Recursos económicos que han permitido con relativa




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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

ASAMBLEA NACIONAL
Conferencia: “LOS DE RIESGOS LABORALES ”

Caracas, 14 de marzo de 2001
Ponente: Ing. Eric Omaña*

*Director del Postgrado de Salud Ocupacional

Universidad Central de Venezuela

*omanae@camelot.rect.ucv.ve

INTRODUCCIÓN:
Se me ha honrado con la posibilidad de realizar ante

un destacado grupo de Asambleístas y sus equipos

asesores, una disertación acerca de los Riesgos

Laborales, en virtud de estar en el ambiente la

discusión de las leyes de los subsistemas de la

Seguridad Social, uno de los cuales trata precisamente

sobre Riesgos Laborales.
En ese sentido, haremos un recorrido primero

conceptual de la diferencia entre riesgo laboral y

daño laboral, exponiendo algunos ejemplos que les

relacionan intrínsicamente, luego analizaremos

brevemente las estadísiticas de daño disponibles, a

nivel mundial y a nivel local, ya que se carece de

estadísticas de riesgos laborales, y finalmente se

revisará la situación venezolana al momento actual,

tanto la que corresponde a lo escrito (leyes y demás

normativas) como la que corresponde a la realidad,

para finalmente presentar algunas ideas de lo que

pudiera ser un subsistema de esta naturaleza.
LAS CONDICIONES Y MEDIO AMBIENTE DE TRABAJO:
Venezuela es un país que ha contado con importante

recursos económicos que han permitido con relativa

facilidad importar procesos industriales de otras

latitudes para intentar un desarrollo de la industria

local, pero lamentablemente en muchos casos lo que se

ha hecho es importar tecnología de desecho, porque ha

sido mas barata, pero que ha conducido a la

introducción de máquinas peligrosas, que operan con

sustancias peligrosas y cuyos elementos de prevención,

de existir en sus países de orígen, no llegan a la

empresa importadora.
Pero no sólo el parque industrial no es el mas seguro

para trabajar, sino que igual situación puede

apreciarse en las otras actividades económicas, desde

la agricultura hasta los sectores de los servicios.

En el campo venezolano se continúan usando sustancias

nocivas no sólo para el trabajador agropecuario que

hace uso de ellas, sino para sus familias y para los

ecosistemas medioambientales. En el área de los

servicios se puede apreciar que desde hospitales

públicos hasta clínicas privadas se usan tecnologías

que ponen en riesgo a los trabajadores de la salud y

todas las personas que requieren de sus servicios,

tanto pacientes como las familias de estos.
La mortalidad por plaguicidas, pese al reconocido

sub-registro, continúa siendo la primera causa de

muerte ocupacional por exposición a sustancias químicas

en Venezuela, acentuada por supuesto en los estados de

mayor producción agrícola: Portuguesa, Mérida y Zulia.

Mientras que en las ciudades la primera causa de

mortalidad son las caídas y demás accidentes que

sufren los trabajadores del sector de la construcción.

Esto no quiere decir que en otras regiones de la

República no se sientan los efectos del manejo de

agroquímicos o de la falta de prevención en la

industria de la construcción.
A ello debe agregarse la poca mentalidad

prevencionista de la población, que en general no ha

sido preparada para enfrentar los riesgos naturales,

sociales y mucho menos los asociados a las

tecnologías, sean ellas viejas o nuevas tecnologías.

De manera tal que el desconocimiento es una de las

condiciones que menos favorecen a las personas que

trabajan, y ese desconocimiento va desde la tarea que

realiza hasta los agentes ambientales y condiciones de

trabajo a los cuales se expondrá, la naturaleza de los

riesgos, la forma de prevenir sus efectos, así como los

efectos o daños ocasionados por los mismos,

manifestados como accidentes y enfermedades laborales.
Numerosas personas laboran con sustancias cancerígenas

sin saber lo que tienen entre manos. Numerosos

trabajadores son colocados en puestos de trabajo con

exposición a radiaciones ionizantes sin saber que

pueden desde dejar de tener descendencia hasta tener

hijos con anormalidades que afectaran la salud física

y mental de esa prole. La falta de prevención sumada

al desconocimiento son el caldo de cultivo para que

los riesgos laborales se manifiesten afectando la

salud de los trabajadores.
Por otro lado, se agrega a este cuadro el poco

desarrollo de un empresario actualizado con las

máximas de los empresarios de otras latitudes, quienes

ya han descubierto y aplican el concepto de que

prevención es una inversión. Aquí, gran parte del

empresariado ve esta inversión como un gasto, que hay

que sumar al lado de las pérdidas en los balances

económicos de la empresa. Esto los lleva a no mejorar

las condiciones de trabajo, porque no quieren entender

que el aumento de la productividad pasa por mejorar

las condiciones y el medio ambiente de trabajo.
Del sector de los trabajadores, con honrosas

excepciones, detectamos a una dirigencia sindical que

en su contexto general no se ha interesado por las

condiciones y medio ambiente de trabajo, que ha dejado

solos a los trabajadores que sufren accidentes y

enfermedades profesionales, que no los han acompañado

en sus reclamos, contribuyendo a esa industria del

juicio, en la cual algunos litigantes están a la caza

de un afectado para intentar ejecutar demandas

millonarias contra las empresas por la figura de daños

y prejuicios, daño moral, etc. (nunca por las

sanciones contempladas en la LOPCYMAT, para

finalmente pactar con la empresa por cantidades

menores a la demanda y donde el trabajador resulta

doblemente afectado, en lo físico y mental, y en lo

económico.
Este nefasto marco se cierra con unos gobiernos que se

han caracterizado por no hacer cumplir las leyes de la

República. Un ejemplo de ello es que ha sido ahora,

luego de 14 años de haberse promulgado la Ley Orgánica

de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de

Trabajo, que en el Ministerio del Trabajo, instancia

de adscripción del Instituto Nacional de Prevención,

Salud y Seguridad Laborales contemplado en la

LOPCYMAT, empieza a dar ese alumbramiento de este

nuevo instituto. No hay excusas para que los gobiernos

de los Srs. Pérez, Lusinchi, Velásquez y Caldera no

hayan emprendido una política de prevención de riesgos

en el trabajo.


RIESGOS DEL TRABAJO:
En el marco de esta conferencia debe aclararse a que

se denominan riesgos del trabajo, porque no se puede

hablar de sistemas, subsistemas o regímenes de riesgos

de trabajo sin definir de que trata. Para la casi

totalidad del mundo académico no sólo de Venezuela

sino del mundo entero, para la Ley de Riesgos

Laborales de España, para la Norma Industrial Covenín

sobre Programas de Higiene y Seguridad, y otros textos

relativos a la materia, Riesgos del Trabajo son las

probabilidades que un trabajador sufra un accidente de

trabajo, una enfermedad profesional, desarrolle

limitaciones en su vida (no tener hijos), tenga hijos

deformes, o muera él mismo como consecuencia, lo que

vale decir origen (etiología), de haberse expuesto a

unas determinadas condiciones y medio ambiente de

trabajo sin estar debidamente protegido.
La protección implicar que haya sido convenientemente

separado del agente que genera el riesgo (como los

químicos peligrosos o las máquinas inseguras, para

citar sólo dos ejemplos, es decir, que la fuente

generadora de los riesgos haya sido aislada,

confinada, o que se haya tratado el medio en el cual

viaja el riesgo (creando barreras físicas, por

ejemplo) o que incluso se haya dotado al trabajador de

elementos de protección personal. Todo ello dentro de

un plan de formación ocupacional, que lo lleve a

realizar tareas para las cuales haya desarrollado las

correspondientes habilidades, con las máquinas y

herramientas apropiadas, en un microclima apropiado,

con conocimiento de los efectos de los riesgos a los

que se expone y bajo una política de formación del

talento humano (eso que llaman recursos humanos) que

estimule su creativa y su participación.
Pero no todo el mundo esta de acuerdo con esta

definición. Quienes defienden el papel a ultranza de

la banca privada en los modelos de riesgos laborales

en America Latina consideran que los riesgos son un

asunto meramente económico de las empresas y llegan a

confundir, muy intencionalmente, lo que es causa con

el efecto, es decir, igualan riesgos con accidentes de

trabajo y enfermedades ocupacionales. Un economista de

la UCV, bajo esta óptica ha llegado a contabilizar que

en Venezuela con una población económicamente activa

(PEA) de casi unos 8 millones de compatriotas ocurren

más accidentes que en países con una PEA de 30

millones. Este colega ucevista es un invitado

permanente a los foros que promueven las empresas que

pretender convertirse en aseguradoras de riesgos

laborales o de riesgos del trabajo (ARL o ART).
La revisión que se ha realizado de las leyes de los

países donde se ha aplicado cabalmente la receta del

Fondo Monetario Internacional (FMI) como Chile,

Argentina, Uruguay y Colombia, concluye que las mismas

carecen de una definición de riesgo laboral, a

diferencia del ya citado caso de España. La no

inclusión del concepto de riesgo laboral, puede llevar

a que un subsistema sobre las contingencias que sufren

los trabajadores por los procesos laborales minimice

las sanciones existentes contra los empleadores en la

LOPCYMAT.
En estos países de la región, no existía previo la

introducción de leyes sobre riesgos del trabajo o

riesgos laborales, ningún tipo de legislación

preventiva, que no es el caso de Venezuela, que

dispone de la misma desde 1986. Y donde la hubo, como

en el caso de Argentina, fue desmontada dejando a las

entidades privadas de riesgos del trabajo la tarea de

“prevenir” los accidentes y las enfermedades

profesionales.
De tal manera que riesgo, para nosotros los

académicos, los prevencionistas de verdad y quienes no

siendo de ninguna de las dos categorías anteriores,

pertenecen a este mundo de la salud y seguridad en el

trabajo, es la exposición en el trabajo a agentes

químicos (gases, vapores, ácidos, etc), la exposición

a agentes físicos (ruido, vibraciones, calor,

radiaciones, etc), la exposición a agentes biológicos

(hongos, bacterias, virus, etc), la exposición a

incompatibilidades ergonómicas (causantes de

accidentes de trabajo y lesiones musculoesqueléticas),

la exposición a condiciones meteorológicas (sol,

vientos, humedad extrema, etc) y sobre todo, el

trabajar sin conocer los riesgos, la manera de

controlarlos y sus efectos sobre la salud y la vida.
ACCIDENTES DE TRABAJO:
Hasta 1997, año en que se cierra la Dirección de

Medicina del Trabajo del IVSS, se registraban

anualmente un promedio de 15.000 accidentes de trabajo

en el área de cobertura del Seguro Social, la cual

como se sabe no sobrepasa el 25% de los trabajadores

de la economía formal del país. Esa cifra permite

proyectar que cada año se accidentan en Venezuela mas

de 60.000 personas como consecuencia de la actividad

laboral desempeñada. El registro actual de Ministerio

del Trabajo no es creíble en lo absoluto (el promedio

anual es de 4.000 casos). Pero esa cifra corresponde

sólo a la economía formal, que hoy por hoy representa

el 50% de la PEA en Venezuela. De allí que la

proyección pudiera derivar en la ocurrencia de 120.000

trabajadores accidentados cada año.
Estos accidentes incluyen un promedio anual de 1.000

muertes y 12.000 discapacitados. Considerando la

dimensión humana, económica y social del accidente de

trabajo en el aspecto “días indemnizados por el IVSS

por accidentes de trabajo”, el promedio anual es

superior a 400.000 días, lo que equivale a una pérdida

de 2.100 años de trabajo. Las pérdidas económicas

directas no se conocen, pero actualmente se pudieran

aproximar a dos mil millones de bolívares. La

proyección hacia los trabajadores de la mal llamada

economía informal pudiera duplicar esta “negras

cifras” de días, años y bolívares perdidos.
Para organismos internacionales como OIT y la OPS, el

costo de los accidentes y enfermedades laborales en

los países en vías de desarrollo podrían representar

entre el 5 y el 10% del Producto Interno Bruto. No en

balde, asesores de esos organismos han planteado que

países como Venezuela hubieran podido pagar su deuda

externa si hubiesen podido ahorrar lo que por las

malas condiciones y ambientes de trabajo han tenido

que gastar.
Todo esto sin considerar los accidentes en tránsito

que afectan a cientos de trabajadores anualmente, es

decir, durante el recorrido del circuito vivienda del

trabajador-empresa-vivienda, que por razones que

ignoramos no es cubierta, desde el punto de vista por

el IVSS para sus trabajadores asegurados. Tal vez la

razón que explique esto es que ha habido la tendencia

a tener que ir a los tribunales para demostrar que los

accidentes en tránsito, dentro del circuito

anteriormente mencionado es un accidente de trabajo,

contemplado hoy en día en casi todas las legislaciones

de la mayoría de los países.
Es resaltable que para algunos trabajadores, esta

variable de accidentes en tránsito no es considerada,

salvo que ellos estén en sindicatos que han tomado

esta precaución y han incorporado en sus contratos

colectivos el tema.
ENFERMEDADES PROFESIONALES:
No existe un sistema de notificación, registro y

análisis de las enfermedades profesionales, las cuales

ni siquiera aparecen en los anuarios de epidemiología

nacional, porque entre otros factores se destaca el

hecho de que estos desequilibrios de la salud no han

sido declarados “enfermedades de denuncia

obligatoria”. Hasta finales del pasado gobierno,

cuando el Presidente del IVSS de entonces cerró a la

dependencia con facultades en esta materia, la

Dirección de Medicina del Trabajo venía reportando

anualmente un promedio de 300 casos de este tipo de

patologías, pero la cifra puede ser del orden de

36.000 casos, ya que estadísticas de países con

desarrollo similares a Venezuela indican que las

enfermedades profesionales pueden representar el 30%

de la cifra que arrojan los accidentes de trabajo.
Los cambios en los perfiles de salud-enfermedad de la

población general demuestran un aumento creciente de

patologías inherentes a la incorporación de

tecnologías nocivas, generalmente desechadas por los

países industrializados.
Ejemplo de estos es el aumento significativo del

cáncer, atribuido en un alto porcentaje a sustancias y

condiciones presentes en los ambientes de trabajo, así

como el aumento de patología musculoesqueléticas que

por igual razón acrecientan la demanda de servicios de

recuperación de la salud.
SERVICIOS GUBERNAMENTALES:
Los entes públicos encargados de vigilar, controlar y

dictar políticas sobre las condiciones y medio

ambiente de trabajo carecen de fortaleza política,

económica y de coherencia administrativa para lograr

un mejor aprovechamiento de los pocos recursos que

disponen.
El INPSASEL creado por la LOPCYMAT en 1986 para

eliminar la gran dispersión de los servicios de salud

y seguridad laborales no fue puesto a funcionar por

los gobiernos de la IV República y es ahora con este

nuevo proceso que comienza a dar sus nuevos pasos.
Para su funcionamiento pleno se requiere que los

recursos económicos, el personal, la infraestructura y

las funciones de la Dirección de Medicina del Trabajo

del IVSS, de la Supervisión de Empresas de la

Dirección del Trabajo del Ministerio del Trabajo y de

los Programas de Plaguicidas e Higiene Ocupacional del

Ministerio de Salud y Desarrollo Social pasen a formar

parte del nuevo instituto.
Somos testigos de execpción de que la incomprensión

del problema de la salud y seguridad de los

trabajadores, así como la eterna celopatía (enfermedad

que según Cañizalez sufren quienes estando en

posiciones directivas no aceptan ceder posiciones para

no perder poder político) y el mar de problemas a

resolver por quienes recién han llegado a dirigir en

el seno de los organismos anteriormente mencionados,

han impedido estas transferencias. Lo peor de todo

ello es que estos equipos directivos están violando la

LOPCYMAT, la cual en su articulado prevee estas

transferencias.
La situación actual de los Servicios Gubernamentales

de Higiene, Seguridad y Medicina Ocupacionales no

podía ser de mas minusvalía si la comparamos por

ejemplo con el año de 1986, cuando fue promulgada la

LOPCYMAT. ¿Cuales fueron los cambios ocurridos en el

ínterin?
Empecemos por el IVSS. Se tenía una Dirección de

Medicina del Trabajo con 35 especialistas en medicina

ocupacional, 150 inspectores de seguridad industrial y

12 ingenieros para los estudios de higiene

ocupacional. Poseía además un laboratorio toxicológico

el prestaba un gran servicio a la parte médica.

Debido al plan de cerrar al IVSS, el último presidente

de la institución cerró esta dirección generando una

crisis hacia el interior de la misma, debido a que

entre otras tareas, los citados inspectores se

encargaban de prepara el informe de los accidentes que

demandaban prestaciones dinerarias.
Siguieron ocurriendo accidentes de trabajo y la crisis

se hizo mayor en la Caja Regional del IVSS, por lo que

el actual Presidente del IVSS se vió obligado a

contratar a parte del personal despedido para cumplir

esta función, que por informaciones extraoficiales

viene presentando un déficit de 1.000 casos por

evaluar y preparar el citado informe. El personal de

esta Dirección para todo el país esta por el orden de

35 personas (información verbal obtenida de una

directiva).
En el Ministerio del Trabajo, durante le segundo

período presidencial del Dr. Caldera, le bajaron el

rango a la instancia responsable desde una Dirección

General Sectorial hasta una Dirección de línea sin

personal.
La Dirección General Sectorial de Previsión Social,

que dirigí a principios del segundo período

presidencial del Sr. Pérez, tenía unos 400

funcionarios; en la actualidad la Dirección de

Seguridad Industrial no pasa de tres personas para

todo el país. Toda la inspección de higiene y

seguridad industriales se está realizando en la

Unidades de Supervisión adscritas a las Inspectorías

del Trabajo, pero de una manera ínfima ya que el

Supervisor, ahora “integral” o todero porque debe ver

de todo, invierte mas su tiempo en las demandas

inmediatas de los trabajadores, como las relacionadas

con despidos, violaciones de la contratación

colectiva, etc.
Debido a que las condiciones de trabajo no suelen ser

las demandas inmediatas de los trabajadores, estos

supervisores no están atacando el problema de fondo,

salvo en casos alarmantes, como ha sucedido en

empresas donde han ocurrido muertes de trabajadores

que a su vez han sido profusamente difundidas por la

prensa regional.
Por último el caso del MSDS antiguo MSAS. Allí se

fundó en 1960 el primer programa nacional de higiene

ocupacional, funcionó el programa de neumoconiosis,

ambos activos para la fecha de comparación (1986) con

un personal pequeño pero de alta calidad. 10 médicos,

10 ingenieros y 15 inspectores de alta competencia,

fueron capaces de visitar y elaborar planes para

industrias tan grande como SIDOR, como para empresas

medianas y pequeñas. Este personal fue la base de los

estudios nacionales de la Comisión Presidencial para

la Evaluación de Riesgos Profesionales (1977), de la

Comisión de Neumoconiosis y de la Comisión

Coordinadora de Higiene y Seguridad.
De los recursos que otrora dispusiese el MSDS para la

prevención de riesgos, el laboratorio de higiene

ocupacional y contaminación atmosférica es lo único

que queda. El personal se jubiló o se fue a otras

dependencias, y el reemplazo fue paulatinamente

cargado con otras funciones, como control de

construcciones, de malarias, etc. Sin embargo, ligado

a la prevención de riesgos, quedan actividades de

saneamiento en las empresas y control de plaguicidas

que deberán pasar al INPSASEL.
En cuanto al INPSASEL debo indicar que el año de 1977,

los miembros de la Comisión Presidencial para la

Evaluación de los Riesgos Profesionales entregaron su

informe final al Presidente, solicitando que ante las

evidencias recabadas, el Gobierno Nacional debía

declarar la salud y seguridad de los trabajadores en

emergencia y priorizar su atención. El Sr. Pérez y

quienes le precedieron en el cargo desatendieron esta

recomendación, hasta que a mediados del año 2000, el

Presidente, Comandante Hugo Chávez nombró al

Presidente del Instituto Nacional de Prevención, Salud

y Seguridad Laborales (INPSASEL) en la persona del Dr.

Enrique Agüero Gorrín.
Aquella Comisión Presidencial encabezada por

prominentes investigadores ucevistas no se conformó

con la redacción del Informe Final, sino que presentó

al Congreso Nacional un proyecto de ley que casi una

década después fue sancionado y promulgado, se trata

de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio

Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT). Como lo afirma el Dr.

Enrique Agüero Gorrín, a él le correspondió darle

forma jurídica a la propuesta de la Comisión

multidisciplinaria e interinstitucional que había sido

creada
El intento de normar los aspectos relacionados con los

riesgos laborales data de 1968, año en que el Consejo

de Ministros había aprobado el Reglamento ”De las

Condiciones de Higiene y Seguridad en el Trabajo”, y

estaban vigentes las Leyes de Sanidad, Trabajo y

Seguro Social Obligatorio. Sin embargo, estos

instrumentos sociales no habían permitido enfrentar

los problemas de salud y seguridad de los

trabajadores. Hoy en día se puede afirmar que ninguna

de leyes que facilitan a los Ministerio del Trabajo y

Salud así como al IVSS su participación en este

problema ni las reglamentaciones que a su alrededor se

han promulgado han logrado el objetivo de promover,

preservar y defender la salud de los trabajadores de

este país.
Corresponderá al INPSASEL este rescate, para lo cual

requiere la comprensión de los actores sociales, desde

las Ministras del Trabajo y la de Salud, el Presidente

del IVSS, como representantes del actor gobierno,

hasta los representantes de los actores empresariales

y trabajadores.
EDUCACIÓN:
La salud y la seguridad en el trabajo no están

contempladas en ninguno de los sectores de la

educación nacional, sino en etapas terminales de

cuarto nivel como son algunos postgrados. Solamente en

la educación superior ha sido introducida esta línea

del conocimiento pero de manera sectorizada,

desarrollándose aisladamente la higiene, la seguridad

y la medicina del trabajo.
La desinformación de los egresados universitarios en

la materia repercute negativamente en la atención que

deberían recibir los trabajadores en los centros de

salud y en el diseño de mejores puestos de trabajo

instalaciones y maquinarias. Las necesidades de

egresados son: 2.000 médicos ocupacionales y 7.000

prevencionistas, que incluye a higienistas

ocupacionales, expertos de seguridad industrial y a

otros especialistas.
La mayor parte de la dirigencia sindical y de la

dirigencia empresarial no están dando muestras de

querer adelantar esfuerzos para mejorar

sustancialmente las condiciones y medio ambiente de

trabajo. En especial, la dirigencia sindical

tradicional es la responsable de la casi nula

información de los trabajadores acerca de los riesgos

ocupacionales, sus efectos sobre la salud y las

acciones que se deben emprender para la defensa d la

salud en el trabajo, por su tendencia marcadamente

economicista.
No obstante que la LOPCYMAT dispone los mecanismos

para enjuiciar a las empresas responsables de los

accidentes y enfermedades profesionales, los

sindicatos han sido renuentes a adelantar los procesos

judiciales.
SERVICIOS EMPRESARIALES:
A pesar que el Reglamento de las Condiciones de

Higiene y Seguridad en el Trabajo (1968) demanda un

Servicio Médico en toda empresa con mas de 100

empleados, para el año de promulgación de la LOPCYMAT,

es decir, para 1986, sólo 350 empresas tenían un

servicio de esta naturaleza. La promulgación de la

Ley Orgánica al contrario de lo que se esperaba no

aumentó esa cantidad. Debe mencionarse que las

petroleras nacionales han sido pioneras y promotoras

de estos servicios.
Este número de empresas con servicios de medicina ha

disminuido por la implantación de programas de control

de gastos, ya que han considerado mas barato contratar

esos servicios en los que se ha denominado en la

última década los outsourcings o servicios externos.

Los resultados han sido nefastos para los

trabajadores, ya que por tradición estos servicios han

estado en manos de médicos que no son especialistas en

medicina ocupacional.
Los servicios de Seguridad e Higiene Industriales,

llamados en la LOPCYMAT Organos de Seguridad Laborales

si están presentes, pero en la mayoría de empresas con

más de 1.000 empleados, sólo que su función en la

mayoría de los casos ha sido desviada hacia la

protección de los bienes de las empresas. Y en

referencia a los Comités de Higiene y Seguridad, en

cuanto paritarios, sólo existen en muy contados

lugares, como en la Universidad Central de Venezuela.
LAS PERSPECTIVAS:
Algunas señales positivas que se observan al margen

del desolador panorama arriba presentado, se

relacionan con la tendencia de las empresas del sector

petrolero y químico internacional a promover la salud,

la seguridad y el medio ambiente bajo una óptica

integracionista, coincidente, con la “Estrategia de

Salud Ocupacional para Todos” que lanzó la OMS en

1994. Dentro de este “no deseado” pero obligado

esquema globalizante, las empresas nacionales se vean

estimuladas por esta tendencia, pudiera considerarse

alentador. Ya PDVSA en su esquema reorganizador ha

adoptado esta idea integradora.
Otro aspecto se relaciona con el movimiento

empresarial por la calidad y la productividad. Hoy

por hoy, gracias a ese movimiento, cualquier gerente

que se respeta ha debido estudiar el impacto saludable

a las empresas que significan mejores condiciones y

medio ambiente de trabajo.
Faltaría desear que la dirigencia sindical rompa las

ataduras con la práctica economicista que facilita el

control sindical, paso previo para satisfacer a

políticos que sólo busquen perpetuarse en el poder.

Algunas manifestaciones sindicales sugieren que esta

tendencia de ruptura comienza a manifestarse.
Entre los aspectos positivos que deben considerarse

para iniciar por fin un programa del Estado venezolano

para mejorar las condiciones y medio ambiente de

trabajo se pueden citar: el rango constitucional que

adquieren las disciplinas de higiene y seguridad en el

artículo 87 de la nueva constitución, la existencia

de postgrados de salud ocupacional en las principales

universidades nacionales: UCV, LUZ, UC, UCLA y UNEG

que por una década han estado preparando

fundamentalmente los médicos y mas recientemente los

ingenieros que deberán ir a las empresas a ayudarlas a

dar cumplimiento de la LOPCYMAT.
Igualmente se han desarrollado en el país, bajo el

influencia de esta Ley una veintena de instituciones

tecnológicas y de educación superior que han venido

formando los técnicos que este proceso demanda,

algunos con una gran calidad y otros de menor nivel,

pero que en todo caso son indicativos del interés del

sector educativo, tanto público (UNEXPO en Puerto

Ordaz, IUTAEB en Barquisimeto y IUTSI en Valencia,

para nombrar a los de mas alta calificación) como del

privado.
Cerramos estas ideas con un importante aspecto

positivo, y se refiere a que desde la promulgación de

la LOPCYMAT numerosas empresas, especialmente las mas

grande y las de mayor capital, comenzaron a

desarrollar programas de higiene y seguridad, que

independientemente de sus bondades e ineficiencias,

han contribuido a generar una visión prevencionista en

un reducido sector de la gerencia, de los cuadros

medios supervisores y de los propios trabajadores.
REGIMEN O SUBSISTEMA DE RIESGOS LABORALES:
Las visiones que se tienen sobre este problema están

bien delimitadas, faltaría ver quien tiene en la

práctica mayor poder de convocatoria en factores que

puedan influenciar la decisión que finalmente tome el

poder ejecutivo. No en balde decía hace pocos días el

Fiscal General, Dr, Isaías Rodríguez, que

al contrario de lo que muchos opinan en el sentido que

se quiere arremeter contra los sindicatos,

precisamente lo que estamos careciendo es de

sindicatos capaces de presionar para defender los

derechos de los trabajadores, en una clara alusión a

la pugna entre quienes deseamos un sistema de

seguridad social lo mas apagado a la Constitución del

99 que se pueda, y quienes representando al capital

extranjero y nacional estarían viendo mermadas sus

aspiraciones lucrativas en todas las esferas de la

seguridad social en discusión, entre ellas los riesgos

laborales.
Para el autor, la idea de clonar las legislaciones que

al respecto se han elaborado en Chile, Argentina,

Uruguay, Colombia y demás países donde se aplicó la

carta del FMI, no debería pasar, primero porque no es

una idea nacional, es una copia mal venezolanizada

(por lo menos para quien esto sucribe) para el

desarrollo de la industria y de las empresas

nacionales que pudiera dejar en un segundo plano la

prevención de los riesgos ante la urgente necesidad

del pago por el accidente y la enfermedad.
El subsistema debe ser universal, ya que los

trabajadores del campo y el mar, los de la economía

informal deberían tener acceso, y para ello se pudiera

desarrollar y aplicar un sistema parecido al español,

que practicamente enterró la informalidad del trabajo.

Para la Seguridad Social Española todo “informal” que

realiza una tarea lo hace con materiales, bienes,

equipos, productos, etc. que pertenecen a alguien,

quien representa así al empleador.
Así por ejemplo, los millares de buhoneros que

polulan las principales calles de las principales

ciudades y pueblos de Venezuela, no son tan informales

ya que para este sistema cotizaría la empresa o la

persona que le vende las cosas que esos buhoneros

ponen en esas calles, si aplicaramos el modelo

español.
De tal manera que la propuesta no debe ser

exclusivamente laboralista en los términos

tradicionales que hasta ahora hemos conocido, aunque

sólo es pagada por los empleadores.
No basta con leyes indemnizatorias que busquen pagar

“rápido y bien”, para lo cual no se requiere crear mas

burocracia, sino que dentro de un subsistema de

prestaciones dinerarias podría haber un régimen que se

encargue de cobrar de los empleadores estas

cotizaciones y pagar a los afectados al menos más

rápido y mejor que lo que hace hoy por hoy el propio

IVSS - por supuesto, este régimen tendría su propio

fondo – se requiere que en verdad haya prevención.
Eric Omaña.

Ccs, 14-3-2001

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