El cerebro adicto
Introducción
Hasta hace unas décadas la drogadicción se consideraba un problema moral y de falta de voluntad. Hoy se reconoce como una enfermedad y se sabe cómo tratarla.
La adicción a sustancias es un problema de salud pública a nivel mundial. Un cerebro adicto se desarrolla a consecuencia de cambios en la fisiología cerebral. Las drogas gustan porque activan prioritariamente al sistema cerebral del placer; este efecto aumenta la probabilidad de que el sujeto consuma nuevamente la droga. Sin embargo, este consumo también activa, aunque en menor intensidad, a sistemas cerebrales como al de castigo. Conforme se hace asiduo al consumo de la droga, se presentan cambios en la actividad de diversos sistemas neuroquímicos cerebrales. Uno de estos cambios es la hiperactivación del sistema de castigo que se expresa ante la ausencia de la droga. Dicha hiperactivación se asocia con la presencia del síndrome de abstinencia. De esta manera, la recaída en el consumo de la droga ocurre para eliminar las respuestas fisiológicas adversas asociadas a dicho síndrome de abstinencia. Adicionalmente, hay un sistema que inhibe al del placer. Se genera en la corteza pre frontal y termina activando al globo pálido interno. Este pierde su control sobre el del placer, por lo que facilita la ocurrencia de respuestas impulsivas. Igualmente, ocurre plasticidad cerebral en regiones que controlan el consumo de la droga provocando que se vuelva habitual y que se aprenda la relación entre claves ambientales y el consumo de la droga. Es posible que exista un cerebro pre-adicto o vulnerable a la adicción, dependiente de la carga genética o por cambios epigenéticos. Por ello, es necesario conocer cómo las variaciones genéticas están implicadas en las adicciones, a fin de favorecer terapias más eficientes; además, controlar factores ambientales que de otra manera facilitan el consumo de drogas por el sujeto y de esta manera promover la prevención.
El cerebro adicto
Desde la antigüedad, el humano ha hecho uso de drogas para alterar su estado de conciencia con fines recreativos o místicos. Básicamente, el humano consume las drogas por que le provocan una sensación subjetiva de recompensa, de placer, de bienestar, al menos cuando inicia en su vida el consumo de sustancias de abuso. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la palabra “droga” se refiere a una sustancia que previene o cura una enfermedad; pero en términos coloquiales, “droga” hace referencia a una sustancia usada sin fines terapéuticos y que tiene efectos psicoactivos, el desorden por uso de sustancias involucra dos patrones de conductas desadaptadas: la dependencia y el abuso. En la dependencia se observa en el consumidor, el desarrollo de tolerancia a la droga, síndrome de abstinencia, pérdida de control en el consumo y uso de la sustancia, a pesar de saber que le puede provocar problemas físicos o psicológicos. El abuso se refiere al uso de la sustancia en situaciones riesgosas, asociadas a problemas legales, o a problemas sociales o interpersonales; y también a su uso recurrente dejando de cumplir con responsabilidades. Se conocen diversos tipos de drogas, una manera de clasificarlas es si son lícitas (como la cafeína, el tabaco y el alcohol) o ilícitas (como la marihuana, la cocaína, el opio, los hongos alucinógenos, entre otras).
Efectos de algunas sustancias
Nicotina. Estimulante que se encuentra en cigarros y otras formas de tabaco. Es muy adictiva y al fumarse eleva el riesgo de cáncer, enfisema, trastornos bronquiales y problemas cardiovasculares.
Alcohol. Su consumo puede dañar el cerebro y la mayoría de los órganos. Las áreas cerebrales especialmente vulnerables a esta droga son la corteza cerebral (funciones ejecutivas), el hipocampo (memoria y aprendizaje) y el cerebelo (coordinación de movimientos). Mariguana. Puede dañar la memoria y el aprendizaje de corto plazo, la capacidad de concentración y la coordinación. Aumenta el ritmo cardiaco y puede perjudicar los pulmones, así como elevar el riesgo de desarrollar psicosis en personas vulnerables.
Inhalables. Sustancias volátiles que se encuentran en muchos productos caseros, como pinturas, pegamentos y algunos aerosoles. Son extremadamente tóxicos y pueden dañar el corazón, los riñones, los pulmones y el cerebro.
Cocaína. Estimulante que por la brevedad de sus efectos se suele consumir varias veces en una sola sesión. Puede provocar graves consecuencias médicas relacionadas con el corazón y los sistemas respiratorio, nervioso y digestivo.
Fuente: National Institute on Drug Abuse
Todas provocan un efecto en el sistema nervioso central, impactando primariamente los sistemas cerebrales del placer, aunque no exclusivamente. Cada una de las drogas provoca efectos específicos en receptores o transportadores de diversos sistemas cerebrales de neurotransmisión. Actualmente, sabemos que conforme el uso de la droga se hace frecuente, los diversos sistemas cerebrales se vuelven más activos, llevando al paciente a una adaptación neuronal. De esta manera, estas alteraciones conducen a la adicción, una enfermedad cerebral crónica, que tienden a provocar en el paciente constantes recaídas. La adicción se caracteriza por una pérdida en el control en el consumo de la sustancia4 que puede generar alteraciones en la salud, el entorno social, el económico e incluso puede involucrar situaciones jurídicas (i. e., manejar en estado de ebriedad y causar accidentes).
Baler indica que algunas personas pueden definirse como más vulnerables, pues tienen un riesgo mayor de desarrollo una conducta de abusos de sustancias; son las personas proclives a conductas de riesgo o a la búsqueda de novedades.
Principales factores de riesgo
Conducta agresiva temprana
Habilidades sociales deficientes
Ausencia de supervisión paterna
Compañeros/amigos que abusan de sustancias
Disponibilidad de la droga
Pobreza …
Y de protección
Autocontrol
Relaciones positivas
Supervisión y apoyo paterno
Información
Políticas contra el uso de drogas
Cohesión comunitaria
Fuente: National Institute on Drug Abuse
Uno de los enigmas que aún no logramos entender es por qué sólo algunas personas desarrollan un consumo patológico de sustancias. Una posible hipótesis es que exista una vulnerabilidad genética que genere a un cerebro pre-adicto.
Los adolescentes (12-17 años) y los jóvenes (18-25 años) están más expuestos a la posibilidad de consumir drogas ilegales y son quienes en mayor proporción desarrollan dependencia, en comparación con adultos de 26 años o más. El consumo de inhalables, marihuana y metanfetamina ocurre con mayor frecuencia antes de los 18 años, y la mayoría de los usuarios de drogas iniciaron el consumo antes de los 26 años. Estos datos nos señalan que la población más vulnerable a desarrollar problemas en el consumo de sustancias son los adolescentes y jóvenes menores de 26 años. Esta vulnerabilidad puede estar asociada con el desarrollo cerebral, particularmente en áreas pre frontales, ya que en estas edades presenta inmadurez, comparada con el de la tercera década de la vida. No está demás mencionar que dentro de las funciones de la corteza pre frontal está la toma de decisiones. Las decisiones las tomamos evaluando las potenciales consecuencias de las mismas, por lo mismo, una corteza pre frontal inmadura, como la de la adolecente no toma siempre decisiones adaptativas.
Comer, dormir, llevar a cabo conducta sexual, son ejemplos de conductas motivadas que nos proveen de una sensación subjetiva de recompensa cuando las realizamos. El estímulo asociado a cada una de estas conductas (p. ej., el alimento) funciona como reforzador. Un reforzador se define como un estímulo que aumenta la probabilidad de que el sujeto repita una conducta. En el cerebro, tenemos un sistema que se encarga de detectar los estímulos que son reforzantes: el sistema de motivación-recompensa o sistema de placer.
Es conocido el hecho que las adicciones afectan familias, pero también es cierto que una persona, aunque tenga la vulnerabilidad genética, no necesariamente se convertirá en adicto. Finalmente dependerá de factores medioambientales. La adicción, con múltiples componentes fisiológicos alterados, es un rasgo multivariable y poli génico. Existen hasta ahora algunos genes identificados asociados a la adicción, pero faltan aún muchos más por dilucidar. Una herramienta para calcular en qué proporción de la varianza fenotípica de un rasgo está explicada por la varianza genética, en comparación con la ambiental (en una población en un momento determinado) es el índice de heredabilidad. No sabemos si la patología psiquiátrica es causa de la adicción, sin embargo, sí sabemos que con frecuencia, ambos rasgos están presentes en la misma persona. Se ha sugerido que el consumo de las drogas en personas que tienen otra patología psiquiátrica, potencialmente sea para controlar ésta última.
Adicción sin sustancia
Un descubrimiento, realizado por investigadores del Scripps Research Institute de California en estudios con animales, en 2010, sugiere que los mismos mecanismos cerebrales que participan en la adicción a las drogas aparecen en la compulsión de comer y el consecuente desarrollo de la obesidad. En ambos casos el exceso puede provocar una descompensación en el circuito de recompensa; en los comedores compulsivos, los impulsa a buscar alimentos ricos en grasas. Esta similitud hace pensar que muchas de las compulsiones, o conductas adictivas humanas (por ejemplo, adicción al sexo y a los juegos de azar) podrían tener relación con desequilibrios de dopamina o de otros neurotransmisores. Así, aunque en principio estas conductas no sean adictivas, pueden llevar a la adicción
Conclusión
El cerebro adicto es un cerebro disfuncional. Los cambios que exhibe incluyen la alteración en la expresión de receptores en diversos sistemas de neurotransmisión, que pueden ser producto de cambios epigenéticos producidos por el consumo de la droga o son consecuencia de experiencias tempranas en la vida que generan una patología psiquiátrica que se expresará de manera comórbida con la adicción (patología dual). También pueden ser resultado de una carga genética que vulnera al sujeto. Las drogas inducen cambios neuroadaptativos en el sistema del placer, en el sistema del castigo y en los sistemas que regulan al sistema del placer y de inhibición de la conducta. Los cambios en los sistemas del placer y displacer sugieren un modelo dinámico e integral para el entendimiento del cerebro adicto. Además indica que un cerebro adicto es un cerebro que siempre será vulnerable a la recaída. Entender esto significa que no podemos demandarle a un sujeto que deje el consumo de drogas de manera voluntaria. Además, a pesar de que logre su rehabilitación, siempre es posible que ocurra una recaída. Por lo mismo, conocer la vulnerabilidad genética o adquirida de un sujeto, permitirá implementar mejores terapias farmacológicas.
¿Por qué has elegido ese tema?
Elegí este tema porque me resulta interesante ya que tengo personas cercanas con ese tipo de adicciones y creo que informándome sobre el tema e investigando puedo ayudarlos.
De donde partiste para comenzar a escribir?
Pues yo leí el cerebro adicto de la revista COMO VEZ y también leí otros artículos para poder complementar mi información y realizar un buen trabajo, resumi un poco la información y aquí la presento.
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