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ATILIO O. BORON – La arrasadora victoria de Rafael Correa, con un porcentaje de votos y una diferencia entre él y su más inmediato contendiente que ya hubieran querido tener Obama, Hollande, Rajoy, entre otros, deja algunas lecciones que es conveniente recapitular. Primero y lo más obvio: la ratificación del mandato popular para seguir por el camino trazado pero, como dijo Correa en su conferencia de prensa, avanzando más rápida y profundamente. Sabe el re-electo presidente que los próximos cuatro años serán cruciales para asegurar la irreversibilidad de las reformas que, al cabo de diez años de gestión, habrán concluido con la refundación de un Ecuador mejor, más justo y más sustentable. Un Ecuador en donde la diversidad no sea fuente de desigualdad. En la conferencia de prensa ya aludida dijo textualmente: “o cambiamos ahora al país o no lo cambiamos más”. El proyecto de crear un orden social basado en el socialismo del sumak kawsay, el “buen vivir” de nuestros pueblos originarios, exige actuar con rapidez y determinación. Pero esto también lo saben la derecha vernácula y el imperialismo, y por eso se puede pronosticar que van a redoblar sus esfuerzos para evitar la consolidación del proceso de la “Revolución Ciudadana.” Segunda lección: que si un gobierno obedece al mandato popular y produce políticas públicas que benefician a las grandes mayorías nacionales -que al fin y al cabo de eso trata la democracia- la lealtad del electorado puede darse por segura. La manipulación de las oligarquías mediáticas, la conspiración de las clases dominantes y las estratagemas del imperialismo se estrellan contra el muro de la fidelidad popular ante un gobierno fiel a sus mandatos. Tercero, y como corolario de lo anterior, el aplastante triunfo de Correa demuestra que la conformista tesis tan común en el pensamiento político convencional, a saber: que “el poder desgasta”, sólo es válida en democracia cuando el poder se ejerce en beneficio de las minorías adineradas o cuando los procesos de transformación social pierden espesor, titubean y terminan por detenerse. Al paralizarse, al abandonar el impulso transformador, se encaminan hacia su propia destrucción. Su condición de viabilidad es la permanente profundización y aceleración del proceso reformista. Pero cuando se gobierna teniendo a la vista el bienestar de las víctimas del sistema pasa lo que ocurrió ayer en Ecuador: si en la presidencial del 2009 Correa ganó en la primera vuelta con el 51 por ciento de los votos, ayer lo hizo, con el recuento existente al momento de escribir esta nota (un 25 por ciento de los votos escrutados) con el 57 por ciento. En lugar de “desgaste”, consolidación y acrecentamiento del poder residencial. Cuarto y último, con esta elección se supera la parálisis decisional generada por una Asamblea Nacional que se opuso con intransigencia a algunas de las más importantes iniciativas propuestas por Correa. Si bien hay pocas cifras disponibles al respecto no caben dudas de que Alianza PAIS tendrá la mayoría absoluta de los asambleístas y con posibilidades de alcanzar una representación parlamentaria que le permita contar con una mayoría calificada de dos tercios. Una Asamblea Nacional que acompañe el proceso de cambios tendría que abocarse de inmediato a elaborar y sancionar la Ley Orgánica de Comunicación, un nuevo Código Ambiental, la Ley de Aguas (esencial para la reforma agraria) entre otras piezas legislativas de fundamental importancia. La reconfiguración del mapa sociopolítico de la Asamblea Nacional permitirá remover los obstáculos que, hasta ahora, impidieron el avance en algunos frentes estratégicos del proceso de construcción de una nueva sociedad. Con el triunfo de Correa, la reciente victoria de Hugo Chávez en Venezuela y la previsible ratificación del mandato popular a favor de Evo Morales en Bolivia el núcleo duro del “giro a la izquierda” experimentado por América Latina a comienzos de siglo queda notablemente fortalecido, ejerciendo un influjo favorable sobre los procesos en curso en países como Argentina, Brasil y Uruguay. Conclusión: Los tiempos han cambiado. La ratificación plebiscitaria de un presidente que lideró un formidable proceso de cambios sociales y económicos; que apuesta sin reservas -y trabaja para- la integración latinoamericana; que desafió al imperio incorporando su país al ALBA y que puso fin a la presencia estadounidense en la base de Manta; que realizó una ejemplar auditoría de la deuda externa reduciendo significativamente su monto; que le otorga asilo a Julian Assange y que retira al Ecuador del CIADI no es algo que se vea todos los días. Hay una gran razón para celebrar. ¡Felicitaciones Rafael Correa, salud Ecuador! POBREZA EXTREMA EN VENEZUELA SE REDUJO DE 11,36 % A 6,97% EN EL 2011 ![]() La pobreza extrema en Venezuela se redujo del 11,36 % en el 2.001 hasta 6,97 % de la población en 2011, según los resultados del XIV Censo Nacional de Población y Vivienda del año 2011 realizado por el Instituto Nacional de estadísticas (INE), Así lo informó este lunes el presidente de la institución, Elías Eljuri, durante una rueda de prensa realizada en conjunto con otros altos funcionarios del INE, además de representantes de organismos internacionales relacionados con el tema. Explicó que este indicador se realizó basándose en el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) recomendada por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el cual mide la pobreza estructural aprovechando los resultados de los censos. En Venezuela, se toman en cuenta 5 indicadores: Hogares con niños en edad escolar que no asisten a la escuela, hacinamiento, vivienda inadecuada, hogares sin servicios básicos y hogares con jefes con educación menor a 3 grados de educación. “Por todas las vías examinadas, hubo reducción de la pobreza bien importante. Ya hay estimaciones que la pobreza coyuntural cerrará alrededor del 6,5 % en el 2012”, acotó Eljuri. DISMINUYÓ EL NÚMERO DE “HOGARES POBRES”. Eljuri informó además que en el país se redujeron los hogares considerados “pobres” del 21,64 % a 17,60 % , y que aumentaron los No pobres de 67 % al 75,43 %. Los resultados se dieron según la medición de pobreza estructural por las NBI, que señala que un hogar está en “pobreza extrema” si tienen 2 o más necesidades insatisfechas; un hogar es “pobre” si se presenta alguno de esos 5 indicadores insatisfechos y los “hogares no pobres” son los que tienen satisfechas sus 5 necesidades básicas. Por otra parte, aseveró que otros diferentes indicadores de las NBI se han reducido. Señaló que el hacinamiento crítico bajó de 15,12 %, al 10,10 %; las viviendas inadecuadas de 9,38 % a 8,69 % y los hogares en viviendas sin servicios básicos de 14,79 a 8,88 %. A juicio de Eljuri, todos estos resultados son producto del mejoramiento de los niveles de vida que en los últimos años ha conseguido la Revolución Bolivariana para su habitantes. No se han tomado en cuenta aún las 346.000 viviendas construidas en la Gran Misión Vivienda Venezuela en el año 2012, las que sin duda redujeron los niveles de hacinamiento. Opinión: EL SOCIALISMO DEL SIGLO 20 Andoni Baserrigorri. Las encuestas son contundentes en este sentido. En todos los países europeos que tuvieron experiencias socialistas, la mayoría de la población, la que conoció el socialismo, se expresa con claridad… añora el socialismo. Tras 20 años de democracia burguesa (y eso que ya es hora de llamar a las cosas por su nombre, una cosa es democracia y otra bien diferente democracia burguesa) el capitalismo no ha sabido dar respuestas a los problemas de aquellas sociedades y naciones. Antes al contrario, los ha empeorado y de esta manera la realidad cotidiana en países como Albania y Rumanía es casi tercer mundista, con unos índices de pobreza y hambre impresionantes y ese escenario es idéntico al de Bulgaria, las republicas ex soviéticas y un largo etcétera. En otros países como la exRDA o lo que fué Checoslovaquia, o Hungría que eran los países socialistas en los que las condiciones de vida eran un poco superiores al resto del este europeo, las condiciones de vida han dado un bajón espectacular y el nivel de vida es infinitamente peor que en la época socialista. Paralelamente a estos datos que son objetivos se observa un resurgimiento del nazi fascismo en la zona muy preocupante. Los jóvenes que no han conocido el socialismo y que viven en la desesperanza que ofrece el capitalismo, optan por sumarse a bandas fascistas, algunas de ellas ocultas tras peñas futboleras. Racismo, xenofobia y otros males que vienen de la mano de la democracia burguesa están desgraciadamente a la orden del día en en esas realidades. Los gobiernos de muchos de estos países están muy cerca del fascismo, no hay que olvidar el ultra reaccionario y nacional católico régimen de Polonia o el de Croacia, por no hablar de las repúblicas bálticas, donde se prohíbe la hoz y el martillo, al mismo tiempo que se recuerda y homenajea a las SS nazis. Si para todo esto cayó el muro, mejor estaba levantado, ciertamente. La hipocresía del mundo occidental, en aquellos años donde nos vendían la idea de derribar muros para abrir la “casa común europea” no tiene límites. Y es que jamás han dicho ni esta boca es mía del odioso muro que levanta Israel o del muro que dividía Belfast. Todo formó parte de una propaganda anti comunista para socavar las democracias populares del este europeo. Sin dejar de criticar los errores y desviaciones de aquellos gobiernos, que eso sería capítulo aparte, está claro que el socialismo es y era superior al capitalismo. Muy poca gente salió a la calle a defender el socialismo, precisamente por esos errores, porque mucha gente no tenía cauces de participación en la vida política y social, porque se sabía de gerifaltes del partido abiertamente corruptos, porque la vida cultural en muchos casos se centraba en factores ideologizadores y desatendía la creatividad del pueblo, mil causas más que unidas a una fortísima batalla ideológica que les llegaba desde el imperialismo y que les seducía con los bienes de consumo y con los lujos de unas falsas democracias que ellos pensaban aquí todos teníamos, hizo que la gente apenas levantase un dedo ante la caída del socialismo. Pero con todo, insisto en que aquel socialismo imperfecto, terriblemente imperfecto, era superior, sobre todo éticamente al mejor capitalismo. Pero los muertos, muertos están y a los muertos hay que dejar descansar. Es bueno recordarles y saber olvidar y perdonar los fallos que tuvieron en vida, y al mismo tiempo, saber apreciar y recuperar los bueno que ofrecieron en su existencia. No es ético hablar de muertos sólo para vilipendiarles. El socialismo del siglo 20 murió y hay que recordarlo para recuperar sus valores positivos que eran muchos, muchos más de lo que nos creemos. Todo esto viene a colación porque en los últimos años se ha puesto de moda el término “socialismo del siglo XXI” que en su nombre parece querer renegar del otro socialismo, del socialismo del siglo XX, parece querer marcar distancias. No me gusta el nombre, porque el socialismo es una idea que injustamente se puede encorsetar en un siglo de la historia de la humanidad concreto. Me gusta mucho más el término “socialismo en el siglo XXI”. Y es que el socialismo, si de verdad es tal, no puede verse amputado de las líneas más importantes que lo crearon. Sin entrar en dogmatismos, un socialismo que no recoja las ideas de Lenin, no es socialismo. Será “socialismo democrático” como decía Felipe González, pero luego se demostró que su socialismo ni era tal, ni era democrático. Si el socialismo carece de los análisis sobre el capitalismo de Marx y Engels y no los lleva a la práctica, pues sencillamente no estamos ante el socialismo sino ante la socialdemocracia. El socialismo debe nutrirse del internacionalismo proletario, del análisis de lucha de clases, de la movilización constante de la sociedad en defensa de la revolución, del ejército popular como expresión del pueblo en armas en defensa de sus conquistas….esto es el ABC del socialismo. Por eso sería bueno, que repasemos si quiera un poco lo que fué aquella experiencia que atravesó el siglo 20 y que como dice Manuel Navarrete, en un brillante articulo, ha sido la única alternativa que fué una alternativa real al capitalismo. Y sería mejor aún que los movimientos soberanistas europeos, la repasen y la estudien, porque si como afirman, quieren construir naciones soberanas socialistas, de este estudio, obtendrán lecciones muy prácticas para su futuro devenir como naciones auténticamente libres. Y es que tras 20 años de experiencia, lo que está muy claro es que ni Letonia, ni Croacia, ni Lituania, ni otros pueblos que han accedido a la independencia en el este europeo, se puede decir que son pueblos auténticamente libres. Más bien parecen marionetas de una Unión Europea cada vez más opresora y fascistoide. La soberanía de los pueblos, tendremos que fabricarla entre todas y todos, sin desdeñar nada y menos una experiencia, la socialista europea, que marcó agendas, y sobre todo elevó a pueblos enteros desde casi el medievo a la vanguardia mundial de aquellos años. |