Tipología amplificaciones y reductores El problema de la percepción es clave en la apreciación del dolor, pues es muy común que el paciente busque la ayuda de un profesional experto para que alivie o suprima su dolor, en la esperanza que la solución sea rápida y eficiente, pero cuando es informado que padece de una afección crónica y
el tratamiento debe prolongarse. Así como tardó en recurrir tiene una gran tendencia a abandonar fácilmente el tratamiento.
La psicología experimental ha aportado una nueva daceta sobre el problema, en cierto número de pacientes a los que se hace evaluar el volumen de una esfera de plástico por palpación y proyectar su imagen sobre una pantalla milimetrada, se halló que algunos tienden a aumentar su tamaño real, mientras que otras manifiestan un efecto opuesto a reducir el volumen (figura 3).
Los amplificadores manifestaron cierta tendencia a perfiles psicológicos hipocondríacos o a veces depresivos en general eran lectores y con inquietudes o hábitos intelectuales con poca actividad física, en ellos había mayor predispoción al bruxismo. Además tenían un Arousal de curva alta.8
Se entiende por Arousal el mecanismo de activación de la sustancia reticular (Hebb) durante el paso del sueño a la vigilia (ensueño). No olvidemos que la formación reticular es la vía de conexión entre los centros de regulación y activación subtalámicos de la vida afectiva y emocional con los centros motores del Vo par (trigémino) excitando la vía gamma que desencadena la contracción muscular en este paso de los músculos masticadores.

FIGURA 3.
Serían estos los que presentarían mayor tendencia al bruxismo de causa central.
Inversamente lo reductores que presentan una curva de Arousal baja, son de gran actividad física, movedizos, hiperactivos, no son lectores extrovertidos, se integran rápidamente y generalmente hay menos incidencia de bruxismo.
Esquema integrado de dolor crónico Tal como lo hemos mencionado antes al dolor crónico es el resultado de la perpetuación de mecanismos que son progresivos y que partiendo de una noxa inicial que en los casos que nos referimos están vinculados al bruxismo, luego de transponer cierto nivel de proveso ya se transforma en una enfermedad en sí .
Este cuadro tal como lo expresa la (fig. 4) tiene dos aspectos fundamentales, por un lado, cómo lo percibe el paciente y por otro, cómo lo vive. (figura 4)

FIGURA 4.
Percepción y vivencia son los dos aspectos básicos del dolor.
Pero debemos plantearnos una cuestión previa, que es casi una de las centrales de este trabajo.
El bruxismo actúa a través de las relaciones contactantes cuspídeas sobre las terminaciones perceptivas periodontales, de la ATM y de los grupos musculares funcionales actuantes del aparato masticatorio.
Pero esta acción es la de un mediador pues estimula la percepción periférica que no es más que un eslabón intermedio. Merskey postuló la existencia de un mecanismo de percepción central sobre el que convergen las aferencias de diverso tipo.
Es como un circuito electrónico impreso en el que está registrada todas las experiencias de la densa urdimbre afectiva que se va creando con las experiencias que se van colectando a través de la criba selectiva del arousal, por la acción integradora de la pila activadora de la formación reticular.
Determinadas experiencias psicológicas se van integrando con mecanismos irritativos de origen oclusal y estados emocionales que pueden actuar como potenciadores o disparadores (Trigger) que en genera dolor crónico con altibajos de intensidad. Merskey y el grupo de Western Ontario University permite comprender cómo la acción de la percepción central puede generar tantos períodos de ascenso de umbral por la acción del nivel de química molecular de sustancias como los opiatos, encefalinas y endorfinas, como descensos bruscos con la aparición de crisis de exacerbación el dolor sin explicación aparente.9
La ansiedad es básicamente desestabilización emocional, un sentimiento difuso de malestar y aprenhensión que se refleja entre otras formas psicosomáticamente por tensiones neuromusculares.
La ansiedad, miedo y la angustia actúan tanto sobre la percepción central como sobre la manera que el paciente vivencia su dolor.
Es siempre algo vago y mal definido, muchas veces simbólico, imaginaria y peristente.
La angustia es una sensación orgánica de aprehensión, es un síntoma de desorganización anímica con síntomas vegetativos, penosa sensación de constricción en la boca del estómago, hipotensión, palidez, sequedad de la boca, sudoración, piel de gallina, etcétera.
Muchas veces tanto la ansiedad como la angustia (que muchos autores consideran no separables) pueden estar enmascaradas por formas de defensa, compensadas por hiperactividad por un hablar incesante, etcétera.
El miedo es una situación concreta; se refiere siempre a un objeto determinado, el fuego, a los ladrones, al rayo, a la oscuridad.
Mientras que la ansiedad y la angustia son sensaciones permanentes, el miedo es momentáneo y pasajero.
Estos 3 problemas actúan descendiendo el umbral de tolerancia y explica porque el paciente con la acción de la misma intensidad de bruxismo puede experimentar dolor súbito después de un período asintomático.
La terapia cognitiva consiste en explicar al paciente estos mecanismos para que tome conciencia de ellos.
Los otros aspectos de la vivencia del dolor los explicaremos a continuación con un criterio operativo.
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