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IV.- LA PERSONALIDAD DEL P. ANTONIO COMAJUNCOSAEn la última fatiga de su vida, que fue escribir “Memoria de los religiosos de este Colegio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Villa de Tarija: sus títulos, empleos y méritos adquiridos desde su agregación hasta su fallecimiento, o desafiliación; empieza por los que actualmente existen en este mes de junio del año del Señor de 1803”, Fray Antonio Comajuncosa redactó, juntamente con la de otros 109 frailes, su propia biografía. Se trataba de un documento interno a la organización conventual y de obligación del escritor del Colegio de Santa María de los Ángeles. La última anotación fue por el P. Martín Romero, en septiembre de 1814, y Fray Antonio Comajuncosa moría el 2 de octubre del mismo año. Otra pluma cerró sus días con el siguiente comentario: “…murió en este Colegio, dando fin a sus apostólicas tareas”. En el libro “De los muertos” (con más 29 religiosos, no anotados en las biografías), que era el libro donde el P. Guardián describía las defunciones de los religiosos, el P. Esteban Primo atestiguaba: “…Fue Comisario Prefecto de Misiones 7 años; fue escritor de este seminario muchos años; fue varón verdaderamente apostólico, incansable en el púlpito y confesionario; y finalmente, muy sabio, virtuoso y ejemplar”. Rasgos biográficos P. Antonio Comajuncosa nació en Altafulla el 13 de junio de 1749. Su padre era médico, por lo cual se puede justificar su preparación escolar y educativa bastante precoz y severa. Así se explica la continuidad en sus estudios y la decisión de canalizarlos sin incertidumbre. El 9 de abril de 1767 profesó en la orden franciscana; y, completada su preparación filosófica y teológica, recibió la ordenación sacerdotal el 18 de septiembre de 1773. Enseñó filosofía a jóvenes franciscanos e abandonó esa labor “prefiriendo el oficio de misionero apostólico, a la carrera de las cátedras”. En 1775 se trasladó a Escornalbou, que era convento de actividad religiosa-popular en las tierras de Cataluña. De allí salió para Tarija, aceptado por el Comisario Colectador, Fray Miguel Mingo de la Concepción, el 11 de noviembre de 1777 y desde la Coruña, el 18 de junio de 1778, con otros 13 religiosos, llegó a Montevideo el 28 agosto, y a Buenos Aires, el primero de octubre. Por orden del Virrey volvió a Montevideo de donde zarpó el 14 de diciembre de 1778 para el Sur de la Patagonia, llegando a Bahía sin fondo (hoy, ciudad de Viedma) el 7 enero de 1779. Con los marinos supervivientes (28 murieron de escorbuto) retornó a Montevideo el 25 de julio, llegando el día 14 de agosto. Desde Buenos Aires empezó el viaje hacia Tarija el 19 de noviembre 1779, para estar en el Colegio el 9 de febrero de 1780. A partir del 8 de agosto empezó sus predicaciones, tocando los siguientes lugares (según su testimonio):
Contenidos mínimos de sus escritos (y otros documentos) Los escritos del P. Antonio Comajuncosa suman 3348 páginas manuscritas. Si a éstas juntamos los resúmenes de fuentes, llegamos a 3513. Su lectura no es dificultosa. La letra es pulcra y siempre muy homogénea, la escritura llana, su organización textual lógica y su lenguaje simple. Se trata de la documentación de un hombre de acción, que al terminar sus días volcó sus experiencias en un “laboratorio” de reflexión. Por eso cada título de sus obras mantiene una relación directa con un campo de su trabajo, diversificado, pero siempre entendido como parte del modelo de vida de misionero del Colegio de Propaganda Fide de Tarija. Fue escritor de su tiempo, que refleja las grandes trasformaciones sociales, políticas y culturales. Él observó el todo sin apego a formalismos, pero siempre ligado a la tradición franciscana y eclesial. Lo que refulge es su saber e intelectualidad, basados en una profunda preparación filosófica y teológica. En el relato de su biografía afirma que “prefirió el oficio de misionero apostólico a la carrera de las cátedras”. Sin embargo, siempre mantuvo su preocupación por el estudio. Prueba de esto son sus fuentes de pensamiento. La Sagrada escritura, los santos padres, los autores medievales y los autores contemporáneos, europeos y latinoamericanos. La Biblioteca de San Francisco de Tarija es testimonio de tanta riqueza. Un personaje, que le fue muy próximo, fue el arzobispo de La Plata, Antonio de San Alberto. Importante fue la visión teológica de Antonio Comajuncosa, formada sobre la escuela franciscana y renovada de San Francisco de Sales. Se trató de una comprensión de la fe a partir de la experiencia y de la vida interior. Los escritos jurídicos tienen el propósito de fundamentar prácticas e institucionalidad, referentes a la dimensión religiosa en sí, a la institucionalidad y accionar del Colegio de Propaganda Fide. Los escritos históricos se atienen a un concepto de “defensa” de lo obrado por los franciscanos y de allí su carácter apologético. Central es la demostración de la validez del sistema reduccional en su organización interna, en su sistema educativo y en su dimensión de regionalización. Estas características se manifestaron en las divergencias con don Francisco Viedma; pero también en la comprensión que el P. Antonio tuvo del caminar de su tiempo. Viedma, si bien de actitudes religiosas católicas, era parte de un espacio político, que se encerraba en un centralismo y homogeneidad estatal; y concomitante con él también el pensamiento secularizante, que no ponía atención a la diversidad de las situaciones humanísticas. El desafío que asumieron los franciscanos hacia los pueblos originarios se volvió desafío para los que obraron diversamente. Fueron las contradicciones que convivieron en la proclamación de la independencia latinoamericana. Escritos teológicos Método práctico para vivir una vida perfectamente cristiana: reglas muy provechosas para conservarse en gracia de Dios, Nuestro Señor, dadas a las señoras Recogidas de la Ciudad de La Plata, 1781, 12 x 10, págs. 24 (T.A.F.). Se trata de un curso de ejercicios espirituales a las “señoras recogidas”. Con esa denominación se indicaban a las Hermanas Clarisas. El contexto es conventual y de vida contemplativa. El P. Antonio desarrolla la teología espiritual y ascética de San Francisco de Sales. Liturgia, quehaceres conventuales, acciones de vida cotidiana que deben ser marcados por una relación entre corazón, pensamientos y disciplina mental. El ejercicio de la perfección humana y espiritual, como camino de santidad. Los sermones, Tomos I y II, 14 x 21, págs. 664 (T.A.F.). Son dos manuscritos, organizados en libro después de la muerte del P. Antonio Comajuncosa. La secuencia de encuadernación no respeta las fechas de su composición, que va desde 1779 a 1809. El poder verlos encuadernados, va al respeto que se tenía a su memoria. De hecho, sus escritos son bellamente empastados con forro de cuero. Todas sus obras lucen de la misma forma. Los sermones, al contrario, se observan con diferente empaste, sin forro de cuero y sin el título general. El tomo primero, con cuero negro, recoge los sermones teológicos; el otro, de cartón blanco, los de carácter moral, catequístico; y parenéticos, de vida de santos.
Manual de misioneros: para el uso uniforme del Colegio de Propaganda Fide de nuestra Señora de los Ángeles de la Villa de San Bernardo de Tarija, 1803, 16 x 19, págs. 149 (T.A.F.). Es una guía para las misiones entre los “fieles”. Las misiones duraban por un tiempo de dos semanas, ocupando por lo menos dos predicadores y, normalmente, tres. Son predicaciones al pueblos (en la tradición de San Leonardo de Puerto Mauricio), que se implementaron, sobre todo, en Italia y España. El P. Antonio Comajuncosa había vivido la misma experiencia en Escornalbou (Cataluña). El trascurrir de la misión era rigurosamente establecido, cuidando aspectos pedagógicos, doctrinales y litúrgicos. Se trascriben tradiciones franciscanas de devociones populares (letanías de la Pasión), y los cantos (con la respectiva música) que las intercalaban. El Manual del misionero fue vigente en la historia del Colegio de Propaganda Fide de Tarija hasta el año de 1919.
Escritos jurídicos Estatutos municipales, 1805. 21 x 31, págs. 30 (A.F.T). Los denominación de “Estatutos municipales” tiene su origen en la expresión latina de munus capere, que significa “asumir obligación o empleo”, que era la actividad misionera. Por tanto, los Estatutos municipales de los Colegios de Propaganda Fide incluían una reglamentación interna y externa: la una bajo la dirección del Padre Guardián, y la otra, bajo las directivas del P. Prefecto de Misiones. Se trataba de una legislación especial de los misioneros franciscanos, que complementaba la vida en común con las exigencias de la presencia en las reducciones. Los Colegios resultaban ser:
El Comisario Prefecto de Misiones instruido, en sus facultades, cargos y obligaciones, y en varios puntos concernientes el régimen temporal y espiritual, político y económico de los Padres Conversores e Indios a cargo, 1804-1811, 15 x 21, págs. 1509 (A. F. La Recoleta, Sucre). Se trata de una obra dividida en dos tomos. La encuadernación es similar a las otras del Archivo Franciscano de Tarija, en el empaste y forro de cuero. El P. Antonio Comajuncosa tenía conciencia que sus escritos eran definitivos y que los dejaba para el servicio de los hermanos. De hecho, había percibido que el mundo colonial habría pasado y que otros tiempos estaban en el horizonte de la historia del Colegio de Propaganda Fide de Tarija. Así, su preocupación fue la de certificar las iniciativas franciscanas en su obrado entre los “fieles” y acción hacia los “infieles”. De aquí ciertos rasgos polémicos, también expresados en el “Expediente”, contra los que criticaban y pensaban ser mejores operarios. Los dos tomos siguen la numeración continua, totalizando 1509. El índice general de la obra está escrito en el Tomo primero (pág. IX-XXIX). Las indicaciones precisas de las páginas en el mismo indican que fue confeccionado al terminar el trabajo. Los envíos internos del texto son indicados no por páginas, sino por número de párrafo (lo que podía caer en cualquier punto del escrito). La introducción es una historiación de los Colegios de Propaganda Fide, presentados como institución misionera específica de los franciscanos; y el Comisario-Prefecto como resultado del nuevo actuar de los mismos. La obra está dividida en tres Títulos, que incluyen Cuestiones, Artículos, Párrafos y Números:
Es importante señalar que el P. Antonio afirma haber extendido los Estatutos municipales del Colegio al año de 1805. Los franciscanos de Tarija, hasta 1919 (clausura del Colegio de Propaganda Fide de Tarija) mantuvieron la vigencia de tal legislación. Los mismos se introdujeron en el año 1871. Concluimos, diciendo que la fatiga del P. Antonio Comajuncosa guió por un siglo y más el caminar de los franciscanos de Tarija y de los demás Colegios de Propaganda Fide de Bolivia: San José de Tarata, San Antonio de Potosí y San José de La Paz. Tratado de los juegos, escrito y ordenado por el P. Antonio Comajuncosa, Predicador Apostólico, Ex Comisario-Prefecto de Misiones y Escritor del Colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de los Ángeles de Tarija, 1812, 15 x 51, págs. 246 (T.A.F.). Es la segunda parte del manuscrito que empieza con el Tratado de los testamentos y últimas voluntades, ordenado y sacado de los autores más graves que tratan de este asunto, conforme a las Leyes de Castilla y de las Indias por el P. Alejandro Forcadell de 1780. Las dos partes están escritas, siempre como perfecto calígrafo, por el P. Antonio Comajuncosa. El P. Forcadell murió en Tarija en 1797. El P. Comajuncosa escribió el Tratado de los juegos en 1812. También la encuadernación del manuscrito está en sí completa y, por tanto, realizada en aquel año. Nuestra opinión es que el nombre del P. Alejandro es más de reconocimiento por haber vislumbrado u organizado algunos apuntes sobre el tema que autor del Tratado, que atribuimos al P. Antonio Comajuncosa en su totalidad. |