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TEMA 1 LA LENGUA Y SUS VARIEDADES INTERNAS. LA NORMA CULTA I.- LA LENGUA Y SUS VARIEDADES INTERNAS. 1. CONCEPTO DE VARIEDAD LINGÜÍSTICA Toda lengua viva es a la vez una y diversa. Tiene unidad porque cuantos la utilizan pueden entenderse entre sí al usarla y poseen plena conciencia de estar empleando el mismo instrumento de comunicación. Por ello se dice que constituyen una comunidad lingüística. Se denomina variedad lingüística a cada uno de los conjuntos definidos de rasgos peculiares que caracterizan el uso de una lengua por parte de unos y otros grupos de hablantes en virtud de distinto tipo. Y hay que entender, pues, el concepto de lengua común como una abstracción: el castellano no es una determinada variedad que pueda considerarse "modélica", sino el conjunto de los rasgos comunes que subyacen a todas las diferentes formas que esta lengua puede adoptar. 2. FACTORES DE DIVERSIFICACIÓN LINGÜÍSTICA Los factores fundamentales de diversificación de la lengua son los cuatro siguientes: la evolución histórica, la geografía, las condiciones socioculturales y la situación comunicativa. Cada uno de ellos da lugar a variedades distintas de una misma lengua.
Los tres tipos de variedades señaladas determinan cuál es la lengua del usuario o idiolecto, es decir, la realización particular de la lengua en cada uno de los hablantes que forman la comunidad lingüística. El cuarto tipo de variación lingüística, que da lugar a las llamadas variedades funcionales (o diafásicas), tiene otro carácter: un hablante utilizará la lengua de manera distinta si está hablando con un amigo o con su jefe, si escribe una carta o una tesis doctoral, si charla con un profesor o está redactando un examen. Es decir, existen también variedades de lengua condicionadas por la situación comunicativa y por el propósito de la comunicación. Son los registros o estilos de lengua (formal/coloquial, periodístico/científico, literario, etc.)que empleamos de forma variada constantemente: registro coloquial, formal, solemne, etc. Se incluyen también como variedades funcionales los usos específicos que hacemos de la lengua en determinadas actividades o ámbitos: los textos de la ciencia, los de la Administración, los de creación literaria, etc. Estas variedades funcionales no definen la lengua del usuario, sino el uso que hace de ella en un determinado momento. Dicho de otra manera: los conceptos de dialecto o sociolecto permiten clasificar al hablante dentro de determinados grupos o comunidades lingüísticas (la del norte de Castilla, la de Burgos, la del grupo social culto, la de los jóvenes...), pero el uso de un registro u otro no caracteriza en sí mismo al hablante, sino a su discurso o texto y a la situación en la que éste se produce. 3. LA VARIEDAD GEOGRÁFICA O DIATÓPICA. REALIDAD PLURILINGÜE DE ESPAÑA 3.1. LENGUA, DIALECTOS Y HABLAS LOCALES Al estudiar las variedades geográficas de la lengua, se suelen distinguir tres rangos: lengua, dialecto y habla. Estos términos (o, más bien, los conceptos asociados a ellos) pueden dar lugar por su ambigüedad a ciertas confusiones, por lo que conviene precisar bien su sentido. Por lengua se entiende un sistema de comunicación verbal compartido por una comunidad lingüística y que mantiene la homogeneidad necesaria para permitir la intercomunicación de sus hablantes, por encima de las diferencias lingüísticas concretas que se puedan apreciar entre ellos. Pero para esos hablantes, supone una forma simbólica de integración social: la sienten como el modo de expresión propio del pueblo o nación del que forman parte y, por tanto, como el vehículo fundamental de su cultura su más auténtica seña de identidad. Por dialecto entenderemos la forma o realización concreta que, por razones de evolución lingüística, adopta una lengua en una determinada zona geográfica: así, decimos que el andaluz es un dialecto del castellano, o que el balear es un dialecto del catalán. Por último, un habla local es el sistema lingüístico de una comarca o localidad, con rasgos propios dentro de otro sistema más extenso. Se trata, pues, en este caso, de variedades restringidas que pueden proceder de la fragmentación de un dialecto, que suelen tener menor cohesión y que, normalmente, abarcan una extensión limitada: un valle más o menos aislado, una zona montañosa, etc. Desde el punto de vista de la evolución lingüística, toda lengua es siempre un dialecto, pues procede genéticamente de otra anterior (denominada lengua madre) a partir de la cual ha evolucionado. Así, el italiano, el francés, el castellano. El catalán y el gallego no son más que dialectos del latín. Todo hablante es siempre dialectal, porque habla en una de las variedades geográficas de esa lengua. Dicho de otra forma: no hay variedades que sean más "puras" que otras. Lo que llamamos lengua castellana es un sistema abstracto formado por el fondo común y los rasgos compartidos por todas sus variedades. ¿Cuándo una variante dialectal de una lengua común pasa a convertirse en lengua diferenciada en sí misma? En general, suelen aceptarse como necesarias una serie de condiciones:
Pero estos rasgos tienen un carácter histórico. Y, como proceso histórico que es, todo ello está sujeto a los avatares sociales y políticos más diversos: invasiones, colonizaciones, imposiciones políticas, influencias culturales, dependencia económica, etc., que determinan que una variedad lingüística se desarrolle o quede aislada, se expanda o se reduzca, cambie o incluso desaparezca. España es un país plurilingüe: conviven y entran en contacto varias lenguas con sus variedades dialectales, que son utilizadas en unos casos en distintas zonas geográficas, en otros en las mismas zonas y por los mismos hablantes, y que reciben, además, muy distinta consideración social. Desde el punto de vista institucional, hay una sola lengua oficial común a todos los españoles, el castellano. Esta lengua es hablada también por unos 300 millones de personas fuera de España, desde Filipinas hasta Guinea Ecuatorial, pasando, por supuesto, por el continente americano: es lengua oficial en la mayor parte de América Central y del Sur, y en Estados Unidos, aun sin el rango de oficialidad, es la segunda lengua en importancia. Existen unas comunidades autónomas bilingües: País Vasco, Cataluña, Galicia y Comunidad Valenciana cuyas lenguas son cooficiales también. Otras Comunidades cuentan asimismo con variedades lingüísticas propias que las autoridades y organismos oficiales tratan de amparar: el bable en Asturias y las fablas aragonesas, variedades que son herederas del astur leonés y del navarro aragonés, respectivamente, dos antiguos dialectos históricos del latín. Hay que contar, además, con las diferentes variedades dialectales de cada una de estas lenguas. Así son dialectos del castellano el andaluz, el castellano norteño, el canario, el extremeño y el murciano (además de las diferentes variedades americanas); variantes dialectales de la lengua catalana son el catalán, el balear y el valenciano (y también los restos de catalán hablados en el Rosellón francés y en la ciudad de Alghero de la isla de Cerdeña); el gallego conoce tres variedades: la occidental, la central y la oriental; por último, en el vasco o euskera se distinguen tres dialectos en territorio español, guipuzcoano, vizcaíno y alto-navarro (a los que hay que añadir otros tantos en territorio vascofrancés). 4.- LA VARIEDAD SOCIAL O DIASTRÁTICA Dentro de una misma comunidad, aun cuando la lengua común o la variedad dialectal sea la misma, existen distintos sociolectos, los cuales constituyen un medio de identificación social pues caracterizan a unos grupos de hablantes frente a otros. Los factores que determinan la existencia de estas variedades sociales son, en general, muy diversos: raciales, religiosos, económicos, culturales, generacionales, etc. Para el caso de los sociolectos del castellano, el fundamental es el que afecta al nivel socio cultural del hablante; pero también tienen cierta trascendencia el entorno (rural o urbano), las actividades grupales y la edad. 4.1. LOS NIVELES DE LENGUA: CÓDIGO RESTRINGIDO Y CÓDIGO ELEBORADO Las diferencias lingüísticas entre hablantes de distinto nivel social proceden de manera fundamental de su grado de instrucción. La adquisición de la lengua es un proceso que tiene lugar en diversas fases. En la infancia, a través de las relaciones familiares y del entorno más inmediato, se forma un conocimiento limitado de la lengua, que se suele denominar código restringido, basado en un número más o menos reducido de elementos lingüísticos, de carácter concreto y con significados dependientes del contexto, y que permanece muy ligado a la oralidad. Si no media una formación lingüística adecuada, el tipo de lengua que habrá interiorizado el hablante y del que se servirá en adelante será sólo este código restringido. La educación académica, la lectura y el estudio, el aprendizaje a través de los medios de comunicación, etc., van aportando al hablante en distinto grado, obviamente no sólo un conocimiento de las normas de corrección, sino un código diferente, más estructurado, más rico en elementos lingüísticos diversos y variados, con significados abstractos e independientes del contexto, y ligado a la escritura; se trata del código elaborado (o lengua culta). Esta distinción entre código restringido y código elaborado muestra que los niveles sociolingüísticos son, en definitiva, el resultado de una mayor o menor formación de la competencia comunicativa, lo cual explica hechos importantes como los siguientes: a).- El nivel de lengua de un hablante no depende directamente de su posición económica, sino de su formación. Sin embargo, en una sociedad como la nuestra un mayor poder económico suele permitir un mejor acceso a la formación y, por lo tanto, más facilidades para adquirir un código elaborado. b).- El código elaborado no es un nivel de lengua estático, sino que presenta diversos grados e incluso, si el hablante se interesa en ello, su desarrollo continúa indefinidamente. c).- El código elaborado no sustituye por completo al restringido, se superpone a él; por ello algunos rasgos del código restringido reaparecen en situaciones en que el hablante no cree necesario o conveniente el uso de la variedad elaborada. d).- El concepto de código restringido no implica que la lengua que se aprende en la infancia sea la misma en todos los casos: varía según la clase social y la cultura de la familia. Los rasgos generales que diferencian estos dos niveles de lengua son los siguientes:
4.2. OTRAS VARIEDADES SOCIALES DE LA LENGUA 1.- Sociolectos de grupos específicos: jerga y argot Ciertos grupos sociales, definidos por algún tipo de relación específica (edad, profesión, costumbres...), pueden desarrollar una variedad de lengua especial: es lo que se denomina jerga. Las jergas se caracterizan por mantener la base gramatical de la lengua y variar sólo el léxico: buena parte de los vocablos que los hablantes de la jerga usan con más frecuencia son exclusivos de ella. Este léxico diferente del común se forma dependiendo de variedad de finalidades:
2.- Variedades motivadas por el entorno: lengua rural y lengua urbana. Las diferencias entre los entornos sociales del campo y la ciudad llevaron hace décadas al estudio de las distintas variantes lingüísticas que los caracterizaban. No obstante, estas diferencias son percibidas actualmente como menos importantes, ya que los cambios que ha experimentado nuestra sociedad han roto con el aislamiento cultural que en otros tiempos sufrían las zonas rurales: la presión uniformadora de los medios de comunicación hace que las diferencias lingüísticas tiendan a borrarse; y así, el rasgo más destacado de la lengua rural, la pervivencia de un léxico específico muy ligado a las labores agrícolas, no es distinto del que se observa en otras ocupaciones como carpinteros o albañiles, por ejemplo y se explica por las necesidades designativas propias de esa actividad. La ciudad interesa ahora a los sociolingüistas por otras razones: el desarrollo urbano y la inmigración han dado lugar a la convivencia de grupos humanos diversos en su origen geográfico y social, lo que conduce al surgimiento de fenómenos lingüísticos peculiares (contacto entre lenguas y variedades diferentes, bilingüismo, diglosia…). 3.- Variedades motivadas por la edad. Suele afirmarse que la edad del hablante influye e capacidad de adaptación a los cambios lingüísticos: los jóvenes son más receptivos a las innovaciones, especialmente las léxicas; los hablantes de más edad presentan una mayor tendencia al conservadurismo. Resulta lógica esta diferencia si se piensa que el sistema lingüístico de los jóvenes está todavía en plena formación, mientras que en los adultos los usos están más consolidados, lo cual explica, por ejemplo, que en la población inmigrante los niños y los jóvenes alcancen antes la integración lingüística. Otro rasgo que distingue el habla según los grupos de edad es la utilización de la lengua por los jóvenes como un símbolo de diferenciación generacional: como el vestido o terminadas aficiones, el modo de hablar se convierte en instrumento de distinción e independencia del mundo de los adultos; de ahí la creación de jergas juveniles. 5.- LA VARIACIÓN FUNCIONAL O DIAFÁSICA La variación funcional o diafásica es un tipo especial de variedad lingüística que no define el código o modelo de lengua del hablante, sino el uso que de código hace éste en un momento determinado dependiendo de quién sea el receptor, de la relación que establezca con él, del canal que emplee y, en general, del entorno en el que se encuentre. Se denomina registro (o estilo de lengua) al conjunto de características lingüísticas que permiten al hablante adecuar el uso de la lengua a una determinada situación comunicativa. Son tres los factores fundamentales que definen el registro seleccionado por un hablante en e acto de comunicación: a).- El medio o canal empleado. Permite distinguir entre dos variedades funcionales de la lengua muy definidas: el uso oral y el uso escrito. b).- La atmósfera. El tipo de relación que se establece entre los interlocutores, según la situación, unas determinadas condiciones de comunicación que se denominan atmósfera. Se suele diferenciar, en general, entre situaciones de formalidad y de informalidad.
En realidad, hay muy distintos grados de formalidad en el discurso, que vienen condicionados por circunstancias como las siguientes:
c).- El dominio (o ámbito) de la comunicación. En sociolingüística, se denomina dominio a una situación comunicativa especial ligada a alguna actividad social típica, por la que la intervención de los interlocutores aparece siempre regulada de alguna forma. Son dominios, por ejemplo, la escuela, la familia, la Administración, la ciencia, la prensa, la literatura ... ; a cada uno de ellos le corresponden variedades funcionales diferentes, denominadas usos específicos de la lengua: lenguaje científico técnico, lenguaje administrativo, lenguaje periodístico, lengua literaria, etc. Los estudiaremos el próximo curso. Un ejemplo concreto de todo ello es el llamado registro o estilo coloquial, que, según lo visto, podemos definir como el conjunto de características lingüísticas que aparecen ligadas a situaciones comunicativas del ámbito de la comunicación cotidiana y definidas por la oralidad y por un cierto grado de informalidad. II.- LA NORMA CULTA 1. Norma y "normas" La palabra "norma" se puede relacionar tanto con el adjetivo “normal" como con "normativo". El concepto de norma lingüística está relacionado más con el de modelo que con el de ley. Dicha norma está constituida por el conjunto de usos que la comunidad de hablantes de un idioma ha seleccionando como más idóneos, de entre todos los posibles dentro del sistema lingüístico. Ahora bien, en una misma lengua pueden coexistir diversas normas, dependiendo del reparto de su uso entre las diferentes comunidades sociales o geográficas. Pero, generalmente, una de ellas resultado del consenso entre los hablantes más influyentes culturalmente termina imponiéndose a las demás, convirtiéndose en el modelo de uso más correcto. De este modo, se suele entender que hablan o escriben "bien" aquellas personas que ajustan su lenguaje a la norma más culta de las vigentes en una época dada, generalmente emanada del ejemplo de los buenos escritores y de las indicaciones de los gramáticos y académicos. Ese lenguaje “correcto” goza de consideración social y es un factor de prestigio en la persona que lo posee. 2. La norma culta. Su variabilidad De ese modo, a pesar de la diversidad de modalidades diat6picas y diastráticas existentes en cualquier idioma, su unidad fundamental se mantiene gracias a una norma culta cuya existencia facilita la comprensión entre los hablantes ya que todos ellos tratarán de ajustarse a un mismo modelo ideal y frena la tendencia a la fragmentación, inevitable en todo territorio lingüístico extenso. La norma culta suele tener como base la lengua escrita, que impone su sello en la lengua oral sobre todos en ámbitos cultos y urbanos , de la misma manera que el habla urbana suele ejercer un poder de imitación sobre las hablas provinciales y rurales. El lenguaje es un hecho humano y, como tal, sometido a la voluntad humana; tanto la del que propone un uso como la del que decide seguirlo. Hay que tener en cuenta, en cualquier caso, que la lengua es un "organismo vivo", en permanente evolución, y que ciertos usos que en un principio se consideran incorrectos acaban siendo normativos, si se generalizan y son sancionados por los estamentos cultos. 3. Criterios históricos normativos en el español Así, a lo largo de la historia de nuestra lengua, no sólo han ido variando los modelos de corrección, sino los propios criterios normativos: * En los primeros siglos del castellano, el criterio dominante fue el geográfico político. Puesto que la variante que se tomaba como modelo de buen decir era la de los cortesanos, la referencia del "español más correcto" variaba en función del emplazamiento de la Corte. Así, hubo una norma de Burgos, de Toledo, de Valladolid... * A partir del siglo XVIII, a través de la Real Academia Española y su Diccionario de Autoridades, se impuso el criterio literario o "de autoridad", basado en el buen uso del idioma que hacen los escritores. 4. Papel de la Real Academia En la actualidad, la RAE mantiene el criterio de autoridad ya que, en general, se prefieren los usos respaldados por los escritores, al considerar la literatura como expresión máxima de la lengua. Sin embargo, su alcance es limitado, ya que afecta solamente a la lengua escrita y en nuestros días la atención de los lingüistas se dirige hacia la lengua oral mucho más que en otros tiempos. Por otro lado, la R.A.E. actual adopta una actitud más científica que en la época en que se fundó, y asume un papel menos preceptivo y más descriptivo de la realidad lingüística. 5. Papel de los medios de comunicaci6n En tiempos en les que sólo las clases privilegiadas tenían acceso a la cultura y, consiguientemente, a la educación lingüística, el resto de la población tendía a imitar su comportamiento y sus modos de hablar. Hoy en día, esta función sociológica ya no es válida, puesto que en nuestra época, el nivel cultural no va necesariamente aparejado con la posición social y económica. El papel que en un principio desempeñaron los cortesanos, y más tarde los escritores, gramáticos y académicos, junto con las escuelas, actualmente les corresponde también hoy a los medios de comunicación prensa, radio, TV , que constituyen, para una importante masa de población, el principal punto de referencia lingüística. 6. La norma del español actual y la unidad Así pues, podemos definir la norma del español actual como la variedad mayoritaria empleada por los hablantes cultos de todo el dominio lingüístico hispano en una situación de comunicación formal. Esta variedad modélica es aceptada tácitamente por los demás hablantes, apoyada por la intervención directa de los organismos y personas competentes (Academias, lingüistas, escritores), codificada en las gramáticas y diccionarios, enseñada en las escuelas y practicada en los medios de difusión. La conservación de la unidad del idioma español, a través de su norma culta, no es incompatible con la existencia de las variedades dialectales y sociolectales y el respeto hacia ellas. En cuanto a la norma castellana y las variantes dialectales, la norma del español tiene como base el castellano; pero ni todos los rasgos modélicos del español de hoy han surgido en territorio castellano, ni todos los rasgos del habla de la Castilla actual son modélicos. Por otra parte, la extensión de nuestro idioma a los países de Sudamérica supuso la pérdida de la hegemonía numérica de los hablantes de la modalidad castellana. En la actualidad, las variantes dialectales del español aparte de la castellana normativa se engloban en dos grandes bloques: el español de América y los dialectos meridionales (andaluz, murciano, extremeño, canario). Entre los dos agrupan una abrumadora mayoría de hispanohablantes. Por este motivo, algunos lingüistas aceptan la existencia de dos normas generales, diferenciadas, dentro del español: a) La "madrileña", es decir, la correspondiente a la zona centro norte, que es la que impone la ortografía y el lenguaje literario. b) La "sevillana”, denominación común de las normas meridional y americana, que presentan muchos rasgos coincidentes. Mucho más innovadora, es la que se impone en la fonética. Esta situación no es estable, ya que algunos de los caracteres del andaluz se van extendiendo hacia el norte de la Península. |