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66.- El último período de ParsonsAunque Parsons siguió teorizando acerca de la educación y la juven d hasta la década de 1960, parece haber tenido muy en cuenta el marco de su período intermedio. Sin embargo, cuando termifl° SU trabajo, sus teo sufrían una profunda transición. - confundieron este viraje con una ruptura fundamental, no sólo con rzna sino con la sustancla de su obra temprana. Por el contrario, resul— ta claro que existía una continuidad esencial, aunque es Innegable que hu un cambio. p,ntes de perfilar esta nueva fase, convendría examinar por qué se pro dujo. Parsons nos ofrece poca ayuda en este sentido. Como todos los gran teóricos” (un término algo despectivo Inventado por C. Wright Milis), arsons consideraba cada cambio en su trabajo como un mero desprendí dento lógico de su estructura básica. Cada nuevo aspecto, cada nueva fa , era un avance, y cada avance era dictado por una percepción cada vez s clara de la estructura del mundo real. Ustedes verán que, aunque coln do con Parsons en que su última fase fue meJor en muchos sentidos, no la considero un perfeccionamiento inequívoco, y tampoco creo que se pueda explicar en términos exclusivamente empíricos (en cuanto opuestos a los ícos). A ml entender los méritos permanentes de su período Intermedio son Invalorables. Ninguna teoría general, desde entonces, ha alcanzado tal po ncial para la precisión analítica nl tal capacidad para referencias detalla al mundo empírico. Aun así, el modelo era confuso en aspectos estraté icamente Importantes. Un modo irónico pero esclarecedor de sintetizar estos problemas con- liste en sugerir que en este periodo Intermedio quedaba mucho del pensa Ifliento marxista y utifitarista. Fue Marx, desde luego. quien usó los supues tos racionalistas de la teoría utilitarista para desarrollar un modelo de la so ciedad de “base/superestructm.a”, arguyendo que las fuerzas materiales y económicas forman una base sobre la cual se construyen todos los elemen ‘ morales e Ideológicos, superestructurales. Irónicamente, hallamos algo liflhlar en la teoría del período lnterx -de- Parsons. Se considera como hflaria Una parte del sistema social, la aslgnaclón; es la esfera de la activi d IrlStrumentaj, el “primer actor”.’ parte, la Integración, es tratada flO Una esfera reactiva que “limpia las manchas” procedentes de esa. pr! ra esfera haciendo que la gente crea en los escrúpulos morales y, si eso 78 79 falla, aplicando controles sociales. Al diferenciar de este modo entre ción e integración, Parsons parece asociarlas respectivamente con “ y con “fines”. Más aun, implica que el interés de una sociedad en la ción de medios viene primero, que la integración se encarga princij de los problemas creados por la asignación, y que las cosas ideales c valores existen porque es preciso controlar las cosas materiales con nero y el poder. Pero el paralelismo con la base/superestructu c llega más allá, pues sobre esta división material-ideal Parsons supe ntítesis entre conflicto y orden. La asignación no sólo se relaciona medios sino que crea conflictos; la integración no sólo se relaciona fines sino que está consagrada a la restauración del equilibrio Esto un interrogante muy “marxista”: ¿habría valores si el equilibrio se sostener sólo durante los procesos de asignación? En su período dio, Parsons, el gran crítico del materialismo, irónicamente habría que responder que “no”. A ¿Cómo se metió Parsons en semejante brete? Porque, creo yo, 1 ba usar su vocabulario conceptual para hacer dos cosas al mismo Por una parte, lo usaba para describir los procesos sociales funda que producen los diferentes “elementos” del acto unidad: medios, flnei mas y condiciones. Esto marcaba la referencia “presuposicionai” de delo Por otra parte, Parsons trataba de usar este mismo vocabular ceptuaj para diferenciar tareas empíricas específicas, por ejemplo, ducción económica de disponibilidades a partir de los procesos de social. Esto marcaba la referencia “proposicional” de su modelo. Es desde luego, que los modelos siempre deben mirar hacia ambos lac sólo hacia preocupaciones empíricas específicas sino también hacia paciones metaempírícas básicas (véase el diagrama 1.2 del primer caj Aun así, los modelos no pueden abarcar ambas cosas al mismo 11cm hecho, si uno examina lo que dice Parsons acerca del funcioi asignación y la integración, veremos que como trata de realizar anil reas termina por no realizar ninguna del todo. Cuando habla de la ción de disponibilidades, está obligado a mencionar la producción de elementos ideales como las normas, y cuando habla de las recompen tegradoras tiene que mencionar la asignación estratégica de sancior teriales como el dinero. Por ello, Parsons nunca pudo circunscribir ficto a las tareas de asignación y el orden a las tareas de asignac1 agencias de control social están preñadas de potencial para el conl sus productores de disponibilidades son fuentes críticas aunque a 11 poco confiables de orden social. La prueba más reveladora de los problemas de este esquema c do intermedio es la ambigua situación de “recompensas”. Se las de plícitamente como productos de la tercera clase de asignación, la asi que distribuye prestigio. Pero nunca se las menciona sólo en relación problema de los “medios”, tal como ocurre con los dos primeros proce asignación, el de disponibilidades y el de personal. En cambio, Parson ciona las recompensas con los valores, fenómenos fundanientajmej tructurados por el sistema de “fines”. Más aun, la asignación de presti 80 jlfiida como la principal fuerza integradora de la sociedad, aunque a me dd está en marcada tensión con la asignación de disponibilidades y per Esta tensión es muy real, y no critico a Parsons por reconocerla. °u1er0 señalar, en cambio, que para describirla él debe engullir una esfera n con otra. Si la asignación de recompensas refleja primariamente Calores, luego está implícita en procesos que son conceptualmente a ella, los procesos integradores que no se relacionan con la asignación con SUS consecuencias. El hecho de que Parsons deslice los valores ha cia la asignación demuestra, desde luego, que no está preparado para acep ar las implicaciones de su modelo de base/superestructura. Lo hace para dem05t la interpenetración de los fines y los medios, la estabilidad y el confl1Ct Las últimas innovaciones de Parsons procuraban franquear esta breCha entre su sustantiva percepción teórica y su conceptuallzación for mal. En sus últimos trabajos Parsons desarrolla un modelo teórico que se apega más a sus intereses presuposicionales. Aunque concebida para brin dar acceso a cuestiones empíricas, la teoría posterior aborda dichas cuestio nes desde un punto de vista más general. El nuevo modelo no describe ta reas empíricas detalladas; encara casi exclusivamente los procesos sociales fundamentales que producen los diversos elementos del acto unidad nuevo modelo, pues, se asienta sobre un nivel de abstracción mucho más elevado. Veremos que esta abstracción constituye una gran ventaja. Permite mayor elegancia y simplicidad, y también permite a Parsons resolver aspec tos que antes lo confundían. Al mismo tiempo, esta abstracción no carece de desventajas. Su elaboración aparta a Parsons de los detalles del mundo real. Una vez j descubre su nuevo modelo, como veremos, rara vez regre sa a la densa especificidad de su período intermedio. Parsons llamó “modelo de intercambio” a su nuevo descubrimiento.’ Sus estudiantes lo apodaron el modelo AGIL, un acrónimo basado en la pri mera letra de cada subsistema ,que además comunica la mayor flexibilidad o “agilidad” del nuevo modelo.*LE1 modelo AGIL divide el sistema social en Cuatro dimensiones, ninguna deTas cuales se corresponde del todo con nin guna institución dada y cada una de las cuales se relaciona tanto con la es (abilidad como con el cambio. Las cuatro dimensiones representan diversos grados de proximidad a problemas ideales y materiales, y la intención del modelo consiste en sintetizar las tradiciones idealistas y materialistas del modo más efectivo posible. “Adaptación” (A) es una dimensión que representa las fuerzas del sis tema social más cercanas al mundo material; es decir, las fuerzas coerciti vas, “condicionales”, a las que debemos enfrentarnos y adaptarnos, gúste Primeramente presentado como modelo del sistema social en Parsons y Ncil J. melser, Economy and Soc(ety (Nueva York: Free Press, 1956). A por adaptatton (‘adaptación”); O por goal-attafrunertt (“capacidad para alcan- metas’); 1 por integration (‘Integración”); y L por iatency (‘estado latente’). En in les el acrónimo se lee como ogile (“ágil’). IT.l 81 nos o no. La economía es la esfera más estrechamente reIaciona esfera de la adaptación. La “capacidad para alcanzar metas” (G) fuerzas que, a pesar de sufrir la fuerte influencia de los problema les y de adaptación, están más sujetas a un control ideal. La or es la clave de este subsistema; procura controlar el impacto de 1 externas con el objeto de alcanzar metas cuidadosamente delinij políticos y el gobierno son las esferas de la sociedad más clarain das con G. La “integración” (1) representa fuerzas que afloran del inherente hacia la solidaridad. La solidaridad es el sentimiento de i cia conjunta que se desarrolla dentro de los grupos. Como es espe( te grupal, está regulada por normas antes que por valores más ani aunque está mucho menos Influida por consideraciones objetivas les que la adaptación o la capacidad para alcanzar metas, la inteL tá menos regida por consideraciones puramente subjetivas de lo q mos imaginar. El “mantenimiento de patrones” (estado latente” o senta las fuerzas más puramente subjetivas de la sociedad. Es la los valores generales, aunque se trata de valores cuya relación co blemas objetivos es suficiente como para ser institucionalizados. ¡ fin de cuentas, una dimensión del sistema social antes que del cu que también está sujeto a restricciones materialesj Ninguna de estas esferas o subsistemas es totalmente idea] rial, una salvedad aclarada por el diagrama que Parsons usaba p sentar la interrelación que existía entre ellas (véase diagrama 6.1). D 6.1 Adaptación (A) Disponibilidades económicas Capacidad para alcanzar metas (G) Metas políticas Mantenimiento de patrones (L) Valores Integración (1) Normas gi 1 de dibujar los subsistemas de esta manera es poder con trarse en el fenómeno de las “relaciones con subsistemas limítrofes”. (t esfera de actividad es un subsistema cuyos límites están compuestos otros subsistemaS con preocupaciones más materiales o más ideales. A PO de esta intermediación, Parsons llega a la conclusión de que hay In J’ Cada subsistema establece Intercambios a través de sus lí tCltes, cada cual necesita aquello que pueden brindar los subsistemas limí 0 y cada uno de sus suLisistemas contiguos necesita lo que él a su vez 0 brindar (diagrama 6.2). - (Cada nivel de interés ideal y material, pues, depende de aquello que cjbe de subsistemas con intereses más materiales o más ideales. Parsons emplea una analogía económica para enfatizar esta Interpenetración: cada 5 es producido a partir de una combinación de los datos que red e de los subsistemas limítrofes. Cada uno de los cuatro subsistemas crea un producto o dato característico: dinero, poder, normas, valores. Este pro ducto es creado a partir de datos, o “factores de producción”, que ingresan en el subsistema desde los subsistemas que lo rodean. El producto, a la vez, e transforma en un nuevo factor de producción, un dato, en la creación del producto de los subsistemas contiguos. La economía, por ejemplo (véase diagrama 6.3), está integrada por facto res de producción derivados del subsistema O (la organización interna de las empresas es política, en el sentido parsoniano, tal como lo es el respaldo ex terno del Estado); desde el subsistema 1 (normas legales que regulan los con Diagrama 6.2 7 82 83 84 Diagrama 6.3 4 Economía NA, — G \\ tos y la solidaridad de los actores económicos); y desde el subsistema L mpromisos con valores generales internalizados en la personalidad de los ores económicos). Estos factores Interactúan con las exigencias específicas la adaptación material (problemas A) para producir bienes y servicios eco a menudo representados por productos de riqueza monetaria. Tomemos un ejemplo muy distinto, como la Iglesia (diagrama 6.4). Aquí es la institución prototipica de la vida cultural, pero en el esquema de no está tratada como una emanación del sistema cultural. Claro que está más arraigada en compromisos de valor que en la vida económica. pero también está afectada por factores de las exigencias materiales de la econoflhia, de la Organización (respaldo o antagonismo) del Estado y de la naturaleza de las normas y relaciones solidarias de la sociedad. De paso, aunque las instituciones modernas tienden a especializarse en la producción de diversas clases de productos — las instituciones religio sas, por ejemplo, suelen estar separadas de las organizaciones que se espe cializan en la producción material o en el poder político—, cada institución, sea cual fuere su especialización, también se puede dividir internamente en cada una de las cuatro dimensiones funcionales. Dentro de una Iglesia. su giere Parsons, hay fuerzas de adaptación, políticas, integradoras y de man tenirniento de patrones, así como dentro de una empresa hay puestos que se especializan en la regulación Interna de los valores, la promulgación de normas y solidaridad, la organización política y la adaptación al ámbito ex terno (véase dlagrama 6.5). Diagrama 6.5 Corporación A G 1 Ig 1 85 Diagrama 6.4 Creo que queda claro que este modelo de intercambio resueiv los príncipales problemas que enturbiaban el trabajo del período int de Parsons. Vuelve imposible pensar que cualquiera de los procesos- básicos es material o ideal por si mismo’ La operación continua quier institución se puede analizar sólo mediante sus relaciones cc sos subsistemas limítrofes. Enfrentado con este modelo lnterdepei científico social no puede subestimar el papel de-ninguno de 1os tes de los sistemas sociales complejos. Creo que esta clase de i penetrador e inclusivo es lo que Parsons siempre tuvo en mente. - volver a las primeras descripciones de la agresión y el nazismo, o al cesos modelados en el período intermedio, y conceptualizarlos en 1 de Intercambios con subsistemas limitrofes Con el modelo de Inte Parsons halló un modelo elegante, preciso y complejo para concretali bidón de sintetizar formas ideaies y materiales. También es obvio que, al menos en principio, este modelo de i bio puede”además resolver el segundo problema principal del períodi medio, es decir, la tendencia a trazar una separación entre a estabilidad y análisis del conflicto Segun la teoría del interc “siib se especiaTíza én1 ni en el cambio; ambos pi son posibilidades empíricas siempre presentes. El equilibrio eciprocidad general entre los factores de todo el sistema social. Cac Mstema debe obtener cierto respaldo de los sistemas contiguos, y e paldo dista de ser automático: depende de que el subsistema pueda’ a los sistemas contiguos los disponibilidades que ellos necesitarijSi tor o institución no puede reunir los disponibilidades que necesita pa guir operando, su producción sufrirá un traspié. Si su producción también decaen sus aportes a los demás sistemas, que se sienten ci dos y la vez lo privan de sus productos. No sólo estalla un conflicto enl diversos subsistemas sino también dentro de cada uno de ello Los c tos que Parsons describía tan a menudo en su obra temprana se’pue conceptualizar en términos de intercambio. La educación, por ejen puede ver como un producto que va de L a A y G. Los niños aprenden res apropiados, entran en el mercado laboral (el límite entre L y las c zaciones de A y G) y eventualmente adoptan posiciones adultas de r sabilidad organizativa. Sin embargo, cuanto más diferenciadas y au sean las instituciones de L, A y G, más larga y dificultosa será esta t clón desde la socialización hasta la posición adulta. Los factores proc tes de familias y escuelas siguen siendo cruciales, pero más dificiles ¿ duéir. Las fuerzas producidas por cada subsistema del modelo de inte bio a menudo se ejercen de manera “invisible”. Las normas que pro por ejemplo, no son cosas concretas que la gente enfrenta conscier y los “problemas organizatlvos” (producto de G) que enfrenta un gru siempre están concretamente encarnados en una persona o Estado Pero Parsons sugiere que estas fuerzas subsistémicas cobran a menud forma muy concreta y específica, y denomina “medios generalizados bio” a las formas concretas de los prod subsistémicos. l me: terC el subsistema de adaptación es el dinero, para el alcance de metas diO i de poder. para el sistenia integrador la Influencia, y para el man CÍS de patrones los compromisos de valor Cada uno de estos medios ‘ia sanci o recompensa concret esgrimido por personas e lnstitu-j eS que intentan obtener resultados en su interacción con otros. Los CIOtadOS y los políticos esgrimen el poder para que las personas acepten su s las empresas y empresarios usan el dinero para obtener coopera las universidades e Iglesias invocan valores consagrados (como Dios o r para obtener adherentes, los representantes de los grupos solidarios usan la influencia para que la gente se una a ellos. (petrás de cada medio, por cierto, se encuentra el proceso de intercam bio. En el curso de una acción particular, los Individuos, grupos o institu ciones “representan” un subsistema particular; actúan en su propio Interés dentro de los confines del Intercamblo.JEsgrimen un medio con la esperanza de cambiar una parte por los medios propios de susbslstemas contiguos; al hacerlo, aspiran a ganar los “factores de producción” necesarios para pro ducir más de los propios. iBasta con escuchar las apelaciones de una emi som pública de radio o televisión durante una campaña de recaudación de fondos para saber qué clase de regateo Involucra aun el uso de un medio tan subjetivo como los compromisos de valor! Invocando ideales culturales y explotando sentimientos de culpa, los recaudadores tratan de “trocar” algu nos de los compromisos de valor de la emisora por los factores más condi cionales necesarios para que la emisora continúe produciendo. Para seguir produciendo el medio valor, necesita más dinero, poder y organización, y respaldo solidario de la comunidad. omo consideraba que los medios estaban atrapados en las vicisitudes del Intercambio, Parsons conceptualizó la forma de cada medio de manera flexible. Consideraba que cada medio tenía una suerte de doble personali dad. Por una parte, puede ser generalizada y simbólica, una forma que se corresponde con la aceptación ajena sobre la base de la confianza bille tes de dólar, por ejemplo, son un mero símbolo de bienes y servicios, pero la gente acepta este frágil papel a cambio de bienes reales porque confia en su Valor promisorio. Dicho medio tiene un status “generalizado”: es una cosa general que sustituye una amplia gama de bienes específicos. Pero esta for ma generalizada y simbólica no se mantiene automáticamente; su “sistema de respaldo”, el sistema de “producción” económica, tiene que funcionar bien. ¿Por qué? Porque los “bienes reales” tienen que estar allí cuando el Consumidor decida “hacer valer” la promesa del medio generalizado. Si el sistema productivo de respaldo sufre traspiés, si la gente se ente ra de que el dinero no se puede cambiar por bienes reales, deja de aceptar el 2 “Qn the Concept of Influence” (1963), págs. 355-382: y On the Concept of OlItical Power” (1963), págs. 297-354, en Parsons, Soctological Theory aral Modern ty; On the Concept of Value Commitments” (1968), en Parsons, Potitics and ‘ Struit (Nueva York: Free Press, 1969), págs. 439-472. 4. j i 86 87 producto de la producción económica en su forma simbólica. No exJ mesas generalizadas sino bienes concretos. Parsons dice que esta concreta es la “base” del medioL cada m consiste en base bolo, los sistemas sociales funcionan éon menos fricciones si la fon bólica cuenta con amplia aceptaciónjSi todos los actores económIcos ran bienes reales a cambio de seÑicios, regresaríamos a la econos trueque. Ese intercambio restringido minaría la división del trabajo tualmente la riqueza de la sociedad. Los bancos serían eliminadc ejemplo, porque la gente no confiaría en el simbolismo de los bifiete bancos sena imposible reunir capital para la producción en gran Una sociedad no recurre a la base y al trueque por mci-a arbitrariecla se demanda la forma “base” y se reduce la generalización cuando uii ma social empieza a deteriorarse y la producción se resiente. Esta de contribuye al círculo vicioso de desconfianza que vuelve mucho la producción. La dinámica que he descrito para el dine se aplica tambiér otros medios. Lajjjj.bienda recordarán ustedes,(es el medio del sisteil tegrador, cuyo “producto” consiste en normas y sófldarida su for neralizada, la influencia funciona porque una persona confia en que esgrime la influencia es “realmente” quien dice que es, que realme amigable, es decir, solidario, con los mismos grupos y comunidadei que pertenece la persona influida. La persona supone, en otras pal que el medio simbólico, la influencia, se puede cambiar por algo “r solidaridad comunal. Nos dejamos influir porque no intentamos “m trás” de la persona influyente para obligarla a mostrarnos sus lazos i ríos. Ep cambio, nos dejamos Influir por ella a causa de su conducta nal, su sola “presencia”. En este ejemplo veremos cuán eficiente es la influencia media carácter generalizado. La gente influyente puede organizar rápi nuevos grupos, reaccionando de manera flexible ante las - Pero la situación general de la influencia depende de una eficaz “j ción” integradora. Si la producción integradora falla, la solidaridad si deteriora, y la influencia no se acepta con tanta facilidad. En vez de te. confiar en un extraño como si fuera un amigo potencial, tendemos enemigospotenciales en quienes tratan de ejercer su influencia. En ta Intentaremos que “prueben” su solidaridad con nosotros tratando de i mar sus lazos de manera irrefutable. En situaciones muy Inestables la Integración se ha deteriorado, la gente sólo acepta la influencia personas de su región o vecindario, o de su propio grupo religioso, pol étnicoL “base” de la influencia es solidaridad sentida o experiment el sistema integrador falla y la Influencia simbólica es rechazada, el mento de la solidaridad experimentada se vuelve tan estrecho que la dad para ejercer Influencia termina por circunscribirse sólo a lazos L res y sanguineo introduce un “sistema de trueque” para la lnflU que,yuelve casi imposible la formación de asociaciones más amplias. (De todos los medios del sistema social, el poder es el que mási atención de Parson me propongo dedicar el resto de esta clase a s.. 88 del poder. Pero hay otra razón para mi decisión, pues el tema del poder lis bién brinda una comparación concentrada de las fases intermedia y tar la obra de Parsons. Cuando Parsons comenta el poder y su “produc continúa en otra forma su anterior análisis de los procesos de asigna C Si analizamos su tratamiento tardío del poder. pues, podremos ofrecer Cna evaluac final de los méritos y flaquezas de su obra tardía. U [ enfatiza que el poder tiene dos niveles. Su base, lo 9 parsons denomina su “persuasor intrínseco”, es la fuerza simple y pur con su monopolio de la coerción fisica, o un Individuo con superio ‘ ad fisica, pueden lograr que otras personas hagan lo que ellos no desean jja Pero aunque ésta es una forma del poder, Parsons subraya que no es 1 1 Como sabemos por su obra anterior, Parsons cree que los sistemas socia funcionan mucho mejor si las personas quieren hacer lo que deben hacer. El poder posee este componente voluntario en su forma generalizada y simbólica. Las gentes están dispuestas a hacer aquello que el poder tiene pácídad objetiva kara obligarles a hacer, siempre que crean en la legitimi de dicho poderLSi el poder es legítimo, las gentes confian en él, y si con -n seguirán las órdenes de actores poderosos sin exigir pruebas de su con real.. SEsta es la esencia del último modelo parsonlano del poder como me dio de intercambio generalizado. Pero el poder opera como elemento gene ralizado sólo dentro de requisitos empíricos concretos, pues la naturaleza del sistema social real en que funciona es lo que determina los recursos que el sistema de poder puede utilizar y los intercambios que conduc Es característico de Parsons que para tratar estas consideraciones más empí ricas examine los Estados Unidos de posguerra. El mejor ejemplo de este trabajo se encuentra en su articulo “La ‘votación’ y el equilibrio del sistema político norteamericano”. En la detallada teorización de este ensayo, Parsons satisface brillantemente su ambición analitica de construir una te oría postutilitarista y su ambición Ideológica de comprender cómo se pue den sostener socialmente la razón y la individualidad. En este ensayo tam bien encontramos los defectos típicos de la teorización de Parsons, su ten dencia a enfatizar lo normativo sobre los aspectos materiales del modelo, y Su Inclinación a pintar el sistema norteamericano como la concreción de to da meta ideológica progresista. Parsons conserva, desde luego, su mo4ío del poder como producto de Ufl proceso de producción multidimensional. poder, la capacidad para al Canzar metas (G), es el producto de factores procedentes de la adaptación, la integración y el mantenimiento de patrones. El liderazgo político es la ca Pacidad para combinar estos Ingredientes en metas sistémicas efectivas. El Poder necesita disponibilidades económicas (A), legitimación cultural (L), le altad y respaldo (1). Para ser generalizado, para ser legítimo, el poder necesi ‘a produç de cada una de dichas fuentes. Para recibir tales productos Parsons, “Voting’ and the Equilibrium of the American Political System” (1959), ‘ Parsons, PolWcs and Social Structure, págs. 223-263. 89 necesita dar a la vez productos valiosos. El proceso parece ciro es que lo sea. La salud” del poder — si permanece sU y do— depende de la eficacia del intercambio, y vlceversa El ensayo de Parsons se concentra en la votación, en el producción de poder desde el subsistema de integraciónL qu sea generalizado, debe recibir respaldo solidario. El intercambio na así: grupos solidarios del público ofrecen respaldo y lealtad a L lítica a cambio de liderazgo. En una democracia, cree Parsons, más crucial del respaldo es la votación o, por decirlo de otro mod ción es el acto por el cual se encauza políticamente la solidaridad la votación implica necesariamente la generalización del resp sociedad numerosa y compleja, un líder no puede representar ca los intereses de sus votantes. El votante no puede “trocar” su puede actuar de manera instrumentalmente racional, guiado por doy mi voto y a cambio me das lo que quiero”. Cuando votamos p entendemos que eventualmente nuestros intereses instrumenta’ clonales quedarán satisfechos, pero puede llevar un largo t1e tanto es muy posible que sólo se satisfagan intereses generales e para nosotros. Si esto es un hecho de la vida política moderna, cfe qu lo es votante debe generalizar su respaldo a aquello qi didato “representa”. El votante debe otorgar su confianza a un din cuenta con aceptación general. Esta confianza, sumada en ir tos, es un aporte a la producción de poder que legitima al func1o to. Si el poder es legítimo, será aceptado aunque los intereses espe votante no resulten satisfechos en el corto plaz Este proceso de razonamiento está presentado de modo abstracto, desde el punto de vista, por así decirlo, del sistema soc cómo acontece, en un sentido concreto y específicamente empíricc rallzación que produce el voto? En la explicación de Parsons podeni habitual confrontación con el utilitarismo, con la cual inició su Ante todo señala que el votante no puede actuar de manera tota cional. El votante debe examinar cuestiones que son demasiado para que él las entienda empíricamente; aun los expertos que han do dichas cuestiones disienten acerca de su signfflcad& imposib ejercer una racionalidad absoluta significa que las interpretacion votantes individuales estarán guiada por pautas vas. Parsons lo expresa de este modc&Cuando no es posible un racional, pero al mismo tiempo existe la presión para abrazar un so, tiene que haber un conjunto estable de puntos de referencia las creencias puedan d sentido al compromiso y la gente se pued ‘cómoda’ al respecto”. C es pues un acto de fe, un acto presuntamente raciona rea es guiado por compromisos normativos que preceden al mQ Desde esta critica al enfoque utilitarista de la acción, Parson Parsons, ‘Voting pág. 218. lema del orden. Las referencias normativas de la votación, sugiere, es raiga en estructuras subjetivas estables, los agrupamientos solida que son producto del subsistema Integrador. En vez de “ qué?”, la que guía el voto de una persona es “ quién?” El grupo más ble con quien votan las personas es su propia familia y las estadisticas lan que la mayona de los miembros de una familia votan por lo mismo con proposiciones empíricas acerca de la votación, Parsons reformula la al individualismo utilitarista que había hecho en La estructura de la sociaL ¿Cómo hace el proceso político de una sociedad democrática para iransferir al voto, i eventualmente al candidato, la solidaridad generada por mnilia? Parsons cree que existe una secuencia de grupos solidarios, gru que ‘piden prestada” solidaridad de la familia primordial y a la vez la jienden. La solidaridad se extiende desde la familia a grupos primarios In ,p.nales, como redes de amistad y camarifias, y de allí a agrupamientos ét os, religiosos laborales, de clase y regionales. Estas comunidades solida s se valen de la sensación de “pertenencia conjunta” expetimentada en la da familiar y extienden esta sensación al candidato polít1co El mecanismo crucial para imprimir a esta red solidaria un rumbo po co es el partidoFJ partidos son intermediarios entre la solidaridad y el er, pues son tanto grupos solidarios como ámbitos para las luchas de rentre candidatos en pos del poder objetivo La mera pertenencia a un político concentra la solidaridad en un aspecto agudamente político, nque este compromiso permanece en un nivel tan general que por sí mis- no puede decidir la naturaleza de ningún voto particular. Los aspectos urales de la campaña política del partido son los que brindan una focali n más específica, centrada en el candidato. El “estilo” de la campaña itmósfera, más que las piezas de la maquinaria— es lo que extiende la ridad hacia los candidatos y resulta decisivo para la determinación del , través de las campañas, la solidaridad generalizada que se extiende la familia hasta los partidos políticos a través de grupos mediadores asocia con promesas políticas generalizadas como “eficiencia”, “impues 1 Justos”, “recorte de gastos gubernamentales” y demás. Estas promesas LCeptan a causa de la influencia, porque son generadas por figuras políti s que para el votante parecen representativas de grupos familiares solida t Una vez que el candidato es elegido, este compromiso normativo con Problemas generalizados se convierte en fundamento de la legitimidad, mantener el carácter generalizado del medio polític Sin embargo, aunque un candidato gane, es muy posible que no pue “ poder generalizado. Mecanismos específicamente políticos pue neufraliz los aportes de confianza política. Mucho depende, por ejem- de la naturaleza de los partidos políticos. si hay muchos partidos iueños, en vez de un par de partidos grandes, la solidaridad invertida en Otos Individuales no se puede extender sin fricciones hasta el candidato ele Los partidos pequenos deben formar coaliciones y el candidato nece° flUnca cuenta con la plena confianza de las facciones que no le perte fl. Como no existe plena generalización y confianza, las facciones de la 90 91 coalición se apresuran a exigir la satisfacción de intereses especi go inmediato de los “pagarés candidato de la coalición se le la posibilidad de ejercer un verdadero liderazgo, que con en ir país en nuevos rumbos que aún no han sido concebfdos_ Esto es el país porque le resta posibilidades de alcanzar sus metas También es malo para la gestión del dirigente, que resultará Como el dirigente no puede satisfacer todos los intereses al misra sus seguidores se frustrarán; le quitarán el respaldo a la primera dad. Esta pérdida de generalización causa, en palabras de Parsoi der “desinflado”.. El dirigente cuyo poder está desinflado tendrá qu y hacer trueques para alcanzar sus metas. A veces se verá obliL se de la fuerza bruta. La deflación a través de exigencias puntilk exclusiva, por cierto, de los gobiernos de coalición. También presei ligro para los candidatos elegidos por una coalición informal cu bros no sienten verdadera solidaridad. Pero aunque el poder sea plenamente “legítimo”, aunque l que votan por el candidato hayan generalizado su respaldo, queci blema significativo. ¿Qué pasa con los perdedores? Se han queda der alguno, excepto el poder que poseen Indirectamente como inI sistema social para quienes se realizan las actividades destinac zar metas, es decir, su poder como ciudadanos. Recordemos q Parsons se concentra en la solidaridad, la votación es un medio nar y distribuir disponibilidades escasas. El valor de los bienes di vuelve muy importante comprender qué fuerzas podrían conduci dedores a permanecer en el sistema en lugar de abandonarlo par propio. Obviamente, tiene que haber ciertos fundamentos para e y el acuerdo fuera del sistema partidario, más allá de los problen partidos han vuelto visibles y decisivos para adueñarse del pode T modelo de sistema social de Parsons, con su Insistencia tercambios multidimensionales, nos prepara para considerar que aportes al poder, tanto subjetivos como objetivos, son slgn crear un acuerdo suprapartidarlo. Sin embargo, él señala ante to suprapartidarlo de los problemas normativos y solidarios. Estas 1 acuerdo, observa, pueden provenir desde “arriba” y “abajo” del p como desde el interior del partido mismo. Primero, tiene que ha senso normativo acerca de las reglas políticas y un acuerdo cu de los problemas políticos centrales. La primera cuestión alude a 1 blales “reglas de juego”. Todos los partidos deben reconocer la cx reglas acerca de procedimientos de selección política, regías acere dirigir las campañas, cuántos votos se requieren para ser ele autoridad se transfiere y demás. Si se aceptan tales reglas, y la l poder sigue sus propios términos, los perdedores tienen que ace poder del ganador es legítimo y acordarle cierta medida de gene Estas reglas de juego, desde luego, están Inscritas en las consi complejos conjuntos de reglas que rigen no sólo las elecciones si gama de las Interacciones políticas y sociales. En el trasfondo c glas de procedimiento y estas constituciones, sin embargo, se y un marco comun de deflnicion cognitiva de la situacion” 5 1 alude aquí a la necesidad de una cultura política común. Dado tal l comun habrá cierto acuerdo allende las lineas partidarias rca de las características de los candidatos, los criterios principales para SCCdar su desempeño, los problemas cruciales que enfrenta la sociedad polí Dichas percepciones comunes sirven para consolar e integrar a los per ores. pero también debe haber un extenso acuerdo “debajo” del partido. para describirlo, Parsons alude al concepto de lealtades transversales. Los jedores de una campaÑa permanecen integrados si pertenecen a grupos ødariOs no politicos que incluyen a miembros de los otros partidos políti ftnpOrt Las sociedades modernas tienden a producir tales solidari dades transversales porque su complejidad vuelve casi imposible todo aline amiento político puro. En asociaciones voluntarias, grupos de vecinos, aso ciaciones laborales nos encontramos con toda clase de personas muchas de las cuales tienen ffliaciones políticas muy diferentes. Parsons sugiere que esta solidaridad superpuesta conduce a sentimientos de solidaridad con niembros de otros partidos y a cierto grado de confianza no política en el didato que eligen. Por último, existe un factor mundano que Parsons cita para explicar la tegración de los perdedores al sistema político. Se trata del simple proble a de la alternancia. SI alguien sabe que nunca se le permitirá volver al po— r, es menos probable que respalde al candidato que lo derrotó. SI sabe e tendrá otra oportunidad, es más probable que dé cierto respiro al can— Jato electo. Aquí Parsons ha comentado problemas que surgen de la “distribución” el poder, aun cuando se haya asegurado su “producción” eficaz. A su jui lo, en las sociedades muy divididas surgen serios problemas distributivos. as divisiones tajantes significan que los perdedores (1) quizá no compartan Onsenso suprapartidario en las reglas o la cultura, (2) quizá no tengan la- transversales, (3) quizá no tengan la oportunidad institucional de volver poder. SI volvemos al análisis de la Alemania prenazi. veremos que éstas fl precisamente las causas de Inestabilidad que señalaba Parsons; su tra jo posterior, pues, produce una reelaboraclón conceptual de esta teorlza . temprana pero no presenta alejamientos empíricos o presuposicionales Lindamentales j Espero q ustedes convengan en que en sus últimos trabajos Parsons prOdujo un marco analítico intrincado y a menudo convincente, y que ade Ms este modelo de intercambio se puede especificar de manera empírica. ‘uji as!, en esta especificación empírica asoman los problemas típicos de la DrIzación de Parsons, problemas que aun en estos minutos finales de co fltario sobre su obra no podemos dejar de explorar. Son los mismos que CS Observarnos en su período Intermedio y, antes de eso, en La estructu la acción s un énfasis excesivo en lo normativo, la ecuación del 5 ParSons, “VoUng pág. 222. 92 93 control normativo con el mantenimiento del equilibrio empírico y, 1 te, la ecuación del equifibrio normativo con la realización de una b ciedad. Aunque el poder es obviamente uno de los principales medio& nación social, Parsons está menos interesado en la producción y clón de poder que en los problemas que estos procesos plantean -- gración. Parsons, desde luego, escribe acerca de la producción de p ro sólo le interesa la faceta de producción, el aporte 1, que se relacj la Integración normativa. Se centra casi exclusivamente en el resí darlo al poder y el problema de su generalización. Recordemos que rallzación de un medio implica para Parsons la relación con valon nes que él considera decisivos para la integración social. Notemos milar es esta ambigüedad a las lagunas que antes descubrimos C miento de las recompensas. Aunque Parsons se refería nominalme recompensas como elementos de asignación — relacionadas, pue producción eficiente de dinero y poder— , las trataba más en cua capacidad, en cuanto portadoras de prestigio, para hacer pesar y bre el poder politico y económico. En otras palabras, también en los aspectos centrales de la asignación y la producción se abordab manifestaciones de exigencias de integración. Ello no equivale a decir que el tratamiento normativo de la p politica carezca de importancia. Por el contrario, es vital e interesa este tratamiento se resiente porque Parsons no tiene en cuenta - tes más condicionales a la producción de poder, como la cuestión acceso del poder al dinero y su incidencia en la producción de eL coerción. Más aun, Parsons aborda el aporte solidario de un modo lece de un supuesto empirico cuestionable: con optimismo, desc aporte como si dependiera del consenso y pasa por alto que a articulado sobre la distribución desigual de bienes ideales y mater la medida en que tipicas bases de la solidaridad como la clase, la ra glón y la religión involucren desigualdad, habrá más de una “líneá daridad extendida. Claro que en cada caso debe existir una secu darla extendida desde la familia hasta una asociación mayor y de político, pero en la medida en que exista desigualdad, esta secuefli tece en lineas separadas. Si esto es verdad, el respaldo solidario a datos será causa de desconfianza y conflicto y no de orden y a causa de esas divergentes líneas de respaldo, los partidos polític chos países especifican la solidaridad de modos fundamental flictivos. Asimismo, la fuerza de los arreglos materiales y la fragmentac y dentro de los subsistemas empíricos puede minar el consenso l truye procesos que según Parsons enfrentan problemas de distrib-í sigual. La desigualdad y la discriminación debilitan el respeto de 1 dominado hacia reglas de juego comunes y definiciones comuneS tuación. También vuelve menos probable que los ganadores polítiC( tan el regreso al poder de los partidos derrotados. Aunque ParsonS do estas posibilidades empíricas, es precisamente su modelo anal ensi el que nos permite explorarlas Una vez más enfrentamos la que acecha en toda su obra. Sin embargo, el reduccionismo analítico de Parsons es sólo un elemen de esta paradoja; también hay un reduccionismo moral o ideológico. tO emprendió su gran esfuerzo de construcción de un sistema para ra rio sólo que la razón dependía de procesos no racionales sino de en una sociedad moderna, los procesos no racionales podían constituir finda1fl de una acción razonable de definición más amplia. Deseaba einostrar que el fracaso del individualismo analítico no significaba que la lpdlvidualidad no se pudiera sostener de una manera supraindividual, más ocietaria. En sus primeros ensayos empíricos este aspecto moral de su yocación ejerce una gran influencia. Aun en su obra posterior — por ejem plo, el ensayo sobre educación— la atención explícitamente moral sigue en p aunque a menudo el mérito social de la individualidad y la racionalidad e expone con simplismo. Sin embargo, en buena parte de su obra posterior, nio indica el análisis del voto, Parsons pierde de vista su ambición ideoló gica crítica. Tras demostrar que la votación racional en sentido utilitarista s imposible. deja de lado la cuestión de la racionalidad sustantiva. Pero sin duda, dentro de los confines de la complejidad y la determinación cultural, la cuestión de la relativa racionalidad de los votos sigue siendo significativa. Las sociedades pueden hacer mucho para aumentar la educación y la per de sus votantes, para mantener su racionalidad en un sentido no luccionista. Lo mismo puede decirse respecto del argumento de Parsons ntra la teoría individualista, el cual sugiere que los dirigentes políticos no eden dar cuenta de sus actos de manera directa. Se puede conceder la lad de esta proposición y sin embargo seguir creyendo que son viables ríos esfuerzos para incrementar la rendición de cuentas por parte de los líticos. Las leyes que exigen revisión parlamentaria de los actos presiden- es o aumentan el acceso público a la información son ejemplos de es aturas institucionales que pueden dar basamento a tales esfuerzos. Por último, en el trabajo tardío de Parsons sobre política hay una per adom y — a la luz de sus primeros trabajos— asombrosa falta de preo Ipación por el relativo universalismo o particularismo de la cultura politica sí misma. Concedemos que el grado de cultura común es central para la labilidad y la inestabilidad. Sin embargo, una vez que se alcanza la esta idad, la moralidad del Estado permanece en duda. No se trata sólo de que Cultura sea compartida y consensual sino de que sea universalista, lo 1 decide si el sistema político puede sostener la libertad individual y dar a al cuestionamiento racional de la autoridad política. La ironía de la obra tardía de Parsons es manifiesta. Aunque cada vez más éxito en su esfuerzo de identificar las condiciones sociales dentro ‘ cuales se puede alcanzar la razón y la Individualidad, cada vez le en asma menos la ideologTia critica que permitiría institucionaíizarlas. Ello gnhfka que Parsons abandone sus intereses democráticos, sino que en ilrLiSmo del mundo de posguerra se convenció (tal como una vez le a Hegel) de que la razón y la individualidad se estaban realizando en ema político de su propio país. Menos consciente de la distancia entre - 94 95 lo ideal y lo real, prefirió describir este sistema antes que evaluar’ lidades de edUcarlo y trascenderlo. Las consecuencias de esta doble reducción fueron fatales, L teorizaclón de Parsons no sólo resultó menos estimulante sino vulnerable a los ataques. Una vez que fiaqueó el prestigio hegemó sociedad norteamericana, una vez que el encanto del mundo de empezó a disiparse, el compromiso de Parsons con “el Siglo Nortea lo hizo parecer ideológicamente obsoleto a ojos de muchos. Se empr ataque moralista contra su obra, un ataque que podía sostenerse i nuinos problemas de explicación. Inevitablemente, en el afán de mc criticas, los teóricos antiparsonianos oscurecieron los verdadero ideológicos y explicativos de la obra de Parsons. 7 |