Toffler El "Shock"




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1 La comparación de Thomson aparece en [175](*), pág, 1.

2 La frase de Diebold es de [157], pág, 48.

3 La cita de Bagrit procede de The New York Times, 17 de marzo de 1965.

4 La declaración de Read se encuentra en su ensayo «New Realms of Art», en [302], pág. 77.

5 La cita de Marek es de [165], págs. 20-21. Un librito muy notable.

6 Boulding, sobre la poscivilización: [134], pág. 7.

7 La referencia de Boulding a Julio César es de «The Prospects of Economic Abundance», comunicación a la Conferencia Nobel, Universidad Gustavo Adolfo, 1966.

8 Las cifras sobre la producción agrícola de los EE.UU. están tomadas de «Malthus, Marx and the North American Breadbasket», por Ovile Freeman, en Foreign Affairs, julio de 1967, pág. 587.

9 Todavía no existe un término amplio o totalmente aceptado para designar la nueva fase de desarrollo social hacia la que parece que corremos.

Daniel Bell, sociólogo, inventó el término «posindustrial» para designar una sociedad cuya economía se funda principalmente en los servicios, en la que dominan las clases profesional y técnica, en la que es crucial el conocimiento teorético, en la que la tecnología intelectual —análisis de sistemas, construcción modelo, etc.— está muy desarrollada, y en la que la tecnología es, al menos potencialmente, capaz de desarrollarse por sí misma. Este término ha sido criticado porque parece indicar que la sociedad venidera no estará fundada en la tecnología, implicación que Bell rechaza rotunda y concretamente.

El término predilecto de Kenneth Boulding, «poscivilización», se emplea para contrastar la futura sociedad con la «civilización», como era de comunidades estables, de agricultura y de guerra. El inconveniente del término «poscivilización» es que parece sugerir un curso más o menos bárbaro. Boulding rechaza esta mala interpretación con la misma energía que Bell. Zbigniew prefiere la denominación «sociedad tecnocrática», con la que quiere indicar una sociedad principalmente fundada en los avances de las comunicaciones y de la electrónica. Puede objetarse que, al hacer tanto hincapié en la tecnología, e incluso en una forma especial de tecnología, olvida los aspectos sociales de la sociedad.

McLuhan empleó los términos «pueblo global» y «era de la electricidad», con los que cae en el mismo error de describir el futuro a base de dos dimensiones bastante pequeñas: las comunicaciones y la unión.

También pueden emplearse otros muchos términos: transindustrial, poseconómica, etcétera. Por mi parte, después de todo lo dicho, prefiero «sociedad superindustrial». Aunque también resulta insuficiente. Con él pretendo significar una sociedad compleja, que avanza velozmente y que depende de una tecnología sumamente adelantada y de un sistema de valores posmaterialista.

10 Fourastié se cita en [272], pág. 28.

11 La declaración de U Thant se cita en [217], pág. 184.

12 Este caso de progeria lo refiere el Daily Star de Toronto, 8 de marzo de 1967.

13 La cita de Huxley sobre el ritmo del cambio es de [267], páginas VIII-IX.

14 Los datos sobre crecimiento de ciudades proceden de Ekis-tics, julio de 1965, Tabla 4, pág. 48.

15 El cálculo sobre el grado de urbanización es de World Health, diciembre de 1964, pág. 4.

16 Los datos de la productividad francesa son de [283], pág. 64

17 La velocidad de los transportes primitivos aparece calculada en Biggest Challenge: Getting wisdom, por Peter Goldmark, en Printer's Ink, 29 de mayo de 1964, pág. 280. Véase también: [137], página 61, y [151], pág. 5.

18 Para datos sobre el retraso entre invención y aplicación, véase [291], págs. 47- 48.

19 La referencia a Appert está tomada de Radiation Preservatian of Food, por S. A. Goldblith, Science Journal, enero de 1966, pág. 41.

20 El estudio de Lynn se describe brevemente en Our Accelerating Technological Change, por Frank Lynn, Management Review, marzo de 1967, págs. 65-70. Véase también [64], págs. 3-4.

21 Los trabajos de Young figuran en Product Growth Cycles A Key to Growth Planning, por Robert B. Young, Menlo Park, Calif.: «Stanford Research Institute.» Sin fecha.

22 Los datos sobre producción de libros están tomados de [206], página 21, [200], pág. 74, y [207], artículo sobre Incunables.

23 El ritmo de descubrimiento de nuevos elementos procede de [146], Documento I, pág. 21.

24 La declaración de Erikson aparece en [105], pág. 197.

25 Los datos sobre fuga de cerebros han sido tomados de Motivation Underlying the Brain Drain [131], págs. 438, 447.

26 El paso del tiempo, según se experimenta en los diferentes grupos de edad, es estudiado en Subjective Time, por John Cohén, en [342], pág. 262.

27 Entrevistas del autor con F. M. Esfandiary.

28 Para un más profundo estudio de las diferencias culturales en las actitudes con respecto al tiempo, véase White People's Time, Colored People's Time, por Jules Henry, en Trans-action, marzo-abril de 1965. págs. 31-34.

29 Sobre los ritmos biológicos del hombre, véase The Physiolo-gical Control of Judgments of Duration: Evidence for a Chemical dock, por Hudson Hoagland, en [339].

La noción de «expectativa de duración» viene confirmada por los estudios sobre los hábitos de alimentación de los obesos. El psicólogo Stanley Schachter demostró, con el ingenioso empleo de unos relojes que marchaban a la mitad de la velocidad normal, que el hambre está parcialmente condicionado por la propia percepción del tiempo. Véase Obesity and Eating, por Stanley Schachter, en Science, 23 de agosto de 1968, págs. 751-756.

30 Las citas de Albee y Clurman proceden de un ensayo del segundo sobre el primero, The New York Times, 13 de noviembre de 1966.

31 La.historia de «Barbie» se refiere en Marketing Brieis, en Business Week del 11 de marzo de 1967, pág. 188.

32 La duración de las viviendas se estudia en Homes of the Future, por E. F. Carter, en [136], vol. 2, pág. 35.

33 Michael Wood captó el espíritu de transitoriedad en su artículo America the Unreal, en New Society, 14 de abril de 1966.

34 Auchincloss es citado por The New York Times, 17 de marzo de 1966.

35 La observación de Buckminster Fuller figura en [146], Documento 3, págs. 61- 62.

36 Los datos sobre aulas portátiles están tornados de The Schoolhouse in the City, informe de «Educational Facilities Laboratories, Inc.». No se confunda con [115].

37 Para una descripción de la idea del «cinturón de pensamiento», véase Potteries Thinkbelt, por Cedric Price, New Society, 2 de junio de 1966, pág. 14.

38 Reyner Banham describe el desarrollo de la arquitectura «clip-on», en Design Quaterly 63, Minneapoiis: Walker Art Center, 1965.

39 Los datos sobre la cuestión del alquiler se fundan parcialmente en: Correspondencia con C. A. Siegfried, Jr. secretario ejecutivo de la «American Rental Association». You Name ¡T-We Rent It, por Harland Manchester, Reader's Digest, julio de 1966, pág. 114.

40 Hay gue observar que millones de americanos «propietarios» de su vivienda, que la adquirieron a base de un primer pago del 10 por ciento o menos, son, en realidad, propietarios en nombre de los Bancos y de otras instituciones de crédito.

Para estas familias, el recibo mensual del Banco no se diferencia del recibo presentado por el casero. Su propiedad es esencialmente metafórica, y, debido a la falta de una base financiera sólida de su propiedad, carecen también, con frecuencia, del fuerte lazo psicológica del propietario con su propiedad.

41 Svensk Damtidning, 2 de noviembre de 1965.

42 El sistema de los alquileres tiene muchas implicaciones poco conocidas. Una desviación continua hacia este sistema podría alterar profundamente, en muchas industrias, el equilibrio de fuerzas entre productor y consumidor. El auge de grandes organizaciones de alquiler de artículos, a escala nacional e incluso internacional, introduce una nueva y poderosa fuerza entre el productor y el definitivo consumidor. «Hertz» y «Avis», por ejemplo, operan con parques automovilísticos tan numerosos y compran a tan grande escala, que pueden obtener de los fabricantes precios, modelos y servicios imposibles de conseguir por el comprador individual. Lo propio puede decirse de cualquier otra industria. Así, la formación de grandes organizaciones de esta clase, que concentran un gran poder adquisitivo, crea una fuerza de contrapeso, en el sentido exacto que da Galbraith a esta palabra. Este hecho no ha pasado inadvertido a los fabricantes americanos de automóviles, al menos uno de los cuales, «Ford», estudió la posibilidad de atajar este movimiento, emprendiendo directamente él mismo el negocio de alquiler. Pero aunque los propios fabricantes se dedicasen a este negocio, el sistema de alquileres les obligaría a introducir revolucionarios cambios en su organización y en sus concepciones. Así como el fabricante ordinario no tiene que preocuparse demasiado de lo que le ocurra a su producto después de vendido, los que alquilan objetos se obligan a un servicio ulterior. Esto les impulsa a procurar una seguridad máxima en la calidad del producto. Lo cual, a su vez, puede conducir a una nueva orientación radical de las nociones del management, hasta el más bajo nivel del proyecto.

No hace mucho, interrogué al ingeniero jefe de una de las más grandes empresas de los Estados Unidos, una Compañía que, a semejanza de algunos fabricantes de computadoras, alquilan directamente sus equipos al usuario. Le pregunté si esto tenía consecuencias para su Cuerpo de ingenieros. Su respuesta revela elocuentemente el contraste entre proyectos para la venta y proyectos para el alquiler: Lo primero que hay que hacer es cambiar la actitud de las personas contratadas... Muchos ingenieros que vienen aquí, procedentes de otras industrias, se sienten satisfechos cuando pueden ahorrarnos un par de centavos mediante un nuevo diseño de alguna pieza. Tenemos que explicarles que esta supresión nos costaría una llamada de servicio, y que una llamada de servicio nos cuesta de 20 a 30 dólares... Es difícil instruir a la gente con vistas a una más alta calidad y seguridad del producto, cuando ha sido instruida de otra manera. Todo se reduce a esto: no transferimos nuestros quebraderos de cabeza. Podemos enviarlos con el producto; pero cuando somos responsables del servicio nos quedamos con ellos.

La economía de los alquileres podría elevar la calidad de los productos y resolver, para los consumidores, los cada vez más desesperantes problemas de servicio y de reparación.

Pero las implicaciones del sistema van aún más lejos, pues tienden a acelerar el ya rápido paso del cambio tecnológico. La empresa que vende un producto se deshace de él de una vez para siempre. La Compañía que alquila un producto tiene que recuperarlo. Los contratos de alquiler son a corto plazo. Esto quiere decir que, si aparece en el mercado un modelo tecnológicamente avanzado, el arrendatario puede fácilmente desprenderse del modelo antiguo y buscar el nuevo. Para ciertos fabricantes, esto supone un espantoso peligro de devolución simultánea de una gran cantidad de sus productos; terrible perspectiva que les obliga a dedicar un elevado porcentaje de sus ingresos a la investigación y a un continuo y frenético esfuerzo por mantenerse a la cabeza del rebaño. No es accidental que la IBM, que alquila sus computadoras, o la «Xerox Corporation», que alquila sus máquinas de copiar, estén ambas tan profundamente comprometidas con la «R&D». Como dijo Joseph Wilson, presidente de «Xerox», «somos nosotros, y no nuestros clientes, quienes debemos correr el riesgo de la caída en desuso».

El sistema de los arrendamientos tiene, también, profundas y poco conocidas implicaciones para la estructura financiera de cualquier economía. Crea, por ejemplo, la imagen de una sociedad al margen de la noción de propiedad. Tanto si esta imagen es real como si no lo es, el sistema de arrendamientos altera el flujo de capital en la sociedad. El fabricante o la organización arrendadora adelantan capital para el uso del consumidor. Esto permite a los consumidores prescindir de capitales para lo que los economistas llaman «propiedad real y personal» e invertirlos en valores. Desde luego, si prevemos una sociedad fundada en el arrendamiento, en la que las grandes organizaciones arrendadoras sean ejes de poder y de ganancias, la mejor inversión será comprar acciones de estas organizaciones.

43 La cita de Turner es de [67], pág. 41.

44 Sobre marcas y participación de mercado, véase [67], página 54.

45 Las oscilaciones de las grandes marcas se comentan en Advertising, Competition and the Anti-Trust Laws, por Henry Schachte, en 26 American Bar Association Anti-Trust Section, pág. 161.

46 Los comentarios de Dietrold son de [57], págs. 19-20.

47 Sobre los grados de atrición en productos de consumo, véase The New Cork Times, 9 de junio de 1967, y también Time, 24 de octubre de 1969, pág. 92.

48 La cita de Theobald es de [63], pág. 29.

49 Los cálculos de Fuller son de [146], Documento 3, págs. 28-29.

50 Esta cifra se basa en un promedio de vida de cincuenta y cuatro años. En realidad, la esperanza de vida para el hombre blanco de los Estados Unidos era, en 1920, de 54'1 años.

51 Los problemas de transporte de las naciones en vías de desarrollo se estudian en Immobility: Barrier to Development, por Wilfred Owen, en [243], pág. 30.

52 La cita de Drucker es de [140], pág. 92.

53 La actitud del nómada ciudadano se comenta en Are We a Nation of Cities?, por Daniel Elazar, Public Interest, verano de 1966 página 53.

54 La cifra de los americanos que cambian de domicilio está tomada de Population Characteristics, Series P-20, 188. Departamento de Comercio de los EE.UU., 14 de agosto de 1969.

55 Los datos franceses proceden de
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