional II. De esta forma, la Práctica Profesional se concibe como un proceso de desarrollo en etapas y estructurada en momentos progresivos, lo que permite una reflexión teórica de la acción práctica cotidiana, que posibilitará una retroalimentación continúa del proceso educativo. Consecuentemente esta práctica permitirá repensar la educación como una praxis (acción-reflexión-acción) poniendo al centro educativo como centro comunitario de acción, y con ello recuperar la respuesta pedagógica que le permitirá ser solidario a través del conocimiento y el ejercicio docente. La práctica Profesional es vista por tanto como un aprendizaje en servicio que permite desarrollar competencias básicas en el ámbito profesional como comunicarse eficazmente, trabajar en equipo, tomar iniciativas y decisiones, asumir responsabilidades, entre otras. Y en ella se aprende a aprender, se aprende a ser (compartir, empatía, solidaridad) y se aprende a convivir (participación ciudadana y social, respeto y ejercicio de los derechos humanos y a las diferencias y oportunidad para interactuar en situaciones con realidades sociales adversas). Esta práctica a través de su modelo, permitirá aprender a leer la realidad, validando sus observaciones por medio de la investigación y la aprobación colectiva de todas y todos sus actores. Asimismo, permitirá actuar y aprender reflexivamente en el ejercicio docente; además asegura la apropiación de lo local y lo diferente, pero sobre todo es relevante, ya que el proceso se vuelve propositivo. Como se puede inferir, el proceso de la práctica profesional, además de comprender la labor docente, incluye la investigación y la extensión como elementos necesarios para aplicar, confrontar, validar y recrear las competencias académico profesionales que contribuyan al desarrollo educativo-social y al enriquecimiento del acervo científico, tecnológico y cultural de las y los educandos. Es decir que esta práctica permitirá realizar la práctica docente propiamente dicha en los centros educativos y la vinculación social en las comunidades donde se inserta la institución educativa de manera integral Así mismo, su propósito inmediato es constituirse en un espacio para formar en la y el educando como futuro o futura egresada la visión que la educación tiene de posibilitar igualdad de oportunidades; considerando que la misión de la educación es permitir a todas y todos, sin excepción, hacer fructificar sus talentos y capacidades creativas en busca de una sociedad más equitativa y justa. Por lo que el pilar fundamental de la educación al que la Práctica Profesional debe responder es de “aprender a ser” ampliado a otros términos, conocer y fortalecer sus capacidades y habilidades mentales, intelectuales, físicas, sentido de la estética, facilidad de comunicación, dirección y conducción de los procesos, sentirse parte de una sociedad y cultura determinada; puesto que la realidad social, por los mismos adelantos de la ciencia e innovaciones de la tecnología, exigirá cada vez una mayor autonomía, Capacidad para juicio y fortalecimiento de la responsabilidad personal en la realización del destino colectivo. Este aprender a ser, debe complementarse con el aprender a hacer, aprender a conocer y aprender a convivir. Ya que a través de esta práctica, el y la futura docente deberá aprender a configurar y formar parte de una sociedad educativa basada en la adquisición, actualización y uso de los conocimientos en materia de una pedagogía social crítica y reflexiva. Por todo lo anteriormente expuesto, diremos que los supuestos teóricos de la Práctica Profe- sional a implementarse en la UPNFM, serán:
Y los principios genéricos de la misma, se enmarcaran en los términos siguientes:
Es así como la práctica profesional, debe ser un medio que permita a la UPNFM vincularse con los centros educativos y las comunidades, creando el espacio para el logro de los siguientes objetivos generales:
Por tanto, podemos decir que la práctica profesional tendrá las siguientes características:
Resumiendo se puede decir que la Práctica Profesional se caracterizará por ser un acto pedagógico reflexivo, pensado y apoyado, desde las demandas sociales de la realidad. Es un proceso transversal al currículum, caracterizado por sus espacios de investigación, docencia, extensión y reflexión sobre su quehacer profesional, a la vez que permite la vinculación de la Universidad con las comunidades del país; en este proceso las y los educandos pueden, a través de programas y los proyectos específicos de la carrera, aplicar, confrontar, validar y recrear conocimientos, habilidades, actitudes, valores, metodología y estrategias que contribuyan al logro del desarrollo educativo social y al enriquecimiento del acervo científico, tecnológico y cultural de la población hondureña. |