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La Fundación

Rafael Preciado Hernández,

la Escuela de Medicina de la Universidad Quetzalcoatl en Irapuato

y la

Asociación de Bioética y Derechos Humanos Netemachilizpan, A.C.
Le invitan a participar en el:

PROGRAMA de

ACTUALIZACION PROFESIONAL

EN BIOÉTICA”

DURACIÓN: 10 meses (CLASE UNA VEZ POR SEMANA)

MIÉRCOLES 16:00 a 20:00 Hrs.

INICIA: 4 de Agosto de 2010

TERMINA: Junio de 2011

NÚMERO TOTAL DE HORAS: 350 total; 160 presenciales, 140 de asesoría vía internet y 50 de elaboración de tesina

SEMANAS: 40

SEDE: Fundación Rafael Preciado Hernández
PROFESORES TITULARES: Dr. Gabriel García Colorado

Dip. Carlos Pérez Cuevas

CONTENIDO


  1. Fundamentación




  1. Definición




  1. Antecedentes




  1. Justificación




  1. Objetivos




  1. Perfil del egresado




  1. Estructura general del diplomado


Nombre

Duración

Horas

Profesorado

Mapa curricular


  1. Programas




  1. Requisitos de ingreso




  1. Requisitos de permanencia




  1. Requisitos para la obtención del diploma




  1. Fechas




  1. Sede




  1. Horario




  1. Cupo




  1. Nombre y currículum de los profesores

  1. FUNDAMENTACIÓN


Al menos desde cinco siglos antes de la era cristiana, la práctica de la medicina ya contaba con normas y directrices éticas, tanto aquellas que eran impuestas por el Estado a través de las leyes, como las auto impuestas por los médicos, está convicción y responsabilidad había dado a la praxis médica apropiadas conductas y un marco de responsabilidad social, como antecedente, en el más antiguo y más difundido código ético en medicina “El Juramento Hipocrático”, ya en el siglo IV antes de nuestra era se establecían las conductas éticas y morales del médico y se daba a las obligaciones emanadas de este código incluso un carácter sagrado.

Muchos códigos y normas de actuación profesional en la antigüedad tuvieron similares disposiciones, como en el código de Hammurabi o el de Maimónides, las disposiciones en el Antiguo Testamento y muchos más.

La evolución de la práctica médica y sus normas deontológicas tuvieron un avance y desarrollo similares, al ir incorporando al quehacer profesional, las leyes y reglamentos que el Estado y la sociedad iban imponiendo al médico.

Pero, desde el siglo XVIII y muy especialmente en el XIX, aparecieron una serie de situaciones que provocaron una crisis a la ética y a la razón social y un cambio de paradigmas en la práctica de las disciplinas científicas, como resultado del advenimiento del Positivismo, éste impactó de manera muy importante, en la investigación clínica y farmacológica y provocó desde los primeros años del siglo 19, hasta mediados del siglo 20 una tendencia a realizar experimentos con seres humanos sin mediar sus consecuencias y sin importar si se violentaban las más elementales garantías, lo cual alcanzó su peor momento en Asia con la Unidad 731, unidad de investigación médica a cargo de militares quienes realizaron atrocidades en contra de la sociedad civil en varios países ocupados por Japón, así como con los médicos e investigadores de la Alemania nazi quienes efectuaron toda clase de investigaciones con los prisioneros de los campos de exterminio en Europa, así como la práctica de una política eugenésica en Alemania, las cuales en su conjunto costaron millones de vidas, y en donde no se respetó al ser humano, ni en su inherente dignidad, ni en sus más elementales derechos.

El descubrimiento de las atrocidades de los científicos al servicio del tercer Reich, provocaron que la Iglesia Católica, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, hiciera una condena moral a quien pretendiera apropiarse de los resultados (y utilizarlos), de los descubrimientos médicos realizados en la violación a los derechos humanos, de prisioneros de guerra y enemigos de los alemanes, los cuales se hicieron en contra de la persona y su dignidad, esta condena fue lo que según algunos autores, da origen a la moderna ética médica, posteriormente designada como bioética, disciplina que se fundamenta en la crisis misma de la medicina, en cuanto a la definición nueva de su objeto, método y fin, con lo cual se necesitó redefinir los problemas médicos, de atención a la salud y de investigación.

La crisis de la razón en medicina, no se dio tan sólo como resultado de los excesos antes señalados, ya que en muchas partes del mundo empezaban a aparecer escándalos desde muchos años atrás y diversas anomalías y atrocidades que empujaron a los Estados y a la sociedad a replantear la moral social de la profesión médica y la investigación científica aplicada a la salud, tales fueron como ejemplo, los casos de las políticas eugenésicas en contra de las minorías en la ex Unión Soviética, la inoculación de células cancerosas en pacientes terminales y débiles mentales en los Estados Unidos en los conocidos; escándalo Willowbrook y del Mount Sinai Hospital. Así como las políticas eugenésicas, la investigación en humanos con prisioneros, ancianos, discapacitados y enfermos mentales y muchos casos más.

Asimismo la aparición de nuevas técnicas y tecnologías y el descubrimiento de nuevas enfermedades y tratamientos, en situaciones que el hombre ni siquiera había imaginado, en nuevos marcos culturales, filosóficos, sociales y económicos, empezó a enfrentar a usuarios y prestadores de los servicios de salud, a una nueva forma de quehacer profesional que requiere de nuevos principios éticos en el contexto social.

La sociedad mexicana no es la excepción, ésta demanda con urgencia, la creación de un marco ético y legal que le proteja, ya que en la llamada Sociedad del Conocimiento ya se empiezan a observar ataques a las personas en su dignidad y en sus creencias, así como un debate entre lo científicamente posible y lo éticamente aceptable.

El conocimiento científico y tecnológico se ha configurado como la matriz de la sociedad del tercer milenio, éste es fuente de riqueza personal y social, así como generador de mejoramiento y confort, aunque también por éstos, surjan las consideraciones éticas, de creencias y de ideología.

Los sorprendentes avances científicos, posiblemente invaden en lo más íntimo el mundo biológico desde los orígenes de la vida humana, lo que propicia fundadas y razonables dudas sobre la posible trasgresión a los derechos humanos y a la dignidad de cada persona, de tal forma que los actores involucrados en esta actividad, nos debemos asegurar que en el uso y aplicación de las ciencias biomédicas, haya absoluto respeto y observancia a los derechos y las libertades fundamentales de los hombres

Bajo este orden de ideas y con este marco referencial, es que se propone la creación de las normas éticas que deben regular, no tan sólo el quehacer de las profesiones de la salud, sino además el funcionamiento de los centros hospitalarios, así como la idoneidad científica y técnica de éstos, y contribuir a la certificación y alta calificación profesional y deontológica de los que en México trabajan en los diversos centros de asistencia, investigación y docencia. Estas normas pretenden que también se propicien la generación de comités internos de ética, que aseguren el pluralismo, la confrontación de opiniones y el logro y avance de la ciencia, sin intereses ni motivaciones ideológicas, confesionales, económicas o gremiales.

Por otro lado, no se ha protegido en forma integral a los usuarios de los servicios de salud y no se ha dado respuesta a las preguntas y cuestionamientos de los miembros de la sociedad en su conjunto, tarea que a través de la bioética podemos abordar.

Los derechos de toda persona adulta así como los derechos del niño y por supuesto del no nacido, son elementos que se han tomado en cuenta, en el análisis y la elaboración de este diplomado de formación en bioética, considerando las normas y leyes que en la materia existen y las que deben ser elaboradas, por lo que de manera especial abordaremos los temas legislativo y normativo.

La concurrencia de otras disciplinas afines, tales como la genómica, la filosofía y la ciencia jurídica, han sido contempladas, de manera integral, esto implica nuevos enfoques científicos, y un cambio en la forma de abordar los problemas de salud, que abrirá las puertas de una nueva era en las ciencias biológica y jurídica.

Ya que los avances de las ciencias biomédicas y la biotecnología, posibilitan el mejorar la calidad de la vida y de la salud de los seres humanos, pero que también estos logros pueden ser utilizados en contra de la vida humana, de la dignidad de la persona y de los derechos humanos, lo que obliga a todos, el generar las normas que por un lado propicien la investigación clínica y la investigación científica, que apoyen el desarrollo de las técnicas y las tecnologías biológicas para contribuir a elevar los niveles de calidad de vida y salud, atendiendo a conductas éticas y deontológicas del personal de salud y que en este marco se establezcan métodos que permitan valorar las posibles consecuencias que deriven del conocimiento científico y sus aplicaciones.

No parece haber ninguna duda en que la investigación científica y tecnológica, deba ser apoyada por todos, pero al apoyar su expansión y progreso, debe darse en un contexto de respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la persona, por lo que la responsabilidad y ética no puede permitir que se renuncie al análisis de todos los factores que afectan al paciente, no tan sólo los científicos y tecnológicos, sino culturales, éticos y morales de los usuarios de los servicios.

Respetar la dignidad humana es reconocer el proyecto vital de cada individuo, es hacer referencia al bienestar individual, es defender y preservar la integridad genética de cada individuo, lo que constituye su individualidad biológica, es respetar los derechos del hombre desde su gestación, los anteriores enunciados no se oponen a diversas concepciones filosófico-jurídicas, ya que en todas las formas de Interpretación de la realidad, se asume la libertad del hombre y su preeminencia sobre cualquier interés colectivo.

Así entonces, las consideraciones emanadas de diversas concepciones e interpretaciones de la realidad, ya sean por razones religiosas, culturales, sociales o morales, no pueden ser obviadas ni desestimadas, mucho menos denostadas, motivo por el cual el análisis de las conductas éticas en diversas religiones, también lo abordaremos en este Diplomado.

2. DEFINICIÓN
Aun y cuando el término bioética, es de muy reciente acuñación, ya que este fue propuesto apenas en 1971, por el oncólogo Van Renselaer Potter, se puede constatar a través de la historia, que las normas y códigos éticos y deontológicos, han estado siempre presentes en las profesiones dedicadas al cuidado y atención de la salud.

Sin embargo a partir del siglo XVIII y particularmente en el siglo XX, crecen los llamados dilemas frontera en la praxis profesional, por diversas razones y motivos, entre los cuales destacan; los enormes avances científicos y tecnológicos de las ciencias biomédicas, las amenazas reales o sentidas que sobre la población producen la investigación en humanos, las políticas de salud de los estados especialmente los totalitarios y sin democracia, avances tales como las técnicas de reproducción asistida, los trasplantes de órganos, los descubrimientos en genética, y muchas más.

Nace en este nuevo contexto mundial una nueva ética médica, la bioética, disciplina que se ocupa de las normas de conducta en las ciencias biológicas, específicamente en la práctica sanitaria y que recurre para la interpretación de la realidad de la filosofía, la ciencia jurídica y la medicina.

La bioética propone una metodología de análisis plural y democrática, para encontrar la verdad sobre las disciplinas biológicas en su actuar sobre la salud del hombre, contemplando cuatro categorías esenciales en la atención de la salud; justicia, autonomía, beneficencia y no maleficencia.

La bioética en la actualidad crece en forma exponencial, tanto por la aparición de nuevas contradicciones y dilemas con relación a la persona, como con el advenimiento de nuevos conocimientos científicos y la aparición de nuevas tecnologías aplicadas a la salud.

En el mundo entero el desarrollo de la bioética ha sido sorprendente, a unos cuantos años de su fundación en la mayor parte de las universidades ya se le ha incluido en los currículum académicos de las profesiones de la salud, en casi todos los hospitales se han integrado a la labor los comités de bioética, así como las instituciones sanitarias de cada país y en las legislaciones mundiales ya empiezan a aparecer las normas y leyes que desde el Código de Nüremberg actualizan las directrices en la investigación científica con humanos, los programas de salud y la práctica de las profesiones de salud.

México, no es ajeno al avance de la bioética, ni a la propuesta de leyes en la materia, no sólo eso, sino que hoy tenemos un gran avance en materia de la elaboración de leyes ad hoc.

3. ANTECEDENTES
Los cambios en las conductas y comportamientos de las sociedades contemporáneas, sobre todo en las seis últimas décadas, difieren considerablemente de los modelos y arquetipos que rigieron durante los últimos años del siglo 19 y prácticamente, los primeros 50 años del siglo veinte.

Hasta hace unos cuantos años, el comportamiento de los miembros de una sociedad, en su conjunto, estaban muy diferenciados debido a las condiciones económicas, raciales, laborales y culturales y para cada uno de los grupos existían valores propios que influían y regían sus conductas.

Muchas de las reglas y valores que regulaban la conducta de los diferentes sectores y componentes sociales, no estaban escritas, sin embargo, la transmisión de éstos, de generación a generación se lograba en forma natural, y las normas éticas y los valores sociales, que de ellos mismos emanaban, eran aceptados y se consideraban como válidos, para moderar a cada grupo.

Es por eso, que lo que era bueno para unos, se consideraba malo para otros. Los ejemplos que en este sentido podemos citar son innumerables; la discriminación racial era aceptable; la intolerancia a la otredad; la pobreza no se consideraba un mal social; la discrecionalidad en las decisiones de los políticos para favorecer sólo a algunos grupos, etc.

Particularmente, existió un gran deterioro social debido a múltiples factores, que se pudieran centrar en el desconocimiento a los derechos humanos de los demás, que fueron los causantes de que la sociedad sufriera confrontaciones, guerras y convulsión social. Hoy, a diferencia de épocas pasadas, donde permeaba la intolerancia, existe un intento universal por cambiar la actitud de la sociedad, para lograr una mejor convivencia entre todos los miembros de la denominada “aldea global”.

Los derechos humanos, hoy considerados inalienables, son el eje y motor de la sociedad contemporánea y una bandera que gobiernos y sociedades enarbolan en los países democráticos y vigilan su debido respeto y cumplimiento, tanto en sus propios territorios, como en aquellos países donde todavía no impera la democracia.

El respeto a la dignidad, el derecho a la información, la necesidad de respetar la equidad, la seguridad e igualdad en el uso de los servicios, son algunos de los elementos que hoy la sociedad exige, a las cuales tiene derecho y que los gobiernos legítimamente constituidos tienen el compromiso de cumplirlos irrestrictamente.

La actividad sanitaria no ha sido ajena a los cambios y ha sufrido también un deterioro con el paso del tiempo, condicionado por muy diversos factores, tales como el crecimiento de la población, las mayores exigencias de demanda, la falta de recursos, las políticas sectoriales y otros muchos factores, que han motivado que tanto la imagen del profesional de la salud, como su actividad sustantiva, hayan sido indebidamente tratados y mal catalogados sin objetividad por quien así lo hace.

Las demandas en el sentido social, están siendo solicitadas también a la atención médica, y en ese sentido, le dan un nuevo “valor” a los valores sanitarios y a las expectativas de salud, que deben de regir a la nueva sociedad y a una nueva práctica profesional, que hoy está más capacitada y sin embargo no logra llenar las expectativas de la sociedad.

El enfermo, tiene nuevos derechos, que deben ser identificados y reconocidos, y que además deben serle satisfechos. Por otro lado, los médicos y el equipo de salud, también tienen derechos; los cuales sin embargo, cuando los analizamos profundamente, en los casos que hay confrontación de ellos, a tan sólo uno de estos grupos (al equipo de salud), se aplican obligaciones, lo que resulta, o al menos da la impresión, en un sentido de inequidad.

Basados en los principios éticos y deontológicos de la medicina, que siempre han existido y han sido incluso auto impuestos en las labores de los médicos, a pesar de que, por diferentes circunstancias las sociedades los habían puesto en el baúl de los recuerdos. Es necesario que tanto la sociedad, como el equipo de salud, y las autoridades de salud, contemplen en un momento dado, adherirse y construir nuevas reglas y normas, que contemplen los derechos y obligaciones de todos los involucrados, con el propósito de que el cumplimiento a cabal integridad de estas reglas, mejoren la relación entre el paciente y el servidor de la salud.

Así mismo, es preciso que dentro del grupo clínico y científico, se apoye con la construcción de ciertas reglas que permitan que sus actividades sean a favor de la sociedad, como punto principal del quehacer profesional

Por ello el conocimiento y aplicación de la Bioética, no es tan sólo una moda que vaya a durar unos años, sino que esta disciplina se ha convertido en el eje principal de la ciencia biomédica contemporánea y debe ser en principio, quien nos conduzca a una sólida relación humana en el área de la salud, donde la dignidad personal y profesional, el espíritu de servicio y el compromiso logren un gran impacto social, en beneficio de todos.

Tenemos que reconocer que, nuestra obligación, es cumplir con las expectativas que la sociedad nos ha formulado, todo en un medio de servicios de salud digno, con calidad en la atención, con honestidad y probidad.

El uso racional de la tecnología disponible, la adquisición de los insumos para la salud, el análisis del costo-beneficio, costo-utilidad, la información veraz, el compromiso de las Instituciones, el derecho a ser servido y a los trabajadores, de servir; la fármaco vigilancia, la fármaco economía, son algunas de las herramientas que hoy, deben de utilizarse para que exista una intervención armónica entre el utilizador del servicio y el servidor en materia de salud.

La relación entre la administración de los servicios de salud y la ética, con las actitudes y conductas que ésta disciplina condiciona, deben convertirse en el más importante instrumento, para mejorar lo que debe ser, la relación médico-paciente. Relación que es la parte fundamental de nuestra actividad diaria.
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