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El problema de la mayoría de las teorías sociales es que procuran si tuar el desequilibrio en el nivel meramente instrumental. Las tensiones que €cabo de describir acontecen en este nivel, dentro de cada sistema de asig nación y entre los diferentes sistemas: estas presiones de asignación no se relacionan directamente con los valores y producen presiones que — toma das en sí mismas— tienen una fuerza externa y objetiva. Pero si las que re accionan ante estas presiones son personas, es inevitable interpretar estos problemas de asignación más “estructurales” mediante normas. Así, aunque al aplicar su teoría de la integración Parsons restaba énfasis a los aspectos Instrumentales, tenla mucha razón al insistir en la importancia del tercer proceso de asignación, el más subjetivo, el proceso de las recompensas. Parsons afirmaba que las necesidades más profundas de la gente no se rela cionan con objetos instrumentales sino con el amor y el respeto y que, por esta razón, la gente quiere recompensas simbólicas. recompensas con tribuyen a una asignación estable porque ligan la distribución objetiva con los valores ultimos de los seres humano lectura idealista de esta pro posición sugeriría que las recompensas pueden, pues, mediar efectivamente en — conciliar a la gente con— cualquier asignación de disponibilidades Subjetivas. Una lectura más multidimensional sugeriría simplemente que la asignación de prestigio es siempre un factor en la integración. Aunque el propio Parsons a menudo favorece una lectura idealista, su teoría de la asignación de recompensas es, en principio, un nuevo paso hacia la posi ción multidimensional. 4 ExamInemos primero la relación entre las recompensas simbólicas y la asignaci de disponibilidades. Tiene que haber una “reciprocidad experi mentada» entre ambas: lós individuos tienen que sentir que la relación en tre disponibilidades y recompensas es “correcta”. Las posiciones que brin dan a la sociedad bienes vitales, sean económicos o políticos, deben recibir Suficiente respeto — en prestigio o en símbolos de prestigio como el dinero— Para garantizar que sus tareas se realicen con eficacia. Sin embargo, en las 4 I 54 55 sociedades capitalistas suele haber una gran brecha entre las recompen9 y la asignación. La pericia productiva, por ejemplo, es a menudo controla por profesionales que llenen una elevada educación pero no controlan 1 fuentes de dinero. En consecuencia, expertos que son cruciales para la r ducción de disponibifidades a menudo se consideran mal recompensa Los roles como el de obrero de fábrica o asistente sanitario, desde luego. ciben mucho menos dinero y respeto. y su experiencia de insatisfac suele ser relativamente grande. Pero, mientras quienes ocupan estos contribuyen a la asignación de maneras básicas, como trabajadores 1r duales ejercen mucho menos poder y responsabilidad que los profesional Sólo cuando suman su poder de asignación mediante organizaciones tivas como los sindicatos pueden manifestar su importancia f» Después de la agremiación. se empieza a tener en cuenta la tensión e asignación de disponibilidades y recompensas para la mano de obra no ficada. También podemos examinar la reciprocidad funcional en términos la asignación de poder. Esta asimetría a menudo dificulta la contratación personas talentosas en el Congreso. una falla que a la vez resta e - la producción de poder. Pero la falta de reciprocidad entre las disponibili des y las recompensas también puede ser inversa. El prestigio a menudo cede las tareas productivas que se realizan. Las estrellas de cine, los y los “ricos ociosos” reciben grandes recompensas pero hacen muy ç— la sociedad en general en términos de producción de disponibilidade que se podría argumentar que las dos primeras profesiones desempe importante papel en la asignación de personal al brindar modelos de rol. SI las recompensas no pueden coordinar efectivamente la producci distribución de disponibilidades, se produce un desequilibrio. ¿Qué hace sistema social para Impedir tal conificto. para mantener la integraciózi disponibilidades y recompensas? Como la que establece pautas acerca conducta deseable es la cultura, aquí se trata de la relación entre la culi y el sistema social. La cultura produce expectativas acerca de la distil ción de prestigio. y las expectativas más cruciales a la vez se concretizal leyes. Las leyes de propiedad. por ejemplo, son factores decisivos para blecer la relación entre las diversas actividades productivas y la recomjx monetaria. Los sistemas puros de propiedad privada permiten una tancia entre el dinero y la pericia; a través de la herencia podemos . los medios de producción y las consiguientes ganancias sin haber reali ningún logro personal, En un sistema tal, los artistas, escritores y cid cos pueden producir gran valor para una sociedad pero, si no pueden ti” formar sus productos en propiedad. no recibirán una apropiada rec sa monetaria. Los sistemas puros de propiedad privada se basan en una cultur individualismo extremo. En la medida en que una cultura cobre un v más igualitarista o colectivista, las recompensas se distribuirán de c do. Las leyes progresistas de impuesto a la renta, por ejemplo. procural rantizar una relación más integradora entre las recompensas y los logro imponer mayores gravámenes a los Ingresos más altos, garantizan que Ii ueza heredada se reduzca más que la riqueza relacionada con los logros. as leyes de sucesión avanzan aun más en esta dirección. Desde luego, po dem° enfocar las leyes concernientes a la propiedad. los impuestos y la he rencia tanto desde el punto de vista de la Integración como desde el de la asignación. SI nos Interesa exclusivamente la eficiencia en la asignación, podemos ofrecer muy altas recompensas por los logros innovadores, al mar gen de las consecuencias poco Igualitarias. En otras palabras, podemos re ducir el nivel de los gravámenes sobre las grandes fortunas en la medida en que esa fortuna se gane mediante logros productivos. Por otra parte, si nos interesa la Integración social, 9demos reducir la producción de asignacio nes para alcanzar mayor Igualdad y menos conflicto socialjEl debate entre conservadores y liberales acerca del Estado benefactor gira precisamente sobre esta oposición Integración-asignación. La historia demuestra que una concentración excluyente en la producción de medios (disponibilidades) a expensas de los fines (recompensas) no sólo crea conflicto sino que even tualmente eroslona la asignación de medios. Al mismo tiempo, los países capitalistas que han gravado a los empresarios con tasas del 60 por ciento y más (como la soclaldemocracia sueca) han descubierto que esto también tie ne sus contratiempos. La integración alcanzada puede surtir un efecto dele téreo en la producción, y este problema de asignación a menudo repercute a la vez en la integración social. Desde luego, añadiré que el dinero y las leyes relacionadas con el dine ro distan de ser las únicas formas que cobra la asignación de recompensas. El prestigio se manifiesta de maneras más efimeras pero no menos efecti vas. Desde el siglo pasado, por ejemplo, el crecimiento de valores más Igua litarios ha logrado quitar a los “ricos ociosos” más prestigio que propieda des. Este cambio en la asignación de prestigio por cierto ha contribuido a reequiibrar el sistema capitalista tanto como los cambios en la distribución de Ingresos. La relación entre recompensas y asignación de personal también está sujeta a la mediación y el control culturales. En la medida en que los valo res culturales se orienten más hacia el logro y menos hacia las Ideas aristo cráticas de las cualidades atribuidas o Innatas, los procesos que procuran subordinar la selección de personal a los intereses particularistas — como los cupos raciales o religiosos— son objeto de mayor duda. Las considera ciones atributivas en la asignación de personal son, por cierto, casi imposi bles de eliminar por completo. Por ejemplo, el hecho de haber nacido en una familia de clase alta o baja casi siempre tendrá algún efecto, por muy abier to que sea el reclutamiento de a o estudiantes, y el nacimiento se re laciona obviamente con la suerte y no con los logros personales. Aun así, to da desproporción significativa entre los criterios empleados en la selección de personal y la distribución de recompensas crea una sensación de injusti cia, y quienes creen que han sido Injustamente recompensados a menudo se apartan de los procesos de asignación o se oponen activamente a ellos. Consecuencias negativas para la integración son potencialmente enor ‘lles, y el ejemplo proverbial es una revolución emprendida por el grupo °Primjdo, víctima de discriminación. 56 57 Aquí debemos formular dos advertencias. Primero, todo proc personal se puede encarar desde el punto de vista de la asignación y el de la integración, un hecho que complica enormemente la resolud las tensiones sociales. La educación con cursos más intensos para nos más talentosos, por ejemplo, procura en parte satisfacer el fin igualdad; la idea era otorgar mayor movilidad social a personas Inte e industriosas pero de baja condición social, al permitir que niños co jor desempeño recibieran atención especial. Pero dicha educación ta se inició porque brindaba un medio para formar al personal más cai modo eficaz y efectivo. Los esfuerzos para eliminar dicho sistema en bre de valores más radicalmente igualitarios deben enfrentar esta condición, pues pueden atentar contra la mejor formación del persori la sociedad. La “acción afirmativa” destinada a favorecer a las minorli nicas en las contrataciones presenta una ambigüedad similar. Los cr de contratación sufren la influencia de preocupaciones vinculadas con la asignación como con la integración. La acción afirmativa nació un vehículo para la justicia social luego de los disturbios raciales de áada de 1960. A fines de la década de 1970, el respaldo “integrador” j acción afirmativa empezó a desvanecerse; los valores culturales 1 cambiado, y en tiempos de crecientes restricciones económicas los mas de asignación cobraban mayor importancia. En la decisión Bal la Corte Suprema se justificó la acción afirmativa sólo según criter asignación. La corte arguyó que la educación seria más “efectiva” si cialmente más igualitaria, no que seria más justa. Se sugería, por e que la educación profesional requiere una amplia base étnica para q servicio profesionales encaren efectivamente los problemas de una dad diversificada. Mi segunda advertencia acerca de la relación asignación/inte alude al factor suerte. La buena apariencia, la coordinación física, la el peso y la inteligencia heredada suelen estar distribuidas al azar. F. da uno de estos atributos pesa en los procesos de asignación. Por lo quizá sea cierto que ni siquiera el sistema social más justo puede e’ la sensación de injusticia de la sociedad. Pero Parsons no escribe acerca de la integración sólo en relac. estos “procesos de equilibrio” automáticos que se producen entre las mensiones de la asignación. También conceptualiza la integración c trasfondo contra el cual funcionan tales procesos y como el tribunal ma apelación cuando fracasan. La socialización de los niños, seña un importante marco limitativo para las expectativas. Parsons y Shil; san esta idea de un modo que, una vez más, puede desalentar la es de un igualltarismo radical. El proceso de socialización en la familia, la escuela, los grupos c go y la comunidad focáliza las disposiciones de necesidad de tal que el grado de incompatibifidad de las aspiraciones activas y ciamos de objetos sociales y no sociales se reduce, en “condi normales”, a la tarea habitualmente realizable de hacer asignac entre sectores de la población cuyas aspiraciones no superen en mu cho aquello que reciben.’ n otras palabras. la socialización forma personalidades antes de que cesen en los tensos procesos de asignación y las disputas por la integra onfigUra el trasfondo de estos procesos de dos maneras. Primero, C las categorías básicas de identificación y comunicación sin las cuales b procesos sociales específicos serían caóticos y aun incomprensibles, etegorías de objetos humanos y no humanos como bien y mal, masculino y ernenino. Segundos brinda una especie de ciclo de realimentación que remi te la ma integración a la conducta social, que puede conciliar a las perso nas cOfl la tensión de los roles recibidos. Las desigualdades de clase, por eiemPlo, pueden convertirse en fuente de socialización, brindando los mar ¿ esperados de interPretación en vez de los objetos externos que ataca la nterPretad De este modo, la estratificación puede volverse tan normali zada que la defensa de justicia entre clases puede convertirse en fuente de esequilibri0 y desvío. A menudo, desde luego, la reciprocidad funcional se deteriora y la so cialización no cumple su tarea fatalista. En tales casos la desintegración se enírenta, en palabras de Parsons, con los órganos de la “interpretación au toritaria y aplicación”. Aquí se refiere al sistema legal y las fuerzas coerciti vas de la policía y el Estado. Para que una sociedad permanezca unida, hay que obligar a las personas e instituciones antagónicas a someter sus con flictos a las reglas defendidas por agencias de control designadas oficial mente, y estas reglas se deben imponer qui o no las partes en conflic 1 to. Toda sociedad se reserva el derecho de exilar, encarcelar e incluso asesi nar a aquellos a quienes no puede inculcar la ‘cooperación”. En este comen tario final sobre el proceso del sistema social vemos de paso, una vez más, cuán entremezclados están, empíricamente, los conceptos analíticos de Parsons. Es claro que el sistema legal opera simultáneamente en cada uno de los dominios que Parsons ha diferenciado analíticamente. La ley admi nistrativa y comercial atiende a la asignación de disponibilidades; la ley de propiedades tiene aspectos asignativos pero también es crucial para la dis tribución de recompensas; la ley penal regula la capacidad de desagravio úl timo correspondiente al Estado. Más aun, en definitiva, toda ley tiene una 1 dimensión coercitiva, pues está diseñada para operar aunque las recompen SaS Culturales no hagan de la integración un ,proceso voluntario, intrínseca mente atractivo. Antes de pasar a algunos casos donde Parsons aplica este tremendo esqu de abstracción teórica, bien podemos regresar a una simple refie ‘ que sugerí al principio de la clase de hoy. Un modo de encarar esta de “wada conceptualización de los procesos del sistema social consiste en ver Parsons y Shils, ‘Values, Motives, and Systems of Action”, en Parsons y Shils •‘flps Towards a General Theonj of Actiort (Nueva York: Harper and Row, 1951), 59 ‘ 58 -.4 la como la elaboración de los componentes de un rol social ideal, típica te institucionalizado. En vez de decir simplemente que cada rol implica mas, sanciones y recompensas, ahora estamos en posición. dada la ¿ da teoría estructural-funcionalista, de especificar a qué se refieren esta tegorías. Cada rol, por ejemplo, está definido en relación con su parte asignación de disponibilidades: se debe articular con las “herramientas suministra su status. Más aun, la competencia que un rol requiere uso de sus disponibilidades se debe coordinar con los requerimlento estipula para iñgresar en su status en primer lugar. Además, cada r-’ instituir símbolos de prestigio que recompensen estos procesos de 1. sempeño y competencia, y debe definir sanciones que entrarán en no se alcanza el éxito. Cada rol tan complejamente definido debe, . mo, fundirse con toda la gama de roles con los que el sistema social interactuar. No es asombroso que, en cualquier sociedad, las probal de un pleno cumplimiento de los roles parezcan tan reducidas y c fuentes de desvío sean tan omnipresentes. Esta imagen de un sistema social exigente, incluso rudo e impe está de acuerdo con los matices ideológicos críticos que informan l temprana e intermedia de Parsons. Antes vimos que Parsons era sena los graves desequilibrios de la sociedad contemporánea y que se pr hallar un modo no individualista de explicarlos (y resolverlos). Más a deseaba hacerlo sólo por razones teóricas y científicas, sino porqu que el individualismo radical y la competencia desenfrenada — consid como normas de conducta práctica más que como presuposiciones c cas— eran fuentes primordiales de trastorno en las sociedades occi (véase, por ejemplo, mi comentario acerca de las consecuencias desli doras que tiene el individualismo en la reciprocidad entre disponibilid recompensas). Así como una teoría antiindividualista podía rectificar blema cientifico, una conducta menos individualista y más colectiviS día ayudar a rectificar el problema social. A continuación examinaren ejemplos donde veremos que Parsons usa su teoría colectivista no si explicar sino también para atacar encubiertamernte el individualisr petitivo de la vida occidental del siglo veinte. En la próxima clase, . que Parsons, irónicamente, llegó a creer que su nueva teoría antiind, lista, junto con los desarrollos típicos de la sociedad de posguerra, tían la solución de estos problemas sociales. Para nuestros propósitos, los dos ensayos empíricos más imp que Parsons publicó entre 1937 y 1950 son “Democracia y estructun en la Alemania prenazi” (1942) y “Ciertas fuentes primarias y patrc agresión en la estructura social del mundo occidental”. Durante tiempo se los ha juzgado trabajos empíricos seminales y se los ha esi por su singular percepción de los problemas. Aquí me gustaría relac 2 Talcott Parsons, “Democracy and Social Structure in Pre-Nazi C págs. 104-123, y “Cerl Primaiy Sources and Patterns of Aggressíon” (lb. 298-322, en Parsons, Essays trr Sociological Theory (Nueva York: Free Press, n las más amplias cuestiones teóricas e ideológicas que hemos comentado asta ahora. Primero mostraré cómo se los puede comprender en términos del detallado modelo funcional-estructuralista presentado más arriba, a pe sar de que Parsons mismo nunca explicitó esta relación. Además mostraré ue es posible relacionar estos ensayos con los más amplios desarrollos teó dcos e ideológicos de la obra de Parsons que he comentado anteriormente. Corno el ensayo sobre la agresión brinda un marco general dentro del cual situar las observaciones de Parsons sobre Alemania, lo trataré primero. ParSOflS escribió este ensayo después de la Segunda Guerra Mundial, el de vastador conflicto que puso freno a las patológicas tendencias que habían alentado la teorización de Parsons en la entreguerra. Su finalidad consistía en explicar el porqué de esta patología, por qué la sociedad occidental había llegado al borde de la destrucción masiva. Se trataba de un verdadero desa fo para su teoría de los sistemas sociales. ¿Podía explicar los problemas que habían causado su creación? Parsons primero describe las tremendas tensiones de asignación de las sociedades occidentales. Para la producción de disponibilidades, las na ciones occidentales han desarrollado mecanismos muy especializados y dife renciados que enfatizan la eficiencia, la pericia y la tecnología. Pero para al canzar esta extraordinaria capacidad de adaptación, la organización de las instituciones productivas, como la factoría industrial y el Estado burocráti co, debe ser resueltamente impersonal. Parsons sugiere que esto ha tenido profundas consecuencias en la asignación de personal. La exigencia de efi ciencia impersonal sólo se puede satisfacer si la esfera íntima del amor y del afecto está radicalmente separada de la esfera del trabajo. La familia se “es pecializa” en emociones, y la “oficina” asume un rol afamiliar, a menudo hostil. Para aumentar la eficiencia, la regulación normativa de la vida labo ral se vuelve puramente universalista y orientada hacia los logros. Los crite rios para la contratación de personal también deben ser despersonalizados para acornodarse a estas nuevas demandas de asignación. Para formar al personal en tareas impersonales, en algún punto del proceso de formación y socialización tiene que haber un crudo rechazo de la vida familiar, que es di fusa y emocional. La concreción de esta ruptura radical parece ser una fun ción latente de la escuela formal y la escuela informal de los “golpes duros”, y ambas apartan a los niños cada vez más del hogar. Parsons sugiere que esta ruptura emocional es lo que hace de la adolescencia un período tan di ficil Mi, mientras el adiestramiento de personal puede asignar disponibili dacles con eficacia, hay un alto precio en términos de personalidad. La exi gencia de represión emocional y despersonalización crea frustraciones que eventualmente pueden tener efectos negativos en la misma asignación de personal La asignación de recompensas, cree Parsons, no puede superar estas tensiones Primero, la primordial escasez de recompensas aumenta la inse gunda mientras encauza efectivamente los disponibilidades y la contrata CIO No menos importante, un sistema que enfatiza la eficiencia en la asig riacion sólo puede dar recompensas por los logros. La pregunta siempre se ra. ¿Qué ha hecho usted últimamente?” Así, mientras las recompensas 1O2 60 61 pueden reforzar los procesos de asignación, sirven para aumentar la fr ridad y la frustración en el nivel de la personalidad individual. El heci que los puestos se otorguen de manera competitiva significa que una na, al margen de las recompensas que haya adquirido previamente, siefl corre peligro de perderlas. El énfasis del sistema de disponibilidades c la tecnología y la capacidad cognitiva significa además que la capacidac una persona ha desarrollado para obtener ciertas recompensas constante peligro de volverse obsoleta. Ante tales tensiones, es obvio que la Integración está en jaque sociedades occidentales. Parsons demuestra que los procesos de asigna han establecido relaciones entre roles que son intrínsecamente frustra El sistema de personalidad del “yo” no puede obtener lo que necesi “otro”: en términos sistémicos, de las oportunidades que brindan los en las sociedades occidentales. Por nuestros comentarios anteriores, mos que un rol Insatisfactorio crea desvíos. En las sociedades occidenti según Parsons, este desvio Institucionalizado se produce de la slguienk nera. La personalidad enfrenta la angustia y la frustración propias de procesos de asignación mediante los mecanismos de defensa de la r ción y la externalización. En vez de permitir que el actor comprenda h ces de esta frustración, estos mecanismos de defensa permiten que l sonalidad “culpe” a fuentes erróneas. La personalidad occidental busca vos expiatorios en grupos sociales impopulares, culpándolos de crean gustia. Para “explicar” sus problemas, las gentes crean Ideologías q man la agresión injustificada de fuerzas que ellas pueden controlar - clalmente, y la reacción “racional” ante esto es una nueva agresión. La sión, piensa Parsons, se ha convertido en modalidad predominante de racción en las sociedades occidentales. La mala Integración de los slst sociales occidentales produce lo que él llama “agresión flotante”. ¿Cómo pueden enfrentar esta situación los procesos Integra Como ya he mencionado, Parsons es pesimista respecto del sistema compensas. Desde luego, a menudo la busca de recompensas puede un alivio relativamente Inofensivo para la agresión flotante, sea coni atrás de una pelota o tratando de ganar dinero. Pero cada una de estas vidades puede brindar no sólo gratificación sino privación. A la creenc que el dinero compra la felicidad se opone el igualmente difundido rece miento de qúe “el dinero no puede comprar el amor”. Parsons cree ç sistemas culturales, sin embargo, han descubierto un modo de dir recompensas que permite reencauzar la agresión. aunque no elimina lealtad familiar y la moralidad comunal Impiden que las personas guen su agresión contra grupos e instituciones con los que han estabi relaciones estrechas. Pero quienes están fuera de esta comunidad — líos a quienes la moralidad social no designa explícitamente como gos”— quedan así legitimados como blancos de la agresión. Estos externos de la agresión son el proverbial “otro”, la clase o grupo étnIca cial o nacional al cual se considera diferente y al cual, por lo tanto. s precia. Averiguar cuáles grupos son éstos es descubrir la estructura d jctO social moderno. Para ello, arguye Parsons, debemos- al siste ia de asignaciones. ¿Qué clase de agrupamientos por intereses racionales han estructurado a través de la asignación de disponibilidades, personal j. Sean cuales fueren estos conflictos de intereses, tendrán la átina de las potentes e Inconscientes emociones agresivas. ¿Pero qué ocurre con el trasfondo de la integración, la socialización y el tdbunal de última apelación, los cuerpos de interpretación autoritaria y aplicación de la autoridad? Sin duda, la socialización permite cierta reduc ción de los conflictos al brindar las “categorías de Identificación” básicas y mínimas dentro de las que acontece toda interacción. Sin embargo, es posi- ble que la socialización no aporte mucho más que esto. Parsons describe -los dificiles hiatos que enfrenta la socialización cuando el hogar y la familia se flviden abruptamente y como la soclallzacjon produce conflictos emoclona ! acentuan la desintegracion en vez de atenuarJ.a Segun Parsons esto xacerba a causa del papel que desempeña el sexo. Dado el énfasis mas culino de las sociedades premodernas, cuando surgió la moderna división entre familia y trabajo fueron los hombres quienes asumieron la tarea im personal y altamente recompensada de la producción de disponibilidades, mientras que las mujeres tomaron control exclusivo de las emociones y el hogar. Esta más radical división sexual del trabajo aumenta las tensiones que implica la socialización discontinua. Para los varones, los primeros ob jetos de identificación intensa son casi exclusivamente femeninos. Cuando los varones llegan a la adolescencia, pues, no sólo tienen que desarrollar disposiciones de necesidad más impersonales y represivas (lo cual se consi gue mediante la identificación con el adulto de su propio sexo) sino que pa ra ello deben reprimir una Importante Identificación sexual de su vida ante rior. Las dificultades enfrentadas por otros aspectos del moderno sistema de integración otorgan mayor Importancia a instituciones coercitivas como los tribunales y la policía. Parsons no niega, prima facle, la capacidad de ta les instituciones para manejar la situación desestabilizadora, pero evalúa su eficacia prestando más atención al lugar y el tiempo específicos. Así como el blanco de la agresión flotante de un grupo depende de la formación social Particular, también la autoridad y el poder de las Instituciones de control Social sólo se puede decidir examinando la situación estructural y cultural de un sistema social dado, Con ello en mente, volvemos a la Alemania pre flazi. Al comentar los problemas de asignación de Alemania antes de la Segun Guerra Mundial, Parsons profundiza su análisis sistémico de las Causas de la agresión y las especifica históricamente, Comenta el desarrollo del Estado burocrático, el surgimiento de mercados capitalistas en gran es cala, la creciente complejidad de las relaciones sociales y el crecimiento de la Ciencia moderna. Parsons cree que cada uno de estos factores aumenta la Producción eficiente y la asignación de disponibilidades, pero que también C0ntribuye a la creciente impersonalidad del trabajo y a la división entre ofi cina. y hogar. Sin embargo, la más Importante innovación de Parsons en este ensayo es su énfasis en la polarización que producen estos procesos de -, 62 63 asignación. Cree que en Alemania se desarrolló una versión más extrezzi lo que ocurrió en todo Occidente: la sociedad quedó dividida en un L “moderno” que estaba profundamente involucrado en estructuras reciei Impersonales y racionalizadas, y un sector “tradicional” que se opoi ellas. Los grupos tradicionalistas experimentaban gran angustia por la lución de las viejas pautas. y enfatizaban el fin de la certidumbre re la destrucción de la simplicidad rural y la pérdida de la estabilidad -mica. El sector modernista experimentaba angustia a causa de su p vulnerable en el filo cortante de la racionalización. Esta polarizaclór relativamente ineficaces las recompensas, pues las recompensas x seguían las grietas creadas por esta división de las asignaciones. Un nuevo como la clase obrera industrial alemana entendía que aún no recibido su parte; un grupo más viejo como los pequeños granjeros día, por el contrario, que estaba perdiendo prestigio y seguridad econ en comparación con el grupo obrero. Parsons sugiere además que el -‘ alemán de recompensas estaba estructurado de manera exageradame rárqulca. A pesar del deterioro de su posición objetiva, la vieja aristo alemana conservaba buena parte del control de los símbolos del prest los privilegios. En consecuencia, sus miembros experimentaban supe dad y privación al mismo tiempo. Los miembros de la clase industria otra parte, experimentaban un aumento del control sobre las disponi des pero se sentían privados de un acceso igualitario a los símbc prestigio. Ningún grupo de la sociedad alemana estaba satisfecho con su . Estas tensiones inusitadamente grandes entre los sectores moderniza y tradicionales facilitaron la creación de chivos expiatorios. Cada gru taba frustrado, y cada cual externalizaba su frustración como agres: tra los que definía como “criminales”. Para la Izquierda moderi — obreros, Intelectuales, científicos, comunistas— los chivos expl2 eran los grupos de la vieja Alemania, la aristocracia, la clase media ba lideres religiosos, y segmentos de la nueva clase alta que se h con ellos. Para la derecha tradicionalista, los chivos expiatorios eran clalistas, los intelectuales, los científicos y los judíos. Estaba montad cenario para una batalla a muerte. Para colino, en la situación alemana esta batalla no se podía mediante la socialización o el control social. Las familias alemanas e aun más privatizadas y centradas en miembros femeninos que las d naciones occidentales. El culto compensatorio de la masculinidad qu firmó en las instituciones de asignación fue pues más pronunciad exagerado lazo sexual, a la vez, volvió aun más discontlnua la sociali Estos resultados se encuentran en las conocidas ideologías de la alemana: las configuraciones fantasiosas del romanticismo, la añor capista de los viejos tiempos. Otros patrones del sistema cultural minaron aun más su potencial integrador. El énfasis tradicional en 1 quía creó, ante la modernización, un patrón de formalismo lnterp que, aunque brindaba una semblanza de continuidad, alentó una r sistencla ante los desarrollos igualitaristas. Al dar pleno respaldo a e ridad formal, el luteranismo aleman por cierto apoyó la “integración” de to plazo. pero su pasiva adaptación a esta autoridad mundana alentó la oralidad dogmática que imposibilitó la reforma social y la integración de largo plazo. para que el control social funcione en semejante situación, se debe ver a los abogados, jueces y policías como partes legítimas y neutrales. El pro bleflia, desde luego, era que las mismas presiones que polarizaban el siste na de asignaciones minaban la neutralidad del sistema alemán de control social. pintes de la Primera Guerra Mundial, la aristocracia prusiana mante nía un sistema político reaccionario que no contaba con el respeto ni con la obediencia de los grupos modernistas. En la entreguen-a, durante la demo crática República de Weimar, los grupos tradicionalistas entendieron que los papeles se habían invertido. Como no podían aceptar la legítima autoridad del establtshtrient legal “modernista”, el sistema de control social no tenía modo de adjudicar, o aun reprimir, los conflictos cada vez más agresivos de la sociedad alemana. El resultado es historia: la ruptura del equilibrio y una revolución de derechas. Podemos ver las revoluciones como esfuerzos radi cales para restaurar el equilibrio, para establecer estructuras de asignación e integración más acordes con las condiciones reales de la vida de una so ciedad. La revolución nazi restauró, a un costo enorme, ciertos vestigios de la unidad y la integración alemanas. Con los enemigos internos eliminados por la fuerza, la remilitarizada nación alemana volcó su agresión hacia las naciones occidentales que consideraba responsables del orden moderno que tanto despreciaba. La estabilidad interna del Tercer Reich estaba Intrinca damente ligada con el éxito de esta lucha contra los chivos expiatorios ex tranjeros. 64 65 |