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5. La teoría de la modernidad triunfanteEn el período intermedio de su carrera, Parsons elaboró una teor1 tructural-funclonalista del funcionamiento de los sistemas sociales; r esto significaba una teoría acerca de lo que requieren los sistemas p tar en equilibrio. Quiero subrayar que en gran medida esta teoría col forma de un modelo. Es una imagen simplificada de la sociedad; tien serlo, pues intenta hablar de la relación precisa que existe simultánear entre muchos factores. Aunque se basa en un vasto repertorio de conc y definiciones y está informada por una profunda sensibilidad empíri” constituye una descripción fáctica o empírica de la sociedad en cuan En principio, semejante modelo no impulsa al observador hacia la e dad empírica ni hacia el cambio, ni hacia una visión positiva nl apro de una sociedad en particular, ni hacia una visión crítica y negativ insistencia en el carácter abstracto del modelo de Parsons no contrad sugerencia, expresada hacia el final de ml última clase, de que Parson curaba dar concreción a su modelo haciendo una gama de comprc más específicos. En los ensayos de 1937-1950, Parsons logró articular una expo cabal y comparativa de la sociedad capitalista del siglo veinte. Esta históricamente específica resultó ser profundamente pesimista, pues ceptualizaba las naciones occidentales como sistemas cuyos procese tructurales básicos producían inexorablemente tensiones autodestrui Desde la perspectiva de este análisis del período Intermedio, la Alen prenazi era menos un caso anómalo de desvío que un resultado muy t Sin duda Parsons había cumplido la ambición que había lnsplrac Estructura de la acción social. Había superado la teoría liberal decimon y sus supuestos acerca de los mecanismos autorregulatorios autom - Pero la ambición de Parsons no consistía sólo en crear una teorli capaz de explicar los colapsos y conflictos sociales Tamblen deseaba una teoría capaz de conceptualizar una sociedad que no corriera ese constante, una teoría que contribuyera a formar dicha sociedad. El c pecto de su ambición teórica era pues positivo. Deseaba reemplazar tarismo y el Idealismo no sólo porque sus fáciles supuestos acerca vidualismo y la racionalidad no lograban explicar la disolución social también porque no podían sostener una imagen convincente de la arr social. Con su teoría estructural-funcionalista, Parsons aspiraba a sólo un retrato más realista de la destrucción de la razón y la lndividu un modelo más sólido y duradero para mantenerlas. Una teoría como el utilitarismo, que daba por sentados la acción racional y el orden volunta era incapaz de explicar la muerte de ambos. Sólo una teoría que com prendiera que la Individualidad y la razón eran productos sociales podía ex plicar y comprender el colapso y la supervivencia de ambas. Si la teoría de parsons podía abordar el mundo en toda su complejidad — reconociendo el j de subjetividad y objetividad individualidad y control social— quizá pudieran concretarse las esperanzas liberales de Parsons acerca del 1 progreso social basado en la razón y la Integridad individual. El trabajo del periodo intermedio de Parsons no estuvo a la altura de esta ambición más positiva. No había usado su teoría para explicar cómo se podían mantener la racionalidad y la autonomía. La segunda posguerra de la sociedad occidental le dio una oportunidad para hacerlo. Se trataba de un período inusitadamente estable y optimista en la historia del siglo veinte, y los Estados Unidos emergieron de la guerra como la sociedad Industrial más democrática y estable del mundo. La teorización de Parsons respondió a esta nueva situación. Aclaremos que no se convirtió de buenas a primeras en Maly Popplns; su modelo del equilibrio continuó sensibilizándolo para las fuentes profundas y constantes de tensión social. Aun así, su teoría su frió profundas modificaciones en la posguerra. Antes de 1950, había habla do de “Occidente” con voz crítica, tomando a Alemania como su represen tante más cabal, aunque más deprimente. Después de 1950 hablaba de la sociedad “moderna” y la Identificaba con el vigor y la estabilidad que veía en los Estados Unidos. Los Estados Unidos, no Alemania, se convirtieron en ‘prototipo” para cualquier análisis social de la modernización occidental. Las naciones fascistas eran casos de desvio, al igual que las sociedades que habían surgido de la guerra como Estados industriales comunistas. En términos Ideológicos, este cambio de perspectiva representa una transición de un liberalismo critico a un liberalismo relativamente compla ciente. Los Estados Unidos y otras sociedades capitalistas democráticas ha blan entrado en la Guerra Fria, y sus ciudadanos defendían los patrones de desarrollo social capitalista y democrático como universales y justos. La eu foria de la posguerra también parece haber influido sobremanera, barriendo con las dudas y las actitudes negativas de los años de la preguerra y la Depresión. Pero además hubo razones más legítimas y científicas para este cambio en la obra de Parsons. Tal vez un orden social estable y racional sea Posible, y no se puede reprochar a Paz-sons la ambición, que él compartía COfl todos sus grandes predecesores clásicos, de explorar tal posibilidad. A fin de cuentas, las sociedades occidentales no se habían autodestruido. A Pesar de la Segunda Guerra Mundial y las carnicerías que provocó, ciertos patrones institucionales básicos habían sobrevivido, y algunos habían de fliOstrado gran plasticidad y fortaleza. Toda teoría sólida del sistema social debe dar cuenta de la flexibilidad que permitió la supervivencia de algunas democracias capitalistas, no sólo de las patologías que amenazaron con des trUirlas Existe, pues, un delicado equilibrio en los últimos trabajos teóricos de Cuando se llmlta a rellenar” su modelo general con un nuevo aná L 5 66 67 lisis empírico del desarrollo occidental, su teorización es lrreproc Después de todo, tal es la virtud de la teoría general y la construcci modelos: se aplica a contextos diversos y se puede especificar de di modos. Sin embargo, en la medida en que el giro optimista de los iii trabajos de Parsons introduce una tendencia ingenua hacia el “pro la estabilidad en el modelo abstracto, esto Indica un desarrollo desas Veremos que ambas “lecturas” de la obra tardía de Parsons son poslbk su obra tardía introduce una exposición más amplia y equilibrada del ( rrollo occidental; al mismo tiempo, la obra revela una Inclinación Ideo que exacerba algunas de las tendencias reduccionistas que ya h””'’ lado. El mejor modo de explicar estas modificaciones consiste en coir la última teoría de Parsons acerca del cambio social. Esta teoría del c intentaba explicar cómo la Individualidad se podía realizar sin sacriL “socialización”, el carácter colectivo de los Individuos y las lnstltucIon otras palabras, prometía explicar la independencia y la lnterdependei mismo tiempo. Lo mismo vale para la perspectiva que la nueva teoría de la racionalidad. unque continúa sosteniendo que no hay racloni “natural” y que la effclencla situaclonal es sólo un componente de la t no abandona la posibilidad de institucionalizar la racionalidad como dominantejLa última teoria de Parsons sugiere que una acción susti mente racional puede derivar a partir de arreglos particulares de esti ras situacionales y a partir de pautas -normativas particulares que r... esta situación. Estas posibilidades se realizan porque el cambio socia derno se desarrolla de modos particulares. El concepto maestro que usa Parsons para describir el cambio no es la En su periodo intermedio, Parsons acentu consecuencias negativas de la separación Institucional, enfatizando It, cultades psicológicas derivadas de una estricta división entre condu presiva e instrumental, las dificultades sociales para brindar regulaci herente a Instituciones Independientes, los problemas culturales que cuando instituciones religiosas debilitadas y un pensamiento cognitiVd te especializado tratan de encarar los problemas vitales de la exlsten mana. La teoría que surge después de 1950 es asombrosamente difer Parsons enfatiza el aspecto positivo de la separación institucional, s do que otorga a los individuos libertad respecto del control externo y tonal. Entiende que el cambio social modernizador acarrea una - - ción creciente en cada esfera institucional. La familia, el trabajo, la 1 1 Wase, por ejemplo, “Social Strains in Amerlca” (1955), en Parsons, PolfI Social Structure (Nueva York: Free Press, 1969), págs. 163-178; “DurI Contributlon to the Theory of integration of Social Systems” (1960) en Sociological Theonj aral Moderri Socíettj (Nueva York: Free Press, 1967), pá Societies: Evolutionary ar Comparative Perspectives (Englewood Cliffs, Nuev Prentice Hall, 1966); The System of Madera Societies (Englewood Cliffs, l Prentice Hall, 1971). ducaci la religión, la vida intelectual, el gobierno, todos tienen creciente tonon1ía recíproca. Reconoce que hay problemas creados por dicha dife aenciact5n, pero subraya sus Importantes ventajas. Cuando en estos escri tardíos habla de las sociedades donde el cambio social modernlzador roduce desestabilización — por ejemplo, Alemania—, las describe como víc- - ias de una diferenciación insuficiente y no excesiva. Según este análisis tardío, la poderosa aristocracia alemana había creado problemas al impedir, nor ejemplo, una asignación más eficaz del personal burocrático y la justa istribt1CióI1 de recompensas. Esta corrupción desestabilizadora fue reforza da por una interpenetración que se oponía a la diferenciación entre iglesia y Estado. Por cierto éstas eran referencias significativas en sus análisis ante riores, pero allí se combinaban con las consecuencias desestabilizadoras de la diferenciación en cuanto tal. En su obra tardía sobre el cambio, Parsons enfatiza que en una buena sociedad la separación institucional no significa que cada esfera actúe por sí sola de manera antisocial, no coordinada. Insiste en que el proceso de dife renciación produce _t formas de interdependencia mutua, más amplia y a menudo más vinculante. En primer lugar, la diferenélacióji no supone instituciones totalmente autónomas sino I1:lstituciones más especializadas, con metas más claramente separadas de ras metas de otras instituciones. Esto nos permite ver que las instituciones diferenciadas se pueden Interne lacionar más estrechamente que los agrupamientos institucionales de socie dades anteriores. Como se han especializado, no pueden brindarse a sí mis mas las disponibilidades que necesitan. Dependen cada vez más de los ser vicios de otras instituciones que a la vez dependen de sus servicios especia lizados. Esta nueva división social -del trabajo implica intrincados procesos de intercambio social y reciprocidad. Pero la diferenciación también tiene consecuencias morales, según Parsons. No sólo hay una creciente Interpenetración institucional sino una inclusión moral Ello ocurre porque una de las cosas más significativas que se vuelve diferenciada y autónoma en el curso de la modernización es el cri terio de pertenencia a una comunidad. La plena pertenencia a la comunidad se define en términos que son generales y humanísticos antes que específi COS y partic Cada vez se define más a las personas como miembros plenos de la comunidad simplemente porque son “Individuos” competentes; no tienen que poseer “cualidades especiales”, como la pertenencia a deter minados grupos religiosos, raciales, familiares o económicos. Así concibe Parsons la ciudadanía sociológica: está abierta a todos quienes cumplen con Clerto requisitos mínimos de competencia. Más aun, al aceptar la dudada 0 el individuo acepta ciertas obligaciones hacia la comunidad. Las institu Clones diferenciadas y los individuos autónomos que ahora las Integran, es t así comprendidos dentro de una comunidad más abarcadora. Cuentan Co la protección de obligaciones normativas universales que deben defen der, Siendo la ley la más obvia. La historia del desarrollo occidental extiende a ‘fldluSión a grupos antes excluidos, a minorías raciales y étnicas, a cia CS económicamente oprimidas, y a otros grupos como los viejos, los jóve nes, lOS minusválidos, que antes eran excluidos por razones particularistas. — 1 69 68 En sus primeros ensayos Parsons enfatizaba que el universalismo competitividad e impersonalidad. Aunque sin ignorar del todo estos . mas, ahora enfatiza la igualdad y las oportunidades que crea. La diferenciación y la Inclusión constituyen dos partes relevanteí últIma teoría de Parsons acerca del cambio social. La generalización c res es la tercera. ¿Qué ocurre con los valores que se defienden tan e. camente en un ámbito tan diversificado y tolerante como el que de Parsons? ¿Este desarrollo pluralista significa que los valores ya no lan nada? Parson no lo cree así. Los valores todavía son importantes; 1 ha cambiado es su naturaleza y función. Esos valores sobre los cu - te consenso se han vuelto muy generales y abstractos. Para que una dad sea democrática e individualista, tiene que haber mucha “gener ción”, pues no puede haber relación directa entre un valor y una aci específica. Si existiera una relación directa, si los valores consensual trolaran directamente la acción, no habría margen para la diversidad cionalidad y el cambio. Los valores generales permiten un consenso, regulan los detalles de la vida cotidiana. Tomemos el caso de los Estados Unidos, el ejemplo favorito de 1 en sus últimos escritos. Para que los Estados Unidos sigan siendo ciedad democrática, sus ciudadanos deben estar de acuerdo a’ valores generales de libertad y (en menor grado) de igualdad. Sin cm no es preciso que todos estemos de acuerdo acerca de valores más e cos, es decir, valores que connotan formas específicas de instituciol estos compromisos generales (véase mi comentario sobre estas pos! más especificas en el capitulo 4). En otras palabras, no tenemos que nos de’ acuerdo acerca de si el socialismo o el capitalismo constituyer jor modo de realizar la libertad o la igualdad, y mucho menos acerc nuestra economia funciona mejor mediante gastos deficitarios o m un presupuesto balanceado. Con la modernización, la generalizació valores afecta los compromisos de valor que informan cada esfera in nal. En la vida religiosa ya no se considera una obligación moral e versión católica, protestante o judía de Dios; tino es aceptado como na religiosa” si simplemente cree en Dios y vive de manera congrue’ esta obligación moral general. (Aún no parece haber en los Estados una generalización de valores tal que permita aceptar como leg compromisos espirituales que desistan de creer en Dios.) Parsons cree que la generalización ha afectado hondamente.. compromisos de valor más fundamentales, al extremo de que a ¡ti del siglo veinte el valor norteamericano más básico ha pasado a ser vismo Instrumental”. El énfasis en el activismo significa que los nor canos experimentan el deber general de controlar sus ámbitos, tan rales como sociales, y de alcanzar resultados prácticos de manera 2 En verdad, Parsons Identiflca cuatro procesos principales de cambio, último algo que él denominó “ascenso adaptativo”. Como lo considero sólo ott ra de describir los efectos de los otros tres, no hablaré más de él. 70 da. El énfasis en lo instrumental significa que los norteamericanos en °nden que este activismo debe estar al servicio de una obligación moral y ocial. El valor “activismo instrumental”, sin embargo, no dictamina nada Scerca de la naturaleza particular de esta norma. Al definir de esta manera patrón de valores predominante en los Estados Unidos, Parsons sugiere Cue los norteamericanos pueden estar comprometidos con el mismo valor eneral aunque lleven a cabo actividades muy distintas en contextos Insti ‘ucionales conflictivos. Parsons describe la reallzación de la racionalidad y la individualidad de manera normatwa colectivista. Los tres procesos fundamentales que describe permiten que la sociedad moderna encarne lo que él denomina “in dividualismo institucionalizado” La sociedad diferenciada, “inclusiva” de va lores generalizados, es individualista en el sentido de que la iniciativa para la acción de sus unidades — trátese de individuos o colectividades— provie ne en gran medida de las unidades mismas. En esta clase de sociedad, en contraste con las sociedades comunistas o tradicionales, no existe una agencia superior responsable de las decisiones últimas, ni existe un valor especifico que esté corporlzaclo en la sociedad y procure Impartir al desarro llo social un diseño general. En esta sociedad, insiste Parsons, “las opciones están abiertas”, el cambio social es continuo, y la interpretación y el sentido de las situaciones emergentes es contingente. Hay indeterminación en senti do metafisico: lo que es bueno o malo no está, ni debe estar, rígidamente co dificado de antemano. Pero esta apertura hacia la opción individual conser va un elemento fuertemente “institucionalizado”. Más importante aun, este IndMdualismo es resultado de procesos sociales que ningún individuo pue de controlar por si mismo. La opción individual en un momento histórico específico es relativamente libre a causa de la generalización del valor, pero el Individuo actuante que escoge no ha creado la generalización del valor nl tiene muy en cuenta su existencia. La institucionalización de la individuali dad, piensa Parsoas, también crea ciertas obligaciones. Los Individuos de ben convenir en trabajar cooperativamente y ser responsables ante las nor mas, así como deben conciliarse con un rol relativamente pequeño en la de terminación del curso general de la vida social. En su última teoría del cambio social, Parsons pinta una imagen post- Utilitarista diferente, pero en ciertos sentidos más compleja, de la sociedad. Esta Imagen no es materialista nl idealista, nl Individualista ni antiindivi dualista El control social abunda, pero depende mucho de la individualidad y de la opción individual. En verdad, como veremos en la segunda parte de eSta clase, el control social se limita en gran medida a la producción de Indi Viduos activos y socialmente responsables. d ¿Esta imagen se asemeja a la sociedad occidental, o norteamericana, periodo de posguerra? La respuesta parece ser “sí y no”. Por cierto Cap- ira algo que es absolutamente vital para esta fase más reciente de la mo ernidad En la posguerra hemos experimentado sociedades más estables y ta democráticas que en ningún otro período de la era industrial. Pero al 5 tiempo es obvio que esta imagen tiene rasgos unidimensionales; hay lía tendencia — no siempre llevada al extremo— a convertir cada vicio en 7’ una virtud y cada tensión en una fuente de estabilidad. Hay una profu ambigüedad en este modelo de la vida moderna. Por una parte, Parso presenta como un modelo general que denota un tipo social abstracto. la otra, lo presenta como una descripción empírica de los Estados Un posguerra. Por razones empíricas, ideológicas y aun presupoSiClofll Parsons a menudo generaliza a partir de la sociedad norteamericana llegar a su modelo de la sociedad moderna en cuanto tal. En la medid que esto ocurre, el modelo se vuelve Idealizado y unilateral, y no logra car todas las posibilidades del cambio moderno. Pero, a pesar de sus tos, es maravillosamente revelador, no sólo respecto de importantes i sos de la sociedad norteamencana sino de dimensiones cruciales de 1 ciedades modernas en cuanto tales. Volvamos ahora a los comentario& específicos de Parsons acerca de cómo funcionarían sistemas sociale esencialmente “voluntaristas”. Para ello regresaremos a nuestras viejas amigas. la asignación y L tegraclón. Como ustedes recordarán, son los procesos sociales que Pafl introdujo en su teoría del período Intermedio. En otra clase comenta posteriores reflexiones sobre la asignación de disponibilidades; aquí concentrarme en sus teorizaciones sobre la asignación de personal y i pensaS. La comprensión de la asignación de personal en los últimos es de Parsons, se concentra principalmente en la socialización. Recorc que el proceso de socialización está involucrado tanto en la asignad en la integración. En términos de asignación. tiene que producir el mejor formado para los empleos disponibles. En términos de Inte tiene que operar de tal modo que las recompensas desiguales que i blemente resultan de la asignación eficiente sean aceptadas con ect dad, es decir, quienes ocupan los roles deben considerarlas coherefll sus valores internaitzados. Arribos aspectos de la socialización — asi e Integración— son aportes esenciales a la Institucionalización de lo adultos; son esenciales para la aceptación de un puesto ocupacional y efectivo al terminar la juventud y la educación. “Aceptación” signil se considera que el rol es complementario del complejo motivaciofla les anteriores; “efectivo” significa que los recursos asociados con e enlazan con la formación técnica anterior de la persona. Sabemos cU: gil es para Parsons dicha institucionalización, si procesos de persofl clallzaclón no operan bien, la delicada relación entre las demandas d ciencia y las recompensas se disolverá provocando desvio y conflicto los cambios que hemos visto en las obras posteriores a 1950, ustec sarán que en los últimos escritos de Parsons la socialización habltua no se disuelve. Habrán acertado en la predicción, y no se sorprenderi la elegancia del modelo de equilibrio que presenta Parsons. Quiero comenzar acentuando el rol Inusitadamente signlficatlVc socialización desempeña en la “sociedad voluntarista” que ParsonS d en su última teoría de la modernidad. Para que una sociedad exhiba’ dividualismo institucionalizado” de Parsons, para que sea altamente d ciada y ampliamente inclusiva, sus miembros deben adherirse a alto les de autoControl. 51 la sociedad está estructurada de tal modo que su di ecC última está abierta a la acción individual, entonces la acción indivi dual la capacidad de la gente para motivarse, determina la posición social. fista capacidad depende de la internailzación Individual de valores. En una sociedad voluntarista, la lnternallzación “produce” la asignación de personal sponibiida no depende primariamente de la coerción y el control ex ernoS. Ahora se aclara la Importancia de la socialización y educación de los fi0S. Resultan cruciales porque brindan los procesos más importantes pa ra la jnternallzación de valores. También resulta claro que en esta situación moderna” la lnternallzaclón de valores no equivale a conformidad. Los valo res internallzados son los muy generalizados valores del activismo Instru mental. Enfatizan la racionalidad, la independencia y el autocontrol. Su in ternalización desarrolla aptitudes cognitivas y morales muy abstractas y complejas. La escuela es el punto intermedio entre la familia y el mundo ocupa cional, y así constituye el ámbito prototíplcamente moderno de la socializa ción, tanto para la asignación como para la Integración. En un conocido en sayo titulado “El aula como sistema social”, Parsons muestra que el carác ter del aula de la escuela elemental, y toda la secuencla de la experiencia de la escuela elemental, congenian con estas tareas funcionales. Parsons su giere que el aprendizaje más relevante que se realiza en un aula de escuela elemental no es fáctico sino social. La socialización tiene éxito en la medida en que un alumno logra Identificarse con los valores del docente e Interna!! zarlos. Para que tal Identificación sea posible y productiva, el rol del docente se debe definir de una manera que sea coherente con su posición mediado ra. Por una parte, la maestra se parece a la cabeza femenina de la familia y promueve valores familiares tales como el afecto difuso, el personalismo, la Informalidad y el juego. Al mismo tiempo, debe encarnar los valores exigidos por el mundo ocupacional: abstracción, racionalidad, maestría, independen cia y cooperación. El primer conjunto de valores facilita la identificación; el segundo dirige la Identificación hacia el rol de adulto. En términos de exigencias explícitas, la “enseñanza” está regida por el código orientado hacia la adultez. El docente no sólo pide un desempeño In telectual efectivo, racionalidad y maestría, sino también cooperación, la aceptación de la autoridad, y la buena ciudadanía. Uno de los datos más flotables del mérito formal en la escuela elemental, sugiere Parsons, es que estos dos componentes primarios no están claramente diferenciados entre si. En cambio, el a es evaluado en términos generales y difusos; un buen alumno se define según la fusión de componentes cognitivos y morales Los ‘triunfadores’ de la escuela elemental son tanto los alumnos ‘brillan tes, que realizan fácilmente las tareas más estrictamente Intelectuales, co IflO los alumnos ‘responsables’, que se ‘portan bien’ y con quienes la maes A Parsons, “The School Class as a Social System: Sorne of Its Functions in iCafl Society” (1959), en Parsons, Sockzl Structure and Personolíty (Nueva York: ePress, 1964), págs. 129-154. 73 72 tra puede ‘Contar’ ante los dificiles problemas del manejo de la c Ambos criterios influyen en la escuela elemental, que en conjunto md grado en que el niño logra aprender el conjunto mixto de valores reqi para el individualismo institucionalizado. El éxito de esta internalización — y, por tanto, el éxito de un n escuela— depende en gran medida del grado de independencia que b ha haya Inculcado al niño. Esto ayuda a explicar el desempeño escola tivamente pobre de los niños de la clase obrera y minusválidos, ç- - re Parsons, cuanto más abajo se está en la estructura social menos tiza la independencia en la vida familiar. El impacto de la familia ezi sempeño escolar representa un elemento cerrado y supraindividual los sistemas sociales más modernos, pues otorga tremenda importa las cualidades grupales que están fuera del control de un actor Parsons insiste en que la escuela sigue siendo una competencia abiei encarna el individualismo institucionalizado en el sentido más pt competencia está Informada por los valores generales de raclon - bertad. Las calificaciones reflejan la capacidad del niño para el dese escolar, nada más. Aunque esta capacidad para el desempeño es en resultado de la Inteligencia heredada, sobre la cual los Individuos nó control, depende más de la capacidad del alumno para lnternalizar 1 res generalizados de la escuela. Lo que está en juego es la capa adquirir valores generales, y sin duda el niño de clase baja y alta c es quien está sometido a mayores presiones y tiene más cosas en jue La amenaza crucial para la internalización de los valores esco el grupo de pares, que también presenta un refugio una vez que ha do la internalización. Parsons cree que los grupos de pares constltw fuente inevitable de “tentación” en las sociedades modernas, el prod la tensión entre el trabajo y la familia. En su periodo Intermedio, sostenía que esta diferenciación creaba una frustración que conduci agresión antisocial. Aquí sostiene que esta diferenciación conduce: grupo de pares, un ámbito mucho más cerrado y controlado que e no obstante, impulsos análogamente “difusos”. Por una parte, los gri pares son lugares para continuar el activismo y el logro, para demost titud para la independencia y la cooperación. Al mismo tiempo, los de pares permiten que los niños y adolescentes (jy otros!) hagan tod lo de lo cual la escuela intenta apartarlos mediante la socialización: formidad compulsiva, la abrumadora lealtad personal, las maneras 1 ticas y simplistas de encarar el mundo. Por cierto, la escuela misma, todo la escuela elemental, debe encarnar algunos valores de los grti pares si desea conquistar la temprana identificación del niño, inici centrado en la familia, pero tales valores siempre deben estar en p secundaria. Los grupos de pares amenazan la formación escolar al sus prioridades de valor. Los niños buscan los grupos de pares en pa ra escapar de los valores escolares. cuando los niños llegan a la adolescencia, la vida de los grupos de pa florece en cultura juvenil, mezcla de erotismo, arte, destreza fisica y dis re político que brinda un ámbito de transición y “amortiguación” rante el final de la escuela secundarla y el comienzo de la universidad. La ultU’ juvenil enfatiza la búsqueda de sentido y el problema de la Identi ciad no el mérito impersonal y el universalismo. Parsons describió esta ms iltución mucho antes de que se transformara en un “problema” social de di inensl0fl 1 a fines de la década de l96O. Su descripción de la cUltu1 juvenil guarda relación con su temprano Interés en fenómenos es caPistas como el romanticismo, el cual él también describió como un preca 1 puente entre la familia y el trabajo. Sin embargo, aquí tenemos un trata miento mucho más sobrio y optimista de ese tema temprano. Parsons enfa uza, por ejemplo, que la cultura juvenil contemporánea está refrenada por la cultura del Individualismo institucionalizado, tanto que éste permite a la juventud seguir desempeñando un rol “socialmente responsable”. Ahora ig nora las posibilidades de agresión que alimenta, y la profunda frustración que representa. Pero aun para el Parsons tardío los grupos de pares y la cultura juve nil son serias fuentes de desvio respecto del “rol de adulto moderno”. SI este desvío es demasiado fuerte, los jóvenes no querrán asumir roles adultos. Entregados a los valores difusos de la juventud y el grupo de pares, no que rrán embarcarse en el activismo instrumental, afectivamente neutro, que se requiere. El éxito o fracaso de la asignación de personal depende de dónde: este la identificación primaria de los jóvenes: en el grupo de pares y la cul-’ tura juvenil o en el docente y la escuela. Los niños de clase baja tienen pro blemas especiales en este sentido. Formados en hogares que no enfatizan I los valores del éxito propios de la “clase media”, no están tan bien prepara dos para hacer las identificaciones necesarias en la vida escolar. Están atra - pados entre los valores escolares y los valores hogareños, entre los valores del docente y los valores antlautoritarios del grupo de pares. Esta presión cruzada puede inducir al retiro y al desvío. Según la teoría de Parsons, no es accidental que la cultura violenta de las pandillas callejeras se imponga más en la juventud de clase baja que en la de clase media. La tragedia de esta situación, señala Parsons, es que una buena internalización de valores es la única esper legítima que tienen los niños de clase baja. Silos ni- nos de clase media y alta no internaiizan sólidamente los valores del éxito, CUentan con la red de seguridad de las conexiones familiares y la riqueza heredada Estas son algunas de las presiones que erosionan la asignación efecti va de personal. También contribuyen, señala Parsons, a una ineficaz asig flacion de recompensas. Recordemos que en principio la asignación de re compensas debe desempeñar un papel Integrador al armonizar los resulta- Os desiguales de la asignación de disponibilidades y personal. 5 y eas Youth in the Context of American Society’ (1962), en Parsons, Social tructure and Persorwlity, págs. 155-182. ‘ Parsons, “The School Class”, pág. 137. 1O2 74 75 j - En muchos sentidos la escuela es un vehículo perfecto para esta función porque distribuye el personal según un criterio que es 1 una recompensa muy buscada, las calificaciones. Las calificad constituyen el medio para obtener una posición poderosa y grandes bilidades, pero también son recompensas simbólicas por desempe un modo culturalmente valorado, pues simbolizan un mérito univei Como la asignación de calificaciones suele ser aceptada como tu evaluación de la capacidad individual, los puestos y disponibilidai derivan de las calificaciones cuentan con una legitimación efectiva. [ tema de recompensas aparentemente Integrador enfrenta un solo j las personas deben aceptar la legitimidad de los valores del mérj aceptar la validez de las recompensas desiguales. En otras palabra sentir que la “culpa es sólo de ellas” si reciben malas calificacione tiendo que su propia falta de desempeño les impone desigualdad er ponibifidades y recompensas. Pero, según el análisis del propio Pars alumnos de menor desempeño son los que ponen a más dura pru cualidad “recompensadora” de las calificaciones. Las personas mezi prometidas con los valores del mérito son las que suelen recibir ca - nes más bajas. El sistema de estratificación, pues, erosiona la dualidad des las calificaciones. El criterio que distribuye puestos y disponibi puede separar gradualmente — especialmente entre grupos men glados— del criterio que determina las recompensas. Silos niños al universalismo y el mérito, las calificaciones inferiores no parece castigo legítimo (falta de recompensa); como no han internalizado pr mente los valores escolares, pueden creer que han seguido actuando do correcto según su propio juicio. Esta transvaluación “desviada” d lores será recompensada por cualquier participación intensa en el pares, la cual será a la vez más probable si el niño sufre un castiL mera falta de recompensa, en la escuela. En la medida en que esto las “pautas de lealtad” particularistas de la cultura juvenil se pued vertir en base institucionalizada para cuestionar la justa distribuci recompensas sociales. Si ello ocurre, el sistema de recompensas ha do en su tarea de integrar los valores predominantes y la asignaciól puede derivar en serios trastornos. En modelo Parsons entiende que la asignación de disponil y personal está gulada por el universalismo y responde a los mérito divlduo. De affi su predicción optimista de que, aunque la rebel dual contra estas pautas escolares puede ser profunda, no e mento para una alienación continua y grupal respecto de los proce sociedad. Tal predicción da por sentados, sin embargo, ciertos datos, cos como la movilidad social y la justicia institucional, que tal vez i tan. En efecto, se puede emplear este mismo modelo de la juventu da para comprender por qué en situaciones empíricas muy difereni surgir un proceso revolucionario antiintegrador. SI la asignación de y disponibilidades no se basa en el universalismo y los méritos, si denciosa y está distorsionada en beneficio de un grupo dominante, 76 erime1 la inevitable frustración de la desigualdad eventualmente C%P que el juego está “arreglado”. En la medida en que adviertan que signa no depende de los méritos, la alienación que invariablemente npañará a la socialización será respaldada por “hechos”. Así, los movi aco revolucionarios comunistas y fascistas apelan a muchos de los di oS valores de la cultura de los pares y de los jóvenes, y en situaciones de 11 integración ofrecen una continuación natural. Los movimientos de de chaS hacen de los valores antirracionales su grito de batalla; los moví jentoS de izquierdas. aunque apelan a emociones “irracionales” y la alie naciófl cultural, a menudo centran su militancia en la renovación del “méri to’ y el “universalismo”. El aniaisis de Parsons acerca de la asignación de personal y recom sas en la escuela demuestra tanto la complejidad teórica como la ambi üedad política y empírica de su obra tardía. Aunque el modelo es complejo y poderosO a menudo el “americanismo” de posguerra de Parsons lo pone en jaque. pues estrecha sus referencias empíricas y achata sus posibilida des ideológicas. En cuanto modelo, la teoría no da necesariamente por sen tada la asignación lograda de personal y disponibilidades; sin embargo, nunca alude a una situación donde la oposición a este logro tendría la últi ma palabra. Desde luego, Parsons parece haber ténido la razón en muchos sentidos importantes, pero esto parece haber sido tanto el resultado de las condiciones empíricas de un singular período histórico como de algo inhe rente a la asignación “moderna” en sí misma. La tendencia a la confusión en los escritos tardíos de Parsons — que a veces reduce el modelo a la ideología y aun a la proposición empírica— re fuerza (y es reforzada por) la tendencia hacia el idealismo que ya habíamos notado en su obra temprana. Esta tendencia idealista, la tendencia hacia un voluntarismo “puro” antes que a un voluntarismo multidimensional, lle va a Parsons en sus ultimas obras a concentrarse mucho mas en la asig nacion de personal que en la asignacion de disponibilidades Dada esta elección, se puede concentrar en la socialización, el proceso social más in ternainente dirigido y voluntarista, el proceso que, si triunfa, se liga íntima mente con la cultura y la personalidad. Acabamos de ver cómo esta idealiza ción acecha nuevamente a Parsons. Su incapacidad para tener en cuenta las Posibilidades de una desigualdad clasista sistemática en la asignación de disponibilidades le permitió subestimar el potencial desestabilizador de la asignación de personal en las escuelas. SI examinamos estos procesos ‘ifiS sistemáticamente, el modelo puede comenzar a explicar las causas aun I de la inestabilidad revolucionaria de una manera compleja y penetrante. si purgamos el modelo de Parsons de sus reducciones presuposiclona S, ideológicas y empíricas podremos conservar su independencia; sólo así I Pueden cumplir las Iniciales ambiciones políticas e intelectuales de Esta es la gran paradoja que domina la obra tardía de Parsons. Aun entras la teoria se volvía más flexible y compleja, su carácter general se más dudoso. Esta paradoja creó grandes problemas en la obra de S0 pero más aun en la teorización que le siguió. En verdad, en mis úl 77 timas clases sugeriré que ello explica buena parte del carácter ç sociológica del período de posguerra. Pero me estoy adelantando. terminado con la conmoción teórica que transformó la obra Parsons. La transformación que describiré confirma, a ml j Parsons es un teórico revolucionario, a pesar de que los progri obra tardía quedaron oscurecidos por las ambigüedades que aca cribir, ambigüedades claramente expuestas por recientes movim1e cos que han adoptado temas explícitamente “antiparsonianos”. |